Capítulo 19

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—Jennie, dejame vivir hasta el final —pidió—. No me duermas, por favor.

—¿Estas segura de eso, Lisa?

—No me preguntes eso, sólo no lo hagas.

—De acuerdo, pequeña —dijo Jennie, apoyó el mentón en el hombro de la rubia, dejando mimos en su espalda.

Permanecieron en silencio unos minutos, hasta que Lisa se apartó ligeramente para tomar las mejillas de la chica, acercar sus rostros y frotar sus narices de nuevo.

—Quizás esto puede ser nuestro beso, Jennie... —murmuró.

Kim se ruborizó de forma violenta y la tailandesa sintió el calor de sus mejillas en las palmas de sus manos.

—Y despuése dices que yo soy la linda, Lisa —murmuró por lo bajo—. Quédate aquí un momento y yo llamaré a Jisoo. ¿Sí, pequeña?

Lisa asintió, se separó de ella con lentitud y la dejó ir hasta su bolso, pero sin dejar de mirarla.

Se sentía rara porque en ese momento veía a Jennie del mismo modo que veía a su peluche de la infancia, aquel quien lo protegía de la oscuridad y de los monstruos, que era suave y se preocupaba por su bienestar, la escuchaba y la dejaba mimar.

Y tenía esa misma dependencia extraña de su infancia, pero se sentía ridículo que fuera una adulto con tal actitud y más con quién debía ser su enfermera y nada más.

Se avergonzó un poco.

Jennie regresó y notó los ojitos de cachorro perdido de la rubia, se sentó a su lado, tomó la nuca de la omega y la acomodó sobre su hombro, Lisa no se opuso, y se quedó a gusto mientras la beta dejaba caricias en su cabello.

Buscó el número de Jisoo entre sus contactos y marcó, la alfa atendió con la voz ronca y dormida.

—¿Jennie? ¿Pasó algo? ¿Y Lisa?

—Lisa está conmigo, tranquila, está bien, sigue aquí —la azabache suspiró con alivio—. También vinieron sus madres y... Son una molestia para ella, no puede ponerse en tensiones, sabes, y no podemos echarlas, ninguna de las dos. ¿Podrías venir?

—Oh, Jennie, por supuesto que sí... Sólo tengo que arreglarme un poco y estaré allí, recién despierta. ¿Lisa necesita algo?

La omega negó, escuchando la conversación.

—No, nada en especial, Soo.

—¿Y tú, Jennie? ¿Necesitas algo?

La beta debía admitir que le daba cierto repelús cuando Jisoo hacía ese tipo de comentarios, le hacían pensar que la chica tendría algún superpoder del inframundo.

—No, estoy muy bien —respondió, mientras la tailandesa se abrazaba a su brazo con firmeza—. Gracias por preguntar.

—No hay de qué, ya estoy en camino, nos vemos.

Cortó la llamada y se quedó viendo el nombre de la alfa en su celular un momento.

—Lisa, perdón si ofende o algo pero, Jisoo... Me parece un poco raro, no sé, me da lago de... ¿Cosa? No sé en verdad.

Lisa rió un poco.

—Sí, es algo rara, es diferente. Su familia está llena de médiums según lo que me contó, brujos para los demás y chamanes si hablamos de la Antigua Era. Saben de leyendas y son muy creyentes, hacen cosas raras como curar a la gente con elementos de la naturaleza como remedios caseros, bebidas, o hasta unas hierbas raras que las llevas en el cuello y debes olerlas todo el día para calmar tus males... Y bueno, si es algo raro para los demás, pero ella es muy buena y especial, y la quiero mucho, es la mejor persona que podría haber conocido.

Jen sonrió con ternura, notó que Lisa también lo hacía.

—Ella es mi mejor amiga, la mejor amiga del mundo.

—No lo dudo, Lili. ¿Quieres que te deje un rato con ella cuando llegue? Y veré qué hacen tus madres, huelo a que algo se está cocinando.

—Debo admitir... Que Seungwan puede ser detestable, pero su comida es muy buena. Quizás las deje que se quedan hasta el almuerzo... Sólo por eso.

—Como tú quieras, pequeña —tomó su mano, dejando caricias—. Algunas madres sí son una mierda, Lisa, pero de todas maneras siguen siendo tus madres y si están aquí, es porque les importas y quieren verte, al menos un rato.

—Ellas me lastiman, y me hicieron sentirme como la mierda durante años... Y ahora sólo me van a pelear más porque no tengo un alfa para protegerme.

La otra asintió.

—Bien, sí, es un asco, pero a lo que digo es... Que debes ser mejor que ellas, saber perdonarlos, mantener tu postura y tu respeto, y si ellas quieren pasar un rato contigo, pues bien, pero si te dicen algo que te lastima, puedes decirle que no te gusta eso, si no funciona, las ignoras y no le hablas o le hablas pero cortante, y si aún así te irritan te levantas y te vas, es tu casa, tus reglas, tu vida, ya no dependes de ellas, eres libre. Se han pasado, Lisa, mucho, y en eso tienes razón y siempre que se pasen, siempre que te lastimen así, estaré yo para rescatarte y traerte a este lugar seguro, ¿te parece?

La omega terminó asintiendo, asumiendo con mucho cansancio mental que tendría que soportar a sus madres de nuevo.

El timbre de la puerta sonó, sabiendo que era Jisoo, Jennie fue con ella para decirle que se quedara con la rubia un rato, mientras ayudaba a las señoras Manoban a terminar de cocinar y poner la mesa.

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