Capítulo 4

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Kim Taehyung es, sin lugar a dudas, la definición de mejor amigo para Jimin. Hace más de diez años que se conocen y su relación no ha hecho más que profundizarse y compenetrarse. Si bien se hicieron cercanos a inicios de la secundaria, unidos por la pasión desbordada por el anime y el manga, la evolución física de Tae hizo pensar a su amigo más de una vez que iban a distanciarse; el joven había alcanzado una madurez en sus facciones y una belleza tan hipnotizante, que fácilmente pudo haberse convertido en el clásico playboy popular. Sin embargo, a pesar de no dejar de ser invitado a fiestas y ser objeto de confesiones amorosas por parte de las jóvenes más hermosas de la preparatoria y la universidad, la esencia del hermoso chico de sonrisa cuadrada jamás se desvaneció.

Antes de que Jimin comenzara su vida como escritor, en mayor medida ambos se divertían viendo anime juntos, leyendo mangas, haciendo teorías sobre las tramas de sus historias favoritas y saliendo a convenciones y festivales. Inicialmente sus charlas se limitaban a intercambios sobre sus gustos, pero el paso de los años los volvió tan íntimos que se confiaban sus más grandes secretos sin ninguna clase de reparo o preocupación. A pesar de ello, había un único secreto que Park, según Taehyung, ignoraba: los sentimientos de su amigo hacia él.

Taehyung había estado enamorado de Jimin, y actualmente no sabía si continuaba estándolo. No podía llamar un error, equivocación o simplemente algo pasajero a lo que en un pasado nació y creció con tanta fuerza en su interior. Más de una vez fue invitado a salir por chicas bellas, de esas que ningún hombre dudaría en voltear a mirar, pero eran esas mismas las que le “aconsejaban” alejarse de su mejor amigo porque lo tacharían de gay a él también y eso no era bueno para su reputación. Ese fue el primer motivo de rechazarlas siempre, ni siquiera conocían a su amigo y solo por su orientación sexual lo tachaban de mala influencia y pésima compañía; además, varias veces escuchó comentarios de pasillo de que solo se acercaban a él por su físico, para presumir una pareja atractiva. Sin haberse preguntado ni una sola vez cómo era realmente o los sentimientos que albergaba su corazón, ¿cómo esperaban que aceptara un noviazgo? Para él, el amor era importante.

Sí recibió confesiones de buenas muchachas que físicamente eran su tipo, de las que probablemente aprendería a gustar con el paso del tiempo, pero, ¿y si no pasaba? Lo que albergaba en su pecho era tan fuerte que no podía simplemente mirar a otro lado y experimentar con alguien que se interesaba por él con sinceridad, independiente de que fuese hombre o mujer. No se sentía capaz de eso.

Es que para él Jimin era perfecto, su soulmate, la persona con la que había compartido los mejores y peores momentos de su vida y con la que se sentía tan a gusto que le resultaba hasta increíble. Entonces, si todo funcionaba tan bien entre ellos, ¿por qué nunca se confesó? ¿Porque no intentó hacer cambiar su relación por una romántica? El temor al rechazo o a perder su amistad no era el motivo, tantos años juntos eran prueba más que suficiente para saber que algo como eso no sucedería. Sin embargo, ser mejores amigos, desde una tónica distinta, sí fue la causa de que no se confesara.

Tae fue testigo de los desamores de Jimin, su sufrimiento y cómo se desmoronó poco a poco entre mentiras, traiciones y malas jugadas que el “amor” le hizo. El único sostén de Park fue, justamente, su mejor amigo, pues su familia lo apoyaba, pero no tenía tanta confianza a la hora de hablar de esas cuestiones como con su inseparable compañero, aparte de que vivían bastante lejos.

La decisión del joven fue guardar sus sentimientos en lo más profundo de su corazón, seguir adelante y a su lado como siempre estuvo y no convertirse en un motivo de inseguridad cuando era confianza y un refugio sincero lo que Jimin necesitaba. No pensó que el momento de revelar sus sentimientos fuera ese en el que podían ser tomados como una confusión o equivocación por lo que estaba viviendo. Prefirió esperar. Pero la espera llevó a que su amigo se cerrara al amor y él se reafirmara como su sostén y fiel compañero, ¿qué otra opción hubo para su bondadoso corazón? Y, aunque la hubiese tenido, su decisión de priorizar su amistad no iba a cambiar.

Cuando el corazón de Jimin se empezó a abrir inconscientemente otra vez, fue para alguien más, para Nochu, haciéndolo suspirar aliviado por la felicidad emergente de su amigo, llegando a obviarse a sí mismo.

Actualmente no tenía claro si lo que quedaba en él era todavía amor o se trataba de un cariño especial que ya no sabía cómo catalogar. No obstante, no saberlo no le impedía permanecer incondicional a su lado y compartir juntos, o venir en su búsqueda y tratar de devolverle la sonrisa a su rostro cada vez que lo necesitase, tal y como ahora.

—He llegado, Chim. —Se colocó frente a él. Lo observó mecerse calladamente y con suavidad en uno de los columpios. Suspiró con profundidad y se sentó a su lado. Se dedicó a mirarlo en un confortable silencio.

—He echado a perder todo. —Las primeras palabras pronunciadas, fuera de ser maldiciones o exteriorización de culpas ajenas, eran una auto recriminación—. Ha descubierto que soy un hombre, por eso no ha venido.

—¿Cómo puedes estar se…? —Antes de poder concluir su pregunta, Jimin levantó su celular y se lo colocó a la altura del rostro.

—Siempre me refiero a mí mismo como chica o de manera neutral mientras chateo. ¿Por qué tuve que cometer semejante error, justamente hoy?

—“Estoy nervioso, ¿puedes creerlo?” —leyó en voz alta el contenido del mensaje señalado por Jimin—. No veo donde está el pro… ¡Ahhh, ¿crees que no se presentó porque supuso que eras hombre por ese mensaje?!

—¿Qué otro motivo habría si no?

—Podría haberse quedado sin batería, haber perdido su celular, tenido alguna situación de trabajo que le impidió presentarse. ¿Ves? Son un montón. —Le puso la mano en el hombro—. Además, pudiste haberte equivocado al teclear en otro momento y no lo recuerdas. ¿Qué te hace pensar que él no lo imaginaba ya?

—No me he equivocado antes. Llevo tantos años haciéndolo que no me sucede.

Taehyung no pudo contener más las palabras que desde su llegada ansiaba pronunciar, pero guardó para después del consuelo y el apoyo.

—¿Y qué si lo supuso y se fue? ¿Cambia el hecho de fuese un hombre, de que fuese Park Jimin quien lo esperase aquí? ¿Qué si tu suposición fuese cierta? Si él hubiese estado aquí, ¿qué le ibas a decir?

—No lo sé. —Su rostro lucía contrariado. Realmente no sabría.

Tae supo entonces que lo mejor era olvidar razonamientos que no llevarían a ninguna parte y cerrar el tema.

—Normalmente le preguntarías con diplomática ironía, qué cambiaba en su amistad o en tus libros por ser hombre. Y, según su respuesta, terminarías mandándolo a la mierda.

—A él no le haría eso.

—Lo sé; como también sé que sus motivos, hasta ahora, son solo especulaciones tuyas… —Suspiró—. Hice bien en venir. Tu mente de novelista siempre se acelera y crea todo un drama por cualquier giro trivial. Es bueno para tus historias, pero deberías dejar de torturar tu vida cuando estas situaciones ocurren. ¿Tengo o no razón?

—La tienes —admitió tras unos segundos.

—Es tan sencillo como regresar a casa, dormir unas horas y ponerle tu mejor sonrisa mañana en el fan meeting. De seguro tendrás varios mensajes en tu buzón cuando despiertes y revises. Todo se aclarará.

—¿Quién eres y qué hiciste con Taehyung? ¿Dónde está mi amigo otaku con solo anime y videojuegos en el cerebro?

—Si tuviera argumentos para negarlo, te callaría. Pero como sé que en el fondo admites que amas mi dualidad oculta que no deja de sacarte de apuros, lo dejaré pasar. No he dicho nada que no sepas, solo te aclaré las nubladas ideas. —Frenó el ligero vaivén del columpio y se puso de pie—. Regresemos. Debes dormir.

—No tengo sueño, es temprano. Tampoco estoy de ánimos para regresar a un departamento vacío.

—¿Y qué tal mi casa, un par de cervezas y el final de la saga de las hormigas quimera de “Hunter x Hunter”?

—Tú sí sabes cómo mejorarme el ánimo. Me gusta esa idea. —Saltó del columpio y pasó su brazo por los hombros de Taehyung—. Pero solo si añadimos patatas fritas.

—Están esperando por nosotros.

Jimin abrió su chat una última vez, tecleó algo con rapidez, suspiró y volvió a sonreír sutilmente. Adelantó el paso y se alineó con su amigo para regresar a casa.

Se dedicaron a ver anime y disfrutar una noche de amigos como la que hace ya algún tiempo no compartían, ¿qué mejor momento? Nada mejor para subir el ánimo. Acabaron estando despiertos hasta cerca de las dos de la madrugada. Se quedaron dormidos sin saber cómo. Ya la alarma se encargaría de ponerlos a correr.

Esas mismas horas fueron una tortura para el joven y hermoso azabache que no dejaba de mover sus pies inquietos mientras observaba el firmamento desde la ventanilla del avión, con una evidente expresión de disconformidad. Miraba su celular una y otra vez, encendiendo inútilmente la pantalla, cual si eso fuese a eliminar el modo avión.

—¿Hasta cuándo seguirás con esa cara de periódico arrugado? —preguntó Yoongi, observando el ceño cada vez más fruncido de su representado.

—Hasta que pueda usar mi celular otra vez.

—Que fulmines con la mirada a tu pobre teléfono y lo aprietes tanto, no hará que aterricemos antes. Deberías descansar. —No hubo respuesta—. ¿Cuántas veces más tengo que disculparme?

—No tienes que hacerlo, no es tu responsabilidad. Sé que no lo es. No estoy enojado contigo. Con nadie, en realidad. Solo me enoja mi mala suerte con los imprevistos.

La tarde y noche de Jungkook se habían volteado patas arriba. Pasó de dejar su teléfono cargando en su camerino durante una grabación, a estar sentado en la oficina del CEO, recibiendo la inesperada noticia de que había sido invitado a París para grabar un par de comerciales y una que otra entrevista. Comprendía que estaba en un momento crucial en su carrera, que era momento de aprovechar todas las ofertas de trabajo en el extranjero, sin importar qué tan imprevista fuese su llegada. ¿En serio tenía que ser tan imprevista como para tener que ir directo al aeropuerto y que cuando su equipaje llegara a sus manos, junto a su celular, lo único que pudiera hacer fuera apagarlo porque estaba casi a punto de despegar el avión?

Lo peor comenzaba ahí, pero no terminaba. Cuatro largos días le esperaban en Europa. Ni siquiera podría ir a la firma de autógrafos. Su infortunio se estaba expandiendo demasiado.

—Era nuestro primer encuentro. Seis años y era la primera vez que hacíamos un compromiso. Lo que me enoja es que justamente este día que tanto había esperado, se haya ido por la borda.

—No voy a recriminarte. No puedo decirte que estás tomándote demasiado a pecho una promesa con un desconocido. Por más que solo haya sido chat e inconscientemente ambos hayan establecido límites, por razones obvias; no cambia el hecho de que comparten una amistad bastante única y especial.

—Nunca pensé que te escucharía decir esas palabras.

—No hables como si fuera un gruñón las veinticuatro horas. —Jungkook bufó y torció los ojos, negando con su cabeza, divertido—. ¿Qué significa esa reacción?

—Nada, nada. Tranquilo, nunca he sido partícipe de las conversaciones del staff en las que te llaman gatito enojado. —El rostro del manager se coloreó por la furia y sus ojos se entornaron, dándole una felina apariencia—. Justo esa expresión que tienes ahora te ha dado el apodo.

—Ya, da igual —resopló—. Simplemente me preocupo por ti. También me hace sentir mal tu situación. No eres demasiado cercano a nadie en la industria, me hubiese gustado que contases con un nuevo amigo. Uno cercano.

—Oh, entonces ya metabolizaste el hecho de que podría ser un chico. Por nuestra conversación de hace unos días, creí que estabas en contra.

—Simplemente medité al respecto. Que sea o no un chico no significa nada en particular. Solo son amigos, ¿no? Tú mismo lo has dicho. Además, ahora tendrán otro pretexto más para encontrarse después de que se conozcan.

El azabache se quedó pensativo por unos instantes. No era el mejor momento para decirle a su amigo que la posibilidad de que naciera algo más existía; solo era eso, una probabilidad. Pasaron un par de segundos hasta que analizó la última frase que escuchó.

—Eh… ¿Cómo que pretexto para encontrarnos?

—Esto no quería enseñártelo hasta que al menos aterrizáramos, o no descansarías. Si de igual manera no vas a dormir, al menos que sea por euforia y no por angustia. —Sacó unos papeles de su portafolio y se los extendió.

—¿Qué es esto?

—Lee más y pregunta menos.

Los ojos de Jeon se abrían cada vez más con cada línea que avanzaba sobre el papel. ¿Aquella oferta era cierta? Su sonrisa era demasiado obvia cuando se volteó hacia Yoongi para confirmar la veracidad de lo leído.

—¿Esto es…? —Su interrogante quedó inconclusa. Su boca solo se movía sin pronunciar palabra producto a la sorpresa.

—Es lo menos que podía hacer por ti, ¿no crees?

—Hyung… —Lo abrazó—. Gracias. Muchas gracias.

Los papeles en manos de Jungkook se arrugaron al hacer contacto con la espalda de su manager. El actor estaba demasiado emocionado. Tener el libreto con el guión y los pormenores del Dorama que adaptaría a la pequeña pantalla una de las novelas más populares de Mochi, y haber leído en la introducción el deseo del propio Director de tenerlo como protagonista, era la mejor recompensa y oportunidad que la vida podía estarle dando en ese momento.


¡Holiwis! Segunda actualización del día. Espero les haya gustado. Wattpad me ha estado desconfigurando los capítulos una y otra vez, he tratado de arreglar todo, pero no sé si se me quedaría algo. Espero que les salga todo bien a ustedes. Cualquier situación, coméntenla por favor. 💜

Mi estado ahora mismo: amando al Taehyung que creé para esta historia, y llorándole al Vmin. 😭😭😭

Por un momento pensé dejar estos capítulos en borrador para escribir con calma, sabiendo que tenía un par listos para la publicación semanal; pero al final estoy de floja y no escribo, así que decidí aplicarme terapia de choque para tener que escribir sí o sí jajaja (trabajo mejor bajo presión, aunque últimamente sin presión no trabajo xD).

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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