Capítulo 16

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El sofá resultó más incómodo de lo que pensé, por lo cual terminamos rodando sobre la alfombra blanca junto a la mesita de té.

— Oh, Christian... — Chilla clavando las uñas en mis brazos.

— ¿Te gusta? — Jadeo empujando mi cadera contra la suya.

— Me encanta.

La tensión se acumula en mi cuerpo lista para ser liberada, pero ella parece necesitar más estimulación directa por lo que ruedo sobre mi espalda para que tome el control.

— Me complace saber que tu delicado estado no impide nuestras sesiones de sexo.

Ana sonríe sin dejar de moverse arriba y abajo en mi regazo.

— Creo que el embarazo me pone más excitable. — Muerde su labio inferior. — Vas a tener que ayudarme con esto todos los días.

Mierda.

— Puedo hacerlo, nena. ¿Olvidaste nuestra fabulosa semana en mi departamento?

Oh... — Gime — Me encantaría repetir eso.

Su cuerpo se tensa cuando alcanza el orgasmo, pequeños gruñidos y jadeos escapan de su boca roja mientras se sigue balanceando ahora con las lentitud.

— Es mi turno, nena.

Apoyo las manos en su cadera para que no pare de moverse y yo pueda también liberarme con un gruñido bajo. Tan malditamente satisfecho.

— Tienes que irte ahora — Susurro.

— ¿Qué?

— Tengo cosas que hacer y tú una cena qué preparar.

Sonrío y ella golpea mi brazo con su puño.

— Tenías que arruinarlo, ¿Cierto? Solo por eso voy a hacerte una cena especial.

— Mierda. Olvida lo que dije, ¿Quieres salir a cenar?

— No. Voy a preparar esa cena y va a gustarte — Me amenaza — Me llevarás a cenar la próxima semana, después de que haya conocido a tu familia.

La cena con los Grey.

Tengo tantos malditos pendientes que es un milagro que no los olvide, eso y que Andrea lleva un perfecto control de mi agenda semanal.

— Vuelve a la casa — Le ayudo a ponerse de pie — Tengo asuntos qué atender antes de la cena.

— Claro — Se acerca para dejar un beso corto en mis labios — Te espero en casa.

Sale de mi oficina después de asearse en el baño y no me molesto en seguirla. Ahora sé que ella no piensa huir de nuevo porque me necesita, lo que sea que todo eso implique.

— Debería hablarlo con Flynn en la cita de mañana — Murmuro para mí mismo.

Descuelgo el teléfono para pedirle a Andrea que venga a mi oficina un momento.

— ¿Ana se fue?

— Si, señor. Subió con la señora Prescott al ascensor.

— Bien. ¿Cuáles actividades quedaron pendientes?

— La entrevista a los prospectos a Director de Operaciones se aplazaron para la próxima semana, igual que su viaje a la ciudad de Nueva York con los empresarios taiwaneses.

— ¿La cena con mis padres está en la agenda?

— Si, también su cita con el doctor Flynn para mañana en la tarde y la última sesión de tutorías de esta semana para la señorita Steele.

— ¿Algo más?

— La gala de los Kavanagh requiere confirmación, ¿Debo agendar una cita con la maquillista para la señorita Steele? — Andrea arquea una ceja.

— Si, también anota que debo llevarla a Neiman Marcus por un vestido y lleva la programación de sus citas de control prenatal.

La rubia asiente y toma sus cosas para salir de mi oficina con la eficiencia que la caracteriza.

— Gracias Andrea, no sé que haría sin ti organizando mi vida. Creo que Ana me está volviendo más loco de lo que ya estoy.

— Me alegra, señor Grey — Ella sonríe — Me refiero a que ustedes lucen muy felices juntos, es bueno verlos.

La puerta se cierra finalmente dejándome con mis pensamientos. Si, estoy de acuerdo en que es obvio que Ana tiene sentimientos por mi, se siente segura estando a mi lado y no se equivoca. Puedo proveer lo necesario para ella y el bebé.

El viejo Christian habría desaparecido  tan pronto como ella mencionó la palabra embarazada, sin importar una mierda que sus abogados pagaran una fortuna por su silencio.

¿Pero ahora?

Si Ana está embarazada querrá mantener al bebé con ella y eso me evitará el discurso de por qué no podemos dar en adopción al bebé. Es perfecto.

— No pude haberlo planeado mejor — Sonrío con satisfacción.

No solo se hará cargo del bebé, sino que puedo tenerla cuando quiera y donde sea. Solo mía. Y en el momento adecuado me alejaré hasta que ella se canse de mi.

Los beneficios de un matrimonio y las ventajas de un divorcio, sin pasar por el puto papeleo de ambas situaciones.

Sintiéndome de mejor ánimo, tomo el móvil y el maletín del escritorio para salir de la oficina listo para volver a casa, y como si lo hubiera llamado telepáticamente, Jason me espera junto al ascensor.

— Es hora de irnos, y será mejor que paremos por un bocadillo rápido porque hoy Ana prepara la cena.

Taylor se ríe cuando las puertas se abren en el vestíbulo, listos para ir hasta Broadview. Mi humor es tan malditamente bueno que hasta considero llevar un obsequio para Ana, un detalle.

— Puedo hacer la mierda de las flores y los corazones si eso me trae un beneficio — Digo para mí mismo.

Le pido a Jason que pare en una florería y elijo cualquier ramo de flores que tengan listo en el momento, luego retomamos el camino hasta la casona.

— Buena suerte, señor — Taylor sonríe cuando abro la puerta de la casa.

El bastardo va hasta el garaje a dejar el auto como el maldito cobarde que es, dejándome en manos de Ana y la señora Jones.

— ¡Christian! — Chilla Ana cuando me ve — Que bueno que llegas, la cena está lista.

Sonríe tan feliz que sonrío con ella.

— Perfecto. Traje algo para ti — Pongo el ramo de lilas en sus manos.

Lo toma e inhala el aroma de las flores, luego su pequeña ceja se arquea hacia mi.

— ¿Que hiciste, Christian Grey? — Me acusa.

— Nada nena, es una ofrenda de paz — sonrío — Además, según las leyes de este país, soy inocente hasta que se demuestre lo contrario.

— Ajá — Frunce los labios en una mueca — Bien, te lo compro. Ahora ve a lavarte porque preparé algo especial para ti.

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