— Tonto, eres un tonto, Taehyung — me reí

Llevaba horas esperando a Jungkook y ya pronto saldría el sol. Soy un estúpido, era obvio que él no dejaría todo esto por irse conmigo, no tenía nada seguro, al escapar seguro los primeros días dormiriamos en la calle, no comeríamos y tendríamos que pedir dinero, yo podría hacerlo, pero él no, seguro se ha dado cuenta de que un esclavo como yo jamás le daría lo que buscaba.

— Debo de alejarme, si no será más difícil —

○●○●⊙●○●○

(Nueve días después)

— Miyeon, ayúdame — me acerqué a ella con desesperación

No podía más, estar encerrado por fin se estaba volviendo desesperante. Necesitaba ver a Taehyung, temía que mi mamá le haya hecho algo, no confiaba en ella.

— Dígame qué es lo que necesita —

— Esto, dale esto a Taehyung — le di una carta — yo no puedo salir, pero tú sí —

— No, joven Jungkook. Ya no puedo hacer eso — se alejó de mí — me están vigilando, Lily y su madre. Ahora yo también tengo prohibido salir de la casa —

— No... — salí de mi alcoba

— Joven Jungkook... —

— Quiero salir — me puse en frente de mi madre

— ¿Qué? —

— Déjame salir, sólo un momento –

— ¿Para qué quieres salir? —

— Yo... —

— ¿Acaso piensas volver a hacerlo? —

— ¡No!, solo quiero darle algo — le mostré la carta — me voy a ir, por favor, deja que le de esto. Será la última vez —

Me iría pronto, los escuché, Yoongi dijo que como disculpas enviaría un gran regalo, que no estaríamos en la boda por motivos privados, motivos que todos conocíamos. No sé cuántos días me quedaban, pero no era más de una semana, por eso debía de salir, quería despedirme esta vez. Taehyung no merecía esperarme, no podría irme, jamás, él, ellos, todos, siempre me retendrían aquí. Siempre estaría encerrado, bajo órdenes del resto.

— No, hoy no —

— Madre... —

— Ve a tu alcoba a arreglarte un poco, mírate, das pena — me miró con desprecio — ay, ver tu cara me da dolor de cabeza — pasó por mi lado

— Veré la manera de entregarlo... —

(Tres días después)

— ¡JUNGKOOK! —

— ¡JOVEN JUNGKOOK VUELVA POR FAVOR! —

Corría sin mirar atrás, sin darle importancia a sus llamados, sólo corría con un objetivo, encontrar a Taehyung. Me desperté muy temprano hoy, con sólo una idea en mente, darle mi carta a Taehyung. Me iría mañana y tengo poco tiempo, demasiado corto como para pensar en las consecuencias después.

— ¡JUNGKOOK VEN AQUÍ AHORA MISMO! —

— Tú-tú, ven — jalé del brazo al omega de esa vez — ¿Seokmin?, ¿Eres Seokmin verdad?, necesito que me hagas un favor —

— Joven... —

— Dale esto a Taehyung, necesito que se lo des — puse la carta en sus manos — por favor, dale la carta — lo empujé para volver a correr

— ¡JUNGKOOK! —

Miré atrás, viendo a mi madre y sus sirvientes a lo lejos, ahora tenía miedo, no quería que me atrapen, tenía idea de cual sería el castigo y tenía miedo.

— ¡AH! — grité cuando alguien me agarró de los hombros

— ¡LO TENGO, SEÑORA! —

— ¡LLÉVALO A DENTRO! —

— Espera... — intenté soltarme

Pensé que mi castigo sería severo, pero no hubo, al menos no de parte de ella.

— Eres egoísta, eres cruel — Yoongi me miró molesto — no tienes respeto por nada —

— Yo... —

— Ellos han muerto, ¿Si quiera te da pena? —

No. No me daba pena en lo absolutoue esos viejos mueran era hermoso. Claro, puede que para Yoongi sea algo malo, lo entiendo, son sus padres, si algo les pasara a los míos creo que estaría triste, creo.

— Alista tus cosas, solo no necesario —

— Lo sé —

— Cuando lleguemos habrá muchos allegados de mi familia, espero sepas compórtate y no estés con esa cara de muerto —

" Pero los muertos son otros, cariño " pensé, queriendo reprimir mi sonrisa

— No te avergonzaré —

— Eso espero —

Salió de la alcoba, seguro de nuevo fue con mi padre, últimamente se estaba dedicando a tomar, y fumaba mucho antes de llegar acá. Me daba asco tener que aguantar el olor a tabaco.

Estaba echado en mi cama, viendo el techo, esperando que ese omega le haya entregado la carta a Taehyung.

— Taehyung... — me levanté de inmediato al escuchar pequeños golpes en mi balcón

Era él, lo supe antes de salir, pero de pronto la angustia me entró, seguro había leído la carta, una carta donde confesaba mi amor, donde le decía cuanto lo anhelaba, el como mi alma se sentía completa a su lado. Fue una carta muy cursi, y temía, no sabía cuál sería su decisión.

— Sé fuerte, ya hemos llegado hasta aquí — me di fuerzas

Salí, sintiendo el frío viento chocar contra mi rostro. Me acerqué al borde y lo vi, no sabía que decir, no sabía como empezar.

— Baja — dijo sonriendo, eso me tranquilizó levemente

— Bien... — suspiré — ya vuelvo —

Con cuidado salí de mi alcoba, caminé por los pasillos descalzo, con mis zapatos en mano. No era tan tarde así que salir sería peligroso, pero lo intentaría de todas formas.

— Joven Jungkook... — escuché la voz de Miyeon

— ¿Pasa algo? — escuché la voz de Lily acercarse

— Para nada, me pareció solo ver una sombra — dijo Miyeon abriendo la puerta — ya me dió miedo, tomaré un poco de aire — me hizo una seña para que salga

— No puedes salir —

— Sólo estaré un rato parada afuera. No me alejaré —

— No puedes salir —

— Entonces déjame tener la puerta abierta. Por favor Lily —

Salí por la puerta con cautela, me di la vuelta, encontrando a Taehyung aún mirando mi balcón.

— Vamos al establo — pasé por su lado

— Sí... —

No sabía cómo empezar, solo caminamos hasta el establo,  llegamos y nos quedamos en silencio, observando la oscuridad. Yo miraba a la nada, mientras sentía la mirada de Taehyung detrás de mí.

— Taehyung... ¿Lo has pensado? — pregunté cuando me di cuenta que yo debía de empezar, debía dar el primer paso

— Sí —

— ¿Y cuál es tu decisi-...? —

— Me quedaré a tu lado — agarró mi mano — no te dejaré, así tenga que esperarte años, no importa —

— ¿Me esperarás?, ¿Lo dices en serio? — lo miré

— Soy un esclavo — se río — voy a estar aquí hasta mi vejez, antes eso parecía una tortura, pero ahora lo haré como una bendición, porque habrá un momento, por más pequeño que sea, donde tú y yo podamos ser felices — se puso en frente mío — no importa que tan pequeño sea, yo lo atesoraré —

— Te amo — me agarré de su camisa para unir nuestros labios

Nos echamos sobre el heno, con lentitud nos sacamos la ropa, viéndonos a cada instante, con deseo, pero sobre todo, con amor.

— Apagaré esto — Taehyung se acercó a la vela — solo quiero que seamos los dos, tú y yo esta noche —

— Sí — dejé que mi cabello sea libre

Lo hicimos, lentamente, sintiendo cada parte de nosotros, diciéndonos miles de palabras dulces, besándonos cada que el aliento se nos iba, queriendo que esto sea eterno.

— Te amo — besé su mentó — a-ahg —

— Te amo — agarró con fuerza mis manos

— Taehyung... — cerré mis ojos al sentir que me correría

— Te voy a esperar, siempre —

— Si-siempre te voy a tener en mi corazón —

— Siempre estaremos juntos —

Nos corrimos, sentí la plenitud del climax, sentí esa ola de placer y tranquilidad.

— Me gustaría que esto fuera eterno — lo abracé — no-no quiero irme —

— Te esperaré —

— Po-por favor hazlo —

Estuvimos abrazados toda esa noche, nos miramos y confesamos nuestro amor miles de veces. Era tan doloroso el separarse, no quería, me sentía seguro a su lado, me sentía feliz a su lado, pero debía de hacerlo. Debía de ir y fingir ser feliz con la persona incorrecta.

— ¿Tienes todo listo? —

— Sí — miré al piso

Hoy partiríamos, un viaje de dos días enteros, un viaje a la ciudad, un lugar en cual nunca me he sentido a gusto.

— Sube — me ordenó

Miré a mi alrededor viendo a Taehyung muy lejos, pero no importaba que tan lejos estemos, porque nuestras miradas se encontraron, siempre lo harán.

— Volveré pronto —

Continuará...

Espero les haya gustado.

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Los amo.