PESADILLAS

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 — ¡No!—

Se despertó tan bruscamente de la pesadilla que terminó sentada en la cama. Aún era de noche. La habitación estaba en penumbras y las cortinas de su ventana estaban cerradas. Su madre siempre se las cerraba mientras ella dormía, antes de irse a trabajar.

Con el corazón aún acelerado, se acurrucó entre las colchas y se tapó con las mantas hasta la nariz. Cerró los ojos y vio que la pesadilla aún estaba ahí, esperándola, casi mofándose de ella por ser tan miedosa y no ir a enfrentarla. Abrió los ojos de inmediato y se concentró en mantenerse despierta. En algún momento se cansaría de esperarla y se iría, dejándola dormir en paz.

El problema se presentó mientras miraba el pedazo de oscuridad en donde estaría el techo de su habitación. Tanto con los ojos cerrados como abiertos, lo único que veía era un manto negro que lo envolvía todo... incluso a ella. Extendió la mano sobre su cabeza pero ni siquiera pudo ver su silueta. Casi pareciera que ahora ella fuera parte de la oscuridad.

"¿Cómo sabré si estoy despierta o me quedé dormida?" pensó la pequeña, volviendo a meter el brazo bajo las sábanas. Podría levantarse e ir a prender la luz, claro, pero eso implicaría caminar descalza hasta el otro lado de la habitación y ella no era tan loca como para hacer eso.

Nadie conoce con seguridad lo que ronda por el suelo mientras dormimos pero es bien sabido por todos, que los monstruos y las pesadillas se ocultan bajo las camas de los niños esperando para agarrar al primer despistado por los tobillos.

Cada tanto cerraba los ojos pero al ver a la pesadilla aún ahí, los volvía a abrir de inmediato. Hizo esto tantas veces que casi parecía estar pestañeando muy lentamente. Sus ojos cada vez pesaban más y el esfuerzo de abrirlos nuevamente le sacaba largos bostezos.

"No me tengo que dormir", pensó pestañeando una vez más, pero al abrir los ojos la vio ahí, frente a ella. "La sombra", como ella le llamaba, tenía tres veces su altura y mientras más la veía, más parecía ensancharse. La pequeña retrocedió rápidamente un paso al darse cuenta que parecía que la sombra estuviera sonriéndole.

Todo lo que tocaban sus largos y densos tentáculos era engullido con voracidad por la espesa negrura que la componía, desapareciendo. Parecía querer tragarse al cuarto entero, y a ella con él.

— ¡No!—gritó, dándose la vuelta y corriendo lo más rápido que pudo. Su respiración se volvió irregular al ver que, otra vez, cada paso que daba parecía hacerla ir más lento. Miró sobre su hombro y vio que la sombra se extendía cada vez más rápido hacia ella, burlona.

Desesperada, trató de ir más rápido haciendo fuerza para correr e inclinando su cuerpo hacia adelante, pero eso apenas si hizo la diferencia. Las sombras de su antigua habitación parecían alargarse y huir más rápido que ella.

El lugar le daba escalofríos, siempre lo hizo. Cada vez que tenía esta pesadilla, despertaba en su antiguo cuarto de la casa en donde había crecido. Ahora en lugar de hacerla feliz, le causaba terror ver el viejo estampado de mariposas en las paredes.

No había nada ahí; ni muebles, ni juguetes, ni personas. Miró las cajas vacías en el suelo; era la única cosa que quedaba en la casa y sólo la hacían parecer más vacía.

Algo frío tocó su tobillo izquierdo, haciéndola tropezar y ella supo que había sido la sombra. — ¡¡¡MAMI!!!—gritó cuando la sensación de vértigo se apoderó de ella y se sintió caer y caer. Cerró los ojos con fuerza, con el corazón acelerado al escuchar el eco de su propio grito rebotando en las paredes, pero entonces una manta cálida y amorosa la envolvió, protegiéndola del monstruo que aún venía por ella. La sombra vibró enojada en las paredes y sin embargo ya no la asustaba. Soltó todo el aire que había estado conteniendo, relajándose al fin, y se acurrucó aún más dentro de la calidez de su salvadora. "Estoy aquí, mi amor", su voz tan suave como la de un ángel antes de acomodarla aún más cerca de ella. Le pareció sentir una caricia en el pelo antes de caer en otro sueño. El nuevo sueño estaba lleno de luz, pasto y un cálido amanecer.

La sombra observó con resentimiento desde afuera el nuevo sueño. Acechó a la pequeña desde los bordes de su conciencia, buscando la manera de volver a entrar pero sin tener éxito. La manta parecía impenetrable e indiferente a su presencia y eso la hacía enfurecer. Al no encontrar una entrada, la sombra pareció espesarse cada vez más, enojada, antes de finalmente desparecer... "Por ahora".



¡Gracias por leer!¡Espero que les guste! n.n

P.d.: Que loco, pensaba que había perdido esta historia xD Al menos aproveché para hacerle algunas modificaciones :3

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