Helen

Estoy en mi escritorio del trabajo, revisando algunos papeles. La recepcionista de Crista me llama y voy hasta la oficina de mi malvada jefa.

—¿Me llamaste? —pregunto al entrar.

—Tengo que mandarte a hacer algunos recados, pero antes necesito de tu ayuda —sonríe.

—¿En qué te puedo ayudar?

Se levanta de su escritorio y agarra un control remoto, para apuntar luego a la pequeña televisión que hay en la esquina de la pared.

—¿Cuál de estos dos vídeos te parece más molesto? —pregunta y presiona un botón.

—¿Disculpa? —digo confusa.

—Mira.

Visualizo la pantalla y como predije Crista tiene el vídeo en que casi Daniel delata mi embarazo. Aunque sé que me lo está mostrando por el beso.

—¿A dónde quieres llegar? —tengo un mal presentimiento.

—Dime ¿Cuál te molesta más? Necesito una opinión sincera, es para marketing —se ríe y cambia al siguiente vídeo.

Me tapo la boca al ver el siguiente y me sonrojo respirando agitada.

—Quita eso —pido angustiada.

—Es increíble como las cámaras de seguridad graban todo, los hoteles ya no respetan a los clientes ¿Por qué esa cara? Eres sólo tú haciendo tu antiguo trabajo, parece que lo hiciste disfrutar a ese hombre ¿Cómo se llama ese trabajo? ¡Ah sí! Prostituta...

Me enojo, le quito el control y apago rápido la televisión.

—¿Tú que sabes? ¡No sabes nada! —le grito.

—Sí, creo que ese molesta más, perfecto para marketing ¿Me pregunto a quién se lo puedo vender? —se burla de mi vergüenza.

¡Maldita! No la soporto. Le pego un cachetazo y se enoja, pero cuando me lo va a devolver, se abre la puerta y se detiene.

—¿Qué está pasando aquí?

—Ian —digo angustiada.

Mi salvador aparece.