Capítulo 03

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Algo en su interior se removió al verla así, escuchó a su loba decir que aquella omega era hermosa, y no pudo controlarse cuando su loba interior tomó el control de su cuerpo, apenas reaccionó que había cambiado cuando se vio en cuatro patas acercándose a Lisa.

Jisoo vió todo totalmente sorprendida, aquella nueva loba, un poco más oscura que el cabello de Jennie, avanzó con cuidado y apartada un poco de la melancólica loba de su amiga, se anunció con un suave aullido, de unos pocos segundos.

La omega alzó sus orejas al mirarla, la beta se acercó con lentitud, manteniendo una postura sumisa, las lobas fueron al encuentro, la loba de Lisa la olió en el cuello, orejas y parte del lomo, y la alfa azabache frunció el ceño confundida al verla mover el rabo, y su boca se abrió un poco cuando la omega lamió las orejas de la beta en un gesto de cariño.

La loba más oscura, más grande que la omega pero pequeña comparada a la loba de una alfa, olfateó entre el cuello y el hombro de la otra, y también dejó lamidas que parecieron dolerle a Lisa, ya que soltó unos leves lloriqueos, pero no se apartó, por el contrario, permaneció allí, hasta que su llanto calmó con aquellos besos.

La beta se apartó momentáneamente, sus oscuros ojos se encontraron con los azules de la omega por un segundo.

Alzó su cabeza hacia el cielo y aulló con seguridad.

La omega volvió a mover el rabo ligeramente, antes de acompañarla y aullar con ella.

Su canto era diferente al de hacia unos momentos, no era melancólico, no era triste, era más similar al canto que hacen las parejas luego de que fueron unidas por un lazo, era sencillamente hermoso.

Y Jisoo parecía confundida, anonadada, porque no podía creer que aquello estaba pasando.

Su abuela siempre le contó de tantas leyendas, y entre ellas, la del omega y beta que eran predestinados, y en su mente, es historia tenía imágenes similares a lo que estaba presenciando en ese momento.

Le hacia pensar tanto en aquel antiguo relato, que tenía algo de esperanza, de que quizás en esa historia esté la forma de salvar a su amiga.

El aullido de la omega flaqueó, los corazones de las otras dos se detuvieron, la loba se tambaleó unos segundos hasta que con lentitud tortuosa, cambió a ser una chica rubia.

Con más rapidez que nunca en su vida, Jennie también volvió a su forma humana y sostuvo el cuerpo de Lisa antes de que esta pudiera caer, sintió un escalofrío cuando su piel, sudorosa y fría, tocó la propia, puesto que las prendas se habían ido en cuanto cambiaron a su forma animal.

La respiración de la beta era agitada, abrazaba a Lisa contra sí como si la conociera de hacía siglos, como si tuviera un tesoro entre los brazos, su corazón latía agitado y sus mejillas estaban calientes, el olor de la omega era suave, era sutil y también hermoso, olía a fresas, y a flores, era un aroma tan fresco en una situación así, que en su mente se comparó a una brisa fresca en una ciudad atestada de gente.

El delgado y débil cuerpo de la omega tembló ligeramente, y Jennie sólo pudo abrazarla un poco más cerca para darle calor, ya que estaba fresca, sus grandes ojos de abrieron ligeramente, su nariz aspiró el cuello de la beta, un olor sutil, imperceptible.

—Madera —murmuró.

Sus ojos fueron hacia su rostro, Jennie nunca había visto unos ojos así, parecían tristes, pero eran de un color tan hermoso, que deseo verlos cuando estos tuvieran felicidad, pensó que serían maravillosos.

Lisa no sabía quién era aquella extraña, pero su tacto le daba seguridad, sus ojos se encontraron y Lisa se confundió cuando escuchó a su loba decir internamente:

"Tanto tiempo".

—Lisa —Jisoo se acercó preocupada, cargaba una frazada en sus manos, que abrió y acomodó sobre los cuerpos de ambas, tapando su desnudez—. Hace frío, por favor... —acarició sus cabellos, sus ojos se enfocaron un momento en ella pero volvieron a Jennie rápidamente, Jisoo también la miró, y pudo notar la confusión en el rostro de la castaña—. Lisa, ella es Jennie Kim, ella sabe mejor que nadie cómo cuidarte.

Jennie reaccionó y miró el rostro de la rubia, ya sin concentrarse completamente en sus ojos, notó sus mejillas rosadas, su redonda nariz y sus gruesos labios.

Sonrió un poco, con sus labios juntos.

—Hola, Lalisa Manoban, seré tu enfermera —murmuró, su voz sonó suave como terciopelo, encantadoramente grave pero tan llena de calma.

Lisa sólo pudo asentir, sin saber que decir.

—Te llevaré adentro, ¿si? —habló nuevamente, con amabilidad, afirmando el agarre de su cuerpo, y con ayuda de Jisoo, levantándola.

La omega no mostró resistencia, y se dejó llevar, hasta quedar en el sillón, sentada, donde la beta le pidió a Jisoo que se quedará un momento mientras ella buscaba su ropa, pidiéndole que por favor no mirara.

La alfa asintió y que quedó con Lisa, envolviéndola en el abrigo de la tela, se colocó a su lado y dejó mimos en su cabello, mientras liberaba feromonas para mantenerla tranquila.

A los dos minutos, Jennie estaba de vuelta, Lisa fijó sus ojos en sus pantalones negros y su camiseta del mismo color, que combinaban también con su oscuro cabello y sus lustrosos zapatos, y pensó que aquella beta tenía mejor estilo que muchísimas personas que conocía.

Jennie volvió a acercarse, pasó una mano por su frente, corriendo un par de mechones rubios, le dedicó una pequeña sonrisa que dejó a la vista unos blancos y pequeños dientes.

—Vas a ir a bañarte ahora, Lisa, ¿si? —anunció—. Yo me voy a quedar contigo, para ayudarte con lo que necesites. ¿Está bien?

Lisa negó.

—Y-Yo puedo bañarme sola.

—Cuando me lo demuestres, me iré —replicó, su tono fue sencillamente encantador.

Jisoo preparó el agua de la tina a una temperatura cómoda, más caliente que fría, esperando que así los temblores de la omega cesaran.

Lisa fue acompañada por la castaña en su camino al baño, Jennie ya estaba acostumbrada a la imagen de una omega con el lazo roto, así que no le impresionaron las ojeras azules, la palidez ni los leves temblores de su cuerpo, eran sumamente normales.

A la que sí le impresionaban era a Jisoo, quien parecía dolida, y permanecía apartada de ambas, si agudizaba el oído podía escuchar a su loba llorar.

Lisa sintió algo de vergüenza por su desnudez cuando tuvo que destaparse para meterse a la tina, pero claro que Kim era enfermera, estaba muy acostumbrada a eso y poco le importó su cuerpo expuesto mientras la ayudaba a entrar y sentarse delicadamente en su lugar.

—Soo, ¿qué tal si preparas algo liviano para comer? —preguntó, a lo que la azabache asintió—. Busca algo que sea orgánico para Lisa, como fruta o frutos secos si encuentras, y preparale un té.

Jisoo asintió de nuevo y se retiró, cerrando la puerta detrás de si.

—No tengo hambre —murmuró Lisa.

—Debes comer algo de todos modos, pequeña.

—No soy pequeña.

—Está bien, no lo eres —habló con tranquilidad, sin ningún problema.

Lisa la miró un momento, antes de tomar una taza de plástico para llenar de agua y dejarla caer sobre su cabeza, cerrando sus ojos al mojarse toda su cara en vez de su cabello.

—¿Quieres que te ayude?

—Que yo puedo —exigió la omega, con lo que Jennie sólo asintió, permaneciendo sentada en el suelo del baño algo alejada de la tina—. ¿Por... Por qué aullaste conmigo?

Jennie se encogió de hombros.

—Mi loba quiso ir, me disculpo si te hizo sentir incómoda o rara.

—La verdad que sí —admitió Lisa—. Pero mi loba estaba a gusto, gracias, supongo, me hizo sentir bien un montón.

—Estoy para eso.

—¿Para hacerme sentir bien mis últimos días?

Hizo una mueca, pero asintió.

—La verdad es que sí.

La menor asintió, tomando algo de shampoo en sus manos, y frotandolas para hacer algo de espuma, antes de pasarlo sobre su cabello.

—Hueles... Como Jungkook —susurró.

—Madera —respondió, asintiendo, era un olor que pocos habían captado, como beta, no tenía olores fuertes, pero había heredado ese sutil olor de su padre.

—Me gusta.

—Tu también hueles lindo —halagó, a lo que la omega sólo se ruborizó, haciéndola sonreír y mostrando sus encías.

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