⟡| Pacto de amor (único)

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Jungkook últimamente no le prestaba atención a Taehyung, no la suficiente como para que su novio se sintiera querido e importante.

Taehyung sabía a qué se debía su distanciamiento en las últimas tres semanas, lo frío y duro que se había convertido su semblante y lo particularmente irritable que se tornó su estado de ánimo: las finales estaban cerca, Jungkook era el delantero izquierdo de la selección de fútbol de Corea del Sur y toda esa nación había dejado su voto de confianza en que él los representaría con orgullo y, por ende, también ganaría el torneo. Era mucha la presión y la responsabilidad con que cargaba y su pareja lo entendía.

Taehyung era muy comprensible y bondadoso con cualquiera, no importaba si lo dañaban, en su rostro siempre habría una sonrisa delicada y dócil. Taehyung era un chico que resplandecía con hermosa luz dorada, criado en un hogar de buenos modales, donde el amor entre sus padres nunca escaseó. Taehyung, apenas siendo un niño, se planteó que lo que ellos dos tenían también sería el pilar que sostendría su vida: amor, estabilidad, afecto.

Taehyung se convertía en un desesperado por el afecto que Jungkook pudiera brindarle, por pequeño y efímero que este fuese, él lo recibiría entre sus suaves manos y lo atesoraría como el mejor de los regalos.

Porque lo amaba, porque era todo para él.

Por ello, esa mañana de lunes, advirtiendo que su pareja ya se había marchado a entrenar, se levantó con la más positiva de las actitudes. Tomó una ducha mientras tarareaba el pegajoso ritmo de "Oh no, Oh yes!", se rasuró muy minuciosamente, esparció crema por todas las zonas de su curvilíneo cuerpo y aplicó perfume en sus zonas estratégicas. Luego se vistió con aquel conjunto que, si todo salía como lo planeado, volaría la cabeza de su novio. Los jeans le quedaron ajustados a propósito y la camiseta blanca transparentaba el color café claro de sus pezones.

Sonrío sereno ante su reflejo en el espejo, que su pelo estuviera tintado de lila, que además fuera alargado y rizado en las puntas y que su boca poseyera esa rojez natural, daba la sensación que tenías ante ti una versión del mismísimo Adonis. Taehyung no hacía caso a los comentarios, pero más de una vez escuchó que lo consideraban como un Dios que caminaba entre mortales, portador de una belleza etérea e inmarcesible. Jungkook, antes de que el fútbol y ganar acaparara toda su razón, también se lo repetía sin descanso, ya fuese viendo una película, recién levantándose, tomando el desayuno, comiendo la cena o cuando le hacía el amor apasionadamente entre sábanas de satén.

Ahora solo quedaba el vacío en su cama, él extrañaba infinitamente a Jeon.

Agarró las llaves del Bugatti y salió del penthouse, mientras se ponía en marcha por la concurrida carretera de Seúl reflexionó un poco las cosas. ¿Qué podría ocasionar que Jungkook lo volviera a mirar? ¿Cuál podía ser el incentivo? Debía ser algo nuevo e increíble, Taehyung tenía que innovar esta vez, dado que las numerosas invitaciones a salir que le hizo fueron rechazadas; Jeon, por el contrario, alegó que se encontraba demasiado cansado después del arduo entrenamiento y se fue a dormir. Organizar una velada romántica tampoco funcionó, Jeon se dirigió a la recámara nada más cruzar la entrada sin ni siquiera mirar la mesa que el chico había alistado con esmero. Taehyung incluso compró un conjunto sexy solamente para que Jungkook se lo arrancara, y funcionó, luego de que quedó desnudo y jadeante, aclamando por su toque, su pareja se excusó cuando el entrenador Namjoon lo llamó, dejando antes de irse un casto beso contra su cabellera.

Taehyung lloró aquella noche y las que siguieron, preguntándose qué hizo mal. La actitud de Jungkook no ayudaba, que casi no lo besara ni abrazara solo provocaba que Taehyung rayara lo desesperante y melancólico.

—¿Qué está ocurriéndonos? —se preguntó, su voz era pesada y sentimental—. ¿Soy yo el problema? ¿El causante de nuestra lejanía puedo ser yo?

Francamente, Taehyung ya se estaba replanteando si Jungkook había comenzado a dejar de sentir cosas por él o incluso si existía la pequeña posibilidad de que no le atrajera más. Claramente, el Jungkook atento, cariñoso y sonriente ya no estaba; entonces, ¿su amor, el que profesaron incondicional e irreversible a inicios de su noviazgo, también se fue con él? ¿Era posible que Jungkook lo dejara de amar?

Taehyung suprimió el amargo sentimiento que esas preguntas le generaron a medida que ingresaba a uno de los clubs más renombrado de la K League, hizo una corta reverencia en torno a los trabajadores en su camino, ellos lo saludaron con cordialidad, todos conocían y amaban al hermoso y afortunado novio de Jeon Jungkook, además de que Taehyung era el kinesiólogo que trataba al equipo.

Taehyung se encaminó hacia la cancha de entrenamiento, no podía concebir a Jungkook en otro lugar que no fuera ese. Al instante, como si una fuerza magnética lo atrajera, sus ojos se detuvieron en aquel hombre encantadoramente guapo en centro del terreno; iba forrado con el uniforme de entrenamiento y sus brazos y muslos lucían condenadamente apretados y gigantes dentro de aquellas prendas ajustadas.

Jeon Jungkook debía ser el hombre más atractivo y llamativo que Taehyung había visto nunca. Pelo negro azabache y medianamente corto, penetrantes ojos azul índigo y barbilla seguramente esculpida por las gloriosas manos de un escultor del Renacimiento. Como si ser joven, guapo y millonario no lo fuera todo, Jungkook poseía carisma y un indudable talento con el balón. Por eso, a solo 25 años, ya contaba con el prestigio de ser llamado el mejor jugador de toda Corea.

Taehyung no podía estar más orgulloso de su novio, de por sí él estuvo a su lado desde sus inicios.

—¿Qué carajo crees que estás haciendo, Jeon? —El tono del entrenador Kim Namjoon se oía más que furioso e irritado, Taehyung se espabiló con los gritos—. ¡Pásale el balón a Min de inmediato!

Jungkook hizo oídos sordos, él corría por todo el terreno, el balón siendo pateado con fuerza por sus pies, el chico de nombre Jungwon que lo estaba siguiendo se interpuso en su camino, tratando de arrebatárselo, pero Jungkook maniobró a la perfección, logrando esquivarlo. Los ruidos de indignación de sus compañeros fueron más que notorios, aunque a Jungkook no parecían afectarle, ya que se dirigía dentro del área, hacia los defensores.

—Por la mierda, ¡tienes que jugar en el ala izquierda, no la derecha, demonios!

El entrenador continuó gritándole y Jungkook siguió ignorándolo. A simple vista era más que claro lo que tramaba: anotar egoístamente, llevarse todo el mérito para él, ser el único ganador.

Esquivó al portero y los demás jugadores no se inmutaron cuando la pelota golpeó la red, ni siquiera Jungkook lo festejó y Taehyung se encontraba demasiado estático con su imprevisible actitud como para alegrarse por el triunfo. Una mirada fría y enigmática era toda lo que había en los ojos del pelinegro, a Taehyung le dio mala espina.

El entrenador sonó el silbato, finalizando el partido, los chicos suspiraron con cierto alivio y cansancio, emprendiendo rumbo a través del campo.

—Jungkook. —Nombró Namjoon y el susodicho lo miró de mala manera—, vamos a tomar algo. Quiero que me expliques qué demonios acaba de ocurrir.

Y se fue maldiciendo al aire, el pelinegro permaneció invariable en el puesto mientras empujaba la lengua contra el interior de su mejilla, parecía reflexionar acerca de lo acontecido. Taehyung, un poco vacilante, acortó la distancia con cortos y silenciosos pasos; los chicos lo saludaron con alegría y Jungkook se volteó ante la mención de su nombre, el pelinegro lo miró fijamente, ningún asomo de alegría o sorpresa a la vista.

Una linda y cuadrada sonrisa tomó forma en la boca de Taehyung y se entregó a los brazos de su pareja. Jungkook amortiguó el impacto entre sus cuerpos con los reflejos de un buen delantero y correspondió al toque fugazmente, luego lo separó manteniendo esa expresión distante, la sonrisa de Taehyung fue decayendo gradualmente.

—Jungkookie, ¿qué pasa? —Atestiguaba que nada bueno sería.

—¿Hoy no es tu día de descanso? —Ni un hola, ni un cariño, te extrañé, nada. Taehyung reprimió sus emociones dañadas con una dulce sonrisa.

—Sí, Hyunjae es el kinesiólogo de turno.

—Entonces, ¿por qué estás aquí, Tae? —Jungkook inquirió, sus labios apretados en una dura línea. La arruga en el entrecejo de Taehyung se profundizó al oír la pregunta, Jungkook se estaba comportando muy raro, ¿es que un novio no podía visitar a su pareja?

—En casa se siente vacío si no estás y... y te extrañaba, bueno, creo que hasta Bam lo hace. —Taehyung rio y no sonó como algo alegre o divertido, fue un sonido seco y afligido—. Es gracioso porque es un perro, pero teniendo en cuenta que lo tenemos desde que era un bebé, entonces supongo que por eso me apego tanto a él; de todas formas, eso no viene al caso. Bam ha empezado a dormir sobre una de tus camisetas del equipo y cuando sales del departamento se queda mirando la puerta por largo tiempo, de verdad él te extraña... —Lo miró con ojos brillantes y tristes— Te extrañamos, Jungkookie, me haces falta.

El pelinegro desvió la vista, observando directamente a lo lejos. Su mandíbula estaba tensionada, su expresión dura e impenetrable.

—Lo sé y también los extraño a ustedes, pero como ves estoy ocupado.

¿Por qué lucía como una excusa predeterminada para contentar a Taehyung? Como un folleto que te aprendes y luego recitas, un corta y pega.

—¿No te alegras de verme? —Taehyung hizo la pregunta que lo ahogaba, sintió miedo mientras aguardaba por la respuesta.

—Claro que sí, Tae. —Por un corto instante, Jungkook se mostró como el antiguo y encantador novio, tomando las suaves mejillas de Taehyung entre sus palmas y mirándolo intensamente—. Tu presencia nunca me disgustaría.

—Pues no lo parece —le habló Taehyung con sinceridad.

—Te lo dije —murmuró exacerbado—, estoy muy ajetreado con los entrenamientos y las finales. Ahora Namjoon no me quita el dedo de encima y no sé qué diablos hacer para contentarlos a todos.

—Pero yo te puedo ayudar. —Taehyung también acarició su mejilla, comprensible y suave, cumpliendo su papel de novio cálido—. Háblame Jungkookie, lo que sea que te esté inquietando, encontraremos la forma de resolverlo juntos.

Taehyung deseaba que se abriera a él, que confiara, no era solo su novio, también era su amante y compañero de vida, quien lo apoyaría y no abandonaría cuando las cosas se tornaran difíciles.

—Lo haré... —anunció Jungkook después de un asentimiento y Taehyung sonrió al extremo de la felicidad. Esperanzas nacieron en él— Pero no ahora, Namjoon me espera.

—Oh, comprendo. —Taehyung trató de no escucharse decepcionado, pero falló en el intento— ¿Y en casa me lo contarás?

Jungkook lo dejó sobre la hierba y depositó un beso fugaz en su cabellera ondulada.

—Sí, te lo prometo.

Una promesa que evidentemente no cumplió, Taehyung debió suponerlo.

—¿Quieres quitar esa cara? Cuando me invitaste a tu lujoso departamento, no esperé esta escena digna de un funeral.

Taehyung levantó la vista de su regazo, Hoseok lo estaba observando con un profundo ceño fruncido a través de la sala de estar. Él solamente atinó a encoger los hombros.

—Parece que te tragaste un limón y además te bebiste todas las lágrimas de una viuda cuarentona y amargada. —Rio y se empinó la botella de vino, pasándosela a Taehyung, aunque este no tomó.

—Es peor que eso.

—¿Qué hizo Jungkook esta vez? —Hoseok dejó escapar un gran suspiro, Taehyung lo imitó y empezó a romper la etiqueta que rodeaba el cristal de la botella.

—Entiendo que no es su culpa...

—Tae, cariño —lo llamó con suavidad—, para de justificarlo y respóndeme a lo que te pregunto.

Taehyung mordió su labio, Hoseok era su amigo, por ende lo conocía muy bien y eso le aterrorizaba, tampoco podía obviar que era el hermano de su pareja y lo que dijera lo comprometería en cualquiera de los casos.

—Jungkookie ha cambiado un poquito conmigo.

—¿Con poquito te refieres a...?

—Que ya no me da la atención que requiero, y no es que sea codicioso ni posesivo respecto a nuestro noviazgo, pero me siento muy solo entre estas cuatro paredes. Aquí me ignora, en el club me ignora, ¡incluso hoy me vestí para él y ni lo notó!

—Tae, conozco a mi hermano y te puedo asegurar que eres el chico de sus ojos, es un idiota cascarrabias, sí, pero te ama profundamente. No dudes de su amor y lealtad hacia ti.

—¿Entonces por qué me ignora? ¿Por qué promete cosas que no cumplirá?

—No estoy dentro de su cabeza como para afirmarlo con rotunda seguridad, pero juraría que la causa principal debe ser el partido. Muchos de los chicos están pasando por la misma situación estresante de Jungkook; Jimin, el lindo novio del idiota de Yoongi, le armó un show tremendo frente a todo el equipo, gritó cosas como que no lo follaba cuando quería y que tuvo que reemplazar su pene por un consolador —bufó—. Fue entretenido ver su horrenda cara de gato arrugarse, pero bueno, volviendo al tema principal, ya ves que no eres el único pasándolo mal.

—Pobre Jimin. —En el interior, Taehyung se dio condolencias, él también extrañaba el sexo con su pareja, ya estaba más que cansado de trabajos manuales y penes de goma que no lo satisfacían en lo más mínimo.

—Sí, he oído incluso de jugadores que se separan de sus parejas antes de los partidos para después regresar.

—¿Qué? —Taehyung parpadeó perplejo— Pero eso es absurdo.

—Ajá. —Hoseok cabeceó afirmativamente— Siéntete afortunado de que mi hermano no sea de esos.

—Yo solo quiero que Jungkookie me note, me abrace, bese, que me... —Taehyung calló, avergonzado por el rumbo que tomaron sus pensamientos.

—¿Que te folle sucia y salvajemente? —Taehyung lo miró con grandes y sorprendidos ojos—. Dilo alto y sin pena, todos tenemos necesidades primitivas que satisfacer.

—Pero eres hetero —susurró como si fuera un secreto—, oírme hablar de sexo gay podría incomodarte.

—¿De dónde sacaste esa barbaridad, Tae? —Hoseok se rio con despreocupación mientras lo evaluaba divertido—. Demonios, amor es amor, sexo es sexo, ¿qué importa donde lo metas o si te lo meten, de quién te enamoras o si te identificas con otro género? Lo primordial es tu bienestar, plenitud y felicidad, ser tú mismo y amarte por sobre todas las cosas.

Taehyung se quedó con la boca abierta y Hoseok se carcajeó.

—Soy heterosexual, cariño, no una mierda homofóbica del siglo pasado.

—Yo... gau.

Hoseok volvió a reír.

—¿Sabes? Jungkook se merece una buena lección por lo que te ha hecho pasar en los últimos días.

—Jungkookie no es un niño, ¿qué lección podría darle? —sonrió y negó—. Una reprimenda no serviría en él.

Taehyung medio rio y esperó oír la risa de Hoseok sumándose a la suya, pero el chico estaba serio en su lugar.

Aquello era una broma, ¿no?

—No me digas que hablabas en serio.

—¡Vamos Tae! —Hoseok exhaló—. Seguro te dejó con las bolas azules más de una vez, es posible que se lo tenga merecido.

—B-bueno... pero no podría hacerle nada que lo perjudicara.

—¿Y quién dijo que lo dañarías o pasarían mal? Es más, ambos lo disfrutarán y se beneficiarán al máximo.

Taehyung lo miró atento, la capacidad de convencimiento de Hoseok era increíble.

—¿A qué te refieres, Hobi?

—Tú solo escúchame y déjate llevar por mis consejos.

La sonrisa inocente de su amigo fue reemplazada por una de pura y descarada maldad. Mientras Taehyung lo escuchaba, entendió que la tentación tenía nombre y apellido y era el de Jung Hoseok.

El partido estaba por iniciar, era casi la hora y el Estadio Olímpico de Seúl se hallaba repleto, rebosando su capacidad.

Jungkook tuvo problemas para mantenerse en calma cuando la multitud comenzó a animar, la sensación de ahogo que sentía últimamente lo estaba asfixiando y empezó a caminar de un lado al otro, sus compañeros se hallaban en las mismas desfavorables condiciones y eso le otorgó cierto consuelo.

Estaba repasando las técnicas y palabras del entrenador cuando un toque lo interrumpió, Jungkook se giró con algo de fastidio en la mirada.

Era Taehyung, su novio.

—Te ves mal, Jungkookie.

En cambio Taehyung estaba particularmente lindo y fresco ese día, con la ropa de kinesiólogo y su pelo esponjoso y lila.

—¿Como una mierda?

Taehyung asintió y negó enseguida, su decoro no le permitía jamás pronunciar un sí. Jungkook sonreiría, pero estaba concentrado en el abucheo proveniente de las gradas.

—No dormí nada anoche y ni bocado de comida he probado —le confesó Jungkook a su pareja.

—Vayamos a la oficina, allí tengo algunos snacks. No es bueno que empieces el juego con el estómago vacío, consejo de tu kinesiólogo.

—No puedo, el partido...

—Jungkook, vamos. —El tono duro y rotundo impresionó al pelinegro. Taehyung pocas –inexistentes– veces le hablaba así. Tan sorprendido quedó que no puso objeción y lo siguió por el pasillo de oficinas que le mostró.

Ingresaron a la habitación cuando Taehyung abrió la puerta, Jungkook se quedó mirando confundido la figura de su novio, Taehyung estaba dándole la espalda y, por la tensión en sus hombros, Jungkook pudo adivinar que se hallaba nervioso o ansioso.

Se acercó a él y Taehyung lo encaró con rostro indescifrable.

—Tae, el partido comenzará y...

—¿Cuánto tiempo queda?

—Eh, una media hora, aproximadamente.

—Bien.

Fue todo lo que dijo y Jungkook no entendía qué sucedía. Con un lento suspiro se acercó un poco más y depositó un beso en su cabellera, al alejarse no vio esa expresión de felicidad que Taehyung generalmente hacía.

—¿Tae?

Una mezcla de determinación y fiereza surcó los ojos de Taehyung, el claro gesto de osadía se estableció en su cara y Jungkook se sintió intimidado y confundido como la mierda.

Su novio metió la mano en un bolsillo trasero del pantalón y luego Jungkook oyó un ruido metálico invadir la habitación. Al instante miró abajo, hallando sus muñecas apresadas dentro de unas esposas.

—¿Tae, qué mierda?

El chico no le respondió y Jungkook se exasperó.

—¿De qué va esto? ¿Es una broma? —El pelinegro miró a las esquinas, buscando la cámara oculta, esperando escuchar las risas de sus compañeros irrumpir en la habitación.

Pero Taehyung se mantuvo en silenciosa calma.

—¿Fue obra de Hoseok, verdad? —silencio—. Por lo menos explícame, ¿es que ahora de repente te va este rollo de dominante y sumiso? Lo siento, pero no es el momento y el sadomasoquismo no es lo mío, a mí no...

Taehyung lo calló con un dedo sobre los labios.

—Cállate si no quieres que también termine amordazándote —siseó encima de su boca, tomándolo desprevenido y retiró el dedo cuando Jungkook así cumplió.

La expresión de Jungkook era todo un poema. ¿Y su novio callado, tierno, para nada dominante dónde quedó?

—Tienes 30 minutos para follarme muy bien y lograr que me corra.

Su boca se secó.

—¿Q-qué?

—Como oíste —zanjó Taehyung.

—Pero Tae... el partido...

—Juro que si vuelves a decir esa palabra, te haré tragártela —lo desafió y empujó por el pecho; Jungkook, boquiabierto, cayó sentado en el sofá detrás de él.

Taehyung lo agarró por el cuello de la camiseta y pronunció muy lentamente cada palabra encima de su boca con ojos retadores:

—Me la vas a chupar, aquí y ahora, luego me postrarás en cuatro sobre ese buró de ahí —señaló el mueble con el índice— y me cogerás tan fuerte y duro que mis gritos será lo único que oirás durante el juego.

Jungkook estuvo bastante seguro de que no pudo respirar por un momento.

—Es mi placer, no el tuyo. ¿Te quedó claro, Jungkookie?

—Y-yo... sí —Jungkook sintió su polla comenzar a endurecerse dentro de sus pantalones cortos, Taehyung también lo percibió y sonrió con malicia.

Jungkook era más grande y más fuerte que Taehyung y unas simples esposas no eran obstáculo, podía romperlas, podía alejarlo, pero no lo hizo. Su dominación, sorprendentemente, causaba buenos estragos en Jungkook.

Y eso lo aturdió, porque era él quien tomaba siempre el rol demandante.

Taehyung se alejó unos centímetros, los justos para que su entrepierna quedara alineada con la cara del pelinegro, sus dedos largos trabajaron en el cierre del pantalón mientras Jungkook lamía sus labios repentinamente resecos y ansiosos. Hasta donde Jungkook sabía, Taehyung no era el mayor fan de recibir mamadas, ya que según lo descubierto, le avergonzaba que su boca estuviera en esa parte de su cuerpo; sí, su chico se cohibía. Por ello los ojos azules de Jungkook no pudieron despegarse del prominente contorno marcado en su bóxer ni del motivo de sus intenciones.

—Tae...

—Silencio o te clavo mi polla de una.

Oírlo fue surrealista. ¡Que alguien le dijera qué diablos estaba sucediéndole a su Taehyung!

Jungkook enmudeció avergonzado y adelantó las manos esposadas para tocar la erección de Taehyung, pero el chico las golpeó lejos mientras negaba.

—Manos fuera, solo quiero tu boca en mí.

El pelinegro se entristeció, él quería tocarlo, aunque asintió bajo el peso de su mirada.

Entonces Taehyung bajó sus propios bóxer y su gran polla saltó a la vista, Jungkook tragó sin apartar la mirada, no se percató que mordía su labio inferior hasta que Taehyung lo sacó de la presión de sus dientes.

—¿No te parece lindo mi pene? —Taehyung dio unas cuantas sacudidas a lo largo de su eje para tentarlo—. Mira lo duro y sonrojado que está, las venas rodeándolo, el pre semen brotando del glande, ¿se te antoja probarlo? ¿Te gustaría tomar mi leche, Jungkookie?

Carajo, Jungkook sintió la gran necesidad de tragarlo de un tirón y atragantarse con él para así borrar la sonrisa petulante en el rostro de su novio, nunca antes había deseado tanto mamársela a alguien, ser utilizado solamente como un húmedo hoyo chupa-pollas, ser dominado. Con un gemido ahogado por su vívida imaginación, Jungkook apretó su pesada erección bajo el peso de su mano, tratando de hallar alivio.

Y Taehyung no lo concedió, con fuerza enrolló una mano en las cortas hebras azabaches y tiró la cabeza de Jungkook hasta que su aliento golpeó sus bolas.

—Chúpame —dictaminó, la voz grave y áspera dándole escalofríos.

Estaba a pulgadas del rostro sofocado de Jungkook, era grande y gruesa -casi como la del pelinegro- y la cabeza hinchada rozaba sus labios con lento deleite. Jungkook inhaló su olor a limpio y a hombría, después sacó su lengua y tentativamente lamió la punta. Taehyung gruñó, su mano cerrando más el agarre, ordenando, dominando.

Jungkook, a la segunda lamida, recogió más del abundante líquido pre seminal y lo retuvo en el paladar por varios segundos, su boca salivó demasiado ante el sabor y escupió muy lentamente, pasando a lamer el tronco ancho y la parte inferior. Esparció la saliva, creando de este modo una delirante fricción que torció las comisuras de Taehyung.

—Abre la boca. —Fue una orden y Jungkook gimió cuando la gorda polla irrumpió en su interior al acatarla.

El glande golpeó la parte posterior de su garganta, casi que asfixiándolo. Taehyung no lo dejó recuperarse de las arcadas cuando empezó a follar literalmente su boca, el ritmo que estableció era rudo y jactancioso y eso a Jungkook le encantó. Ahuecó las mejillas, chupando como él le había pedido inicialmente, pasando la lengua por la abertura y también enrollándola a lo largo de la extensión. Taehyung, afianzando los dedos en su pelo, jodió a una velocidad y fuerza inhumana su cavidad, sus caderas iban rápido y Jungkook lo amaba.

—¿Lo estás disfrutando, Jungkookie? —La caricia fugaz en su mejilla logró que levantara la cabeza, Jungkook se acercó al contacto, anhelante y caliente como el infierno, y chupeteó aquella goteante polla como si de un caramelo se tratara. Taehyung pareció molesto a pesar de que el placer resplandecía en sus ojos—. No es para que lo hagas, esto no es para ti.

Y aceleró las estocadas con el fin de satisfacerse únicamente él, Jungkook solo atinó a relajar la mandíbula y le permitió dejarle hacer lo que se le diera en gana. La sacó y empujó de regreso dentro, luego de nuevo y de nuevo, el pene de Taehyung no paraba de moverse en él, Jungkook gimió alrededor de su deliciosa y caliente carne, sus labios estirados y tomando con avaricia.

Taehyung lo había privado mucho tiempo de su polla, ahora se volvería adicto porque, definitivamente, una sola probada no era suficiente para Jungkook.

La saliva espesa le descendió por la barbilla y el ruido de las bolas de Taehyung golpeándolo fueron una total locura para el pelinegro; como las esposas le permitieron, tomó su propia erección y dio unos lentos bombeos sobre el eje pesado, gimió; un poco... solamente un poco más y él... pero su novio palmeó su brazo fuera para que dejara de tocarse.

—Mi placer, no el tuyo —le recalcó áspero y después echó el cuello hacia atrás, soltando un ronco y lujurioso gemido de satisfacción.

—Hermoso —tarareó Jungkook con las mejillas llenas.

Momentos después, cuando advirtió en el sabor salino y la rigidez del pene entre sus labios, mamó con avidez y desespero y se preparó para recibir la grandiosa descarga, mirándolo suplicante con sus ojos índigo, pero no contó con que Taehyung se apartaría. El sonido de pop que hizo el pene al dejar su boca fue tan obsceno y ardiente que se sonrojó.

Taehyung estaba jadeando, algunos mechones se le pegaron a su frente y su polla lucía larga y dura como un mástil. Bajo la atenta mirada de Jungkook, se acarició el glande con dos dedos y luego los dirigió a la boca contraria, el pelinegro sintió su exquisito sabor inundarle y los chupó con avidez, empezando a tirar dentro y fuera como minutos antes hizo con su pene, el interior de su boca hormigueó por ser llenada con algo más grande, pero Taehyung sacó los dedos y rio escaso.

—¿Desesperado? Siento informarte que solo me correré cuando tu polla esté enterrada en mi culo —dijo—, mientras tanto no, aunque no puedo quejarme de tu boquita. Buen trabajo, Jungkookie.

Jungkook dejó salir un gemido entre inconforme y halagado; observando aquel falo, saboreó los últimos rastros del pegajoso líquido pre seminal en su lengua. Deseaba venerar aquella polla, chuparla hasta el cansancio, ahogarse con ella y su sabor, él la amaba tanto como amaba a aquel chico.

—Ahora levántate, mi trasero espera ser llenado —habló duro y lo alzó por la unión de las esposas.

Jungkook no paraba de sorprenderse, la actitud que tomó Taehyung era más que desinhibida y descarada, sospechó que algo tuvo que ver él en ese repentino cambio.

Su novio se despojó de las prendas que llevaba y la escultural figura quedó en todo su esplendor, Jungkook barrió sus ojos lascivos por los hombros delgados, los pezones erectos y el abdomen suave; su erección comenzó a latir al ritmo raudo de su corazón y no se amedrentó ante el deseo que lo invadió. Incrustó al chico entre su gran cuerpo y el buró, Taehyung gimió sorprendido y Jungkook aprovechó para meterle la lengua en la boca, una probada de su saliva y estaba listo para venirse como un adolescente. Sus dientes mordieron y tiraron, sus labios colisionaron en una perfecta sincronía, por un instante fueron uno.

—Vamos... —Taehyung rompió el beso y enganchó los dedos en el borde del pantalón corto de Jungkook. Su polla se asomó por fuera del elástico de la ropa interior y Taehyung llevó la gota blanca de semen a su lengua, los ojos de Jungkook quemaron como rayos láser mientras su pareja tarareaba por el sabor de su esencia.

Jungkook hizo el amago de volver a besarlo, pero Taehyung lo detuvo y negó. Algo arañó el pecho de Jungkook, una sensación de apego desesperante y demoledor.

—Quiero hacerte el amor —casi rogó su anhelo.

Taehyung sonrió maquiavélico y se volteó, postrándose en cuatro sobre el escritorio de madera, luego miró a Jungkook por encima de su hombro y empinó el culo al aire.

—Y yo quiero que me jodas —susurró—, duro y sucio.

El aliento del pelinegro se atoró en su garganta y bajó la vista a la ofrenda ante él, su chico meneaba las tentadoras y acarameladas nalgas de un lado al otro, la entrada goteaba espeso lubricante y se cerraba al vacío, aclamando ser llenada hasta la empuñadura. De tan solo imaginar los dedos de Taehyung entrando y saliendo, cómo seguro gimió mientras se preparaba para recibirlo...

Jesús. Jodido. Cristo.

Jungkook retiró con manos errantes su bóxer y pantalones, su polla estaba más que contenta con todo el autoritarismo de Taehyung, erguida, gorda y lista para descargarse en su interior con largos y tendidos chorros.

Jungkook dio un bombeo al tronco palpitante para aliviar la tensión y luego se alineó en la arrugada y linda abertura de Taehyung. Insertó la gruesa cabeza de su polla, sintiendo como los músculos internos de Taehyung se estiraban ante la intrusión para tomarlo, el chico bajo su cuerpo gimió medio sollozó.

—Jódeme —pidió/rogó y justo ahí la mente de Jungkook perdió la batalla.

Mierda, él no sería suave ni condescendiente con alguien que rogaba por ser jodido.

Por primera vez no sería suave con su Taehyung.

Con una rigurosa embestida se adentró en él, calor húmedo lo acogió y apretó la mandíbula. Jungkook no se percató de cuánto había extrañado el contacto con Taehyung hasta que estuvo enterrado profundamente en él. Prácticamente lo dobló por la mitad mientras se lo cogía en serio, las flexibles y húmedas paredes lo absorbían como una ventosa, succionándolo más profundo, más adentro; los gritos de Taehyung aumentaron su lívido y sus ganas. Nada se había sentido tan bien como el culo de su chico apretándose alrededor de su pene.

El pelinegro lo tapó con su cuerpo y envolvió su mano alrededor de su barbilla, volteando su cara, los ojos de Taehyung se trabaron en los suyos, estos estaban pesados y cristalinos y de su boquita roja y abierta no paraban de salir sollozos encantadores y satisfactorios. Era hermoso, tan hermoso que dolía.

—¿Es esto bueno para ti? —le preguntó Jungkook y llevó su polla más hondo mientras gruñía.

Taehyung jadeó y se apoyó de sus muslos, arqueando la espalda en un ángulo ideal que apuntó el glande contra su próstata. El chico tembló entre sus brazos.

—Muy bueno... —le dijo casi en un susurro.

—¿Cuánto?

Taehyung dejó escapar un largo gemido satisfecho.

—Much... Oh, n-no te deten... ¡Ah!

Pero Jungkook ya estaba dándole con fuerza, presionando los labios en su oído, repitiéndole lo mucho que lo quería. Follándolo y amándolo. Amándolo y follándolo.

En parte era hacer el amor, Jungkook así lo concibió. Su pecho inundado de cálidos sentimientos se apretó y besó el costado de su sudoroso cabello lila, después dirigió sus dedos a enterrarse en la piel rechoncha de sus caderas y se meneó con certeras y sucias estocadas. Necesitaba bombear en Taehyung sin restricciones, llenarlo de él, porque nunca sería suficiente.

Aquello era delicioso, muy exquisito, tan perfecto y de ellos dos.

Jungkook aminoró el vaivén un segundo y, sin salirse de su interior, lo giró sobre su espalda. Taehyung tenía lágrimas brotando de las comisuras de sus ojos y Jungkook rodeó la base de la hinchada erección que descansaba en su estómago. Taehyung solo gimió, ruidoso y escandaloso, delirante y enloquecido, incluso se retorció, alzando las caderas al aire y embistiendo su polla en el puño apretado de Jungkook; unos dos jalones arriba y abajo y las tiras de semen salpicaron los labios del pelinegro cuando se vino. Taehyung gritó con la cabeza golpeando hacia atrás y los espasmos previos lo inundaron.

—Tan jodidamente ruidoso mi bebé —halagó a medida que lo penetraba.

—Oh Jungkookie, Jungkookie, Jungkoo... —su voz se desvaneció con un jadeo tembloroso.

El intenso placer se construyó dentro de Jungkook y sus testículos se apretaron ante la etérea vista; inclinándose, empezó a besarlo al ritmo de las embestidas, en el beso compartiendo del dulzón semen de Taehyung. Este no hablaba, solo tomaba mientras gemía bajito, su agujero retorciéndose y pulsando alrededor de la polla de Jungkook.

—Ya que te estás derramando como una putita, Tae, ¿por qué no me das un poco más de eso? —Acarició sus labios carnosos, adentrando el dedo y mojándolo de saliva, luego tocó su barbilla y con la uña rozó un sensible pezón, Taehyung se estremeció.

—No puedo —contestó, lloriqueando por la hipersensibilidad.

—Sí, amor, sí puedes.

Y Jungkook golpeó fuerte y preciso en su punto dulce. Una y otra y otra vez.

—N-no... —El segundo orgasmo disparó en Taehyung con una intensidad demoledora y esta vez Jungkook abrió muy bien la boca, capturando los extensos chorros del cremoso semen y los tragó con un ronco gemido de satisfacción que le cerró los párpados.

Jungkook no lo aguantó mucho más, el sabor dulzón de Taehyung inundando su paladar, Taehyung apretándolo, Taehyung gimiendo, Taehyung mirándolo, Taehyung sollozando, Taehyung gruñendo, Taehyung, Taehyung, Taehyung; esa espiral adictiva y sin final...

Jungkook se corrió tan duro y alargado que puntos blancos acapararon su visión, se catapultó a una sensación de plena satisfacción y su mente quedó en trance mientras se estremecía y gemía el nombre de su amado.

El cuerpo de Taehyung se contorsionó con hermosura y magnificencia, sus ojitos se iluminaron con felicidad post orgásmica y sus labios se entreabrieron, rosados, brillantes y tentadores. Taehyung resplandecía. Jungkook adivinó al instante lo que quería su consentido y lo atrajo por la nuca, besándolo con ganas y mucho afecto. Dios, lo quería tanto, su chico bonito, su amor... Por último persuadió a su lengua para sorberla y después pegaron sus frentes, jadeando ardientes y aspirando el aire del otro.

—Demonios, Tae, eso fue...

—¿Bueno? —inquirió curioso y a la vez dudando.

—Intenso... y magnífico —puntualizó Jungkook con las palabras precisas. Recobrando el aliento, besó el dorso de la mano de Taehyung con cariño—. Me gustó... no diablos, me fascinó.

Las cejas de Taehyung se elevaron.

—¿Lo dices en serio? ¿No te pareció exagerada mi actitud o que te obligara a...?

Taehyung calló, las orejas se le tintaron de rojo, mostrando así su vergüenza. A Jungkook no le gustó el tono inseguro que envolvió su voz, por eso lo estrechó en sus brazos y pegó los labios en cada porción de su suave y hermoso rostro.

—No me obligaste a nada —beso—, lo disfruté... —otro beso— demasiado.

Taehyung se removió y rio a grandes y limpias carcajadas.

—Detente, me haces cosquillas. —Dejó salir algunas risitas mientras se tapaba la cara ruborizada.

El sonido fue directo al corazón de Jungkook.

—Te extrañé, Tae —dijo—. Dios, te extrañé tanto.

Taehyung lo observó atento, parecía sorprendido y Jungkook se sintió el más miserable sobre la faz de la tierra. ¿Cuánto tiempo estuvo sin repetirle cuanto lo añoraba? ¿Sin demostrarle lo que le quería? Sin duda, Jungkook fue un idiota y Taehyung era un alma demasiado bondadosa al no separarse de su lado aun cuando lo estuvo ignorando y tratando mal.

—Fui un estúpido, cariño, lo sé. Me dejé cegar por la avaricia y las ansias de ganar. —Acarició con los labios la punta de sus dedos y besó cada almohadilla, también dejó besos dispersos en las dos palmas. Después lo miró determinante—, pero juro que compensaré todo el tiempo perdido y los malos ratos que te obligué a pasar.

Después de eso, Jungkook quebró las esposas, demostrando que desde un inicio pudo hacerlo, luego ayudó a Taehyung a bajarse del escritorio y a limpiarse. Se vistieron nuevamente, el silencio que los rodeaba era reconfortante y cómodo hasta que Taehyung se alejó del sofá con ojos inmensos y una mueca de espanto.

—¡Nos olvidamos del partido! ¡Jungkookie, el partido va a comenzar dentro de poco y todavía no te has alistado! —brincó fuera de su regazo, corriendo a la puerta—. ¡Vamos, no te quedes ahí, el entrenador y los chicos...!

—No jugaré.

Taehyung se paralizó, dando la vuelta con lentitud.

—¿Qué? ¡Pero llevas entrenando por más de tres semanas! Esta es tu oportunidad, Jungkookie, ¡esto es importante para ti!

Jungkook negó, seguro de la decisión que había tomado.

—No, Tae, tú eres importante para mí.

Taehyung casi se tambaleó ante la confesión, pero obtuvo equilibrio al apoyarse en la pared. Jungkook sonrió y le pidió que se acercara con un gesto de mano, él lo hizo con pasos pausados y la misma expresión de desconcierto reflejada en sus facciones. Jungkook lo sentó en su muslo y, con un dedo debajo de su barbilla, lo instó a mirarlo.

—Que se jodan Kim Namjoon, el fútbol y la maldita K League —concretó—. Nunca más te ignoraré, tampoco pondré un balón ni nada más antes que a ti.

—Si la toma de tu decisión es mi culpa, no me lo perdonaré.

Jungkook pasó los nudillos por su mejilla, había adoración en sus ojos azules.

—Tú, Kim Taehyung, tú eres lo principal para Jeon Jungkook y nadie jamás te quitará ese lugar.

Taehyung sonrió con lágrimas brillando en sus ojos y jadeó sonrojado cuando Jungkook levantó su remera, la boca del pelinegro se aventuró abajo y besó superficialmente sus sensibles pezones. Su cuerpo se arqueó, receptivo a los estímulos, y Jungkook continuó adorando los pequeños brotes con lamidas lentas y húmedas; subiendo de nuevo, probó el elixir salado en su cuello, lamió la parte sensible de su oreja, sus manos amasaron suavemente la piel regordeta de sus nalgas.

—A partir de hoy me encargaré de follarte y de hacerte el amor a toda hora porque sé cuánto te gusta —murmuró.

Jungkook chupó sobre su clavícula y Taehyung se estremeció.

—Porque sé cuánto nos gusta.

Taehyung gimió extasiado y emocionado, Jungkook besó las comisuras de su boca entreabierta, burlándose de sus labios, eclipsando la tentación que para él representaba, yendo a parar en su oído.

—Te besaré y mimaré en todo momento, porque deseo complacerte, mi amor.

—Jungkookie...

Chupó su sedoso labio inferior, soltándolo apenas para continuar hablando.

—Porque me vuelves loco de amor.

Arrastró los dientes y mordió, Taehyung ronroneó y Jungkook pasó la lengua, refrescando la ardentía.

—Porque deliro si no te tengo.

Y lo miró, intenso y amoroso, rendido a sus pies, hechizado con sus encantos, envuelto en la punta de su dedo.

Taehyung, Taehyung, Taehyung...

Su amor, su niño, su todo.

—Porque te amo, Taehyungie.

Taehyung también sonrió, su corazón latiendo enamorado.

—Porque te amo, Jungkookie.

Bajo el sonido de un beso estremecedor, Jungkook y Taehyung sellaron un pacto de amor, ese donde ambos prometieron consumirse en el otro hasta la eternidad.

[ F I N ]

N/A: I'm crying, God! 😭💖

Fue tan hermoso escribir esto, mis desvelos valieron la pena. Confieso que el Jungkook de este OS se ganó mi corazoncito oscuro, aunque al principio se comportó bien feo con el Tete jeje... Pero hay que verle el lado bueno a tanta angustia: hubo smut, reconciliación y final feliz 😌

Las últimas líneas, o sea, donde los tortolitos se confiesan su amor, lo extraje de una conversación real que tuvo el Taekook, y el que me discuta que no es cierto... 🙂🔪

Moraleja: Si tu pareja te ignora, menéale el culo y pídele que te joda.
Atte: Kim Taehyung.

Nos leemos en otro proyecto, bye bye~

-taeryenn

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