11

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Sintió como el cuerpo que estaba pegado a él se removía rápidamente para intentar safarse de su agarre.

— Soobin, voy a vomitarte la cara.— Yeonjun se quejó, con rapidez lo dejo escapar y abrió sus ojos para verlo correr hacia el baño.

Habían pasado tres semanas desde que se habían enterado de la existencia de su bebé y en las tres semanas no había hecho más que ilusionarse con la idea de ser padre. Aunque al principio hubiera sentido mucho terror luego se sintió inmensamente feliz de solo pensar tener a su bolita de colores con una pancita grande. Ahora definitivamente sería una bolita de colores, pero la bolita de colores más hermosa del mundo.

Además solo podía pensar que sería padre junto a Yeonjun, si no hubiera sido con el ¿Con quién más? La respuesta era obvia, si no era Yeonjun no era nadie, no podía imaginar su vida sin el bonito pelirrojo que lo tenía enamorado desde que era un adolescente.

Se levantó de la cama para caminar hacia el baño donde su bebé vomitaba todo lo que su estómago contenía. Se agachó junto a el sobando suavemente su espalda para reconfontarlo.

— Si sigo así, vomitare hasta los riñones.— se quejo Yeonjun cuando las náuseas disminuyeron.

No dijo nada solo río para luego jalar de la cadena y así el baño quedará limpio. Lo ayudo a ponerse de pie para que lavara sus dientes.

— Tu bebé va volverme loco.— se quejo mientras comenzaba a cepillar sus dientes.

— El doctor dijo que era normal que tuvieras náuseas, luego pasarían.— Se le acercó para abrazarlo por la espalda.

— O empeorarían, eso lo escuché claramente.— respondió cuando ya había terminado de lavarse. Soobin lo cargo sobre sus brazos para caminar hacia la cama, dónde se sentó y lo dejo sobre su regazo.— Soobin deja de mirarme como si nunca me hubieras visto antes.

Soobin solo río. Quizás era verdad que desde que se enteró que sería padre se había puesto un poco mas cariñoso de lo normal y solo poco más protector.

— Hasta cuando estoy vomitando me miras así, como yo vomitara arcoiris.— se quejo. El pelinegro no le hizo mucho caso y coloco su cabeza sobre su hombro mientras una de sus manos se posicionaba donde su pandita de colores comenzaba a crecer.

— Estoy enamorado ¿Es muy difícil de entender?.— Yeonjun sonrió mientras sus mejillas se tornaban de rojo. A pesar del tiempo que llevaban juntos aún podía ponerlo tímido, a pesar de todo lo que han vivido juntos.

— Y luego cuando me ponga cómo pelota de playa y no pueda ni ponerme los zapatos ¿Seguirás igual de enamorado?.— pregunto tomando su rostro para poder mirarlo.

— Si, seguiré igual de enamorado o incluso más.— Soobin comenzó a repartir besos sobre su rostro sacándole una risa.

— Bien, señor enamorado, tendrás que aguantar todos mis antojos, incluído el que tengo justo en este instante.— paso su pierna sobre el regazo de Soobin para quedar mirándose frente a frente.

— Yeonjun, ya no puedes comer más papas fritas. Eso no es sano ni para ti ni para el bebe.— le regaño pasando su mano por su aún pequeña cintura.

— No quiero papas fritas.— se quejo haciendo un puchero.— Bueno, si quiero, pero después. Ahora lo que se me antoja es otra cosa.

— ¿Que cosa?.— rodó los ojos esperando cualquier comida chatarra poco saludable.

— A tí.

No pudo responder nada porque los pequeños labios de Yeonjun se pegaron a los suyos comenzando a moverse lentamente. Aunque quisiera protestar y alejarlo nunca había sido capaz de negarse a algo que el pelirojo quisiera.

Sus labios comenzaron a moverse con más rapidez. Pronto sus lenguas se unieron al juego, luchando mutuamente por quién tenía el control. Soobin tomo la delantera cuando mordió levemente el labio superior del pelirojo logrando sacarle un suspiró.

— Yeonjun.... ¿Crees que hacer esto sea bueno para el bebé?.— le pregunto mientras el pelirrojo comenzaba a dejar besos sobre su descubierta clavícula.

— El doctor no dijo nada el respecto. Eso lo tomó como un sí podemos hacerlo.— le dijo pasando sus manos por su espalda dando pequeños rasguños.

Desde siempre su niño inocente dejaba de ser inocente cuando quería que le hiciera el amor.

No se quejo más tomando el control de la situación comenzó a levantar la polera del pijama del pelirrojo para dejar al descubierto su blanca piel con pecas. Amaba cada rincón del cuerpo de Yeonjun y aunque conocía cada parte del, siempre lo miraba como si fuera la constelación más maravillosa de la galaxia.

— Deja de mirarme como borrego, quiero me comas como un lobo.— se quejo comenzando a mover sus caderas para crear fricción entre sus cuerpos.

— Yeonjun, se un poco más delicado. No quiero que te hagas daño.— se quejo tomando sus caderas para controlar sus movimientos.

— Ay, Soobin ¿Que tengo que hacer para que me des lo que quiero?.— se quejo tirando de su cuello hacia atrás.

El mayor lo tomo por los muslos para darle la vuelta y dejarlo acostado sobre su espalda en la cama.

— Quédate quieto y calladito, que yo me encargo.— le saco los pantalones de un tirón. Yeonjun inmediatamente abrió las piernas lo más que pudo, Soobin quiso reírse por su desesperación. El doctor les había dicho que las hormonas del pelirrojo si iban a descontrolar pero el nunca pensó que tanto.

Saco del cajón del lado de la cama un bote de lubricante, que en realidad no tenía mucho contenido, después de todo ¿Cómo llegaron a tener su pandita de colores? Ahí está la repuesta.

Lo abrió untando una buena cantidad en sus dedos para luego dirigirlos a la entrada del desesperado chico que se encontraba sobre la cama. Lo miro a la cara mientras introducía el primer dedo, queriendo asegurarse de que no sentía dolor. Para su tranquilidad lo único que hacía era gemir y cerrar sus ojos por el placer. Ingreso el primer dedo hasta que ya no pudo más y comenzó a moverlo de afuera hacia adentro mientras Yeonjun gemía y decía una que otra maldición.

— Mete otro.— le ordenó. ¿Quien era el para negarse a su novio embarazado? Con cuidado comenzo a meter un segundo dedo, está vez comenzando a moverlos en forma de tijera. Yeonjun apretó las sábanas respirando fuerte, murmurando incoherencias mientras gemía.

No espero otra orden para meter un tercer dedo. Movió sus dedos con experiencia de afuera hacia dentro, dando círculos, abriendolos y moviendolos para darle el máximo placer a su novio. El pelirrojo movía sus caderas al ritmo de sus dedos disfrutando de la sensación a todo lo que podía. Ver a Yeonjun sentir placer, siempre había sido un vista maravillosa. Su cabello naranja alborotado y pegado a su frente por el sudor, sus mejillas rojos, sus labios pequeños abiertos, sus pequeñas manos apretando las sábanas y su cuerpo siendo toda una obra de arte mientras gemía su nombre.

— Listo...— murmuró como pudo.

— ¿Listo que?.— pregunto queriendo jugar con el mientras movía sus dedos en su interior.

— Estoy listo para ti.— gimió fuerte ya que había encontrado su punto.

Saco sus dedos e inmediatamente Yeonjun abrió sus ojos desesperado. Busco en el mismo cajón un condón. Bajo sus pantalones dejando libre su ya erecto miembro para ponerse el condón.

— Soobin, te recuerdo que ya me embarazaste.— le dijo con burla mientras lo miraba con desesperación.

— El que te haya embarazado...— se acomodo entre sus piernas guiando su pene hacia la entrada del pelirrojo.— No significa que dejaré de cuidarte.

Yeonjun iba a reclamar pero Soobin comenzó a empujar hacia adentró lentamente, apoyando todo su peso sobre sus codos que estaban puesto a cada lado de su cabeza. Empujó hasta que su pelvis choco contra el trasero del otro y se quedó quieto un momento para no lastimarlo.

— Muévete.— habló, está vez no como una orden si no como una petición.

Dió una estocada logrando hacerlo gritar. Quizás por el embarazo estaba más sensible pero Yeonjun estaba gimiendo como nunca antes y eso le encantaba. Comenzo a embestirlo lentamente, disfrutando de la cálida y extraordinaria sensación de estar dentro de el. Se aseguro que su bebé estuviera bien y no lo estuviera aplastando con su cuerpo para aumentar la velocidad de las embestidas, sin llegar a ser bruto como anteriormente lo era.

— Hazlo más rápido.— se quejo el pelirrojo. Soobin bajo su cabeza para besarlo dulcemente y que así también se callará.

— No voy a lastimarte.— le respondió manteniendo el mismo vaivén.

— Soobin...por favor~, solo un poco.— insistió.

Gruño y aumento sus embestidas, sacudiendo el cuerpo del pelirrojo mientras esté envolvía sus piernas en su cadera para sentirlo más a fondo. Aprovecho eso para usar sus rodillas para impulsarse con más fuerza, sabía que debía ser un poco más sutil pero Yeonjun y sus gemidos no estaban ayudando mucho.

— Uhmm, justo ahí.

No necesito más invitación para continuar embistiendo en esa dirección velozmente. Su pandita de colores aún era pequeño así que suponía que hacerlo un poco brusco no afectaría mucho.

Se retiró lentamente recibiendo una queja de parte del pelirrojo pero no le hizo caso. Tomo una de sus piernas y la puso sobre su hombro para luegol volver a entrar fuertemente, Yeonjun chilló feliz y excitado. Se apoyo con sus brazos y sus piernas comenzando a darle estocadas lentas pero duras, una tras otra, logrando que el cuerpo del chico se moviera de arriba a bajo.

— ¡Demonios!.— gimió alto y ronco cuando su orgasmo llegó. Soobin no lo dejo ahí, subió su otra pierna a sus hombros y comenzó a embestir más rápido, más brusco.— dios...dios...dios

Cuando sintió que su orgasmo estaba por llegar le dió un estocada fuerte y se hundió lo más que pudo dejando que su líquido se esparciera en el condón. Se quedó quieto unos segundos y luego salió de su interior.

Se dejó caer al lado del aguitado pelirrojo, su pecho subía y bajaba intentando recuperar el aire.

— Si me vas a dar todas las mañanas así, no me quejo.— río Yeonjun girandose para abrazar el cuerpo sudoroso de su novio.

— Está es nuestra despedida. Entramos en inactividad por nueve meses.— le dijo sonando muy serio.

Yeonjun se sentó rápidamente en la cama mirándolo asustado.

— ¿¡Nueve meses!?.— pregunto. Soobin asintió.— ¡Nueve meses es una eternidad!.— se quejo haciendo un puchero.

— Tú no sabes ir despacio y yo no quiero hacerle daño al bebé.— respondió.

— Soobin prometo que nunca más te pediré que seas brusco, pero no podré aguantar nueve meses.— se subió sobre su pecho.

El pelinegro río dandole a entender que era una broma. A regañadientes acepto acostarse sobre su pecho mientras le dejaba un golpecito en el hombro.

— No me hagas estas bromas.— se quejó.

— Mi bolita de colores calenturrienta.— se burló acariciando su espalda.

— Búrlate, ahora tengo solo un mes. Imagínate como estarán mis hormonas cuando tenga unos cinco meses.— le dijo.

— Junnie ¿Que soy para ti? ¿Tu novio o un consolador?.— le pregunto riendo.

— Las dos.— respondió sonriendo.— Porque me amas, me abrazas, me das mimos, me cuidas y eso me encanta. Pero también quiero que me des todos los días.

Soobin soltó una carcajada. Estaba bien con eso, no le importaba, tampoco era como si no le gustará.

— Nunca cambies, bebé.


Espero y les guste.

Holaa les quería agradecerles por todo el apoyo que me han dado ¡Muchas gracias!

También que subi un Au que se llama "Baterista" por si les gustaría ir a apoyarme:)

No olviden de votar y seguirme :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro