Único.

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Salir con Kim Taehyung no es fácil.

¿No me creen? Pregúntenles a todas las personas que han sido sus pretendientes y cuando al fin tuvieron una primera cita no tuvieron una segunda.

"No quiero andar con alguien tan quisquilloso. "

"Es demasiado... Él."

"Es una persona demasiado arrogante, típico de las caras bonitas."

"No quiero estar con alguien que se muestra tan indiferente."

"Es muy directo y a veces es incómodo."

Esas y unas cuantas frases más eran las razones que sus ex-pretendientes le daban para no tener una segunda cita, pero Hoseok era alguien destacado por su perseverancia y no se daría por vencido tan fácilmente, haría que todas esas personas se traguen sus palabras al sacar el lado más meloso de Taehyung a la luz.

Porque lo que había iniciado como un simple reto se convirtió en un sentimiento mucho más profundo, una coincidencia los llevó a conocerse y ahora Hoseok se haría cargo de que sus caminos no se separen.

—Buena suerte con eso.

Es lo que le había respondido Kim con una sonrisa burlesca cuando él le dijo decidido que lo iba a conquistar, pero Taehyung estaba seguro que Jung no duraría ni para la segunda cita como todos los demás.

Y es que, vamos, muy pocos podían pasar su lista de "Novio perfecto para mí", un poco tonto, tal vez, pero necesario para él y pondría su método a prueba con Jung Hoseok.

Ni siquiera tenía esperanza alguna que llegara a funcionar, no después de todas esas veces perdidas, quizás era muy exigente como muchos decían o tal vez aún no encontraba a la persona correcta.

Quizás es muy cliché o algo infantil, pero él era fiel creyente de los amores eternos, de esos que son más que mariposas en la panza y encantadoras miradas, sino también de aquellos que te brindan paz, seguridad y confort, con quien puedes decir mucho con tan poco.

Y por eso tenía una lista para su novio perfecto.

"1. —Que no le molesten los apodos cariñosos."

Era una tarde de primera en la que aquella pregunta picó en sus labios inquieta por salir, ya había pasado un tiempo desde que habían comenzado a salir y, sin duda, había sido un tiempo interesante. Bueno, cómo no lo iba a ser si sus citas nunca eran en los "típicos lugares" como ir al parque, una cafetería o cine, si no cosas mucho más divertidas como ir a jugar Paint Ball.

Y, tal vez, solo tal vez, aquella chispita que se había comenzado a formar evolucionó en una gran llamarada que lo tenía al borde de la locura.

—¿Puedo llamarte bebé?

Las palabras salieron de su boca sin permiso tomando de sorpresa al otro chico que tenía sus mejillas abultadas llenas de comida y que no tardaron en tintarse de leve rosa ante la pregunta tan directa e inesperada.

—Bu-bueno... Y-yo, —comenzó a hablar con palpable nerviosismo —Pues... Sí tú- ¡cof! ¡Cof!

Y como era de esperarse, el pobre de Hoseok se atoró con un grano de arroz comenzando a toser descontrolado.

Taehyung se empezó a desesperar al ver a su acompañante ponerse tan rojo como creía que solo eran capaz los personajes de caricaturas, ¿acaso tan siquiera estaba respirando?

¡Joder, no! ¡Se está ahogando! ¡Ayúdalo!

Con manos errantes tomó lo primero que vio a su alcance y se lo tiró.

¡No! ¡Menso, para qué le tiras agua! ¡No ayudas!

Tirando de sus cabellos con frustración en busca de ayudar al mayor terminó por darle un golpe seco en la espalda.

¡Por Dios!

Hoseok se había dado cuenta que las manos de Taehyung eran grandes y bonitas, pero ahora confirmaba que también eran pesadas. Jesús de Veracruz y el pesebre entero, ese golpe casi le saca hasta el alma.

R. I. P. columna de Jung Hoseok, te extrañaremos.

—¿Estás bien? —Taehyung se atrevió a preguntar una vez Hoseok recuperó el aliento.

Pobrecito, hasta a él mismo le quedó ardiendo la mano después de aquel golpe, de seguro tendría su palma marcada en la espalda un par de días, después debería comprarle una pomada para aquello.

—Sí... No te preocupes —respondió el mayor, haciendo una mueca al verse todo empapado de agua.

Taehyung se avergonzó de su burrada y buscó entre los bolsillos de su pantalón un pañuelo y dárselo a Hoseok para que se seque el rostro, este aceptó con una diminuta sonrisa.

Había sido un acto tierno, pero torpe, la combinación perfecta de Kim Taehyung.

Rio vagamente al recordar los otros varios accidentes que habían ocurrido en sus otras salidas, el menor se avergonzó aún más y apartó la mirada hacia el frente donde se extendía el horizonte en un hermoso atardecer.

¿En serio, Taehyung? ¿Tirarle agua y darle como a televisor viejo? ¡Pero que te pasa!

Se reprochó listo para pedir disculpas.

—Sí.

¿Ah?

Enarcó una ceja y ladeó la cabeza en confusión haciendo a Hoseok sonreír en todo su esplendor.

—Sí puedes decirme así... Ya sabes, bebé... —dijo lo último en un hilito de voz sintiendo sus mejillas calentarse, y Taehyung se sintió aún más patético por a veces ser muy cursi y querer morderle esas lindas mejillitas sonrosadas.

Calma, velocista, aún tenemos un plan que seguir.

Le recordó su consciencia.

El ambiente entre ellos se volvió silencioso, tan solo se escuchaba el mecer de los árboles con la brisa y algunos pájaros que pasaban por ahí. El cielo antes tintado de tonos naranjazos y amarillos con suaves nubes ahora se cubría con un manto azulado salpicado de titilantes estrellas indicando así su hora de volver a casa.

Comenzaron a recoger las cosas de su improvisado picnic en un mirador y guardarlas en su respectivo cesto.

La brisa caló en la ropa aún húmeda de Hoseok quien, inevitablemente, se estremeció por la sensación. Taehyung al darse cuenta de aquello rápidamente le ofreció su hoodie, después de todo había sido su culpa de que Hoseok sintiera frío.

Hoseok al principio se negó alegando que estaba bien, pero al final se dio por vencido y cayó en cuenta lo ancho que le quedaba aquella prenda de ciertos lugares. Taehyung sonrió por la imagen frente a sus ojos y después de compartir un par de palabras torpes de jóvenes avergonzados iniciaron rumbo a sus hogares haciendo una competencia con sus bicicletas.

"1. —Que no le molesten los apodos cariñosos.
Listo √."

"2. — Antes que todo, quiero que seamos amigos."

Y la mala suerte lo volvía a atacar en su mejor racha.

Pero las cosas le pasaban por no seguir consejos, ahora tenía un examen del que no tenía ni la más mínima idea de que iba por andarse mensajeando con Hoseok a la hora de clase.

"El tema es fácil, lo comprendo a la perfección"

"De seguro solo es un tema de relleno."

"No vale la pena, es un tema aburrido que ya sé."

¡Argh!

Él y su gran bocota ahora tenían un problema, y un problema MUY grande. Ni modo, le tocaría desvelarse esa noche para repasar lo que se supone "ya sabía".

Y por consecuencia a todo eso andaba con un humor de perro que ni su mejor amigo trato de tocar tan siquiera el tema.

Pero como toda ocasión siempre existe una excepción, y en el caso de Taehyung es Jung Hoseok.

—Hola, bebé —saludó una vez llegó al lado del mayor besando su mejilla antes de tomar asiento a su lado en aquella banca que había en el parque frente a la Universidad y donde se solían reunir casi todos los días para irse caminando juntos hasta donde sus caminos se separaban.

—¿Qué tal, Tae? —respondió de igual forma, sacando los libros que descansaban en sus piernas para que el menor se pudiera acostar con mayor comodidad. Sus dedos comenzaron a jugar en el sedoso y oscuro cabello de Taehyung mientras este solo se dejaba hacer, cerrando los ojos y disfrutando las caricias.

—Mal, bueno, no tan mal, pero tengo un examen mañana de un tema del que entendí una semilla de ajonjolí —bufó con evidente frustración, pero sin llegar a alzar la voz, una mala costumbre que tenía al momento de quejarse de algo, pero las manos mágicas de Hoseok lo lograban relajar tanto que su cuerpo se hacía gelatina.

¿O tal vez era por la compañía?

—No todos los días pueden ser buenos, pero siempre hay que mantener la esperanza de un mañana.

—Agh... ¿En serio hay un mañana? Ya no quiero, llévame el que sea, pero llévame —refunfuñó con dramatismo, abriendo uno de sus ojos para ver la reacción de Hoseok quien le terminó pegando con el dedo índice en la frente —¡Auch! Eso dolió.

—Ese era el punto —A veces a Taehyung le daba escalofríos la dualidad de su hyung.

—Y después dicen que yo soy el chico malo de los dos —rezongó por lo bajo.

—Y lo eres, bueno, en parte. Eres muy berrinchudo y obstinado a veces lo que te lleva a hacer ciertas... Estupideces —Taehyung estaba listo para rebatir el argumento, pero mejor guardó silencio al recordar todas las veces en las que, efectivamente, había hecho berrinches para conseguir algo. Por lo usual eran dulces o snacks que a veces se le antojaba y que Hoseok terminaba pagando —Pero así te quiero.

El menor sintió sus mejillas enrojecerse y ocultó rápidamente su rostro con sus manos.

—No digas cosas así de la nada... Me dan ganas de besarte cuando lo haces.

—¿Y qué te detiene?

El tono coqueto en la voz de Hoseok logró hacer que la cara del pobre Kim estalle en un carmín intenso.

La risa airada de Hoseok resonó llena de ternura, parándose de un lugar y, por consecuencia, haciendo que Taehyung caiga sobre el pasto y este se quede en modo tieso por la vergüenza.

—Será mejor que te levantes antes de que cambie de opinión con ayudarte a estudiar.

Y como si fuera una frase mágica parecida al bibidibabidi las energías de Taehyung habían vuelto, tomando sus cosas y preocupándose poco por sacudir su ropa ya se encontraba como un pequeño niño siguiendo los pasos de su hyung.

Como era de esperarse, fue una tarde fructífera donde las risas no faltaron y algunos cuantos dolores de cabeza tampoco, y que también había sido acompañada de varios snacks y unas cuantas horas de sueño.

Amistades así valen oro.

Porque sí, ellos eran grandes amigos, y quizás algo más.

"3. — Que se quede a mi lado aun cuando el mundo se esté derrumbando, que me haga sentir seguro y en calma."

Su garganta dolía y la mucosidad en sus fosas nasales apenas le dejaban respirar, los ojos los tenía hinchados y el cansancio lo estaba consumiendo de forma que solo bajo sollozos llenaban la habitación.

La mano de Hoseok bajaba y subía con lentitud por su espalda hasta llegar a sus cabellos y viceversa, su pecho subía y bajaba con lentitud mientras su otro brazo envolvía sus hombros.

—¿Ya te sientes mejor, Taehyungie? —preguntó con voz baja y reconfortante, apartando mechones de pelo rebeldes que caían sobre el rostro del menor.

Taehyung se tomó unos segundos para poder formular una oración y que su voz no se rompa apenas sus labios hablaran, reforzando el agarre que tenía en el torso de Hoseok, tan cálido y suave.

—S-sí... Gracias —su respuesta salió en un hilo de voz sin poder ver a Hoseok a la cara.

El mayor sonrió débilmente y dejó un casto beso en su cabeza y levantarse de la cama donde habían estado recostados durante un considerable lapso de tiempo.

—Ya vuelvo, voy por un vaso de agua —avisó saliendo del cuarto y dejando al menor solo.

Al poco tiempo volvió a ingresar con un vaso de cristal lleno de agua en una mano y una pastilla en la otra.

—Tómala. Te ayudará con el dolor de cabeza.

Taehyung hizo caso a sus palabras y tragó el medicamento sintiendo su ánimo por los suelos y las ganas de llorar volver a burbujear en su pecho de manera inevitable.

—Ven aquí —Hoseok palmeó el espacio vacío en su cama una vez se había vuelto a recostar.

Taehyung no lo pensó mucho y gateó hasta llegar a su lado y abrazarse con vehemencia al cuerpo más pequeño en un abrazo correspondido de igual forma.

Le agradecía con toda su alma a Hoseok el estar ahí dispuesto a sostenerlo y no dejarlo caer, si acaso antes había dudado de sus sentimientos hacia el mayor aquel día se habían esfumado por completo.

Después de todo no muchas personas están dispuestos a escucharte llorar toda una tarde después de haberte peleado con tus padres, en especial con aquella.

Sintió su pecho oprimirse de solo recordar la escena de lo sucedido, todo iba bien hasta que llegó a casa y vio a su padres y madre en una discusión acalorada y otra mujer que jamás había visto en su vida también se encontraba en medio de aquella situación.

Resulta que sus padres desde hace muchos años atrás venían teniendo problemas dentro de la relación, pero no se habían separado debido a él. Su madre estaba consciente que su padre se veía con otra mujer y no le importaba, pero ese día los había encontrado en su propia casa siendo esta la gota que derramó el vaso y varios años de silencio explotaron como una bomba de tiempo que había llegado a su fin donde el mayor perjudicado había sido él.

"—¡Por ti! Por tu maldita culpa seguí soportando todo esto, para que no crezca sin una figura paterna. Eres el culpable de todo esto, Taehyung".

Y sin siquiera darse cuenta las gotas de agua salada comenzaban a correr como caudales de ríos de sus ojos nuevamente.

—Hey —Hoseok tomó con una de sus manos el rostro de Taehyung y quitó delicadamente las lágrimas que mojaban sus mejillas —Ya no pienses en eso, ¿sí? No vale la pena, ellos nunca debieron haber dicho esas cosas ni mucho menos hacerte responsable a ti de sus acciones... Tú no tienes la culpa de nada, Taehyungie —intentó tranquilizar a su dongsaeng, pero este solo se volvió a esconder en su pecho. Suspiró y volvió a hacer masajes en el cuero cabelludo de Kim siendo perfectamente consciente del llanto silencioso del contrario —Llora, Taehyungie, llora lo que tengas que llorar y que duela lo que tenga que doler, pero nunca te culpes... Recuerda que siempre podrás contar conmigo cuando me necesitas, sí quieres hablar o sí tan solo quieres un hombro donde llorar, siempre estaré dispuesto a ayudarte en lo que necesites.

—¿P-puedo qu-quedarme a dormir... Hoy aquí? —inquirió inseguro, no quería volver a su casa, pero tampoco quería incomodar a Hoseok.

—Claro que puedes, TaeTae.

Taehyung confiaba en Hoseok incluso más que en él mismo. No tenía miedo a mostrarse tal cual es con todas sus imperfecciones y defectos, pero también virtudes y nobles sentimientos, ya que sabía que nunca recibiría palabras hirientes a cambio.

Hoseok era para él aquella persona que lo recibiría con los brazos abiertos sin importar circunstancias, era como aquel abrigo afelpado que usaba en los días grises días fríos o el calor de la chimenea en la época invernal. Hoseok era capaz de pintar de colores su mundo sin siquiera intentarlo, solo estando, solo demostrándole que lo que sentía no era algo unilateral, si no recíproco, correspondido y apreciado.

Porque Jung Hoseok logró llenar todos aquellos espacios en su corazón que nadie más pudo, la persona perfecta que había llegado de una forma inesperada y que quería mantener a su lado durante todo el tiempo que sus corazones dicten, tomando su mano y demostrándolo todo lo que no cabe en un "Te amo".

"4. — Por último, sé que no soy una persona perfecta, que tengo errores, fracasos y desaciertos, momentos en los que voy a sentir que simplemente ya no puedo... Pero espero que él sea mi valentía, mi motivación para enfrentar mis miedos al igual que yo ser el suyo."

Y, bueno, quizás la última se la había tomado muy en serio.

Y ahí se encontraban varios años después, casados y con una vida hecha que compartían, con Taehyung tratando de matar a una cucaracha voladora que se había metido al baño mientras Hoseok y el pequeño Ji-Jun lo veían desde la puerta envueltos en una "manta anti-bichos".

—¡Allá está! ¡Arriba! —gritó Hoseok seguro en su lugar tras la puerta.

—¿Dónde?

Taehyung buscó con la mirada al insecto que su marido indicaba sin mucho éxito, la verdad es que él también quería una manta protectora, pero alguien debía hacerle de exterminador para que su pequeño se pudiera bañar a gusto.

¡Ada, appa! ¡Ada! —gritó ahora el menor de la familia quien no comprendía del todo la situación, pero que le daba gracia ver a sus dos padres luchando contra el insecto. Aplaudiendo feliz con la manta cubriendo la mitad de su rostro y una sonrisa risueña de varias ventanas.

Taehyung, como buen padre súper heroico que no les teme a las cucarachas, intentó seguir a las indicaciones de su esposo e hijo, pero el mundo se congeló un momento y sucedió la desgracia.

—¡Apa tene al bitcho en da cabeza!

Y en menos de lo que canta un gallo, todos tres ya se encontraban corriendo por todo el pequeño apartamento huyendo de la reencarnación del mal en una persecución épica con Ji-Jun en brazos de Hoseok y Taehyung llevando la sabana que cubría el cuerpo de los otros como si fuera un velo de novia.

Una noche normal para la pequeña familia Kim.

Y como cada vez que la noche caía y el pequeño Ji-Jun se haya en su habitación totalmente dormido por el cansancio, la pareja se encontraba en su habitación hablando de cómo fue su día entre bromas y risas, sin perder la esencia de aquel par de jóvenes que se conocieron en una salida cualquiera con amigos y que terminó en el típico juego de verdad o reto.

Si le preguntan a Taehyung qué es lo que más le gusta de su vida en ese preciso momento le respondería que es el poder haber hallado a la persona perfecto para él, aquel hombre con el que había compartido metas, lágrimas, corazones acelerados, risas y experiencias inolvidables. Y cuando dice persona perfecta no se refiere a que Hoseok es alguien sin errores ni defectos porque aquello es imposible, sino que es aquel que lo comprende cuando se siente aturdido y viceversa, porque es alguien que está dispuesto a dar lo mismo que recibe y poner de su parte para resolver los problemas que puedan llegar.

La química entre ellos era tan buena como la primera vez que se vieron, el jardín de emociones que cultivaron con el pasar el tiempo con dedicación y amor, aquel que contemplaban mientras sus almas se complementaban en silencio, un silencio único, íntimo y especial, había florecido de forma esplendorosa en 13 años.

—Tae, ya se acerca Navidad ¿qué te gustaría que te regale? —preguntó Hoseok en un susurro, el brillo de sus ojos resaltando en medio de la oscuridad.

—Oh, ¿yo también puedo pedirle algo a Santa este año? —dijo con diversión en su voz haciendo referencia a que a Hoseok le tocaba ese año vestirse como si fuera el viejito amigable de largas barbas blancas, una linda tradición que habían adoptado desde la llegada de Ji-Jun a la familia.

El contrario soltó una risa nasal corta y asintió. Taehyung lo pensó un poco antes de chasquear los dedos y levantarse de la cama de un salto encendiendo la lámpara de la mesa noche que tenía al lado y rebuscando algo entre los cajones, dejando a Hoseok con una gran intriga por saber qué estaba haciendo.

—¿Qué tanto escribes? ¿Eh?

—Espera, espera, no comas ansias... Ya casi está y... ¡Listo! —giró nuevamente y estiró sus manos dónde se encontraba una carta improvisada con hojas de una agenda —¿Santa recibe mensajes directos o debo esperar hasta mañana y mandarla por correo al polo Norte?

Hoseok quiso reír por lo entusiasta que se veía su esposo quien no perdía aquel aire jovial y juguetón con su sonrisa coqueta que tanto lo caracterizaba a pesar de que ya ambos habían crecido y ahora tenían 32 y 34 años, respectivamente.

—Hum... Puede que Santa haga una excepción solo por hoy —bromeó, sentándose en el colchón y recibiendo la carta que tenía dibujado un corazón como estampa, la abrió con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios que aumentó al leer el contenido de aquella hoja.

"Tú".

Era lo que estaba escrito en grande a la mitad de aquel papel con muchos corazones dibujados alrededor y una especie de dibujo de ellos versión chiby que casi no tenía forma, pero que lo hacía sentir como tonto enamorado.

—¿Yo?

Repitió con una ceja alzada en señal de incredulidad recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de un convencido Taehyung.

—¿Por qué?

—¿Por qué no? —se encogió de hombros, acomodándose mejor en su sitio.

—Yah~ eso no cuento no como respuesta —debatió con un leve rosa que se podía observar en sus mejillas con la tenue luz reflejada en su rostro. No importa cuánto tiempo pasará, siempre habría la misma reacción en él cuando Taehyung hacia cosas como estas.

—Claro que cuenta.

—No cuenta, no tie- ¡Taehyung!

—Shhh, no hagas ruido, Hobi, Ji-Jun está dormido.

Kim rio bajo por el pequeño grito que había pegado el mayor cuando lo tumbó por sorpresa sobre la cama, apresándolo entre sus brazos como Koala a un árbol. Jung rodó los ojos y se dejó hacer, acomodándose mejor contra el cuerpo ajeno de forma que su frente descanse en el pecho de Taehyung y sus brazos envuelvan su torso, con sus piernas hechas un lío bajo las sábanas.

Quizás esa era su parte favorita del día, cuando el silencio se escucha en todo su esplendor y lo único que hace peso en la habitación son sus respiraciones tranquilas, el refugio perfecto en la calidad de sus cuerpos.

—Te quiero a ti para esta Navidad, —habló Taehyung bajo, jugando con sus dedos de forma delicada sobre la espalda baja de su esposo — quiero tus besos, tus abrazos, tus sonrisas, tus lágrimas, tu aliento... Quiero que me regales muchos años más juntos, más tiempo para ser feliz, a pesar de que la eternidad no sería suficiente para amarte. —buscó a tientas la mano más pequeña hasta juntarla con la suya, sus dedos entrelazándose como la melodía perfecta del jazz suave. Sus manos eran dos piezas de rompecabezas perdidas que al encontrarse encajaban a la perfección, en armonía, mientras en el dedo anular de Hoseok relucía un anillo de plata que simbolizaba la promesa que se habían hecho frente al altar ya varios años atrás —Quiero permanecer a tu lado muchos años más para ver crecer a Ji-Jun, hasta que nuestros cabellos sean blancos como la nieve y nuestros ojos casi no vean, ser tu amante hasta el final, sostener tu mano, estar para ti cuando me necesites, porque eres tú y nadie más que tú a quien quiero entregar mi corazón, por quien lucharía contra cucarachas voladoras y demás bichos que me pidas.

Ambos rieron de manera silenciosa por la última frase, Hoseok pegándose aún más al cuerpo impropio y aspirando el aroma de crema corporal qué al menor le encantaba usar mientras Taehyung repartía muchos besos cortos sobre su cabeza.

Hoseok sentía aquel remolino de emociones que solo Taehyung podía hacerlo sentir, aquella rara e inexplicable que lo llenaba de paz, pero también de vergüenza. Lo había logrado, había sacado el lado más dulce de aquel chico "antipático" y se sentía tan bien porque sabía que sus palabras no eran vacías, su romanticismo era la medicina para un mal día.

—Oye, ese es un paquete un poco grande, recuerda que Santa no hace reembolsos —su voz salió amortiguada al tener su cara ardiente de vergüenza contra el pecho contrario.

—Hmm, tomaré el riesgo.

En un movimiento rápido Taehyung los acomodó en la cama hasta dejar a Hoseok sentado a horcajadas sobre él reposando sus manos en las caderas del contrario, y se sintió satisfecho con la vista.

Sus miradas cándidas y serenas centinelas se conectaron y una sonrisa espontánea se colocó en sus rostros sin siquiera darse cuenta, solo perdidos en su mundo.

—Te amo.

—Te amo.

Susurró bajo con voz sosegada para después juntar sus labios en un beso delicado y dulce, aquellos en los que disfrutaba de manera sutil y lenta los finos labios entre los suyos, recorriéndolos y mordiéndolos a su antojo. Intercambiando caricias que llenan el alma y otras cosas también.

Un gemido bajo salió de los labios de Hoseok al sentir la lengua ajena comenzando a recorrer su cuello en cortas lamidas.

¡Appa!

Y fue el grito del pequeño Ji-Jun desde su habitación suficiente para que aquella atmósfera excitante que se comenzaba a formar se fuera abajo.

—Supongo que hoy no habrá tucutu, ¿verdad? —preguntó Taehyung con un suspiro y voz ronca contra el pecho de Hoseok quien soltó una corta risa.

—Nop, será para otro día, ahora hay que ver que le sucedió a Ji-Junie.

—Voy~

Arreglando sus pijamas desacomodados se dirigieron a la habitación de su único hijo, aunque, claro, Taehyung no se pudo resistir a darle una nalgada a Hoseok para después irse corriendo con una sonrisa cómplice.

Y así fue como Jung Hoseok logró pasar cada una de aquellas "pruebas" sin siquiera darse cuenta, volviéndose poco a poco el dueño del amor de aquel chico risueño y torpe. 

Jun Hoseok el chico perfecto para Kim Taehyung. 

𝙵𝚒𝚗.

🌿💫


Hellowa!

¿Qué tal? ¿Cómo los trata la vida?

Vamos retomando el fluff poco a poco, eh.

En fin, espero les haya gustado.

Gracias por leer ¡! ^^

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