El inicio

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Destino: Acontecimientos que no se pueden evitar; Fatalidad a la que están sujetas todas las personas y cosas en el mundo.

Alma gemela: es una persona que nos genera un sentimiento de pura y/o natural afinidad. Esto puede estar relacionado con la similitud, el amor, el romance, la intimidad, la sexualidad, espiritualidad, compatibilidad y confianza. 

POV - Macarena

El día siguiente de mi propuesta y el anuncio del embarazo me dejo un poco asustada. Bárbara comenzó a tratarme como si en cualquier momento me fuera a romper. A penas si me dejaba ir al baño o hacer alguna actividad en la casa.

Era divertido ver la forma en que se preocupaba en todo momento, había momentos en los que se cansaba por estar haciendo todo prácticamente sola. Intente varias veces hacer una comida, pero siempre venia esta frase enseguida: "No amor, estas embarazada y tienes que descansar". 

Algunas veces me preguntaba ¿Qué es lo que ella creía que podía pasar? Amaba ser consentida, pero tenía una vida y cosas que hacer. Eso al menos duro una semana, hasta que tuvimos una conversación y ella mejoro su actitud. Su carita de preocupación me enamoraba más de ella y saber que se estaba esforzando para que todo saliera bien, me dejaba feliz.

Había un lindo día afuera, había despertado al sentir el aroma del café viniendo de la cocina y consecuentemente no encontrando a mi prometida en la cama.

– ¿Qué está preparando ahora? – Emilia dormía en la punta de la cama, toda hecha bolita. Fui al baño a realizar mi higiene matinal, usaba un camisón y unas bragas. Las noches parecían más calurosas.

Camine en dirección al aroma agradable de la comida y me encuentro con una mesa llena de muchas cosas. Fruta, hot cakes, jugo, vitaminas. Reí en automático al verla concentrada poniendo cada cosa en la mesa.

Después de que Bárbara supiera la noticia de que iba a ser madre, parece estar más linda que nunca. Quizá sean solamente mis ojos enamorados, pero ella estaba radiante y ese es un hecho. El cabello sujeto en un chongo con algunos hilos sueltos, mostraban lo perfecto y delicado que era su perfil. Ella tampoco vestía algo más que una camisa larga y unas bragas.

Buen día mundo.

–Amor ¿Qué es todo esto? No me digas que lo hiciste todo para mí, por favor – me acerque más y ella se giró hacia a mí y mi sonrisa favorita apareció en su rostro.

–Buen día, mi vida. Pensé que te ibas a despertar con hambre, entonces preparé algunas cosas. Aún faltan otras que están en el refri y otras que quiero comprar porque... – Y ahí estaba la mujer neurótica de la que me enamore.

– ¿Bar...? – Ella busco mi mirada, como si yo estuviera a punto de decir algo muy importante por el simple hecho de haber dicho su nombre.

–Si amor – Sujete su rostro para sellar nuestros labios, sintiendo mi cuerpo relajarse.

–Esto es demasiado, mi amor, probablemente no me vaya a comer ni la mitad de eso – Intente explicarle de la manera más calmada posible para no hacerla sentir mal.

–Pero estas embarazada, amor, tienes que comer muy bien – Suspire y sonreí contra sus labios.

–Las embarazadas no comen tanto. Aquí hay comida como para un león hambriento – Vi si rostro desanimarse e inmediatamente sentí ganas de golpearme –Hey ¿Tú me ayudas?

–Pero hice todo esto para ti, tomé café cuando me desperté – No tenía como ir en contra de esos cuidados lindos y protectores. Pero tampoco sabía cómo iba a colocar tanta comida en mi estómago.

–Tú me ayudas ¿Ok? Cada una podemos comer un poco de todo – Y mi sonrisa favorita apareció nuevamente, dejándome más tranquila.

Bárbara comenzó a decirme todo lo que había puesto en la mesa, sacando la silla para que me sentara. Su emoción me dejaba animada, puse la mano en mi vientre, escuchando atentamente todo lo que me decía.

–Y si quieres algo del refri me dices y yo lo hago – Su rostro enrojecido mostraba todo lo que había hablado en aquel momento sin respirar.

–No es necesario amor, creo que todo esto dejara satisfecha a tu hija – Tome un pedazo de pan que estaba enfrente de mí y lo lleve a mi boca.

–¿Sabes? Amo cuando dices eso – Sentí que se acercaba a mí, agachándose para quedar a la altura de mi barriga.

–Lo sé. Tu amas todo lo que tenga relación con ella – Sentí besitos en mi piel, haciéndome estremecer.

–Buen día princesa. Mamá preparo hoy muchas cositas para ti, espero que te gusten. Tu mami creyó que era mucho, pero creo que ella solo quiere ser modesta – Comencé a reír, llevando mis manos hasta el cabello negro, deshaciendo el chongo, su cabello crecía cada vez más lindo.

–Ven amor, no me voy a comer todo esto yo sola

Barraba dijo alguna cosa más contra mi vientre antes de levantarse y sentarse en la silla.

– ¿Te sientes bien? – saco algo del fondo de la mesa y lo puso frente a mí.

–Si – Sonreí otra vez. El embarazo aprecia estar volviéndome estúpida.

– ¿Ningún mareo? – Bárbara no comía nada, solamente acercaba todo.

–No amor, aun no – Tomé un poco de fruta y se la puse frente a ella – Ándale come, no me quieras ver la cara.

–Pff... cuando comiences a sentir antojos debo estar preparada. Creo que eres del tipo de embarazada que tiene antojos raros.

Miré a su rostro y negué con la cabeza. No había forma, y tendría que aguantar hasta el fin del embarazo a esta nueva mujer. Al menos tiene bonito cabello ¿No?

–Tenemos que ir con el obstetra – dije, recostado mi cabeza en su hombro.

–Mi madre me recomendó a algunos muy buenos. Podemos pedir cita esta semana. 

Me llego el recuerdo de la inseminación y como todo había ocurrido bien. Michel no lo pensó dos veces cuando le propusimos la idea, estuvo dispuesto a ayudarnos siempre, se hizo unos exámenes antes y cada rato llamaba para preguntar si necesitábamos algo. Me parecía lindo. Y ahora tengo un pequeño López legitimo en mi útero.

Nuestras familias estaban radiantes con la noticia. Le conté a Santiago el mismo día que pasó y algunos días después a mis padres. Pero lo más divertido fue la reacción de mi suegra.

Flashback on

– ¿Mamá? – Llegamos a casa de mis suegros, dadas de las manos y súper ansiosas. Ellos eran los únicos que aún no sabían la novedad.

–Hey, llegaron – Fuimos recibidas por Michel, que me abrazo primero y puso su mano en mi vientre – ¿Todo bien Maca? ¿Cómo esta este pequeño?

Bárbara a veces sentía celos. Cuando se trataba de su bebé, ella se transforma en una súper madre que no deja que nadie la toque. Me imagino cuando nazca Isabella, capaz y sale con una camisa personalizada "NADIE TOQUE A MI BEBÉ". Mi novia tenía sus histerias, pero hoy estaba radiante, sonreía de oreja a oreja.

–Todo muy bien, Michel, y ¿Tu como estas? – Él sonrió y me abrazo otra vez.

–Aquí estoy ¡eh!, nadie me saluda a mí – Miramos a un lado, riéndonos de la graciosa expresión que hizo mi morena.

–Ven acá hermanita, nuestros padres están por llegar – Los dos se abrazaron, pude escuchar un "gracias" siendo dicho cerca de la oreja de Michel.

Mi amor estaba feliz.

Esperamos algunos minutos hasta que Betty y Reynaldo entraron por la puerta cargando algunas bolsas.

–Mira quien vino a visitar a su madre después de tanto tiempo – Bárbara giro los ojos y se levantó para abrazar a su mamá – Hey, te pones más linda cada día.

– ¿Cómo estas Betty? – Adoraba a mi suegra, durante los últimos años nos hicimos muy cercanas.

–Muy bien ¿A qué se debe la visita? – Salude a Reynaldo y nos volvimos a sentar. Michel me miro tratando de darme seguridad.

–Tenemos una noticia, la verdad, dos – Bárbara sin pensar extendió la mano en donde lucia el anillo y sonrió.

–Ay Dios mío – Betty abrió la boca sin poder creerlo, haciendo que todos riéramos – ¿Cuándo? ¿Cómo? Yo quiero organizar todo hija. Wow, mis felicitaciones. 

–Tranquila mamá, vamos con calma. Macarena me propuso matrimonio hace algunos días y lógicamente yo acepte – sonreímos entre nosotras. A veces me costaba creer que todo esto estaba pasando – Papá ¿Podrías darle un caso con agua a mamá?

– ¿Agua? Estoy bien, no quiero agua. Puedo lidiar con la noticia de que mi hija se va a casar.

–Es porque aún no acabamos, Betty – Comenzamos a reír, esperando a que Reynaldo volviera con el agua.

–Ahora pongan atención – Hicimos una pausa dramática.

–Ya díganlo, por dios, me estoy imaginando mil cosas – entrecerramos los ojos – Macarena esta linda, piel brillosa, sonriendo ampliamente. Solo hay una cosa que hace eso. Sexo o embarazo. Sexo sé que siempre lo practican, parecen dos conejas, entonces, ¡AY DIOS MIO! – Comenzamos a reír otra vez, mi suegro balanceaba su cabeza en negación.

–No sé cómo pudiste deducir eso, pero si, es eso. Van a ser abuelos – Todo se quedó en silencio un momento, hasta que se escuchó un grito. Betty corrió para abrazarme, preguntando como me sentía, si necesitaba algo, olvidando completamente a su hija a lado de mí.

– ¿Por qué piensas que es Maca la que está embarazada? Podría ser yo.

–Podrías, pero aparte de todo lo que dije antes, tu eres muy bestia hija. No ibas a perder la oportunidad de ver a Macarena embarazada y cumplirle todo lo que te pida – Mi morena abrió la boca, sorprendida.

–Es verdad hija, ella tiene razón, y te conozco bien, sé que estas adorando todo eso – Y ahí estaba mi sonrisa favorita otra vez.

–Pareciera que estoy en un sueño, ya amo a ese bebé más que a mí misma – Mire sus ojos llenarse de lágrimas y corrí a abrazarla.

Les contamos todo el proceso de la inseminación, la participación de Michel y los exámenes realizados. Pero aun no podíamos saber el sexo.

– ¿Y la boda? – Mi suegro pregunto con lágrimas en los ojos.

–Vamos a planearla con calma, pensaremos en una fecha y si todo ocurre como queremos, nos casaremos antes de que Isabella nazca.

– ¿Isabella? – Todos hablaron al mismo tiempo. Esa era mi parte favorita.

–Sí, ese va a ser el nombre de nuestra niña – Dije, mirando el rostro de las tres personas en la sala.

–No entiendo, es muy pronto para saber el sexo, hija – Tomé la mano de la morena y la apreté fuerte. 

–Lo se mamá, pero llevamos soñado con esa niña desde hace tiempo, y ella es simplemente la niña más hermosa que yo he visto en mi vida – Limpie una lagrima que caía de su ojo.

–Ya sé que ella va a ser idéntica a Macarena – Comenzamos a reír, estábamos emocionados – Isabella será muy bienvenida y amada, mi amor.

Flashback off

– ¿Amor? Te estoy hablando – Volví de mis pensamientos y terminé de comer. Ya no podía comer nada más, si como algo más seguro lo echo para fuera.

–Sí, perdón, estaba pensando en el día en que se lo contamos a tus papás. Tu mamá será una gran abuela – Sonríe, besando su mejilla.

–Creo que ella va a dejar a Isabella hacer todo – Descendí mis besos hasta su cuello, tocando sus piernas descubiertas. La extrañaba mucho.

Mi primer mes fue bastante tranquilo, no había muchos mareos ni antojos. Mi humor casi no se alteraba, y los demás síntomas fueron apareciendo poco a poco. Pero mi libido estaba con todo, y hacia un buen tiempo que no teníamos relaciones, comencé a echarla de menos.

– ¿No vas a comer más? – Su voz salió ansiosa, parecía que esquivaba mis besos.

–No, estoy llena – Subí mis manos hasta llegar a la pequeña braga que me impedía tocarla directamente.

–Entonces voy a limpiar la mesa, amor – Y así lo hizo, se levando sin decir nada, dejándome con la boca hecha agua y mi braga húmeda. Suspire frustrada y cruce los brazos.

Fue en ese momento en que la morena comenzó a actuar raro. Por lo menos en relación al sexo.

1 semana después

– ¿Macarena Achaga? – Escuché que el doctor me llamaba y apreté la mano de la morena automáticamente.

–Todo va a salir bien. Estoy aquí contigo – Miré los ojos marrones y encontré una sonrisa encantadora en su cara.

Estaba nerviosa, iba a ser nuestro primer ultrasonido, la primera vez que íbamos a escuchar el corazón de nuestra princesa. Estábamos seguras de que sería una niña, una linda y saludable niña.

Acompañe al amable doctor vestido de blanco, dada de las manos con mi prometida. El ambiente frio y el aroma a hospital me hizo sentir un hueco en el estómago, me causaba incomodidad, intente controlar mis nauseas, pero ellas prevalecían.

– ¿Estas bien amor? – Barajara me acerco la silla y me dio una mirada preocupada. 

–Sí, solamente es un poco nausea – Me senté y respiré hondo.

–Tome, beba agua, te vas a sentí mejor. Es normal que las embarazadas les den nauseas al entrar al consultorio. – El doctor nos sonrió, mire el nombre que estaba en su bata. Noah.

–Gracias – Recibí el vaso, buscando con la mano la de mi prometida otra vez.

–Bueno Macarena, ¿Primera consulta? – Terminé de beber el agua y puse el vaso sobre el escritorio. La náusea se había ido.

–Sí, nos enteramos hace más o menos un mes – Respondió Bárbara con una pose orgullosa. Hablar de mi era algo que ella amaba, imagínense ahora que cargo a su bebé.

–Ok, hare algunos estudios de rutina para asegurarnos que todo está bien. ¿Fue por medio de inseminación? – Asentí. Explicándole el proceso que hicimos.

–Doctor, ¿A los cuantos meses vamos a poder saber el sexo? – Pregunte, sabía que era lo que ella más quería saber.

–Normalmente después del 4to mes, si el bebé está en una buena posición podemos verlo – Mire a Bárbara que tenía una carita triste.

–Va a pasar rápido – le susurre y deje un beso en su mejilla.

– ¿Tienen alguna preferencia? – Pregunto el doctor al entregarme un papel con los exámenes que debía realizarme.

–Sí, una niña. Ya hasta escogimos el nombre. Creo que nunca quise algo tanto en mi vida como ahora. – Dijo Bárbara. Ver a mi amor emocionada me hacía feliz – Pero claro, si fuera un niño será también muy bien recibido.

Bárbara decía eso, pero en el fondo todo el mundo sabía que ella esperaba a Isabella. Los sueños con nuestra hija se hicieron más frecuentes y en todos podíamos ver claramente su fisionomía. Parecía que ella nos daba señales en nuestros sueños del aspecto que tendría.

Recordé dos de los sueños que tuve antes de hacerme la prueba de embarazo. Allí obtuve la seguridad de que estaba embarazada de un ángel.

Flashback on

–Mami despierta – Escuche una vocecita cerca de mi oreja – Mami ya es hora – Esta vez vino acompañado de un leve empujón.

– ¿Qué? ¿Qué? – Abrí mis ojos y Bárbara no estaba a mi lado – ¿Qué paso hija? ¿Por qué te despertaste tan temprano y donde está tu madre?

–No sé dónde está, pero me desperté temprano porque ya es hora mami, vamos – No entendía nada, no sabía dónde se habría podido meter Bárbara.

–Está bien ¿A dónde vamos? – Isabella sonrió tan linda que me dieron ganas de abrazarla. No me resistí y tire de su pequeño cuerpecito para apretarla en mis brazos. – Pero antes ¿Dónde están los buenos días de mamá?

Sus mamitas fueron directo alrededor de mis hombros, el sonido de su risita hizo eco por el cuarto. Amaba demasiado sentir ese aroma en las mañanas, era mi combustible.

–Buenos días mami – Un beso fue depositado en mí mejilla, pasando hasta mi frente y mi nariz – Tenemos que irnos, ya es hora.

– ¿Hora de que hija? No sé de lo que estás hablando – Le dije, confundida, intente pensar en lo que tendría que pasar hoy, pero no logre recordar nada.

–Disculpa mi bebé, pero mami realmente no recuerda – Isabella balanceo la cabeza, pareciendo sonreír mas. Su cuerpecito me abrazo otra vez, dejando su boca cerca de mi oreja.

–Ya estoy llegando Mami, Isabella está llegando – La mire al rostro aún más confundida que antes.

– ¿Cómo? – Sus ojitos azules me recordaban tanto a los míos. Seguí los movimientos de sus manos que salían de mi cabello para ponerlos sobre mi vientre.

–Aquí, ya es hora – ¿Qué estaba pasando?

...

Desperté asustada y sudando frio, pasé las manos por mi frente limpiando el sudor que escurría. Mire a mi morena, que dormía tranquilamente a mi lado. Mi cabeza comenzó a dolerme, recordando el extraño sueño que tuve hace poco.

–No puede ser – Llevé mis manos hasta mi barriga y sonreí – Mi hija, Dios.

Deprisa me levanté de la cama y fui al closet, tomando la prueba de embarazo que había comprado hace algunos días. Esta por entrar en la tercera semana desde la inseminación, había perdido un poco la esperanza de que fuera cierto.

Encontré el anillo cerca de la prueba, lo había escondido en caso de que Bárbara lo fuera a encontrar. Estaba planeando proponerle matrimonio desde hacía algunos meses, solo estaba esperando el momento perfecto.

–Esto es una locura – Tome la prueba sin poder creer lo que estaba a punto de hacer. Mire a mi chica recostada en la cama antes de ir al baño – Bárbara se volverá loca.

Comencé a reír, sentía que mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho. Mi confianza parecía haber vuelto del todo. Recordé los dos ojitos azules de la niña, miré la prueba que tenía en mis manos.

–Ya, ya, vamos – Cerré mis ojos y luego los abrió, notando dos líneas en la prueba – Positivo. Dio positivo – Comencé a llorar, un llanto de alivio y felicidad – Estoy embarazada, por dios, estoy embarazada.

Tenía ganas de correr y contarle todo a la mujer que amo, pero me contuve. Necesito hacer todo bien, Bárbara merece recibir esta noticia de la mejor manera posible. Mire hacia arriba, agradeciéndole al cielo y a mi pequeño ángel que Bárbara estuviera conmigo. 

–Vas a ser muy amada, mi pequeño ángel. Gracias – Pase mis manos por mi vientre mientras sonreía. Mi vida estaba completa ahora.

Flashback off

Salí de mis pensamientos, mirando hacia abajo, sonriendo como tonta otra vez. Bárbara aun no sabía de ese sueño, tenía que contarle.

–Ohh, entiendo. Entonces vamos a esperar que sea una linda y saludable niña – Mire al doctor sonriéndole. Soy una persona modesta, pero yo ya sabía que ella seria perfecta – Vamos. Se puede recostar en aquella camilla y levantarse la camisa a la altura de los senos. Abra un poco el pantalón también.

Asentí y jalé a Bárbara que tomaba mi mano con fuerza. Me senté en la camilla, abrí mi pantalón, bajándolo un poco y me levanté la camia. Me recosté cerrando los ojos. Estaba ansiosa, mis manos frías era prueba innegable de eso.

–Todo estará bien. Mírame – Escuché la hermosa voz que estaba a mi lado y abrí los ojos – Te amo

–Te amo – nuestras voces no pasaban de un susurro. Mi morena beso mi frente mientras apretaba mi mano.

–Vas a sentir un gel frio ¿Ok? Vamos a ver como esta este pequeño – Sentí el frio gel en mi piel e hizo que me contrajera un poco por el susto.

Miramos juntas hacia la pantalla, que hasta el momento estaba oscura, ansiosa por ver al menos un pequeño borrón. Noah puso un aparato sobre el frio gel y al momento siguiente comenzamos a escuchar un pequeño ruido que salía de la máquina.

Por un momento el mundo paro de girar.

–Y ahí está. Ese sonido es el corazón latiendo, mamás – El sonido se hacía más fuerte y un pequeño borrón blanco apareció en la pantalla.

Parecía como si estuviera escuchando la más bella melodía, es sonido más perfecto que mis oídos hayan escuchado. Comencé a llorar, llevando mi mano libre hasta la boca, sintiendo en la otra un agarre firme y fuerte. Bárbara lloraba también, tomando mi mano con tanta fuerza que sentía que ya se me estaba durmieron.

Nuestro sueño se estaba haciendo realidad.

–Es perfecta, mi vida – La imagen no se podía ver claramente, pero Bárbara lo afirmo sin alguna duda.

–No tengo dudas de eso – Tire de su mano, haciendo que me mirara. Su rostro bañado de lágrimas me hizo sonreír. Sonreír ampliamente, me sentía muy feliz. Bárbara se agacho y sello nuestros labios.

–Parece que todo está bien. En algunos meses quiero ver el resultado de los estudios y hacemos otro ultrasonido – Asentí, no podía hablar. 

El sonido paró cuando el doctor quito el aparato de mi barriga. Deseaba poder escucharlo un poco más, el latía tan fuerte y deprisa. Puedo decir con seguridad que ese era mi nuevo sonido favorito.

– ¿Podría poner el sonido otra vez? Por favor, solo un poco más – Yo iba a decirlo, pero justo cuando iba a abrir la boca, Bárbara me ganó.

Siempre conectadas.

–Claro – Noah sonrió y tomo el aparato otra vez, pude escuchar nuevamente el sonido fuerte y acelerado –Es un bebé completamente saludable, mamás.

Sonreí, no podía parar de sonreír. Allí acostada en la camilla de un hospital, tuve la certeza de que mi vida era perfecta. Mire a la mujer que estaba a mi lado, estaba sonriendo de la misma forma que yo.

Bárbara también tenía esa seguridad.

3 meses

Llegamos al tercer mes y con él llego una libido abrasadora que poseía mi cuerpo. Casi todas las noches yo buscaba al menos una caricia más íntima, pero en ninguna ocasión obtuve lo que deseaba.

Bárbara se zafaba todas las veces o inventaba alguna disculpa tonta para huir de mis provocaciones para tener sexo. Comencé a extrañarla, no podía creer que realmente esto estuviera pasando.

Hoy fue uno de los días que desperté con antojo de algo. Quería sentir un poco a la mujer con la que me iba a casar.

–Amor – Comencé a acercarme a ella. Estábamos en la cama, no podíamos dormir.

–Hola – Bárbara no quitaba los ojos de su celular, su frente arrugada decía que estaba concentrada en lo que hacía.

–Te extraño – Bese su cuello, pasando mi nariz después. Su piel se enchino, haciéndome sonreír.

–Estoy aquí contigo – La miré a la cara, buscando encontrar sus ojos, pero no tuve éxito.

–No, te extraño de otra forma. Extraño algo que hace un buen tiempo no hacemos – Susurre en su oído. Su piel se enchino otra vez, haciendo que se encogiera un poco.

– ¿Qué? No sé de qué estás hablando – bufe y me cruce de brazos.

–A ver si sueltas ese celular y me prestas atención. Tienes una prometida embarazada que esta carente de ti – Dije, estaba enojada, así que esta vez obtuve toda su atención.

– ¿Por qué me estás hablando así? – Mis cambios de humor aparecían muy raramente, era uno de los síntomas que menos tenia. 

–Te quiero a ti y tú no sueltas ese celular. Hoy ni siquiera me diste un beso – Intente hacer una cara de enojo, quizá así ella me da lo que necesito.

–No días eso, lo que más hago en el mundo es darte atención. Ven aquí – Mi morena toma mi mano y me hace sentar en su regazo. Sonreí como una niña que acaba de ganas un dulce – ¿Mejor?

–Sí, ahora ven aquí – Tome su rostro y la bese con unas ganas angustiantes. Sus brazos estaban alrededor de mi cintura, intentaba no aplicar mucha fuerza.

Parecía que yo quería tener sexo a todo momento. En mi cabeza solamente estaba mi prometida encima de mi o debajo. No importa. Yo solo quería que ella me satisficiera. Pero Bárbara parecía que no quería lo mismo desde el inicio del embarazo.

–Amor cálmate, por Dios – Separa sus labios de los míos, dejándome sin reacción.

– ¿Qué Bárbara? Te estoy besando – Ella no me miraba, sus manos solo tocaban mi cintura.

–Tuviste un día pesado, tienes que descansar – La mire incrédula.

–No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Desde cuándo me niegas sexo Bárbara? – Por lo visto desde que me embarace. Me levante de su regazo con más enojo que antes. Me recosté de espaldas hacia ella.

–Amor no te pongas así, no es eso. Solo quiero que descanses – Sentí que se acercaba a mí.

–Vete, no quiero hablar más contigo –Me sentí insegura en ese momento, si ella estaba así ahorita, imagínense cuando tenga una barriga enorme. Me trague mi llanto y trate de dormir.

–Está bien, te amo, no lo olvides – Que no lo olvide, estaba complicado después de lo que acababa de pasar.

Sentí un beso en la cabeza y un largo suspiro después. Intente dormirme y olvidar lo que había pasado, pero era imposible, no podía dormir sin ella.

No tardó mucho en ser apagado el televisor y un cuerpo cálido y acogedor me abrazara por detrás. Su mano migro hasta mi vientre, iniciando una caricia.

Me dormi automáticamente.

POV – Bárbara

Me desperté con la claridad de la mañana, respiré hondo, intentando sentir el aroma natural de la mujer que estaba a mi lado todas las mañanas, pero no lo sentí. Pasé las manos por la cama y abrí los ojos asustada al oír una tos fuerte viniendo del baño. Corrí desesperada.

Era así casi todas las mañanas. 

Llegamos al tercer mes de embarazo y las náuseas aumentaron bastante. Siempre temprano en la mañana y luego después del café, Macarena soltaba un líquido que salía de su estómago.

– ¿Amor? – Me acerque lentamente. Mi prometida estaba sentada en el suelo, solamente con el camisón negro y una braga. El cabello completamente revuelto, su cuerpo se movía violentamente hacia enfrente cada que tosía y expulsaba algo.

Me senté cerca de ella, llevando mis manos hasta su cabello, sujetándolo para que no se ensuciara. Lleve mi otra mano hasta su cintura, iniciando un masaje. Parecía más frágil esta mañana, sus manos estaban sujetando sus rodillas, su rostro era pálido, no tenía nada de color. Esa era una de las partes que más odiaba, no me gustaba verla de esa forma.

–Respira mi amor – Bese su cuello sudado, pasando la mano por su rostro. El vómito no paraba.

Tire de ella, recargando su espalda en mi pecho. Contornee el borde de su camisa, iniciando un masaje pequeño. Pequeño, pero me causaba tantas cosas.

–respira – Macarena tenía los ojos cerrados y respiraba hondo, sus labios estaban resecos y pálidos, yo me sentía angustiada. Me estire un poco para jalarle al retrete.

No podía ponerse en pie ni para limpiarse, apenas si podía moverse. Cuando note hace un tiempo que eso estaba siendo recurrente, decidí poner todos los productos higiene en el suelo y una jarra con agua todas las noches antes de dormir.

Con dificultad ella logro lavarse los dientes y limpiar su rostro, mientras yo sujetaba su cuerpo en forma de apoyo.

– ¿Te puedes levantar? – Su rostro se movía de un lado al otro en forma de negación.

–Ayúdame amor – Su voz era débil, apenas un susurro.

–Ven – con mucha dificultad, Macarena se giró y entrelazo sus piernas en mi cintura. Su cabeza estaba recostada en mi cuello y respiraba hondo, como su ella dependiera de eso para sobrevivir.

Intente no aplicar mucha fuerza en su cintura y me apoye en el retrete como todas las veces y me levante con en ella enredada en mi cuerpo. Me estoy volviendo buena en eso.

Olí su cuello y caminé con cuidado al cuarto. Su cuerpo cálido se apretaba a mí con fuerza, haciéndome sonreír cuando me senté en la cama.

–Necesitas comer. Sé que las náuseas son molestas, pero inténtalo – Bese su cabeza y respire hondo.

–No quiero – Pase una mano por su rostro y busque mi azul favorito. Macarena levanto la cabeza y pego nuestras frentes, lleve mi mano hasta su vientre.

–Solo algo de fruta, tampoco puedo comer nada ahora. Todo lo que sientes, yo lo siento también, no en la misma intensidad, pero lo siento. Tenemos un bebé creciendo aquí, y tiene que ser alimentado – subía y descendía mi mano suavemente. Sus ojos se abrieron, revelando mi azul clarito. 

– ¿También sientes nauseas? – Asentí, retirando un mechón de cabello que caiga por su rostro.

–Si. Hay días en los que no puedo comer nada, principalmente en la noche.

– ¿Por qué no me dijiste? – Sus dedos comenzaron a acariciar mi nuca, haciéndome cerrar los ojos.

–Porque no quería que te preocuparas. Estuve investigando y es súper normal que la otra persona sienta también los síntomas. Tengo que cuidarte – Sentí sus labios dejando un beso en los míos, y me robo un suspiro.

–Te amo tanto – Macarena recostó su cabeza otra vez en mi hombro.

–Te amo mi vida. Voy a preparar algo para comer. Intenta no dormirte – Lentamente se levando de encima de mí para envolverse en las cobijas. Negué con la cabeza antes de caminar hasta el baño y hacer mi higiene matinal rápidamente.

Al volver, miré en dirección a la cama y encontré sus ojos abiertos viendo televisión.

–Creo que solo cuando nazca Isabella voy a poder decir quien de las dos es más tierna – Macarena desvió su mirada y me miro. Yo podía decir cuando ella sonreía aun sin estarla viendo.

Prepare lo de siempre, pero esta vez sin exagerar. Intente hacer algo saludable, la mayoría de sus antojos eran raros o cosas grasosas, entonces siempre que podía la alimentaba con algo que equilibrara todo. Al regresar al cuarto la encontré con los ojos cerrados, respiraba tan lentamente que sentí pena por despertarla.

–¿Mi vida? – Pase mi mano libre por su cabello, haciendo una caricia – Traje tu café.

Sus ojos se abrieron, llevo sus manos al rostro para intentar espantar el sueño. Tan linda y tan mía. No me resistí en besar su mejilla, ayudándola a sentarse en la cama.

–Aquí tienes, comete todo – Deje la bandeja entre sus piernas, estaba lleno de fruta y un jugo – Abre la boca.

Macarena me miro y sonrió, pero no dijo nada, nada más obedeció. Lleve un pedazo de melón hasta sus labios, observando como mordía el pedazo. Incline mi cuerpo hacia enfrente y chupe su labio inferior, sintiendo el sabor de la fruta que parecía más dulce viniendo de sus labios.

– ¿Amor? – Su voz ronca me hizo estremecer. Macarena siempre tenía ese poder sobre mí.

–Dime – Lleve el resto del melón a mi boca. Sin alejarme.

– ¿Crees que la vayamos a saber cuidar? Tengo tanto miedo de no hacer las cosas bien – Me acerque y tire de ella para que quedara entre mis piernas.

–No sé, pero lo vamos a intentar e intentar, siempre. Tenemos ayuda, mi madre siempre estará aquí. No veo la hora de verte amamantando – Bese su cabeza, colocando otro pedazo de fruta en su boca.

–Amor, tengo miedo – la abrace más sin aplicar fuerza.

– ¿Miedo de que? – le pregunte, pero me imaginaba lo que iba a decir.

–Del parto. Muchas mujeres mueren y...

–Shhh, no digas eso por favor. Todo va a salir bien, yo voy a estar contigo. Nunca más vuelvas a decir eso – busque sus ojos y pase mi mano por su perfecto rostro – Te amo y en algunos meses tendremos a nuestra hermosa bebé en nuestros brazos.

Selle sus labios intentando darle la seguridad y comodidad que necesitaba.

–Te amo – Macarena me abrazo como podía.

–Voy a estar contigo en todo momento, mi amor.

Me asegure a mí misma que nada podía pasar. En mi cabeza todo iba a salir perfecto. La simple posibilidad de que algo saliera mal, me mataba. La abrace, intentando darnos esa confianza, ambas la necesitábamos.

POV – Macarena

–Ya llegué mi vida – Escuche la voz de mi morena y sonreí, eso que haría no podía estar mal. Me puse mis lentes y me miré otra vez al espejo – ¿Amor? ¿Estás en casa?

Había pasado el día en casa, estaba indispuesta para salir, mientras que Bárbara fue a trabajar en un nuevo proyecto para Netflix. Al inicio de la noche comencé a pensar en la posibilidad de intentar hacer mía a la mujer y se animara con la posibilidad del sexo. La disposición que sentía me hacía sonreír delante del espejo.

Escuche sus pasos acercados al cuarto y me apresure, caminando en tacones negros de aguja. Usaba una camisa de vestir blanca, permitiendo que la lencería negra se pudiera ver y un liguero que me llegaba hasta la mitad de los muslos. Me recargue en la puerta, mirando hacia abajo, esperando a que ella llegara al cuarto.

–Macarena estoy comenzando a... – Dejo de hablar, levante mi mirada para poder ver su expresión. Intente no reírme de su boca abierta, su respiración era pesada y en su rostro había pura sorpresa.

Punto para ti Macarena.

–Buenas noches, llegaste más tarde hoy– Enrollé mi dedo en un mechón de cabello que estaba suelto del moño alto que me hice en la cabeza. No me moví del lugar, quería ver hasta donde resistiría Bárbara.

– ¿El gato te comió la lengua? – Sus ojos recorrían todo mi cuerpo, tardando un poco más en el liguero – Ven, acércate. Es todo tuyo. 

–Que... Como... yo... – Su rostro comenzó a enrojecerse – Amoooor, no me hagas esto por favor.

– ¿Qué? No estoy haciendo nada – Pasaba sus manos nerviosas por todo su cabello, ella miraba a todos lados tratando de evitar mirarme a mí – No me vas a negar esto ¿no?

–Yo e...– Ella estaba nerviosa, parecía recordar algo. Sus ojos ya no estaban más en mi – Tengo un poco de dolor de cabeza amor. Estas maravillosa, pero...

–Ya para de inventar escusas y dime porque ya no quieres hacer el amor conmigo.

–Amor no es eso

– ¿Entonces que es, Bárbara? ¿Por qué ya no me tocas? ¿Es porque estoy engordando? ¿Es eso? – Comencé a molestarme y me quité los lentes.

– ¿Qué? Claro que no

–Pues dame lo que quiero y lo que quiero es sexo, Bárbara. Ahora si fuera posible – Fui directa y me acerque hacia ella.

– Amor por favor.

–Dime porque te estas negando, ya no aguanto más esta situación y tampoco sé cómo te has aguantado tu todo este tiempo. Nunca fuiste de negarte a un buen acoston, y ahora me sales con eso. ¿Crees que es fácil para una mujer embarazada, llena de libido, no tener sexo? ¿Lo crees?

–Perdona, es difícil para mí también. ¿Podemos hablarlo? – Volvió a poner sus ojos en mí.

–Estoy enfrente de ti, usando algo súper sexy y aun así te estas negando. Dime ¿por qué carajos? – Grite, no aguantaba más.

– Porque estas embarazada – Abrí la boca, sorprendida. No podía creer lo que acababa de oír.

– ¿Y eso que tiene que ver?

–Tengo miedo de lastimarla. Qué tal que toco a mi hija y no sé, tengo miedo – Comencé a reír, incrédula de lo que estaba escuchando.

–Estas bromeando ¿no? No puedes tocar al bebé, es humanamente imposible. Solo esto me faltaba – Busque mi celular en el cuarto, iba a llamar a Noah.

– ¿A dónde vas? Amor vuelve aquí – Escuche sus pasos detrás de mí, tome el celular viendo que ya pasaban más de las diez de la noche. Quizá ya este dormido.

–No puedo creer que seas tan patética Bárbara. ¿Me ibas a dejar sin sexo durante nueve meses? – Busque sus ojos, sentía odio.

–No, pero yo iba... – Su rostro se ponía rojo y mostraba mucho nerviosismo – Mi amor, perdóname, mira fue muy malo para mí también. Yo no sabía. 

–Te odio, Bárbara, podías haber hablado conmigo o investigado en internet, idiota – Comencé a darle golpecitos en los brazos.

–Ay amor, eso duele – Sus manos sujetan las mías. Nuestras miradas se conectaron al instante.

Iba a intentar pegarle otra vez, pero ella fue más rápida y tiro de mi para besarme. El beso me desarmo completamente, en ese mismo instante me rendí y pasé los brazos por su cuello.

–Ya para de ser una idiota – Separe nuestros labios solamente por un instante, impulsándome hacia arriba para que me cargara.

Bárbara con el tiempo obtuvo la habilidad de cargarme sin dificultad alguna. Me sujeta y camina hacia la cama.

La morena se sentó en la cama, quitando mi liguero y su ropa como podía. Comencé a tirar de su cabello, sentía que mi sexo palpitaba, mi excitación mojaba toda su pierna. La necesitaba, no aguantaba más.

–Tócame, por dios, tócame – Bárbara apretó mi cintura y beso mis labios con ganas. Su mano lentamente se coló entre mis piernas, hasta llegar a mi sexo.

–Completamente húmeda – Jadee, removiéndome contra sus dedos que jugueteaban en mi entrada – Dime si te lastimo.

–Hazlo, Bárbara – Mordí su hombro, siendo invadida tan lentamente que parecía ser nuestra primera vez.

–Extrañaba tanto tu calidez, de tu delicioso cuerpo.

–Cógeme amor, por favor – Implore, moviéndome en sus dedos.

– ¿Te estoy lastimando?

–No, continua – Subí un poco mi cuerpo y descendí lentamente. Me deslizaba fácilmente.

–Ahh – Su gemido ronco hizo eco por el cuarto. Comencé a moverme, sintiendo como sus dedos se movían más rápido.

Busque sus labios para acallar mis gemidos. Subía y bajaba en dos dedos que me invadían fuerte y certero, pero sin fuerza alguna.

Bárbara intentaba tener el mayor cuidado del mundo.

–Amor por favor, quiero más – chupe su cuello y arañe su espalda.

–A la chingada – Pareciendo dejar el miedo a un lado, ella comenzó a embestirme más fuerte y rápido, haciendo que el sondo de las penetraciones pudiera ser escuchado. 

Mis gemidos esta vez salieron más fuerte, ahora estaba siendo literalmente cogida. Y Bárbara hacia eso como nadie. Su mano libre apretaba mi trasero con fuerza, ayudando al movimiento que yo hacía.

–Aprieta, apretarme con fuerza. Eso... así... – Sentí una nalgada en mi trasero, haciendo que me levantara y volviera a descender con más ganas.

–Deliciosa – Su mano sujeta con fuerza mi trasero, haciendo una rica presión. Los dedos se movían dentro de mi sexo en un vaivén apretado y húmedo. Tan deliciosa, me iba a correr en cualquier momento.

Su boca descendió hasta mi cuello con besos calientes. Comencé a moverme, acompañando lo que su boca hacía en mi cuello. Bárbara chupo mi seno, colocándolo casi dentro de su boca. Su mano seguía en mi trasero. Gemí y solté palabrotas, ya no iba a aguantar.

Me moví más rápido, sujetándome fuerte de sus hombros, sentía mi vientre contraerse, un fuerte orgasmo se aproximaba.

–Amor... me voy a correr, Bárbara – Gemí, quería explotar todo ese deseo acumulado.

Sus dedos pararon, así como también el agarre que había en mi trasero. Iba a pegarle, pero ella fue más rápida y me giro, recostándome en la cama.

–Quiero que te corras en mi boca. Abre las piernas – Sus ojos negros me hicieron abrir las piernas automáticamente y echar la cabeza hacia atrás.

No iba a sobrevivir.

Sus manos comenzaron a abrir mis piernas, apretando mis muslos al mismo tiempo. Gemí cuando sentí sus dedos otra vez, mi sensible sexo palpitaba, mi clítoris estaba hinchado e imploraba atención.

–Tan hermosa – Bárbara parecía admirar una obra de arte, bien húmeda y caliente.

–Por dios mi amor – torturándome, ella comienza a jugar con mi clítoris entre sus dedos, haciéndome remover en la cama.

Abrí más mis piernas, esperando su lengua que no tardo en pasar y limpiar todo lo que se encontraba.

–Ohhh – Gemí, sujetándola con fuerza de su cabello. La morena chupaba con ganas mientras me penetraba con sus dedos otra vez.

Arroje un líquido que ella trago, mi miraba con tanto deseo que sentí un poco de miedo. Su boca se paseaba por todo mi sexo, chupando y lamiendo lo que se encontraba. Mi cuerpo se relajó en ese mismo instante, haciéndome sonreír en completa satisfacción.

Después de algunos minutos, su boca aún continuaba en donde estaba, su rostro enrojecido mostraba que ella también se había corrido. Se me hizo agua la boca. Tiré de ella y comencé a besarla apasionadamente. 

–Eso fue... wow. ¿Todo eso fue porque lo dejamos de hacer? – Dijo la morena contra mis labios – Quiero esto siempre.

– ¿Quieres ver a tu hija nacer? – Pase la mano por su rostro sudado, quitando algunos hilos de cabello sé que estaban pegados en su rostro.

–Si quiero, claro que quiero – Dijo preocupada esta vez.

–Entonces déjame sin sexo otra vez y no la podrás ver – Bárbara comenzó a reír, escondiendo el rostro en mi cuello.

Tendríamos una larga noche.

...

– ¿Están listas? – Noah pregunta antes de poner el gel en mi vientre.

Miré a Bárbara y sonreí, llego la hora de saber el sexo de nuestro bebé. Mi pancita era más evidente y eso me ponía feliz. Al instante en que escuche los latidos de su corazón, todo mi cuerpo se estremeció.

– ¿Siempre será así? – Le pregunte a la chica que estaba al lado de mí, tenía los ojos llenos de lágrimas. Ahh mi amor.

–Estoy segura que sí. Late tan rápido, amor. – Mi morena comenzó a reír y entrelazo nuestras manos.

No pude evitar sonreír, sentía las lágrimas escurriendo por mi rostro y mi corazón completamente acelerado, demostraba lo feliz que estaba.

–Nuestra princesa, mi amor. Nuestra Isabella – Bárbara lloraba como una niña pequeña.

–Una princesa completamente perfecta. Vean, aquí se puede ver su rostro.

El pequeño borrón blanco se movía sutilmente, como si estuviera incomoda con todas las miradas sobre ella. Apenas si la sentía moverse, era otra cosa que me moría por experimentar.

– ¿Todo está bien? – Pregunto preocupada mi prometida.

–Sí, y con el resultado de los estudios todo está bien también, tienen un embarazo bastante tranquilo. Macarena, si comienzas a sentir nauseas con más frecuencia, es bastante norma.

Asentí, no podía decir nada. Busque la mirada marrón a mi lado, sonriendo. Tire de su mano, haciéndola que se agachara hacia mí.

–Te amo tanto. Gracias por todo – Pase la mano por su rostro, limpiando la lagrima que caía.

–Gracias a ti mi amor. Un simple gracias es poco para poder expresar la gran felicidad que siento, yo... – Su emoción me hizo besarla. Tan hermosa – Te amo tanto. Amo tanto a nuestra bebé, Isabella será la niña más linda del mundo solamente por parecerse a ti, por dios, estoy tan feliz.

Tire de ella para besarla nuevamente, ignorando al doctor en la habitación. Selle ese momento con todo el amor que estaba sintiendo, quería transmitirle lo afortunada que me sentía.

Mi Isabella estaba llegando, ahora estábamos seguras. 

_____________

Originalmente esta historia iba a terminar en el cap 24! Pero camrenlive1 ha decidido alargarla un poco más 🤩 no son muchísimos caps más pero si algunos!!!!

ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE ES UNA TRADUCCIÓN REALIZADA CON LA AUTORIZACION DE SU AUTORA  💛

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro