3.Angie

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Desde que Angie nació fué una niña alegre como los demás. Tenía a sus dos padres, su madre era un demonio con el cabello castaño y ojos amarillos mientras que su padre era un ángel de cabello rubio, puntas azules y ojos azules. Angie se parecía a su padre en todo, se podía decir que lo único que tenía de su madre eran sus ojos.

Aparte de que sus padres fueran una especie contraria siempre hicieron todo lo posible para que su hija sea feliz.

Mientras que la pequeña jugaba con sus juguetes en su cuarto alguien la llamó haciendo que parara

—¡Angie! Angie ven

Al escuchar la voz de su padre ella dejó de jugar y fué con el

Angie: ¿Qué pasa papi?

Jim: Es hora de que comiences a practicar tu vuelo

Como todos los ángeles Angie debe que aprender a volar a partir de los 6 años.

Pasaron horas entrenando cuando por fin logró poder aletear un  poco

Jim: Perfecto Angie. Lo has hecho muy bien ahora falta que vuelves de lugar a lugar pero eso lo harás mañana

Angie: Está bien

Por motivos Angie nunca entendió siempre fué educada en casa por sus padres. Su madre apareció en la sala, en ese momento la sonrisa de Jim desapareció transformándose en una seria

Karen: Ví lo que hiciste, buen trabajo

Jim: Debo irme a trabajar

Angie: Ok ¡Adiós papi!

Karen: Cuídate amor

Mientras que su padre iba al trabajo su madre seguía dándole clases y jugando con Angie. Le explicó que al ser hija de un ángel y un demonio aunque sólo tenga partes de ángel como su padre ella tendría poderes de demonio y debía aprender a controlarlos. Era extraño, tenía alas de ángel y la aureola que siempre tenían los ángeles en su cabeza.

Se hizo de noche como siempre Angie cenó y luego fué a su cama, su madre le dió un beso de buenas noches y se fué dejando a su hija dormir

Karen: mm.. Que extraño, Jim tarda más de lo normal en llegar del trabajo

En ese justo momento ella escuchó la puerta ser abierta, su esposo había llegado

Jim: Ya estoy en casa

Al escuchar su voz Karen fué a la entrada donde lo vió quitarse la chaqueta y ponerla en el ropero que había a pocos pasos de la puerta

Karen: Llegas tarde —Dijo de una manera desconfiada

Jim: Tranquila amor, es solo que mi jefe me mandó quedarme un par de horas más y ya saber lo lejos que vivimos del trabajo

Karen: Bueno está bien, ven a cenar

¿Normal verdad? Pues no, según iban pasando los días Jim llegaba cada vez más tarde a casa con la misma excusa de siempre haciendo que a Karen desconfiara aún más. Un día llegó al límite y cuando llegó se acercó a el

Karen: Otra vez tarde —Dijo con un tono frío— otra vez

Jim: Ya te lo dije, mi jefe manda quedarme más tiempo

Karen: ¿Y es siempre así? ¡Tu excusa ya no vale Jim!

Jim: ¡No te estoy dando ninguna excusa! ¿¡Acaso quieres que nos muramos de hambre?!

Los dos padres seguían discutiendo, lo que no sabían es que debido a los gritos Angie se había despertado y ahora estaba escuchando todo

Angie: No lo entiendo ¿Que está pasando? Nunca se comportaron así —Dijo para ella misma mientras que lágrimas comenzaban a salir de sus ojos amarillos

Jim: Déjalo ya, vamos a despertar a Angie

Karen: Hoy duermes en el sofá

Angie pensó que eso se les pasaría mañana pero no fué así, cada vez las peleas de sus padres se hacían más frecuentes

Jim: Sabes que ¡Ya me cansaste! Tienes razón, estoy con otra persona

Karen: Maldito sinvergüenza ¡Eres un idiota!

Jim: Haré las maletas, me iré lo antes posible para no tener que volver a verte nunca más

Karen: ¡Bien! Y hazlo rápido

Angie: Mamá ¿A dónde va papá?

Karen: Se va de casa, despídete porque no vas a verlo nunca más

Angie: Pero mamá

Karen: Pero nada, es nuestra decisión si nos divorciamos o no. Tu te quedarás conmigo y el se va con su otra familia

Jim lo había escuchado todo, salió de la habitación con una maleta

Jim: Y una mierda, ella se va conmigo

Karen: A saber que ejemplo de mierda le das a la niña

Tanto fué la pelea que Karen decidió que un juez  decidiera con quien se iría la pobre niña. El juez dijo que se iría con su madre, Jim, con lágrimas en sus ojos abrazó a su hija

Jim: Te quiero mucho

Angie: Yo también papá

Le dió un beso en la frente y se fué dejando  su hija allí con lágrimas cayendo por sus mejillas

Karen: Vámonos a casa —Dijo con un tono frío

Angie: mamá ¿Volveré a ver a papá?

Karen: No

Desde ese día las cosas no fueron a mejor la madre ahora no era la misma que antes y Angie pudo notarlo. Mientras que estaba en una de sus clases notó que su madre estaba muy callada y distraída

Angie: Mamá ¿Que tengo que hacer ahora?

No tuvo respuesta

Angie: ¿mamá?

Karen: ¿Que quieres?

Angie: No sé como hacer esto, no me lo explicaste

Karen: Entonces busca en el texto y leelo, no te lo voy a explicar todo

Angie: Pero-

Karen: Pero nada —Dijo de manera fría y enojada— eres igual que tu padre

Angie no entendió lo que su madre se refería con eso, sabía que se parecía a el pero su madre en ningún momento le dijo eso

Angie: ¿A qué te refieres?

Karen: Mientras que vayas creciendo vas a ir siendo más parecida a el en el físico y en la personalidad. No puedo permitir eso, tu padre es un idiota

Aún por las palabras de la madre Angie seguía sin entender a que se refería ¿Que era lo que iba a hacer?

Karen: Eso quiere decir que tu también serás una idiota y tendrás su mismo comportamiento ¡te odio!

Angie: M-Mamá ¿Qué estás diciendo?

Karen: ¡No me vuelvas a llamar mamá! ¿Entendiste?

Angie: ¿P-Por que?

Karen: agh ¡No entiendes nada! No te quiero, te odio

Cuando Angie entendió lo que su madre quería decir y que la odiaba comenzó a llorar, no podía creer lo que su madre le estaba diciendo. Nunca llegó a pensar que por parecerse físicamente a su padre su madre no la querría

Karen: Deja de lloriquear, ya no eres una niña pequeña tienes 6 años ¡Empieza a madurar de una maldita vez! —Dijo enojada— ve a tu cuarto y ponte a hacer ese ejercicio

Angie agarró el cuaderno y fué a su cuarto llorando, lo que estaba pasando era demasiado rápido, en tan solo una semana ya había pasado todo eso.

Mientras que la pequeña ángel estaba en su cuarto Karen veía la televisión en la que estaban dando las noticias en ese momento. Comenzaron a decir que había ocurrido un muerte más en Encantrix

Noticiera: Fué esta mañana cuando nos encontramos el cadáver de un hombre los médicos forenses dicen que la muerte fué un suicidio. El hombre se llamaba Jim —Al escuchar su nombre alzó una ceja y sonrió un poco

Karen: Bien, se lo merece

Noticiera: Nos encontramos con una familiar, su novia Kimberly ¿Sabe algo de a que ha podido ser la razón de que el señor Jim haya decidido suicidarse?

Karen: Con qué esa es la puta con la cual me engaño ¿eh? —Pensó

Kimberly: Si, ayer justo antes de lo sucedido llegó a casa llorando, dijo que se había divorciado y ahora ya no vería más a su hija

Noticiera: ¿Le puso los cuernos?

Kimberly: No, yo ya sabía que estaba con otra

Karen llegó a su límite de enojó apagó la TV, fué a la cocina a por unas tijeras y luego fué a la habitación de su hija. Ella estaba jugando cuando su madre abrió la puerta

Angie: Ya acabé lo que me mandaste hacer

Karen: ¿y que haces jugando? Haces más y ya

Angie: Es que... Estoy descansando mami

Karen: Te dije que no me llames mamá ¿acaso estás sorda?

En ese momento Angie pudo notar que su madre tenía unas tijeras en su mano

Angie: ¿Qué haces con esas tijeras?

Karen: No nada, solo volteate y no mires

No hizo falta pensarlo, ella entendió lo que iba a hacer su madre

Angie: N-No, No lo hagas —Comenzó a llorar sabiendo que ella quería matarla

Ella estaba delante de la puerta así que si Angie iba la agarraría fácilmente, si, podía ir por la venta pero esta muy lejos y aparte está cerrada. La pequeña no tenía por donde escapar, su madre la hizo flotar y la acercó a ella

Angie: No no mamá —Comenzó a llorar aún más, intentó aletear pero el poder de su madre lo impedía

Una vez lo suficientemente cerca de Karen hizo que su hija estuviera de espaldas y comenzó a cortarle sus alas

Angie: AHHHH —Gritó de dolor

Sangre chorreaba de sus alas, la madre terminó de cortárselas y ya no las tenía. Por pérdida de sangre Angie se desmayó.

Angie despertó, miró a su alrededor pudiendo notar perfectamente que estaba en la camilla de un hospital. Al recordar lo que había pasado se puso a llorar, una enfermera la escuchó y entró a la sala en la que se encontraba

Enfermera: Veo que ya despertaste, ya no llores

Angie: Mis alas ¿están bien?

Enfermera: Te las vendamos pero antes debes saber algo. Como tus alas ya estaban creciendo al ser cortadas se anuló el crecimiento, si que te volverán a crecer pero es como si volvieras a desarrollar desde el principio

Angie: ¿Tendré que aprender a volar de nuevo?

Enfermera: Afortunadamente no, si te acuerdas de como hacerlo claro. A todo esto ¿Cómo sucedió? Tu madre no nos lo explicó

Angie se quedó callada no sabía si le pasaría algo si hablaba de más o no, no la había amenazado pero aún así tenía miedo

Angie: No lo sé....

Enfermera: ¿Estás segura? Parecías muy pensativa

Angie: Si es que no recuerdo nada de antes de llegar aquí

Enfermera: oh... Ok

Enfermero: Enfermera Maragata la madre de esta chica se ha ido

Enfermera: ¿Cómo que se ha ido? ¿Por qué?

Enfermero: No lo sé, dijo que iba al baño y no volvió. Una de las doctoras fué a buscarla porque tardaba y no la vió

Enfermera: Creo que tendremos que buscarle a alguien por un tiempo, es una niña y no puede vivir sola

Enfermero: Pequeña, puedes ir al parque del Frente a jugar con los demás niños podemos mirar lo que haces y si algo te pasa. Margarita y yo tenemos algo de que hablar

Angie asintió y se levantó de la camilla, guiada por una de las enfermeras salió y fué al parque. Cruzó la calle con su ayuda y miró a los niños que había allí. Unos estaban en el tobogán, otros en los columpios, otros en las barras, otros jugando a la pelota, otros a la comba etc

No quería interrumpir a nadie, todos parecían tener a sus grupos de amigos hasta que vió a dos niñas que estaban solas hablando. Angie siempre fué una persona bastante tímida pero esa vez decidió intentarlo

Angie: H-Hola —tartamudeo por nervios

Niña 1:  ¿Qué quieres?

Angie: Mm... Me pregunta si queréis jugar conmigo

Amabas niñas se miraron

Niña 2: Bueno ¿Cuántos años tienes?

Angie: Seis

Niña 1: Nosotros tenemos siete

Niña 2: Eso significa que nosotras mandamos

Angie no le dió importancia, pensó que tal vez se refería al juego

Niña 1: Mi nombre es Coral y ella es Violette

Angie: Mi nombre es Angie por cierto ¿a que estamos jugando?

Violette: A mamás y papás tu eres la hija, yo la madre Coral la madrina y... No tenemos padre

Coral: Se fué a comprar tabaco

Angie: ah

Coral: Mi madre dice que nuestro padre fué a comprar tabaco y vuelve en una semana porque es en una tienda muy lejana y no tiene coche

Violette: Vamos a jugar

Se pusieron a jugar inventandose una casa con lo que había en el arenero de la nada Violette empujó a Angie tirándola a la arena

Angie: ¿Qué haces?

Violette: ¿En serio creíste que jugaríamos contigo?

Coral: Realmente eres ridícula

Las dos niñas agarraron arena y se la tiraron en el pelo mientras ella intentaba taparse la cabeza mientras que lloraba sin saber que haces. De la nada se escuchó una voz

—¡Dejenla en paz o os  doy on el palo! —Dijo la voz

Coral: ¿Quién te crees?

???: ¡Dejar molesta a la gente! ¿Por qué no os metéis en sus zapatos? Imagínense que en vez de ella sois vosotras la que os hacen daño

Violette: ¿No ves que no se defiende?

Angie descubrió un poco su cabeza y miró al niño que la había ayudado. Era un niño de cabello rojo con puntas rosas y mechas de ese mismo color, tenía los ojos verdes y parecía ser un anihum por sus orejas y cola de gato. El niño tenía un palo en su mano de manera de amenaza

Coral: ¿Por qué tienes que meterte donde no te llaman Aiden?

Angie: ¿Aiden? ¿Acaso ya se conocen? —pensó

Aiden: Solo dejenla, nada os derecho a molestar a gente

Violette: No nos das miedo, tu especie es inferior

Aiden: Tu eres una elfa, no tiene mucho de diferencia además me enseñaron que no importa la especie que una persona sea

Coral: ¿Quien? si fuiste de casa

Aiden: Tan solo dejenla

En la mirada se le notaba que el chico no quería pelear pero tampoco quería que le siguieran tirando arena.

Coral se acercó al niño hasta que antes que pudiera hacer algo una mujer la llamó

???: Coral tenemos que volver a casa

Coral: agh bien

Coral se fué con esa mujer que parecía ser su madre

Violette: eres muy molesto ¿sabes?

Al igual que con Coral un hombre se acercó a ella y vió la escena, no la misma que del principio pero bueno.

Padre de Violette: Hola cariño

Violette: Hola papi

Padre de Violette: ¿Ya has hecho amigos?

Violette: ¿eh? —Miró a Aiden y Angie— si si, son mis nuevos amigos

Padre de Violette: Bueno, despidete nos tenemos que ir que va tu primo a casa a dormir

Violette se despidió con muy pocas ganas y se fué del parque con su padre

Aiden: ¿Estás bien?

Angie: Si, por suerte fué solo arena ¿Sabes quiénes son esas chicas?

Aiden: Si, una es Coral, va conmigo a clase y la otra fué a un curso diferente pero nunca nos hablamos, tu no me sueñas ¿en que curso vas?

Angie: Yo nunca fuí a la escuela, mis... Padres me educaban en casa

Aiden: oh bueno ¿Cuál es tu nombre?

Angie: Soy Angie

Aiden: Yo soy Aiden, ven ¿quieres jugar a la pelota?

Angie: Ok

Fueron al campo del parte y el agarró una pelota. Se pusieron a jugar y cuando se dieron cuenta ya se había hecho de noche y les tocaba despedirse

Aiden: Bueno Angie, espero que nos volvamos a ver pronto —dijo con una sonrisa

Angie: Igual —Le devolvió la sonrisa

Angie fué de camino al hospital y buscó a la enfermera que le había explicado las cosas al despertar en la sala. Minutos después logró encontrarla

Enfermera Margarita: Hola Angie ¿Te lo has pasado bien?

Angie: Sip —dijo con una sonrisa

Estaba tan contenta de al fin haber hecho un amigo que se había olvidado de lo de antes

Enfermera Margarita: Me alegro mucho —dijo alegremente— Verás como ya sabes tu madre se fué y aún no ha vuelto así que mientras tanto deberás quedarte en el hospital, si necesitas bañarte tenemos un baño con duchas

Angie: Está bien

Angie fué a la sala en la que había despertado y se tumbó en esa comida camilla durmiendose al instante. Al día siguiente despertó y se levantó para ir a buscar a la enfermera que la había atendido. La encontró hablando con una mujer, tenía el cabello blanco al igual que sus ojos, tenía alas y la aureola típica de los ángeles. Aparte de eso la mujer tenía una corona en su cabeza

Enfermera: Oh hola Angie, Buenos días

Angie: Hola Enfermera y hola a ti —Dijo de la manera más amable posible y sin querer ofenderla

???: Hola pequeña ¿ya te dan de alta?

Enfermera: Se supone que ya se la dimos pero su madre se fué del hospital justo antes de que ella despertara, no podemos dejarla sola en la calle por ser una niña pequeña

???: ¿Y su padre?

Enfermera: La madre de la niña dice que —miró a Angie— el se suicidó —le susurró a la mujer para que la pequeña no lo escuchara

???: Ay pobre —dijo llevando su mano a su boca— con todo esto que pasa estos últimos meses en Encantrix

Enfermera: Estoy segura de que pronto conseguiremos que aquí haya paz

La mujer miró a Angie, ella no había escuchado lo que las adultas habían dicho pero si sobre algo que ocurría en Encantrix y no se alarmó ya que si era consciente de lo que ocurría en ese mundo. La albina se agachó y le tocó el hombro a Angie

???: Soy Maila, la reina de los ángeles

Angie: ah, yo soy Angie

Reina Maila: Como creo que no podrás estar toda tu vida viviendo en el hospital puedo llevarte a mi palacio y podrás vivir allí, no hay necesidad de que te conviertas en mi hija

Angie: ¿Lo dices enserio?

Reina Maila: Si querida, quiero darte un techo donde vivir, uno mejor que un hospital

Enfermera: Bueno Angie, eso será tu decisión

Angie se quedó pensando, como pensó que ella era una carga para los enfermeros decidió ir con la reina

Angie: Si no es mucha molestia me gustaría ir con usted

Reina Maila: Bien, vamos a casa

Desde ese día la vida de Angie cambió, no para mal si no para mejor. Ella ahora iba a una escuela en la que se veía con su nuevo y único amigo Aiden. Agradecida por la nueva vida que la reina le dió quería hacer algo para recompensarlo

Angie: Reina Maila

Reina Maila: Angie, sabes que me puedes llamar solo Maila

Angie: ¿Puedo compensarte lo de quedarme aquí?

Reina Maila: No hace falta querida

Angie: Insisto

Reina Maila: Bueno... Cuando te vuelvan a crecer las alas puedes ser una de los ángeles mensajeros

Angie: Me parece bien

Así fué. Los años pasaron y a los diez comenzaron a salirle las alas de nuevo, ella empezó con su entrenamiento y a pesar de tener las alas tan pequeñas para ser un ángel gracias a la reina es de las que mejor controla su vuelo pero sin embargo aguanta menos que los demás. Básicamente ella tiene las alas que tendría un ángel con siete años de edad.

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