Capítulo 5

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La primera acción de Jungkook una vez en tierra fue comunicarse con Mochi. Ver los mensajes en su propia bandeja hizo que un torbellino de emociones se apoderara de su consciencia y su corazón. Su primera reacción fue una sutil sonrisa, la pequeña expectativa emocionada que se percibía en las letras por la añoranza del primer encuentro era palpable. Las comisuras de sus labios se volvieron una línea al notar como las ansias se habían transformado en preocupación en el texto, más que recibir palabras de enojo por su retraso; aun siendo su primer encuentro, solo había angustia y aflicción por su ausencia. Una mueca de dolor e incomodidad taladró su alma con los últimos mensajes.

Mochi
11:37 P.M.
Lo siento, ya tengo que irme.
Espero esté todo bien.
Por favor, comunícate conmigo en cuanto puedas.
Nos vemos mañana.
☺️☺️☺️

—¿Estuvo esperando hasta esa hora? —susurró para sí y apretó con fuerza sus puños—. Mierda... —Miró la hora aún sin ajustar a su nueva situación geográfica. En un par de horas comenzaría la firma de autógrafos.

Nochu
Lo lamento...
Lamento haberte fallado y...
Lamento volver a fallarte.
Tuve que volar al extranjero por trabajo y no regreso hasta dentro de unos días.
Prometo compensarte.
De veras lo siento.
🙇🙇🙇

Las constantes llamadas de atención de su manager lo hicieron ser más breve de lo que hubiese deseado. Guardó su celular a regañadientes y aceleró el paso. Le esperaban días ocupados y meses intensos. Las puertas al extranjero acababan de ser abiertas y también estaba la nueva noticia de su protagonismo en el Dorama. Los siguientes meses no serían menos complejos. Nuevas oportunidades demandaban más sacrificio y esfuerzo. Recibiría pronto los pormenores de los cambios en su agenda, sabía que estaría más llena que de costumbre.

Tenía que hacer lo que fuese necesario para poder conseguir, al menos, un par de horas de calidad para dedicarle a Mochi. Le dolía el solo hecho de imaginar cómo se sentiría al leer sus mensajes. ¿Sentiría decepción? ¿Frustración? Fuera lo que fuese, una sonrisa no habría. Más de una vez había intentado imaginar cómo sería su sonrisa. Se la perdería en vivo. La primera vez que la viera sería a través de la pantalla que transmitiría el evento. Youtube era su mejor amigo en ese momento.

En Seúl, el Sol se había comenzado a adueñar del cielo totalmente azul y sin nubes, dando paso a la mejor visualización de una fila enorme de personas emocionadas, con libros en sus manos y una sonrisa en sus rostros. Todos conversaban animados y expectantes por la apertura del lugar donde se desarrollaría el esperado evento que tenía a todos en tensión desde días atrás.

Mientras tanto, las manos de Jimin recorrían a ciegas todo el colchón y piso a su alcance en busca del artefacto perpetrador de su despertar. Cuando pensó deslizar su dedo para apagar la alarma, su sorpresa fue grande al notar que se trataba de una llamada de su editor.

—Hola. ¿Pasa algo? —preguntó, todavía confundido por el sueño.

—¡Al fin contestas! ¡¿Dónde rayos estás, Jimin?! ¿Tienes idea de qué hora es? —La voz de Jin se escuchaba estresada.

La mirada del escritor recorrió la habitación de Taehyung, rápidamente notándolo dormido a su lado y, en el suelo, el desorden de la noche anterior. Sin embargo, casi perdió todo el aire de sus pulmones cuando sus ojos se clavaron en el reloj de pared. No había llegado la hora del evento, pero no tenía que ser un genio para saber que era tarde.

—¡Mierda! —exclamó—. Estoy en casa de Tae. Lo siento. De verdad, lo siento.

—No pierdas tiempo disculpándote y apresúrate. Estoy en tu departamento, tomaré algunas prendas y las llevaré. Estaré ahí en quince minutos.

—Ok. Nos vemos al rato. —Colgó y dirigió su atención a su rendido amigo—. ¡Tae, corre! Tienes que ayudarme a prepararme. —Lo sacudió con intensidad.

Tenía suerte de que su amigo en su loca juventud hubiese hecho uno que otro cosplay. Un maquillaje sencillo no le suponía ningún problema.

Se dirigía al evento vestido con un traje color lavanda y una camisa blanca, con su cabello peinado hacia atrás con solo un par de mechones en su frente; el maquillaje, sencillo, realzaba sus bellas facciones. Revisaba el itinerario del día y ultimaba detalles con Seokjin después de haberse arreglado y vestido a toda velocidad antes de salir y, por supuesto, tras recibir un par de regaños más por su irresponsabilidad. Sabía que se había acostado tarde, pero nunca se imaginó tan agotado como para no escuchar la alarma. No creyó conseguir un sueño tan profundo con los nervios que experimentaba.

De más estaría decir que no tuvo tiempo de revisar su celular, al menos no para nada que no fuese de trabajo. Los mensajes de Nochu no habían sido leídos; ni siquiera había tenido tiempo de pensar en ello durante el trayecto, su cabeza estaba llena de demasiadas cosas.

Todo fue tan rápido como llegar y subir directo hacia backstage. Su fans lo esperaban del otro lado, sin imaginar que su amada y respetada escritora era un hombre. No esperaba miradas de decepción ni nada parecido, su identidad no transformaba el resultado de su trabajo. No era conocido como una idol o como un prospecto de pareja para sus lectores; solo era Mochi, la escritora que les había entregado sus novelas favoritas. ¿Iba a cambiar algo que se tratase de un escritor? Tampoco era como si fuese a revelar al mundo su orientación sexual, no la ocultaba, pero no la cantaba a los cuatro vientos. Si bien estaba preparado para todo tipo de reacciones, incluidas las reprobatorias —contando con que serían las menos—, la multiplicación de sus nervios se debía a algo más, a alguien más.

Recordó no haber revisado su buzón y los mensajes pendientes con Nochu. Buscó en sus bolsillos un inexistente celular y maldijo por lo bajo que no estuviera permitido llevarlo encima en esos eventos para prevenir casualidades. ¿Sus mensajes habrían sido leídos? ¿Tendría ya una respuesta? ¿Estaría Nochu ahí? Y si estuviera, ¿cómo lo sabría? ¿Lo reconocería?

Escuchar al presentador anunciar la llegada de la hora de su entrada, le dio a entender que era momento de terminar su debate mental. La solución era sencilla: poner su mejor sonrisa a cada una de las maravillosas personas que había dedicado su tiempo para ir a conocerlo. Si Nochu era una de ellas, pues después se pondrían al día.

Salió al auditorio con paso firme y decidido, tomó un largo suspiro y se dispuso a comenzar su presentación.

—Buenos días, Minnies. —Nunca supo que tanto quiso decir el nombre de su fandom, hasta ahora—. Puede que piensen que soy algún otro miembro del staff que ha venido a dar una información de última hora, pero no es el caso... Mi nombre es Park Jimin, soy el escritor a quien todos conocen como Mochi. Es un placer poder al fin conocerlos. —Hizo una educada reverencia y levantó el rostro, mostrando su más hermosa y sincera sonrisa.

El mar de gritos emocionados de todos los presentes no se hizo esperar. La gran mayoría de los fans presentes eran mujeres, cuyas mentes comenzaron a enlazar teorías y a llenarse de euforia.

"¡Dios, es hermoso!".

"¡Qué joven!".

"¡Un chico que escribe BL, kyaaaaa!".

"¡Jimin-oppa!".

"¡Te amoooo!".

Toda clase de voces se colaban en sus sentidos a través del bullicio, su sonrisa cada vez más grande por la aceptación. Tomó aire una vez más y continuó el pequeño intercambio antes de entrar directamente a la firma de autógrafos. Había tantas cosas que quería decir, seis años habían llenado su pecho de emociones para transmitir; una verdad inminente que siempre guardó en lo profundo de su alma, siempre dividido entre su deseo de anonimato y el de interactuar con sus Minnies. Había llegado la hora de sacar todo a la luz, sus fans lo merecían.

«¿Y qué pasa si esa persona me reconoce? ¿Y si esos sucesos vuelven a salir a la luz? ¿Cómo lidiaré con ello?».

Al sentir el agarre de su propia mano apretarse sobre el micrófono, supo que estaba cavilando demasiado. Había tomado una decisión, tenía que ser responsable y cumplirla a cabalidad. De todos modos, sus temores formaban parte de una posibilidad fantasma que no necesariamente tenía que surgir a atormentarlo. No podía permitir arruinar ese gran día con esa clase de pensamientos. Sacudió levemente su cabeza, volvió a dibujar su hermosa sonrisa, y prosiguió.

Separado por casi un continente, Jungkook estaba boquiabierto. Perfección era la única palabra que podía usar para describir lo que sus ojos apreciaban; a través de la pantalla, la belleza de ese hombre era percibida con creces. Desde la brillante cabellera, los profundos orbes azabaches que se convertían en una línea cada vez que sonreía, las mejillas sonrosadas, hasta esos labios gruesos y sensuales como la mayor de las tentaciones del universo. El pantalón ceñido a sus definidos muslos, el saco de igual color que caía con elegancia sobre un camisa, también ajustada, el primer par de botones abiertos dejando ver una fina cadena plateada; Mochi gritaba sensualidad por todos sus poros.

—Park Jimin. Así que ese es su nombre. —Sus dedos índice y del medio se deslizaban a lo largo de su labio inferior, sin saber el motivo, sin saber qué deseaban—. ¡Maldición! Quiero estar ahí —gruñó—. Sabía de antemano que su alma es hermosa, que su físico también lo sea es más de lo que jamás imaginé. —Algo en su pecho se agitó con emoción.

Maldijo su mala suerte una y otra vez. Aunque hubiese tenido que guardar sus inmensas ganas de conocerlo solo para los pocos segundos o minutos que le corresponderían, maldecía no poder ser el primero en estrecharle la mano y decirle cuanto admiraba su trabajo. A pesar de que su relación era especial y salía de los márgenes de la escritura, no cambiaba el hecho de ser un lector embelesado por ese gran talento. Aunque quizás su encuentro hubiese sido marcado por la sorpresa de sus identidades, no le importaba, en este instante deseó estar allí.

Cada palabra de Jimin fue música para sus oídos, no despegó su mirada de la pantalla en ninguno de los treinta minutos que duró la transmisión inicial. La firma de autógrafos y el ulterior espacio de preguntas y respuestas, según informaciones del staff desde el propio canal, sería en privado, solo lectores y escritor. Ahí estaba la principal raíz de sus ganas incontenibles de estar allí, la posibilidad de un intercambio más personal era muy anhelada por él.

—Kook, se acabó el descanso —avisó su manager desde la puerta, justo un par de minutos después de la finalización del en vivo.

—Ya voy. Gracias, hyung.

Yoongi había accedido a acomodar su agenda de manera que tuviera esa media hora libre para conocer a Mochi. Su horario se apretaría un poco el resto del día, considerando los cambios de locación y la revisión de libretos, pero valía la pena, sí que la valía.

Ahora se sentía extraño por ser el único desconocido en la conversación, más porque en la actual circunstancia, en cualquier momento podría salir el tema de intercambiar números y hacer video llamadas. No podía dejar que eso pasara aún, quería encontrarse con él en persona como era debido, quería hablar frente a frente y aclarar dudas, decir que Nochu era su verdadero yo, que la imagen de playboy de Jeon Jungkook era solo eso: una imagen comercial. No deseaba malentendidos, no con Jimin.

Sacó su celular y dejó unos mensajes antes de regresar a su trabajo. No estar presente no significaba la imposibilidad de plasmar su emoción de otra manera.

Nochu
¡Wao! Así que eras un chico...
¡Lo sabía! ¡En el fondo lo sabía!
¡Ahhhhhhhh! Muero de más ganas por conocernos.
Hay tanto de lo que quiero hablar, pero me tengo que ir a trabajar.

Me dieron un pequeño descanso para ver el fan meeting, online al menos.

¡Jimin-hyung, eres hermoso!
No sé si te hará feliz ese cumplido. Porque sí es un cumplido.
Fue la única palabra en la que pude pensar cuando te vi.

Aunque... Ahora que lo recuerdo, pensé en otra: perfecto.
¡Park Jimin, eres perfecto!

Dios. Qué cosas escribo XD.
🙊
Acá es de noche ahora. No me acostumbro al cambio de hora. Espero que esta situación no me pase factura.
Me tengo que ir. Hablemos luego, ¿sí?

A pesar de que el carmín teñía sus mejillas por sus declaraciones, una parte de él no quería borrar esos vergonzosos mensajes. No lo hizo. En el fondo deseaba que Jimin supiera su sincera opinión y reacción, que sintiera como si él hubiese estado ahí.

—Jungkook, te dije que era hora de volver al trabajo. No me hagas tener que regresar a buscarte. —Yoongi acababa de abrir la puerta una vez más para sacar a su representado de su nube flotante de alegría.

—Lo siento, estaba escribiendo unos mensajes y me distraje. Vámonos.

Se dirigió hacia la puerta. Acomodó las solapas de su traje negro a la medida y ajustó su corbata; pasó sus manos por sus cabellos y las desordenadas hebras azabaches se lanzaron rebeldes y atractivas hacia su frente. Esa era la imagen de Jeon Jungkook, la que dejaba sin aliento a todos a su paso. Y esa era justamente la imagen que debía demostrarle a Jimin que era solo comercial, pues Nochu era la identidad de su alma soñadora no revelada al público.

—Te he traído nuevas noticias recién sacadas del horno —sonrió Yoongi.

—Cuenta, cuenta.

—Podrás conocer a Mochi la próxima semana.

—¡¿Qué?!

—Sí. Habrá una fiesta de presentación entre el staff, los actores y el escritor para terminar de ultimar detalles sobre el nuevo Dorama. La presentación de Park Jimin se ha comenzado a volver tendencia entre el público. Quieren aprovechar este momento para promocionar todo y comenzar la filmación lo antes posible. Tu agenda está a tope, Kook.

Y ahí se había ido su posibilidad de sacar un tiempo libre para encontrarse con Jimin, a solas. Sin embargo, no era tan desventajoso, según se desarrollaran los acontecimientos, podía ser incluso conveniente. Más que perder una oportunidad de incertidumbre, era mejor considerar haber ganado una segura.

—Muy pronto, Jimin. Nos veremos pronto. —Sonrió.

Mientras caminaban por el pasillo, Jungkook escuchó el teléfono de Yoongi sonar. No pudo evitar notar la sonrisa dibujada en los labios de su representante, una que solamente aparecía cuando hablaba con una persona en particular. El actor negó levemente, divertido, ante el cambio radical que observaba siempre en su compañero cuando su esposa lo llamaba; cosa que de un tiempo a la fecha no había ocurrido.

—Hola, cariño, ¿qué tal ha estado tu día? —La voz de Yoongi se escuchaba suave y cariñosa. A pesar de estar lleno de trabajo todo el tiempo, siempre tenía una sonrisa para ella—. Claro, no hay problema, puedes usarlo. Te lo transferiré en un momento. —Su expresión se ensombreció con decepción por unos instantes.

Ese cambio fue algo rápido. ¿Acaso algo no iba bien entre ellos? Jungkook se sintió culpable. Sabía que a causa de su apretada agenda, el tiempo libre de Yoongi se había reducido y su matrimonio había atravesado por una etapa difícil en su aniversario anterior; pero tenía entendido que todo se había solucionado. Escucharlo colgar fue el incentivo para preguntarle al respecto.

—¿Todo bien con Eunha? —se escuchó más preocupado de lo que hubiese deseado.

—Sí —sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos—. Solo necesitaba una transferencia para comprarse unas cosas. —Tecleó los números y los envió—. Estaba apresurada y no tenía tiempo de hablar. —Otra vez una sonrisa triste.

—Claro... —Se mordió el interior de la mejilla—. Hyung, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad?

—¿A qué viene eso?

—¿Lo sabes, verdad? —insistió. Yoongi hizo un gesto de afirmación—. No es nada... Solo quería recordártelo.

Jungkook lo sabía. Sabía que su amigo, por más que estuviera pasando por un mal momento, no iba a comentárselo tan a la ligera; no por falta de confianza, sino porque no querría hacerlo pensar que su vida privada estaba atravesando dificultades por su culpa. Porque su trabajo lo tuviera tan ocupado. Yoongi, a pesar de que todos lo vieran como un gruñón, era una persona sumamente considerada y dedicada que siempre actuaba pensando en lo mejor para los demás, aun desde su exigencia. El actor no iba a obligarlo a decir nada que no quisiera ni iba a cuestionar las decisiones de su mayor, hizo lo que como su amigo consideró adecuado: reafirmarse como un soporte para cuando fuese necesario.

¡Holiwis! Aquí está el capítulo de la semana. Como solo actualizaré una sola vez, trataré de que todos sean más o menos de este largo o mayor. ☺️

¿Escucharon "My universe"? ES ARTE 🐋💜🐙. Army, no descuidemos el stream.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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