RESULTADOS NANOWRIMO

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Lo diré rápido porque así duele menos: no cumplí el reto del NaNoWriMo. Creo que hice unas 20.000 palabras, pero la verdad es que una semana antes de que terminara dejé de preocuparme por eso. Podría urdir muchas explicaciones y justificaciones, como que tuve mucho trabajo o que usualmente el fin de año me hace pebre, tanto en lo físico como en lo anímico. En fin, motivos de por qué no llegué a las 50.000 hay (siempre hay), pero la verdad es que no voy a entrar en ese terreno por dos razones: primero, porque independiente de las justificaciones, el resultado sigue siendo el mismo, así que intentar explicarme es una actitud inútil; segundo, porque no les miento si les digo que no me importa no haber cumplido el reto. Y esto no lo digo para hacerme la cool ante un fracaso. Es cierto: no me importa no haberlo cumplido, porque conseguí un resultado que va más allá de un conteo de palabras.

No sé si se acuerdan, pero en la entrada anterior les conté que estaba pasando por un período extraño en cuanto a escritura. No estaba pasando por un bloqueo total, pero sí me encontraba un poco perdida. Siento que eso se debía en gran parte a un duelo de escritora por El Club, que, sumado al cansancio, me hacía avanzar por las dos novelas que estaba escribiendo con mucha dificultad. No estaba gustando lo que escribía, así que rara vez publicaba un capítulo sintiéndome plenamente satisfecha. Lo peor, quizás, es que cada novela me provocaba frustraciones muy distintas. Cadáver sin nombre la sentía (siento eso aún de los primeros capítulos) como el lugar donde dejaba salir toda mi añoranza por El Club. Es normal que las dos novelas se conecten, porque son partes consecutivas de una saga, pero no sé si logré manejar bien el límite entre eso y el volver Cadáver sin nombre solo una historia que sobrevive gracias a su predecesora, negándole la oportunidad de brillar por sí sola y encontrar su camino. Probablemente sea algo que vaya viendo por el tiempo, porque no sé aún qué hacer al respecto (mi incomodidad sobre este tema aumentó aún más cuando vi Crímenes de Grindelwald, película de la que escribiré pronto una reseña). Agencia Paranormal Almahue, en cambio, me hacía sentir muy perdida. Era como avanzar a ciegas y aunque eso puede ser interesante para un escritor, me he dado cuenta que no me llena trabajar así. Necesito tener una base sobre la que poder avanzar sin miedo a cagarla mucho. 

Para solucionar eso último llegó el NaNo y, más importante aún, la novela que decidí escribir para el NaNo. La verdad es que esa historia en particular no estaba en mis planes antes del reto. La protagonizan dos personajes que ya había planeado para Agencia Paranormal Almahue y que me parecían bastante interesantes y una tercera que aparece desde el principio en la misma historia. Pero aparte de eso, no tenía nada. En una semana (la última semana de Octubre) tuve que planear la trama y perfilar los personajes. En el proceso de escritura que llevo hasta el momento he cometido varios errores, sobre todo de fechas (maldita fechas), pero en general he cambiado muy pocas cosas de esa planificación inicial. Lo más importante, sin embargo, fue que cuando me olvidé de las 50.000 palabras que tenía que conseguir en un mes y me concentré en escribir me encontré con una historia que no solo me gustaba crear, sino una historia que NECESITABA escribir. Primero porque me entrega la base que le hacía falta a Agencia Paranormal Almahue y segundo porque me fascinaron los personajes. Y acá hay algo aún más genial: Figueroa & Asociado trajo consigo la primera protagonista femenina sobre la cual escribo y debo decir que lo estoy disfrutando mucho.

Así que no, no cumplí el NaNoWriMo. Ni siquiera llegué a la mitad. Pero puedo decir que el reto comenzó con una historia que saqué de no sé qué parte solo para cumplir y que luego se convirtió en una nueva novela que me encanta. De hecho, por primera vez en mucho tiempo dejé de pensar casi todos los días en El Club y comencé a pensar en otras cosas literarias. Este reto me abrió la mente, que sentía atascada en historias pasadas, y gracias a eso tuve muchas ideas. Llegaron personajes y tramas nuevas, cosa que no me pasaba hace mucho o que si me pasaba era controlado por mi mente para no desconcentrarme de lo que estaba escribiendo en ese momento. Hasta se me ocurrió la semilla de una historia de ciencia ficción, con eso lo digo todo. 

Si les puedo dar un consejo, es que cuando se propongan un reto o una meta no se cierren a las múltiples posibilidades que se abren ante ustedes. No cumplir con algo que uno se propone es frustrante y la frustración muchas veces se vuelve algo cercano a la pena. Pero lo que uno olvida cuando está frente a una meta que quiere cumplir es que estas acarrean muchos aprendizajes y lecciones útiles durante el proceso, quizás más útiles y necesarias que el fin último. Así que disfruten el proceso de los retos o las metas, incluso si no las cumplen. Disfrútenlo y estén atentos a lo que vayan a encontrar en el camino. Créanme, pueden sorprenderse.


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