CAPÍTULO UNO--- PASIÓN SOBRE RUEDAS

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Era una madrugada fría de un jueves, cuando la figura de un desconocido apareció entre los basureros del Restaurante Risotto Italiano ubicado en el Upper East Side de Manhattan, propiedad de los Rossi, dejando un pequeño bulto de sábanas entre ellos.

Cuando había amanecido Robinson Hyde salió del restaurante por el área de servició escucho el llanto de una niña; este se sintió curioso y procedió a inspeccionar lo que sucedía, topándose con el pequeño cuerpo de una niña de unos cinco años, el señor Hyde se acerco a ella para revisarla, pero ella retrocedió.

-No huyas. No te haré daño-

Le dijo con ojos de preocupación y con miedo de que la pequeña niña huyera. Ella negó con la cabeza

-¿Tienes hambre?- La niña asintió. Eran las nueve de la mañana, el restaurante abriría en dos horas.

-No te marches te traeré comida- La pequeña niña asintió con la cabeza nuevamente, Robinson se devolvió al restaurante encontrándose con el señor Romano Rossi dueño del restaurante, Hayde buscaba entre el refrigerador productos para preparar un sándwich.

-Robinson, ¿Por qué tan apurado?- Pregunto Romano.

-Creo que han abandonado a una niña entre los basureros y tiene hambre-

-¡Como!, ¿Estás seguro Hyde?-

-Si, esta tan asustada que donde me vio empezó a temblar como flan-

-Sígame, pero que ella no lo mire, quiero ganarme su confianza, para que me hable-

-Si, pero haré algo mejor; le diré a Esperanza que nos acompañe. Tu sabes la mujeres saben de niños-

-Es buena idea-

Así lo hizo Romano, llamo a su esposa, haciendo que lo acompañará con Hyde y conocer a la supuesta niña. Para su sorpresa la niña se había dormido, seguro la debilidad y el frío se lo causaban, Esperanza se adelanto a los dos hombres y tomó a la niña entre sus brazos; la llevaron a la oficina del restaurante.

Esperanza inspeccionó a la niña, no la sintió baja de peso, pero si vio unos moretones es sus brazos y rostro lo que la asustó.

-Romano llama a tu hermano Luca, el es médico podrá ayudarla sin tener que ir a un hospital y tener que dar explicaciones. Querrán saber ¿Quién es?-

-Esperanza, ¿Qué estás tramando?-

-Romano, no estoy tramando nada, la niña ha sido abandonada, seguro era un estorbo para sus padres, cuidémosla, estemos pendiente si la buscan; si nadie la reclama quiero que sea la hija que siempre he querido-

-¿Estás loca mujer?-

-No, no lo estoy, ve y llama a tu hermano-

Horas después el doctor Rossi había revisado a la pequeña Anastasia, dictaminando que estaba bien de salud, solo que la niña estaba muy asustada para hablar. Al ser el doctor familiar del matrimonio acepto en no ir a las autoridades, reportar el abandono de la niña, entendiendo que su hermano y cuñada no habían podido nunca concebir hijos: vieron en el abandono de la pequeña la posibilidad de ser padres.

Para la noche los Rossi y señor Hayde habían logrado ganarse la confianza de la pequeña, pero no habían logrado hacer que hablara, Hyde al ver que Esperanza Rossi se encariñaban con la niña les prometió guardar su secreto, él entendía a sus jefes, él estaba con ellos desde que abrieron su primer restaurante y había visto la tristeza en ambos las veces que perdían un bebe, hasta que se resignaron a no volver a intentarlo.

Cuando fue la hora de cerrar el restaurante, Esperanza le preguntó a la niña si quería irse con ellos.

-¿Pequeña quieres irte a vivir con nosotros?- Le preguntó con ojos esperanzadores y con la fe de una respuesta positiva.

-Si, si quiero- Contesto la pequeña con vos dulce. Romano y Esperanza al escucharla hablar se emocionaron tanto que sus corazones saltaron de alegría, la abrazaron y cada uno le dio un beso en su mejilla.

-¿Quieres hablar que hacías entre los basureros y quien te dejó ahí?- Preguntó Romano.

-NO-Contesto Anastasia- Para luego acomodarse en el hueco del cuello de Esperanza.

-No la acorrales Romano, esperemos a que esté lista para contarnos-

-Esta bien mujer, esperaremos- dijo no muy convencido.

Los años pasaron y la pequeña Anastasia creció al lado de los Rossi y la familia Hyde, Ana como le gustaba que le llamaran, al crecer solamente hizo un amigo Jack Hyde el hijo del hombre que la encontró, el la defendía de cualquiera que quisiera hacerle daño, ellos eran como si fuesen hermanos ya que Ana guardaba el mayor secreto de Jack.

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Cristian Grey es el menor de tres hijos de la familia Grey, quienes son escandalosamente ricos, a pesar de ser ricos e influyentes en la gran manzana, habían educado a sus tres hijos de una manera que sorprendía, los enseñaron a no creerse mas que nadie, tanto fue así que asistieron a las mejores escuelas, pero públicas.

Cristian y su hermano mayor Elliot desde pequeños habían demostrado la pasión por los autos y la velocidad, por lo que en cuanto tuvieron la edad para conducir pidieron a sus padres les compraran autos.

Elliot y Cristian de adolescentes participaban de carreras juveniles de motos y cuadriciclos, solamente cuando cumplieron cada uno la mayoría de edad pudieron conducir autos.

Cristian ingresó a las carreras ilegales de autos por Elliot quien le llevaba cinco años de diferencia; ambos formaron el equipo de corredores Dragones Negros, usaban sobrenombres para no ser reconocidos. Las facciones muy masculinas y los dotes con los que la naturaleza los había favorecido les dio un bono extra que les permitía conseguir cualquier mujer. Se convirtieron en los solteros mas deseados de la Gran Manzana.

Cristian y Elliot participaban en carreras ilegales en los predios ubicados en Brooklyn y el Bronx estaban lo mas alejado del Upper East Side de Manhattan su lugar de residencia.

En esas carreras Elliot conoció a Katherine Kavanagh y a su hermano Eathan, Kate como la conocían asistían al lugar para ver y apoyar a su hermano cuando corre, los jóvenes Kavanagh también provienen de una familia acomodada de Manhattan. Elliot se hizo novio de Kate poco después de conocerse.

Cristian conoció a infinidades de chicas; ellas le llovían como moscas es más guapo que su hermano y a diferencia de Elliot estaba disponible. Cristian en su camino se encontró con las hermanas Leila y Susana Welch, con ambas tuvo una relación meramente sexual pero beneficiosa para los tres, a las hermanas les gustaba compartir entre ellas, pero no con otras chicas, cuando Cristian conocía otras chicas estas las alejaban con rapidez, tal hecho se había vuelto tan molesto que un día Cristian explotó hasta que las mando a la mierda.

La vida de adolescente les paso a los hermanos Grey hasta que llego el momento de asistir a la universidad, primero Elliot y después Cristian, pasaron años alejados de las carreras, pero sin perder el gusto por la velocidad, en cierto modo Cristian les dio gracias a sus padres de ir a la universidad ya que así podría librarse de las hermanas Welch, ya que estas no asistirían a ninguna universidad. Estas chicas solo buscaban un chico rico con quien casarse y ser mantenidas. Cristian se prometió no casarse con ninguna de las dos chicas, cada vez que tuvo sexo con alguna de las dos uso protección así se aseguraría no tener hijos con semejantes prospectos de mujer, si llegará a encontrar a alguna que valiera la pena talvez consideraría el matrimonio.

Un año antes de que Cristian se fuera a Harvard, asistió a una carrera, Elliot pese a que estaba ya en la universidad los fines de semana si los estudios se lo permitían acompañaba a Cristian en sus carreras. La mayor parte de las carreras eran un binomio, ese fin de semana habían escuchado de un binomio conformado por una joven chica y su hermano, eran nuevos en la zona del Bronx.

Era viernes por la noche y el predio del Bronx estaba a reventar de gente; cuando escucharon el rechinar de las llantas de un Lamborghini rojo; esto llamó la atención de los Grey, de el emergieron un joven alto y peli rojo medía un metro noventa, él venía acompañado de una delgada y hermosa joven castaña de ojos azules como una tarde de verano, el corazón de Cristian se detuvo al verla, era la chica más hermosa que había visto. Los Grey y los Kavanagh se acercaron a ellos.

-¿Ustedes son los nuevos?- Preguntó Elliot.

-Nosotros, aquí si somos nuevos, pero ya hemos participado en carreras en Queens y Staten Island- Contestó Jack.

-¿Y ustedes quienes son?- Preguntó Hyde.

-Somos los dragones negros y ellos los Kavanagh- Respondió Elliot.

-¿Correrán hoy?- Preguntó Jack.

-Por supuesto, mi hermano y yo, pero ellos solo miran- Dijo señalando a Kate y a Eathan, sin quitar los ojos de Anastasia que solo miraba la interacción de los chicos. Jack noto la mirada lujuriosa de Cristian; lo que le causo disgusto y no aguanto.

-¿Te gusta mi hermana?- Preguntó el peli rojo a Cristian.

-Bueno es muy hermosa, no voy a mentir, pero me causa curiosidad que no hable mucho- Dijo Cristian.

-Bueno a ella no le gusta hablar mucho, solo lo hace con nuestros padres- Dijo Jack.

-Bueno, bueno, si vamos a correr tenemos que ir hablar con Moe y nos asigne en que carrera correremos- Comento Elliot.

Rato después ya les habías asignado sus turnos, esa noche habría tres carreras clasificatorias y una carrera final; habían asistido quince carros, por lo que habría tres carreras, el primer lugar de cada carrera correría en la final y el ganador de esta se llevaría el premio. Los Grey y el equipo de Ana y Jack obviamente llegaron a la final.

Ya en la carrera final participaron las hermanas Welch, los Grey, el quipo italiano como se hacían llamar Jack y Ana y el carro de un chico llamado Doni. Al dar el banderazo de salida los carros corrían y corrían la carrera era muy reñida, pero en los últimos cien metros del final el equipo italiano sorprendió y ganó la carrera.

Los Grey felicitaron al binomio italiano, mas no así los otros tres chicos. Las hermanas Welch al percatarse de las miradas furtivas que le brindaba Cristian a la chica nueva empezaron a odiarla sin conocerla, quien ni siquiera había reparado en ellas.

Las carreras iban y venían todos los fines de semana, extrañamente Cristian estaba asistiendo a todas, había un secreto a voces, ya se había esparcido el rumor del interés del dragón negro por la chica italiana, como los demás corredores respetaban al dragón negro no se le acercaban la chica. Un día mientras Ana corría en el Lamborghini; Cristian se acerco a Jack.

-Jack, ¿Tu hermana tiene novio?- Pregunto Cristian.

-¿Te interesa mi hermana?. Ni siquiera conocemos tu nombre. No has cruzado ni media palabra con ella y ya te quieres follar a mi pequeña hermana. Te advierto ella tiene dieciséis años- Dijo Jack con enojo.

-Bueno eso es cierto, que no saben mi nombre. Que me interesa tu hermana, si me interesa y yo tengo dieciocho años. Mi nombre es Cristian. Y no quiero follarme a tu hermana; pero si quiero acercarme a ella- Dijo Cristian-

-Bueno, tienes que hablar más con ella, mira ella no confía en la gente, solo lo hace con nuestros padres y con dos personas más allegadas a la familia-

Jack sintió que Cristian era un chico de fiar y le hizo una confesión, algo que Anastasia le había contado estando en casa.

-Bueno Cristian me has caído bien y tengo algo que contarte, algo que Anastasia me confesó en la casa, ella no tiene que saber que te lo he dicho-

-Dime, te prometo que ella no lo sabrá-

-Le gustas a Anastasia, desde la primera vez que te vio. Si quieres conocerla y hablar con ella, tienes que buscar un tema que a ella le guste. Sus temas preferidos son los autos y la literatura. Pero si te advierto que si le haces daño a ella te romperé los huesos- Dijo Jack con convicción.

Tiempo después había una carrera donde el premio era muy jugoso, extrañamente los Grey llegaron tarde ese día y quedaron fuera de la competencia, por lo que se quedaron a la celebración. Cristian buscaba a Jack y a Ana. Busco y busco hasta que llego al área más alejada donde vio un auto, el auto se movía, Cristian no se extraño al ver el auto aparcado ya que esa zona era usada por parejas para tener sexo, él mismo había estado ahí con las hermanas Welch. Un frio recorrió su cuerpo pensando que talvez podría se su Ana a la que se estaban follando en ese auto, por lo que corrió y toco el vidrio de la ventana del conductor. No había podido encontrarla.

-Ana, Ana sal de ahí- Dijo Cristian.

-Lárgate Grey, Ana no esta aquí- Dijo la voz. Cristian reconoció esa voz de inmediato.

-Jack, ¿Dónde dejaste a Ana?- Dijo Cristian.

-Idiota, ella esta corriendo, lárgate a darle porras a mi hermana y déjame terminar lo que tengo aquí- Dijo Jack preocupado por que Grey se enterara de su secreto.

Cristian curioso se quedo, escondido entre unos árboles, cuando vio salir a Jack desnudo y tras del otro joven de buen ver. A Cristian casi se le salen lo ojos cuando vio como el chico hundía su miembro en el culo de Jack y empezó a bombear dentro y fuera de él, a Cristian le dio envidia al ver como Jack gemía y pedía más. El quería tener a Anastasia de esa manera, pero era consiente de que Ana solamente tenía dieciséis años y él dieciocho. Además, recordaba la amenaza de Jack.

Cristian se retiro del área para darle privacidad a los chicos y se fue en busca de la chica que le quitaba el sueño; metros antes de llegar al área de pistas se detuvo, respiró hondo para relajarse y bajar la erección que tenía, llevaba mucho tiempo sin sexo. La cercanía de Ana y Cristian se había estrechado, Cristian había tomado el consejo de Jack de hablarle a Ana de temas que le gustaban. Al llegar para su sorpresa y alegría Ana había ganado la carrera final de la noche obteniendo el premio final de quinientos mil dólares. Si las hermanas Welch detestaban a Ana por su cercanía a Cristian, ahora más ya que ninguna de las dos había podido ganarle y obtener el preciado y jugoso premio.

Ana celebraba con Elliot y los Kavanagh, con los días Ana se había hecho un poco más sociable con ellos; Cristian llego por detrás de Ana y paso sus brazos por su pequeña cintura y la beso en el cuello.

-Felicidades nena- Dijo Cristian en el oído de Ana; eso y los brazos de Cristian rosándole la piel de su torso, causaron que a Ana se le humedecieran las bragas.

-Gracias, Cristian- Dijo Ana. Elliot y los Kavanagh se alejaron para darles privacidad, ya que eran conscientes de los sentimientos de Cristian hacia Ana.

-¿Dónde vamos a celebrar?- Dijo Cristian.

-Cristian, vine con Jack y me voy con Jack, si vuelvo sola o contigo, mi vida como piloto se acaba-

-Tranquila nena, Jack esta muy ocupado ahora, volveremos antes de que él se de cuenta, además le diremos a Elliot que lo haga esperarte- A Ana se le iluminaron los ojos al escuchar la proposición de Cristian.

-De acuerdo, pero no tardemos mucho, recuerda el dinero-

-Perfecto. Vámonos ya-

Minutos después ambos se encontraban en un mirador disfrutando de una pizza con cerveza. Ana no es buena asimilando el alcohol, pero sin embargo le infundio valor y sagacidad.

-Cristian; ¿Has tenido sexo con alguien?- Preguntó Ana ruborizándose. Cristian se sorprendió al escuchar la pregunta, Ana había demostrado ser una chica muy tímida en ese aspecto, pero Cristian al ser consciente que quería a Ana debería ser sincero.

-Si, he tenido sexo con algunas chicas. ¿Por qué lo preguntas Ana?- Cristian la miro y la hizo ruborizarse.

-Es que yo he visto en la televisión y a Jack teniendo sexo. Pero yo quiero saber que se siente tener un orgasmo- Lo dijo poniéndose roja y agarrándose las manos por el nerviosismo que sentía.

-Ana por más que yo quiera ayudarte con eso, si Jack se entera me matará, no voy a tomar tu virginidad, eres muy joven y yo mayor de edad-

-Pero yo he visto que con el sexo oran la mujer puede experimentar un orgasmo- Dijo poniéndose roja a mas no poder. Cristian sonrió por la inocencia con que la que le hablaba de sexo.

-Nena, al tener sexo se debe ser responsable y yo no quiero robarte el tesoro más preciado que tiene una mujer para entregarle a un hombre. Se lo entregas solamente a uno y a nadie más. Aunque me sienta alagado de que quieras entregármelo, no me siento preparado para recibir ese regalo-

-¿No te gusto?- Pregunto Ana con lágrimas en los ojos.

-Nena, me gustas desde la primera vez que te vi. El asunto es tu inexperiencia- Contesto Cristian mirando por la ventana del auto. De un momento a otro Cristian sintió como Ana se sentaba sombre él, con cada una de sus pantorrillas al lado de sus muslos, para aumentar su sorpresa Ana estaba solo en bragas y sujetador. Tomo el rostro de Cristian con ambas manos y le hablo.

-Se que no soy experta en el tema del sexo, solamente he visto algunas películas porno en la casa de Jack, estoy de acuerdo en que no tomes mi virginidad aun, pero quiero experimentar y que tu me enseñes; sólo tu Cristian-

Cristian abrumado por las palabras de Ana y por lo excitado que aun estaba por ver a Jack teniendo sexo, Acepto.

-Esta bien nena empezaremos con lo básico besos, manoseo y mamadas. ¿De acuerdo?-

-Si, Si- Dijo Ana.

-Te quitaré el sujetador, quiero probar esos melones que tienes y que llevo días imaginando su sabor, igual esta parte- Se dirigió al sur metiendo su mano entre las bragas de Ana y para aumentar su ego, Ana estaba tan mojada que tenía empapada las bragas.

Cristian empezó a chupar y a morder los pezones de Ana, alternando cada uno, los admiraba, son perfectos y deliciosos, se dijo para si mismo. Ana empezó a excitarse estaba en una nube.

-¡Oh nena!, me encantan tus tetas, están deliciosas- Se las soltó por unos minutos para besar sus labios, mientras seguía amasando sus pechos y pellizcando sus pezones. Soltó su boca para prenderse de nuevo de sus pechos alternándolos, por minutos los soltaba para admirarlos y apreciar el tono rosa oscuro que habían tomado sus pezones.

Por su parte Ana sentía que algo crecía en su vientre, sin saber que era, Ana gemía el nombre de Cristian hasta que se dejo caer sobre las piernas de él, escondió su rostro entre el hueco del cuello de Cristian con la respiración entrecortada. Cristian se rio, sabía lo que había sucedido.

-¿Qué fue eso?- preguntó Ana con curiosidad.

-Eso nena, fue tu primer orgasmo- Ana le sonrió a Cristian.

-Quiero otro orgasmo, Cristian- Dijo Ana.

-¿En serio?-

-Si-

-Ven acomódate- La hizo levantarse y acostarse sobre su espalda en el asiento trasero reclinable.

-Te quitaré las bragas, quiero ver ese tesoro entre tus piernas-

-¿Qué harás?- Preguntó Ana, un poco preocupada.

-Voy a comerte- Respondió Cristian. Obviamente Ana no sabía a que se refería.

Ana levantó su pelvis por reflejo cuando sintió los labios de Cristian en su clítoris: era una sensación de éctasis e indescriptible

-¿Qué haces Cristian?- Pregunto Ana con los ojos vidriosos por la excitación

-Te dije que te comería. Y eso es lo que hago. Sabes muy bien nena. ¿Continuo?-

-Ana asintió rápidamente; nunca había sentido nada igual, eran sensaciones nuevas. Cristian chupo y mordió la intimidad de Ana una y otra vez hasta que sintió su venida en su boca, era un sabor entre chocolate y almendras, sus sabores preferidos. Cristian lamía la vagina de Ana como un adicto no quería dejar nada, lo que ocasionó que Ana tuviera otro orgasmo, este más intenso que los dos primeros, por más que quisiera dejo de asaltar la entrepierna de Ana. Cristian se levanto y vio el rostro de Ana cubierto de sudor, su piel de un rojo carmesí y la vista perdida en alguna parte. La jaló suavemente y la sentó en su regazo.

-Nena, ¿Estas bien?- Preguntó preocupado. Ella se acomodó en su regazo y puso su cabeza en el pecho de Cristian, aun temblaba por los orgasmos que le había provocado, esto extraño a Cristian. ¿Qué chica a los dieciséis años no ha sentido un orgasmo?.

-Si, lo estoy- Dijo con voz cansada.

-¿Por qué tiemblas?-

-No lo sé. Cristian, ¿Esto siempre es así?-

-¿Que, nena?-

-Lo que acabo de sentir es como llegar a un abismo dejarte caer y luego volar al cielo- Dijo Ana con la voz entrecortada.

-¿Nunca has tenido un orgasmo?. La sensaciones, dependen de las personas, una como te lo hace y otra como lo sienten-

-No, Cristian eres el primero en darme un orgasmo. Nunca había sentido uno y seré sincera ahora más que nunca no quiero dejar de sentirlos, mis padres me cuidan mucho, estoy aquí porque Jack me acompaña. Ellos confían en él; me ha cuidado casi toda mi vida-

-Ana, ¿Jack no es tu hermano? Verdad-

-No, no lo es. Pero yo lo veo como tal. Los chicos en general me quieren hacer daño, por no ser como ellos. A demás soy la única que sabe su secreto a parte de Ángel-

-Entiendo. Ana a partir de hoy serás mía yo te cuidaré aparte de Jack. Solamente yo seré el dueño de tu cuerpo y seré yo el que ocasione tus orgasmos y cuando estés preparada serás mía por completo- Cristian tomo el rostro de Ana con sus manos y la beso con posesión para cellar su juramento. Ana le respondió el beso con la misma intensidad.

Ana le había confesado a Jack lo sucedido con Cristian; a Jack le molesto porque había oído decir que los Grey eran mujeriegos sin remedio y se preocupaba de que Ana saliera lastimada de alguna forma por lo que en algún momento discutieron el hecho. Cristian le juró a Jack que desde que conoció a Ana se volvió monógamo, por lo que tenía solo ojos para Ana. Jack le juró a Cristian que si la hería de cualquier manera lo haría sufrir.

Al día siguiente Ana y Jack corrieron y ganaron sus respectivas carreras, al salir Ana del auto e ir por su premio, un chico la intercepto, agarrando la con fuerza impidiéndole a Ana poder escapar y la beso con fuerza, Ana trataba de soltarse, pero el chico no la dejaba, Cristian, Elliot y Jack presenciaban el hecho, enfureciéndose.

-Ese hijo de puta debe ser nuevo aquí todos saben que Ana es tu novia- Dijo Elliot con enojo al ver como el chico besaba a la fuerza a su cuñada.

-Seguro, pero hoy aprenderá a respetar- Dijo Jack.

-Tiene que aprender una buena lección hoy- Dijo Cristian.

Los tres se dirigieron donde se encontraba Ana. Elliot y Jack agarran al chico nuevo y Cristian Ana, quien lloraba con horror en sus ojos. El primero en darle un golpe fue Cristian.

-Sabes idiota esta chica es mi novia y nadie la toca-

-Hoy aprenderás una lección- Dijo Jack quien se llevo al chico junto con Elliot para darle una golpiza que nunca olvidaría.

Cristian tomó a Ana y la llevo al mirador de siempre, no estaba enojado con ella, sino consigo mismo por no estar cerca de ella para cuidarla y protegerla como le había dicho a Jack.

-Nena, ¿Estas bien?- Ana movía su cabeza afirmando que si, de pronto ella empezó a desnudarse.

-Cristian hazme tuya-

-Nena, ¿Estas segura?-

-Si, quiero borrar el recuerdo de ese hombre besándome, por favor-

Cristian no lo pensó dos veces hace días estaba pensando como proponérselo a su chica, pero ahora ella estaba cumpliendo su deseo, la razón de Cristian se nublo y fue sustituida por la lujuria y el deseo. La chica que ama le esta entregando todo su ser, lo tomaría y ella sería para siempre suya. Cristian se desvistió a la velocidad del rayo. Cristian tomo a Ana y la recostó en el asiento trasero, puso una pierna de ella en una de las ventanas y la otra en su cintura.

-Nena esto dolerá un poco al principio; entraré despacio, para que te acostumbres y luego me moveré a tu ritmo- Ana vio por primera vez a Cristian desnudo y se sorprendió a ver el pene de Cristian duro y erecto.

-¿Eso entrará en mi?- Pregunto un poco asustada.

-Si nena y te gustará-

Cristian acomodo su glande en la pequeña abertura de Ana, empujo un poco metiendo su glande, Ana arqueo su espalda por el placer que sentía pese a la invasión. Cristian entro lentamente en ella pese que estaba sufriendo por no entrar de una vez en ella, pero se había prometido ser cuidadoso y especial para ella. Ana tenía que recordar su primera vez y que había sido con él. Cristian entro hasta toparse con el himen de Ana, se detuvo unos segundos.

-¿Nena quieres que continúe?. Después de aquí no hay marcha atrás- Ana asintió con la cabeza, no podía hablar por le placer que sentía.

-Bien- Dijo Cristian mientras tomaba los dulces labios de Ana y rompiendo esa barrera. Cristian dijo en sus adentros, ahora eres mía por siempre.

-Auch- dijo Ana. Por lo que Cristian se detuvo.

-¿Te he lastimado nena?-

-No, no sigue, es como un pellizco. Sólo deja que me acostumbre- Cristian se detuvo unos segundos, después sintió como Ana levantaba su pelvis, él lo tomo como un signo de que continuará y así lo hizo.

-¡Oh, Dios¡ Esto es bueno- Dijo Ana.

-¿Te gusta nena? ¿ Quieres que me mueva más? ¿Dime como lo quieres?-

-No lo sé Cristian, sólo no dejes de moverte-

-Iré más rápido y duro nena, dime que pare si te duele-

-Si, si quiero más por favor no pares, Cristian- Cristian tomo las palabras de su chica como ordenes, entraba y salía de ella una y otra vez con velocidad y fuerza.

-Si, si oh, Dios dame más Cristian, no pares. Así, te amo-

-Eres mía Ana para siempre y de nadie más. Júralo-

-Si, si soy tuya y de nadie más. Te amo-

Cristian al escuchar es te amo y su juramento, lo hizo muy feliz y complació a su chica, hasta que las paredes vaginales de Ana le avisaron a Cristian que estaba a punto de explotar en su orgasmo y el también, la lujuria lo segó y se vino dentro de ella de una manera violenta, nuca había tenido sexo con una chica virgen, fue maravilloso para él y fue como si fuera la primera vez para ambos. Cristian se dejo caer sobre Ana exhausto y con la respiración trabajosa. Se besaron con pasión.

-Gracias nena, eres mía hoy y siempre-

-Si lo soy.- Pero Ana recordó que Cristian iría a la Universidad en unos meses-

-Cristian, ¿Qué haremos cuando tu te vallas a la universidad?-

-Yo honraré mi palabra no más chicas y tu no chicos. Trataré de venir una vez al mes y te haré el amor hasta dejare inconsciente y entre semana tendremos video llamadas. ¿Prometido?-

-Prometido- Dijo Ana. Cristian salió de ella e iba a vestirse y regresar a la pista. Pero Ana tenía otros planes.

-¿Qué haces?-

-Vestirme. ¿Por qué?-

-Quiero que me hagas tuya nuevamente- Dijo Ana sentándose y mordiéndose el labio de manera sexi.

-Lo que mi chica quiere, mi chica lo obtiene- Así pasaron toda la noche hasta que los primeros rayos de sol iluminaron el interior del auto de Cristian.

-Mierda, me castigaran por el resto de mi vida, Jack no podrá defenderme-

-Nena iré a hablar con tus padres, daré la cara por ti-

-No Cristian, mi padre es italiano, te cortará tu miembro, eso no lo puedo permitir y por último llamará a la policía. Me moriría si eso ocurre-

-Esta bien, iremos por Jack-

Dos horas más tarde Jack dejo a Ana en las puertas de la gran casa de Ana donde, sus padres estaban desesperados llamando a la policía. Romano al ver a su amada hija corto la llamada y se dirigió a ella, frico con ella por llegar a esa hora, eran las siete se la mañana.

-Ana, ¿Se puede saber donde estabas? ¿Dónde esta Jack?-

-Tranquilo Romano- Dijo Esperanza.

-Que me tranquilice, mira tu reloj, mujer. Esta niña apenas cumplirá los diecisiete años, la dejamos salir con Jack por los fines de semana porque él prometió cuidarla y traerla antes del amanecer y mira su cuello. ¿Eso te lo hizo Jack verdad?- Señalando el cuello de Ana. Ana se miró en un espejo que había en la sala de su casa, notando el chupetón que Cristian había dejado. Ana sacó del encaño a su padre.

-No, papa. No fue Jack, no lo culpes-

-Entonces, ¿Quién es el chico que te gusta?-Pregunto Esperanza.

-No puedo decírtelo mama- Ana sabía quienes son los padres de Cristian. Carrick y Grace Grey, el señor Grey es uno de los mejores clientes de su restaurante y el abogado de la familia, por eso guardaba silencio.

-Hablaré con Jack- dijo Romano.

-Papa, castígame lo que quieras, pero no culpes a Jack por favor- Le dijo Ana con lágrimas en los ojos, ella pensaba que si acusaba a Jack de algo el tendría que decir que no había sido él y delatar su preferencia sexual o echarse la culpa lo que provocaría que Romano lo golpeara y despedir al padre de Jack; no lo podía permitir, Jack era lo más parecido a un hermano por eso lo amaba como tal. El teléfono de Ana sonó y ella respondió sin mirar quien era.

-¿Nena estás bien?- Preguntó Cristian preocupado.

-Si lo estoy, pero estaré castigada por tiempo indefinido- Ana hablaba alejándose de sus padres rumbo a su habitación.

-Detente ahí- dijo Romano, haciendo que Ana se detuviera.

-Te amo, ¿Sabes?. Puedo ir a hablar con tus padres si quieres-

-Yo también te amo. No, no lo hagas estaré en más problemas si lo haces, habla con Jack-

Y antes que Romano pudiera quitarle el teléfono a Ana esta lo apago sin permitirle ver el número de la llamada.

-Ana, dame el pin de tu teléfono. ¿Quiero saber quien es el tipo al que le dijiste que amas?, ¡Eres mi niña!-

-Papa, siempre seré tu niña- Esto último lo dijo Ana con lágrimas en los ojos.

-Ve a tu cuarto Ana y no saldrás de ahí, solo para ir al instituto o para tomar tus alimentos. El castigo es para que entiendas que debes de cumplir tu palabra de regresar cuando debes y no hacernos preocupar. ¿Entendido? Y no culparemos a Jack de nada, eres lo suficientemente grande para responsabilizarte de tus actos-

Y así Ana subió a su cuarto, se ducho para quitarse el olor a sexo. Ana se acostó con su bata de baño y empezó a llorar, quien sabe cuanto tiempo pasaría para poder volver a ver a Cristian.

A la mañana siguiente la ama de llaves de los Rossi lavaría la ropa de la niña Ana, se sorprendió cuando vio las bragas de Ana manchadas de sangre, ella imaginó que era la mancha, llamó a Esperanza.

-Señora Rossi, miré- Dijo la mujer. Los ojos de Esperanza se cristalizaron sabía que su niñita se había convertido en mujer.

-No le digas a Romano ni una sola palabra, esto lo arreglamos entre mujeres. ¿Entendido?-

-Si señora- Contesto la mujer. Esperanza subió al cuarto de su hija.

Toco y toco sin obtener respuesta, aun así, entró, se quedó sorprendida al encontrar a Ana en su bata de año y en posición fetal, al ver el rastro de lágrimas secas en las mejillas de Ana, un dolor invadió su corazón, sus bebe como ella la llamaba había crecido y se había convertido en mujer. La entendía perfectamente, tenía que ser paciente y esperar a que Ana se abriera y le contara a quien se había entregado, debía ser un buen chico puesto que su hija no confiaba en nadie que no fuera Jack. Ella sabía que Jack no abriría la boca por nada del mundo. Lo dejo pasar y trataría de ganar la confianza de su hija para poder hablar de ese tema.

Un mes paso del castigo de Ana, ya se sentía agobiada, necesitaba su dosis de adrenalina, le hacía falta correr. Ana estaba en el restaurante de sus padres almorzando, cuando su padre hizo un comentario que le hizo erizar la piel.

-Ha venido el alcalde de la ciudad y me ha contado, que en Brooklyn y en el Bronx hay lugares donde se realizan carreras de autos ilegales-

-¡En serio!- Dijo Esperanza viendo a su esposo, pero el miraba a Ana.

-Si. Pero saben, lo más interesante que me contó y es que los corredores, son chicos jóvenes de la alta sociedad, no vagos sin oficio- Ana miraba al suelo, para que su padre no viera en sus ojos la verdad.

-Yo, creía que esas carreras eran de ladrones de autos- Dijo Esperanza.

-Ana, ¿Sabes de esas carreras?- Ana poso sus ojos en los de su padre.

-No, señor. Olvidas que estoy castigada-

Al final de ese día Ana había logrado convencer a sus padres de dejarla salir con Jack, lo que no sabía Anastasia era que su padre tenía otras intensiones. Ana tenía su móvil y llamo a Jack.

-Jack. ¿Saldrás hoy?-

-Hola, nena. Estoy bien por si te interesa-

-Bien, me alegro, pero respóndeme-

-Si, por supuesto. ¿A que hora paso por ti?-

-Pasa por mi casa en dos horas. Por favor- Luego de la llamada a Jack, Ana llamo a Cristian para verse en le predio del Bronx. Ese día habría un carrera con un premio de ochocientos mil dólares en bolsa.

Al llegar Jack dejo que fuese Ana la que corriera, ya el había ganado varios premios días atrás. Cristian y Elliot no corrían mas. Elliot iba a la universidad y en unos dos meses Cristian se iría a Harvard, por lo que se cuidaban. Ana como siempre ganó su carrera preliminar y para carrera final competiría con Leila Welch entre otras tres chicas más.

Ana se encontraba en el Lamborghini rojo de Jack preparando el motor, Leila hacía lo mismo en el suyo. Leila y su hermana odiaban a Anastasia por quitarles a Cristian, desde que este conoció a Ana no los miraba ni la sombra. Por lo que planearon darle una lección en la carrera, no les interesaba el premio.

La carrera arrancó, la carrera estaba reñida eran diez vueltas a la pista, la carrera llevaba la quinta vuelta Ana iba de segunda y Leila de segunda, esta derrapo a propicito y golpeo el auto de Ana ocasionado que esta derrapara a alta velocidad lo que ocasiono que Ana perdiera el control de su auto, este daba vueltas y vuelas asta hasta que en un momento este se levanto y cayó encima del auto que iba por delante. Leila al mirar lo que había hecho se detuvo y salió de la pista para unirse a su hermana y escapar sin responsabilizarse de los daños.

Cristian, Jack y Elliot no podían creer lo que sus ojos veían como en cámara lenta el auto se levantaba en el aire y caía sobre el otro auto. La mayoría de la gente huyo, incluido Moe el organizador. Los pocos que se quedaron llamaron al nueve uno uno, incluyendo la pareja Riley quien se encontraba en otro auto.

Cristian corrió desesperado para sacar Ana, el gritaba su nombre con desespero y Jack se maldecía a si mismo por traer a Ana a las carreras. De pronto se oyeron sirenas; alguien había llamado a emergencias, los tres chicos comenzaron por sacar a Ana del auto hasta que lo lograron, Ana tenía sangre por todos lados, aun respiraba, Cristian la abrazo fuerte, llorando le decía.

-Nena, aquí estoy no me dejes. Ya viene la ambulancia- Se mecía con ellas entre sus brazos. Jack y Elliot trataban de sacar a Riley, hasta que los bomberos llegaron y tomaron el control.

-Hay un chico dentro del auto, señor- Dijeron Elliot y Jack.

-Déjenos trabajar y apártense- dijo uno de los bomberos.

De pronto Cristian sintió como le arrebataban de los brazos a Ana. Era un paramédico-

-Señor sálvela, por favor- Le decía Cristian al hombre mientras la llevaban a la ambulancia. De pronto sintió que alguien lo tomaba del brazo y lo jalaba, para su sorpresa era el padre de Ana. Lo agarro a golpes, Cristian no tenía ánimos para defenderse, la policía lo detuvo. Para dirigirse a Jack.

-Los responsabilizo a los dos por lo que le pase a Ana- Los señaló a los dos.

-¿Señor usted es el padre de la joven?- Preguntó el paramédico.

-Si- Respondió Romano.

- Acompáñenos. Necesitamos hacerle muchas preguntas- El asintió y mientras iban al hospital los tres chicos iban detrás de la ambulancia y Romano llamaba a su esposa.

Cristian llamó a su padre, necesitarían un abogado si los acusaban de lago. Al llegar al hospital a Anastasia ya la estaban atendiendo, por gracia su tío Luca estaba de turno, como Ana no estaba legalmente adoptada, cuando se enfermaba era atendida por Luca, para no tener que contestar preguntas incriminatorias.

Pero esta vez no habría suerte alguna, alguien había informado que Anastasia es menor de edad y rápidamente llegaron personeros de servicios sociales. Para ese entonces Carrick y Romano estaban enfrascado en una discusión por la relación de Ana y Cristian; de pronto mientras Ana era atendida por Luca y los demás médicos, oyeron como por los altavoces del piso pedían un ginecólogo con urgencia para la sala de operaciones número uno, todos se miraban entre ellos; los Grey, los Romano y Jack. Esa es la sala donde esta mi bebe dijo Esperanza mirando a Cristian y a Jack.

De pronto Elliot entró, lo siento, pero los de servicios sociales aparecieron, quien sabe quien los llamó y preguntan por el señor Rossi.

-Carrick esto es culpa de tu hijo. Sabes que Anastasia no ha querido que la adopte legalmente, si se la llevan quien sabe donde la enviaran, mi hermano perderá su trabajo por ocultar información y yo por tener a Ana sin ser mi hija-

-Lo se Romano, deja que arregle un poco el desastre de mi hijo, le diremos que Ana fue adoptada por ti, que como tu abogado yo tengo el expediente, sabes que no se ha hecho efectivo porque solo necesita tu firma- Carrick le paso los documentos a Romano y este los firmó-

-¿Que falta ahora?- Preguntó Romano.

-Hablare con un conocido del registro para que cambie el apellido Steel de Ana por el de Rossi, para mañana a esta hora ella será Rossi. Solo démosle larga a los servicios sociales, Ana no esta en condiciones de recibirlos por ahora déjame a mi hablarles- Romano accedió.

........

Horas mas tarde habían logrado que los de servicios sociales se fueran y volvieran cuando Ana pudiera recibirlos. Todos se encontraban en sala de espera, Cristian lloraba como un niño culpándose de lo sucedido. Grace apareció sentándose a la par de su hijo menor. En vos baja Cristian le confesó todo a su madre, ella lo entendió y lo consoló.

Una hora más tarde Luca salió para informarle a su hermano lo que había pasado en cirugía. Para sorpresa de Luca había mucha gente.

-¿Luca que paso con Ana?- Preguntó Esperanza, pero con los demás ojos puestos en él. Él camino hacia Cristian.

-¿Supongo que tu eres el novio de Ana?-

-Cristian asintió-

-Mi hija no tiene novio- Aseveró Romano.

-Cállate hermano. Es con el joven-

-¿La amas?-

-Por supuesto doctor- Respondió Cristian poniéndose de pie y limpiándose las lágrimas-

-Bueno entonces puedo asumir ¿Qué eras el padre del bebé?- Cristian abrió los ojos como platos. Se había quedado mudo.

-Mi hija no podía estar embarazada es una niña-

-Calla Romano- esta vez fue Esperanza la que hablo.

-Si. ¿Pero por que dice que lo era?-

-Por sus heridas y golpes, le provocaron un aborto, el producto era muy pequeño para resistir, talvez cuatro semanas de gestación-

-NO, NO ESTO TIENE QUE SER UNA BROMA DE MUY MAL GUSTO- Dijo Cristian.

-¡Tu violaste a mi hija!- Dijo Romano.

-Yo no hice tal cosa, yo solo amo a su hija, lo hicimos por amor señor-

-Amor una mierda, que sabes tu, que hoy tienes una chica y al otro día otra. Te conozco de niño-

-Desde que conocí a Ana no me he visto con ninguna otra. Ni el mes que la tuvo castigada- Dijo Cristian.

-A mi me consta- Dijo Jack-

-Cállate Jack. Se supone que tu la cuidarías que paso hace un mes. Y no me mientas se que permitiste que Ana pasara la noche con el joven Grey. Aunque fuiste tu quien la llevo a casa- Hablo Esperanza.

-Bueno, no, fue nada planeado, mientras yo corría, ellos. Bueno ya se imaginarán- Dijo Jack.

-¿Quienes corrían?- Pregunto Carrick.

-Todos incluyendo Ana- Dijo Elliot.

-¡Mierda!- Exclamo Carrick.

-¿Ustedes saben que hay una investigación por parte de las autoridades en relación con estas carreras? El alcalde fue a mi restaurante hace unos días y me hizo el comentario, sabía que algo me ocultaba, ahora se que conocía de la participación de todos ustedes- Dijo Romano.

-Pues es el menos indicado se acusarnos de algo, sus hijas corren ahí también. De hecho, fue Leila la causante del accidente y se dio a la fuga, si buscan hay habrá un auto abandonado en el área de boxes, es color rosa- Dijo Jack.

Carrick llamó a un amigo de la policía de confianza para confirmar lo ocurrido. Le pidió que tomará fotos, huellas, de todo lo que pudiera servir para mantener alejado al alcalde.

Luca fue un espectador de todo lo que sucedía, se despidió de su hermano para seguir atendiendo a Ana.

A la mañana llegó el alcalde con el jefe de la policía a interrogar a los supuestos chicos culpables de homicidio, ya que habían sido informados de la muerte de Riley.

-Venimos a hablar con la joven Anastasia por la muerte del joven Riley- Dijo el jefe de la policía.

-Señor alcalde, jefe de policía. La joven Rossi esta en la UCI debatiéndose entre la vida y la muerte creo que no podrá responder a nada por ahora- Dijo Carrick.

-¿Qué hace aquí abogado Grey?- Preguntó el jefe de policía-

-Soy el abogado de los Rossi. Señor alcalde nos permite hablar con usted unos minutos en privado. Romano me acompañas-

Los tres se dirigieron a una pequeña sala. Alcalde Welch es bueno saber que usted quiera cumplir con la ley, si va a culpar a mi nuera por ese accidente, sería bueno que investiguen a sus dos hijas también, tengo de muy buena fuente, videos, fotos y muestras de toda clase que demuestran que sus hijas estuvieron ahí y sobre todo fue Leila la que ocasión el accidente, abandonando el área sin prestar auxilio- Dijo Carrick, mientras Romano solo escuchaba.

-NO PUEDES DEMOSTRAR ESO- Dijo el alcalde gritando.

-Claro están mis hijo, Hyde, la novia de Riley, además tengo esto- Le mostró la placa del auto que decía Leila.

-Lo ve alcalde, usted sabía que nuestro hijos iban a esas carreras, por eso me hizo el comentario ese día en mi restaurante- Dijo Romano.

-Hagamos un trato yo logro convencer a Romano que no presente cargos contra tu hija por intento de homicidio y tu no culpas a Ana, a mis hijos y a Hyde de la muerte de Riley. Te dejo el trabajo con la novia de Riley. ¿Acepta?- Dijo Carrick en posición de abogado.

-Los tres salieron y el alcalde salió del hospital de regreso con el jefe de policía.

-¿Carrick que hay de nuestro nieto?- Dijo Romano.

-Me duele saber eso. No estoy contento con Cristian por todo esto, pero no quise hacer público lo del bebe esto es entre nosotros. Tenía que hacerlo de esta manera, era evidente que Welch sabía de la participación de sus hijas en las carreras. Solamente quería buscar un chivo expiatorio ya sabe que no puede culpar a ninguno. Buscará en otro lado- Dijo Carrick.

Mientras que Carrick y Romano se reunieron con el alcalde, Cristian de escabullo hacia la habitación de Ana, donde ella reposaba luego de la cirugía, la tomó de la mano.

-Nena, perdóname. Debí cuidarte- Le dijo mientras la besaba.

Cristian no sabía que tenía espectadores, Grace y Esperanza. Ellas eran testigo de como Cristian besaba a Ana y lloraba.

Los días pasaron y el día de salida de Ana del hospital estaba en curso. Tanto Esperanza como Grace habían propiciado los encuentros en el hospital de Ana y Cristian sin que sus esposos se enteraran. Pero nadie vio venir la decisión de Romano, este había decidido alejar a Anastasia de cualquier manera de Cristian nunca le perdonaría, haber tomado la virginidad de Ana así fuese por amor. El sueño de cada padre de llevar al altar pura a su hija, con Ana se había esfumado y más saber que su bebe había estado embarazada. Tomo la decisión de mandar a Anastasia a vivir a Italia con sus tíos y primos adoptivos; estos la cuidarían de cualquier hombre que se le acercará; claro está sin tomarle parecer a su esposa.

Era miércoles, ese día Romano no estuvo pendiente de su negocio, era la hora del almuerzo, los tres estaban tomando sus alimentos en un silencio incomodo cuando Romanos habló.

-Esperanza, Anastasia. He tomado una decisión- Las dos volvieron a ver a Romano para ver de que se trataba. Ana desde su recuperación no le hablaba a su padre. Se había vuelto a cerrar a todos, no hablaba no socializaba con nadie.

-¿De que decisión hablas Romano?- Preguntó Esperanza.

-Anastasia te iras a vivir a Italia con mi hermano Gino y su esposa. Terminarás en Roma la secundaria y te quedarás ha estudiar en la universidad que desees estudiar ahí- Anastasia miro a su padre con ojos de pánico y Esperanza lo miró sorprendida por la decisión tan extrema.

Ana soltó los cubiertos, se levanto de la mesa y se fue a encerrar a su dormitorio a llorar, no sin antes cerrar la puerta con seguro. Minutos después la voz de Romano y Esperanza se escucharon al otro lado de la puerta.

-Ana, ábrenos por favor- Ana hizo caso omiso de las palabras de sus padres, se enrolló en el edredón y se tapo la cabeza con la almohada para no escuchar las voces insistentes. A pesar de que su mujer no compartía la decisión tomada por Romano Rossi, que ya había comprado un boleto de avión de ida para Ana. A pesar de todo Romano amaba a Ana, el creía que la decisión que había tomado era por las razones correctas. Su esposa se había mudado de cuarto y no hablaban, ella ya no iba al restaurante tratando que Ana no se saltara sus comidas, pero no había tenido éxito, hasta que tomó la decisión de forzar la puerta.

Esperanza al entrar y ver la imagen de Ana como un fantasma se le encogió el corazón; vio a Ana arregostada al espaldar de su cama con la vista perdida en la ventana con barrotes, tenía una grandes ojeras, por la falta de comida y quizás sueño, tenía rastros de lágrimas secas.

-Hija come algo por favor necesitas alimentarte- Ana no la miró.

-¿Cuándo me iré?- Preguntó Ana.

-En dos días hija. Pero te tengo una noticia- Le dijo su madre.

-¿Me dejaran despedirme de Cristian?- Dijo con los ojos brillosos.

-No creo que tu padre o el señor Grey lo permitan-

-Entonces no me interesa- Dijo Ana.

-Yo me iré contigo- Le dijo Esperanza, Ana escuchó fuerte y claro; pero lo único que hizo fue encogerse de hombros, ya no le interesaba nada en la vida, no podía correr autos, ni ver al chico que amaba, así que la vida era bacía, respiraba en automático.

....................

Por otro lado, Cristian se volvía loco, desde que Ana salió del hospital no sabía nada de ella. Había hablado con Carrick para que le dijera que sabía, pero sin resultados, sabía que tenía a Grace de su parte, pero ella tampoco sabía nada. Hasta que su teléfono sonó.

-Grey- Dijo sin ninguna emoción.

-¡Huy!, Que humor- Dijo la voz.

-¿Quién habla?- Preguntó Cristian.

-Eso no interesa. Tu chica se va a Italia en un vuelo comercial a medio día mañana con su madre. Si quieres verla hoy, espérala a las ocho de la noche en el mirador de siempre- Y colgaron la llamada. Eran las seis y treinta de la tarde Cristian, se arreglo verificando en su bolsillo la cantidad de preservativos que llevaba, le haría el amor a Ana hasta el amanecer; subió a su auto rumbo al mirador. Al ser las ocho Ana apareció en un auto el cual se esfumo no mas bajando Ana. Cristian corrió a abrazar a su chica, se besaron una y otra vez Ana lloró en los brazos de Cristian.

-Nena, no llores. Yo te esperaré-

-Cristian la mayoría de edad en Europa es a los veintiún años. Por eso mi padre me envía a Italia. Él quiere que tu me olvides- Lo abrazó fuertemente.

-No, eso no pasará. Yo te juro que nunca te cambiaré por ninguna mujer. Si tu no me cambias por otro- Los dos se hincaron, tomaron votos y juraron esperar el uno por el otro.

-Cristian yo te juro que él día siguiente de mi cumpleaños número veintiuno regresaré a ti, si juras esperarme hasta ese tiempo-

-Lo juró- Dijo Cristian cerrando los votos con un beso.

-Ahora que hemos hecho el juramento, ven y te haré el amor hasta el amanecer-

Así fue lo hicieron toda la noche hasta que los primeros rayos del sol rompieron en el horizonte.

Era temprano por la maña, Romano a pesar se sentir dolor porque su hija ni lo miraba subió a su habitación a hablar con ella para que entrara en razón, trataría de justificar su decisión, pero la sorpresa que se llevo fue encontrar su cama bacía y aun hecha; se dirigió a la habitación de su esposa pensando que las dos estarían ahí, pero se llevo la sorpresa que Ana no estaba.

-Ana, se fue no esta en su habitación. ¿Sabes donde esta?-

-No, no lo sé- Dijo Esperanza.

Romano bajaba las escaleras para llamar a la policía cuando Ana entraba por la puerta de su casa, ya no le importaba si su padre se molestaba, de igual manera se iría a Italia. Romano iba a hablar cuando Ana levanto su mano para silenciarlo.

-Ahórrate tus palabras. Ahora más que nunca me iré de aquí. Esperaré la hora para irme al aeropuerto, en la que hasta hoy era mi habitación- Dijo Ana sin ver a los ojos a su padre.

Y esa fue la última vez que Romano escuchó la voz de Ana. Le causo un dolor tremendo y que les había costado que la pequeña Ana hablará con ellos, cuando estaban logrando que al fin ella se comunicará, sucedieron todos lo hechos por los que Ana se iba. Pero como Romano Rossi es un hombre orgulloso no daría un paso atrás.

Horas después Ana iban con sus padres rumbo al aeropuerto. Tomó valor para no quebrarse ante su padre, si el es orgulloso, ella lo sería más no le daría el gusto de verla llorar.

Antes de entrar por las puertas de abordaje Romano beso a su esposa, aunque ella estaba molesta con él y lo estaba dejando para irse con su hija, aun la amaba. Las agarro fuerte a ambas y les habló.

-A pesar de todo las amo- Dijo él con lágrimas en los ojos. Ana volteo a ver a su madre.

-Quédate. De todos modos, ya me han abandonado. Podré vivir con ello- Dijo Ana.

-Yo te prometí estar contigo siempre que me necesites-

Y tomaron el camino a la zona de abordaje. Romano miró como las mujeres de su vida se marchaban sin mirar atrás. Esperaba estar haciendo lo correcto y que tanto su esposa como su hija lo perdonaran, solo quería un buen futuro para su hija, pensaba que con Cristian nunca lo tendría; esperaba que cuando tuviera la edad suficiente para poder elegir, se enamorará de un joven que según él la amará de verdad.

Cuan equivocado estaba Romano.

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