• Parte 3

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Yorkville, Nueva York

Cafetería Grace

Richard y Anthony se habían reunido en la cafetería que siempre los vio cada miércoles desde que habían forjado una amistad casi inquebrantable. El primero esperó por el segundo y cuando lo vio acercarse y sentarse frente a él le habló:

—Te he pedido un caramel macchiato, supongo que todavía te gusta.

Anthony asintió con la cabeza.

—Me sorprendió el lugar cuando acordamos el encuentro.

—Es donde siempre nos reuníamos, lo vi acorde para charlar y tratar de aclarar todo —comentó Richard.

Los dos estaban tensos, incómodos y no sabía ninguno de los dos cómo abordar el tema por el cual habían aceptado verse.

—Colin me ha dicho que te está ayudando con tu empresa.

—Sí, trajo un equipo para supervisar las ventas y como bien lo sabe él, te lo digo a ti también, no abrí la boca en decírselo a Summer.

—Anthony, a mí no me tienes que decir nada, eso es un tema de mi hijo y tú, yo solo quiero que las cosas se aclaren entre nosotros porque siento que hubo muchos malentendidos.

—Me robaste, Richard. Esa es la verdad —le dijo serio.

—No te robé ese dinero, no soy así, no quebraría una amistad de años por un puñado de dinero —declaró con sinceridad—, ni siquiera si estaba desesperado por conseguirlo, de haberlo precisado, hubiera ido a verte para que me lo prestaras. The Privilege es una marca reconocida, con el dinero que estábamos facturando no necesitaba robártelo. ¿Por qué no puedes entender eso? —Frunció el ceño intentando que reaccionara.

—Pero el bolso apareció en el maletero de tu coche, ¿eso lo entiendes tú o apareció por arte de magia, Richard? —cuestionó molesto.

La chica que atendía la cafetería le dejó una bandeja a cada uno y se alejó para continuar su trabajo.

—No sé quién lo puso ahí, pero te aseguro que yo no te robé ese dinero. ¿Quién fue la última persona que tenía el bolso?

Anthony abrió más los ojos y levantó las cejas.

—Summer, ¿estás insinuando que mi propia hija se lo robó? —Unió las cejas con molestia.

—No, pero sí que lo hizo con alguna intención al meterlo en un lugar que no le correspondía.

—Faltaba la mitad del total que se recaudó.

—Pero yo no lo tengo, Anthony. Las pocas veces que pisé tu empresa fue cuando nos veíamos en tu oficina y hasta donde podía ver, no tenías ningún bolso dentro de esta. Yo no soy así, no jodería a un amigo y menos por dinero para que le vaya mal en el negocio.

Anthony bebió de su macchiato y quedó en silencio, pensando en lo que se acordaba que le había dicho Colin y en lo que él le dijo.

—Si el estacionamiento de tu empresa tiene cámaras, puedes comprobarlo por ti mismo.

Richard se lo sugirió, pero él estaba dudando si quería ver la grabación porque si confirmaba lo que su yerno y su examigo le habían dicho, se iba a armar una bronca terrible.

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