Capítulo 18

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¿Cómo hago para volver a crear en ella la necesidad?

Tomo otro sorbo de mi café cargado y sin azúcar mientras observo el ventanal de la sala. Camille se fue esta mañana muy temprano, con los ojos hinchados y rojizos de llorar, pero nada de eso me conmueve.

— ¿Si compro su edificio? Luego podría subir la renta o desalojarlos.

No, mientras ella tenga aún los 80 mil dólares podría conseguir algo con rapidez, incluso mejor que la pequeña ratonera en la que vive ahora.

— ¿Y si mando robar su departamento? ¿Será muy obvio?

Así podría asegurarme de recuperar el efectivo pero aún sería sospechoso que alguien más supiera de la existencia de ese dinero. Mierda.

— Si lo tiene en el banco, podría pedirle a Welch que entre al sistema para desaparecerlo. O a Barney, mi genio de la tecnología.

Me bebo el café de un sorbo y me levanto de la silla para ir a mi estudio, necesito pensar en algo rápido pero nada útil se me ocurre. Obviamente ofrecer más dinero no es una opción.

— ¿Qué mierdas hago? — Gruño golpeando el escritorio — No puedo sacarla de mi mente y así no puedo concentrarme en los jodidos negocios.

Enlazo el móvil de nuevo con la cámara de su departamento, ella sigue ahí y no ha salido por lo que podría aprovechar el momento para una visita rápida.

¿Pero qué le digo? ¿Que mierdas digo para convencerla? ¿Por qué no me quiere cerca? ¡Ninguna mujer se ha resistido a mi!

De pronto tengo una idea. Joyas. Las mujeres aman las joyas, las estúpidas cenas y todas esas mierdas. Si le hago creer que quiero conocerla para algo serio, ¿Ella caería?

— Si, ¿Por qué no?

Con eso en mente, salgo de mi ático para ir en el Audi a su departamento. Hago una parada rápida en una tienda de joyería fina para comprar algo pequeño, algo solo para ella.

Una pieza de joyería fina que es colocada en una pequeña caja azúl con el logo de Cartier, una pequeña inversión que espero pronto rinda frutos.

Una hora después estoy estacionando afuera de su edificio, aún debería estar aquí y si la llevo hasta el bar podría aprovechar el momento para hacer mi propuesta.

Toco la puerta y sus pasos suenan en el pequeño departamento. Retira por lo menos dos seguros antes de poder girar la perilla de su puerta.

— Agh, ¿Qué quiere?

Cruza los brazos sobre el pecho, haciendo que sus senos parezcan más grandes. Concéntrate, Grey.

— Quiero hablar contigo.

— ¿De qué?

— Sobre nosotros.

Espero que mi declaración provoque algún tipo de reacción en ella, pero solamente arquea la ceja como si pudiera leer mis verdaderas intenciones.

— No hay un “nosotros”, Señor Grey.

— Pero podría haberlo — Agrego con una sonrisa.

— No me interesa — Dice con rapidez.

— Ni siquiera has escuchado mi propuesta. Me gustaría que pudiéramos conocernos y descubrir los gustos e intereses del otro.

— ¿Por qué?

— Porque quiero conocerte, ¿No es eso suficiente? — Mierda, ¿Por qué es así de desconfiada?

Espero paciente por su respuesta, pero ella sigue mirándome fijamente sin saber qué decir. El único ruido que se escucha proviene de la puerta de la derecha que se abre.

— ¡Stuart! ¡Ven aquí! — Ana chilla hacia el chico que acaba de salir — ¡Cariño!

¿Qué mierdas?

— ¿Cariño? — Balbuceo.

— Así es, estoy saliendo con Stuart.

Señala hacia el chico de lentes que se acerca temeroso, un maldito chico que luce incluso más joven que ella.

— Stuart y yo estamos iniciando nuestra relación, ¿Verdad, cariño?

El chico se sonroja como un jodido tomate cuando Ana pasa el brazo por sus hombros.

— Estás mintiendo.

Aseguro porque malditamente lo sé. He estado vigilando las cámaras de forma exhaustiva y no hay señas de que ella recibiera visita o saliera con alguien.

— Lo haces para provocarme.

— ¿Provocarte? — Se burla — ¿Por qué habría yo de provocarte? ¿Acaso eres tan importante?

Pregunta, pero lo único que quiero es desaparecer al jodido chiquillo que se interpone entre nosotros. No necesito que escuche lo que tengo que decir.

— Largo — Le gruño y lo veo temblar.

— No te vayas — Ana lo abraza con fuerza — Él es quien se tiene que ir.

Dice hacia mi y el chiquillo vuelve a estremecerse en sus brazos.

— Por Dios, Ana, va a mearse en los pantalones de lo aterrado que está. Si quieres darme celos busca a alguien más.

Lo libera de su agarre y él no tarda en apartarse de ella con rapidez. Desaparece por el pasillo de las escaleras tan rápido que hasta ella misma se queja.

— Cobarde.

— Entonces... ¿Ya podemos hablar?

— No — Se cruza de brazos otra vez — Tengo que ir al bar.

— Te llevo — Me apresuro a decir.

— No, gracias — Gira sobre sus talones para entrar al departamento, pero la detengo.

— No era una pregunta.

Me mira con sus ojos azules de forma tan intensa que por un momento me pierdo en ellos. Presiona sus labios con fuerza cuando comprende que no la dejaré ir sin hablar.

— Traeré mi abrigo.

La espero junto al ascensor y en un par de minutos ella sale con un largo abrigo negro. La escolto hasta mi más discreto Audi, llevando la pequeña caja azúl en mi bolsillo para ser usada en el momento correcto.

Creí que hablaríamos en el camino al bar, pero ella se recarga contra la ventanilla de mi auto y finge dormir.

— ¿Ana? ¡Ana! — Muevo su brazo para intentar despertarla.

Pero me ignora hasta el momento en que el auto se detiene en la calle principal y justo ahí endereza la cabeza.

— ¿Llegamos?

— Pequeña estafadora — Gruño fuerte para que me escuche.

Baja del auto sin esperar por mi, así que me apresuro a seguirla hasta dentro del bar.

— ¡Tenemos qué hablar! — Le grito cuando camina sin detenerse hacia el escenario.

— Luego, señor Grey — Agita su mano  en el aire, sin siquiera mirarme.

Resoplo con fuerza antes de ir a la barra, donde el chico latino me sirve un vaso de whisky sin preguntarme y espero paciente a que ella termine su noche.

Justo como la ocasión anterior, me mira desde si puesto y sonríe antes de lanzarse a los brazos de un fulano cualquiera. No lo besa, pero acaricia su cabello al tiempo que le habla en el oído.

Sus ojos no abandonan los míos, provocándome. Lo hace a propósito. Me está retando y lo que esta chiquilla no sabe es que no se juega con Christian Grey.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro