Era sumamente aburrido para Hongjoong el tener que estar en tribunales para declarar lo que había pasado la noche anterior.

Y Mingi no había podido acompañarlo porque debía quedarse en casa con su madre.

Hongjoong se entretuvo en el patio de la estancia, contando las flores de los arbustos.

Ya era medio día cuando por fin terminaron. Así que la madre de Hongjoonlo llevó a una cafetería para que pidiese lo que quisiera.

El de cabellos rubios pidió un pastelito de chocolate y también un trozo de brownie para Mingi, quería llevarle algo por haberse quedado con él la noche anterior.

Hongjoong ya había pasado a su madre en estatura y eso le parecía gracioso.

Volvió muy feliz a casa, donde ayudó a su madre a limpiar todo y sacar las cosas que estaban rotas, como los cuadros o los restos de sus dibujos.

Todo iba bien hasta que notó que algo le faltaba.

La cadena con el pequeño pingüino no colgaba de su cuello.

Hongjoong se desesperó y comenzó a buscarla por toda la casa, pero no hubo resultados buenos.

Cuando Mingi fue a casa más tarde, el más alto no sabía que decirle. Había extraviado su regalo sin querer.

-M-Mingi. . . Hyung.- Hongjoong estaba al borde de las lágrimas.

-¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?

Era obvio que Mingi se iba a preocupar inmediatamente, pero su expresión se calmó cuando SeungMin negó con la cabeza.

-Yo. . . Lo siento. Perdí al pingüinito chiquitito, no sé donde está. No pude encontrarlo.

Hongjoong abrazó a Mingi y ahí el mayor notó la ausencia del collar, pero sólo sonrió.

-Podemos buscar otro, no importa.

El mayor dejó un beso en la piel ligeramente morena de Hongjoong, causándole escalofríos al de cabellos rubios.