Parte Unica.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Tanaka siempre fue una persona a la que le gustó la tranquilidad, el silencio y la comodidad. Era y es asombrosa mente perezoso, prefería dormir antes que comer ¿Qué persona haría eso?... ah si, Tanaka.

El era perezoso por naturaleza, era feliz con el simple hecho de tener una superficie cómoda, silencio y nadie que lo molestase.

“Era”, pues con el paso del tiempo se presentó una nueva necesidad en su diario existir, sin ella no podía vivir; era como su vida misma.

Ese algo tenía nombre y ese era Ota, un joven alto, de cabellera larga rubio opaco, estudioso, responsable, educado, buen cocinero, amable e infinidad más de virtudes, todo lo contrario a él, que era todo menos alguna de la virtudes que tenía Ota.

Al principio pensó que sólo era por el hecho de que el lo cuidara todo el tiempo, pensó que sólo era una dependencia física la que lo unía a él, pero con el paso del tiempo se dio cuenta que no. Si lo veía con otra persona que no fuese él se enojaba, aunque fuese difícil de notar por su épica cara estoíca, y aunque se molestase en gran medida sentía que el no tenía derecho de reclamarle nada pues, sólo eran una basura humana que no podía hacer nada por si solo y una muy buena persona que seguramente sólo lo ayudaba porque sentía lastima por el.

Se sentí terrible al pensar lo último, pero el sabía, o mejor dicho pensaba que esa era la verdad, aunque fuera perezoso se la pasó mucho tiempo tratando de averiguar el ¿Por qué? De el dolor que se instalaba en su pecho al pensar que Ota sólo le tenía lastima. Tanto pensó, qué por extraño que fuera logro conseguir una respuesta que, si bien no era mucho de su agrado, fue la que formó todo lo que sentía; estaba enamorado. Y no había duda alguna, estaba perdidamente enamorado de su amigo Ota.

.
.
.
.
.

Por otro lado estaba Ota, el era un chico ejemplar, un poco idiota, pero ejemplar, de eso no había duda. El era feliz con algo dulce y una buena charla, no le gustaba holgazanear, al contrario, le encantaba hacer las labores del hogar. Cocinar, trapear, lavar trastes, ropa, en pocas palabras 'no le gustaba estar quieto'.

Uno de los tantos días en los que le tocaba el aseo en el aula se encontró con un cuerpo inerte sobre un pupitre, estorbando, como la persona que se encontraba sentada en aquel lugar no daba signos de querer levantarse simplemente la cargo y movió de lugar para continuar con su tarea.

A partir de ese momento empezó a cuidar a Tanaka, que era todo lo contrario a el. Y eso en cierto modo le gustó, que alguien dependiera de él.

Diariamente tenía que ayudarlo a llegar a clases, a alimentarse, a regresar a casa, a todo. Y aunque no se lo dijera eso a nadie le encantaba que fuese así.

Aunque sonará absurdo él le agarró un gusto especial a hacer eso, y también empezó a depender de Tanaka, aunque no dijiese o hiciese algo para agradarle simplemente se dio.

Se sentía incómodo cuando Miyano, Echizen o Shiraishi se acercaban a Tanaka, si bien sabía que las dos primeras sentían una atracción romántica mutua, la última sentía interés hacia él, a pesar de que fuera tan idiota como para no darse cuenta. Sentía que si no hacia algo se lo quitarían; un día decidió que ese algo que sentía hacia Tanaka había que tener un nombre, así que investigó un poco. Para llegar a la conclusión de que estaba enamorado.

.
.
.
.
.

Una tarde en la azotea del colegio ambos habían logrado zafarse de todas las chicas, y habían logrado estar ambos a solas, cada uno pensaba en cómo poder decir sus sentimientos al otro, si bien no era taaan difícil, le daba pena; uno de ellos se armó de valor

—Nee Ota, ¿Te puedo preguntar algo? — un tono bastante perezoso se hizo presente —

—Ya lo haz hecho — respondió el rubio —

—¿Te gusta alguien? — ya no sonaba tan apático —

— Para serte sincero, la verdad si. — se sonrojo —

—Ah, ya veo — de nuevo aquel dolor —

— ¿No quieres saber quién? — insistió —

— No veo el porqué — mostró desinterés —

— Me gustas Tanaka — lo dijo por fin —

— ¿¿Ehh?? — sólo atino a pronunciar eso —

— Lo siento si te incomodaron mis sentimientos — su voz se quebraba —

— No es eso, sólo que me tomaste desprevenido — hablo —

— Sólo haz como si no lo hubiera dicho —

— ¿Quieres que haga como si no hubiera escuchado algo que he deseado escuchar desde hace mucho? — por primera vez mostró algo que no fuera apatía o pereza, enojo —

— Osea que... ¿yo también te gustó? — sono emocionado —

— Mucho — una simple palabra, miles de sensaciones. — me gustas mucho — con un beso cerraron aquella confesión.—

Desde ese día Tanaka entendió que había algo que amaba más que la Pereza, y ese era Ota.

------------&-------------

Tenía que hacerlo. Esta pareja me enamoro desde el primer capítulo.

Espero les guste.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro