3; Future.

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— Vamos Marinette, tú tranquila— Alya, su mejor amiga trataba de apoyarla lo más que podía pero la azabache estaba que vomitaba del pánico.

Aunque ya había vomitado antes.

— ¡Pero es que, que tal si me deja!— su cabeza estaba perdida en muchas cosas negativas mientras su cuerpo temblaba.

¿Quién lo diría? Ya no serían dos, ahora serían tres, uno más, un miedo más, un sueño más. Estaba emocionada pero al mismo tiempo asustada, nunca había cuidado un bebe, ni ella se cuidaba cuando era una niña.

— A ver querida, Adrien te ama, tú a él, ¿cuál es el problema?— Chloe preguntó con una sonrisa tierna en los labios, pocas veces se veía.

Era extraño, como Chloe paso de ser enemiga a amiga cercana a Marinette, pues habían hablado sobre algunas que tenían en común.

— Tie-tienes razón— suspiro, para después verse en el espejo ya con su vestido de novia.

Ella misma lo había hecho, por qué sabía lo que le gustaba y lo que no, así que se empeñó a terminarlo y ahí estaba su logro, era muy hermoso a decir verdad, no tan lujoso no tan casual, perfecto para ella.

— Te ves muy hermosa, Mari— Alya soltó una lagrima de felicidad al ver como su amiga había logrado lo que quería.

— Ya, ya, sin lagrimas que después yo lloro y mi maquillaje se va estropear— movió las manos con desdén para calmar el ambiente por el hecho de que ella también tenía ganas de llorar.

La madre de Marinette entro al pequeño cuarto de la iglesia donde estaban las tres chicas ayudando a la prometida a quitarse los nervios, lo cual había funcionado.

— Hija, está todo listo— sonrió de oreja a oreja. Marinette estaba decidida por decírselo a su madre.

— Antes de eso... Quería decirte algo importante, Madre— miro a ambas amigas las cuales asintieron. Se puso frente a su hija con una mirada preocupada.

— Dime por favor que no te estás retractando— mostró un rostro con pánico haciendo reír a las dos chicas que estaban detrás suyo.— Por qué estuviste tanto tiempo besando esos pósters y fotografías que quedaron horribles por el exceso de saliva y-

— ¡Mama, no es eso!— una Marinette con el rostro rojo movió las manos de un lado a otro, deteniendo las palabras de su madre.— Estoy embarazada.

Hubo un silencio en todo el lugar cuando de repente se escucho un grito lleno de felicidad, sorprendiendo a las tres chicas.

— ¡Seré abuela!

(....)

Las cosas habían salido como esperaban, una grandiosa boda llena de alegría y felicidad, todos encariñados con la pareja más famosa de todo París, los súper héroes de su ciudad se habían casado.

Y ahora tenían dos hijas, Emma y Louise;

Emma tenía la misma personalidad que su madre, Marinette. Era ingeniosa y muy amable con todos. Su cabello era negro azabache como el de Marinette y ojos verdes como los de Adrien.

Louise era una chiquilla de ojos azules como su madre y cabello rubio casi dorado a la luz del sol como Adrien. Era muy coqueta y sin vergüenza, casi teniendo el carácter de su padre.

Eran una familia feliz, unida y llena de amor y comodidad. Marinette agradecía por todo lo que tenía en la vida, una carrera, un esposo amoroso y unas hijas maravillosas.

— Mami, quiero un helado— la pequeña rubia hizo un puchero para después hacer unos ojos de cachorro lo cual le derritió el corazón a su madre.

— Por su puesto que si mi querida Lou— le dio un pequeño beso en la nariz haciéndola reír.

Fueron caminando hasta los helados donde Louise iba tomada de la mano de su madre mientras daba saltos pequeños.

— ¿Dónde está Emma y papa?— la rubia cuestionó.

— Están en clase de esgrima.

— ¡Mami, hoy me toca Ballet!— sonrió alegremente con emoción. Marinette sonrió asintiendo.

Sus hijas eran tan diferentes, Emma era tan activa, llena de energía y amaba las cosas con acción en cambio Louise era muy amante de las cosas finas, clases altas y belleza.

Por eso las adoraba tanto, juntas eran el mejor equipo que podía existir.

— ¡Ja, te vencí de nuevo Papa!— la azabache sonrió con burla hacia Adrien, quien estaba en el suelo.

Adrien sonrió levantándose y poniéndose en guardia.

— Puede que tu padre ya sea un anciano pero es el mejor en esgrima— se miro las uñas haciendo reír a Emma.

(....)

— Mama, por favor, no nos dejes— Emma lloraba mientras tenía su mano sujetada, podía sentirla temblar contra su mano.— Mami...

Louise se apostaba de Emma para sujetarse ya que sentía que en cualquier momento caería.

— Las amo con todo mi corazón, chicas. Su padre y yo las amamos más que a nada— tosió un poco para después dedicarles una sonrisa débil pero llena de amor sincero.

Las dos hermanas ya eran mayores, la vida las había tratado bien ya que siempre tuvieron a sus padres a su lado pero ellas ya eran más grandes, llegando a la tercera edad.

Adrien ya había fallecido unos meses antes de que Marinette fuera internada en el hospital, por qué verdaderamente no le quedaba mucho tiempo.

— Quiero que las dos busquen mi diario que tengo en mi habitación, aquí la llave— la voz de Marinette sonaba tan lenta y suave, entre cortada. Saco de su cuello un collar con una llave.

Se la tendió a Louise quien la tomo con una sonrisa de agradecimiento.

Los ojos de Marinette se cerraron poco a poco, avisando por lo que estaba a punto de pasar, y así fue, su corazón dejó de latir ese día.

— Saluda a papá de nuestra parte— Louise lloro más fuerte abrazando a Emma quien ahogaba los sollozos, pero las lágrimas seguían bajando de sus mejillas.

Cuando llegaron a casa para mandar a hacer todo para el funeral de su madre, más bien la heroina Ladybug decidieron buscar el diario mencionado antes.

Al momento de tenerlo en sus manos, Louise usó la llave abriéndolo y poniéndose en la primera hoja.

"Querido diario, mi nombre es Marinette Dupain Cheng tengo catorce años y estoy profundamente enamorada de un chico de mi clase llamado Adrien Agreste.

Ese no es el punto, este gusto seré el único que sepa, por ahora, que soy la héroe de París, por qué yo soy Ladybug..."

-
¿Cuánto tiempo, no?

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