Extra. I

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Frío.

Harry tenía mucho frío.

El niño pequeño de seis años, temblaba mientras presionaba el lado derecho de su cuerpo contra una pared fría en una calle desierta y solitaria.

Harry no entendía.

Su cuerpo estaba cubierto solamente con una camiseta de manga corta raída de color verde olivo, cabe decir, la camiseta era tres veces más grande que él y sus hombros quedaban descubiertos por la gran apertura, tenía un short deportivo amarrado con un cinturón en su delgada cintura.

Harry no entendía.

No quería hacerlo.

Tan solo tenía seis años.

Su cuerpo con mucho esfuerzo se mantenía de pie, sus pómulos marcados, las ojeras en su piel pálida y su cabello hecho un desastre.

Tan solo tenía seis años y las costillas se marcaban en sus costados.

Tan solo seis años y los huesos de su espalda eran fácil de notar por la boca de la camiseta.

Tan solo seis años y sus brazos estaban cubiertos de marcas de dedos morados, sus piernas tenían moratones y cicatrices viejas, sus manos tenían marcas de cortes en su dedos y palmas.

¿Qué le pasaba al mundo para algo así?

¿Qué pasaba con los seres que se hacían llamar 'humanos' y no eran más que horribles monstruos?

Harry no entendía.

Recuerda que ese día, despertó temprano en cuanto las cadenas que retengan la puerta de su alacena se cayeron, recuerda la mano huesuda que lo sacó a la fuerza de su cálido ligar seguro y lo apuró a preparar el desayuno y limpiar la sala.

Harry lo hizo sin quejarse.

Huevos revueltos, tocino frito, fruta cortada, jugo de naranja exprimido y tortitas de chocolate y arándanos.

Nada para él y mucha para la basura aún cuando su estómago sufrió.

Nada fuera de lo normal para él, lo único que obtuvo fue un baso de agua y una rebanada de pan duro con mantequilla.

La mantequilla fue un lujo y Harry casi lloró cuando la probó.

Casi.

Ese día, fue... ligeramente diferente.

Ese día, Vernon no lo golpeó, ni siquiera lo miró y Petunia solo lo tocó pocas veces, ni siquiera Dudley lo molestó.

Harry pensó que tal vez, (tal vez) iban a comenzar a quererlo.

Harry pensó que tal vez iba a ser querido por primera vez en cinco años.

Oh, se equivocó terriblemente.

Ese día, entró en el carro con su tío Vernon y Petunia, ellos comenzaron a dirigirse al centro de Londres desde su vivienda

Sus tíos estaban terriblemente felices por algo y, cuando llegaron, lo bajaron del carro.

Harry no entendió.

No entendió porque su tía Petunia lo miraba ligeramente tranquila y resignada una última vez antes de darse la vuelta y caminar al carro sin volver verlo a pesar de que la llamó.

No entiende porque Vernon sonrió cuando Harry quedó en la acera y caminó al carro tarareando.

No entendió porque el carro se alejó y sus ojos lagrimearon.

No entendió porque lo dejaron.

Harry lloró.

Se dijo que seria un buen chico y sus tíos volverían por él.

Ellos lo harían.

Harry lloró.

Porque quiso ser amado por lo menos una vez por alguien.

Harry lloró.

Lloró mientras sentía como su cuerpo se iba congelando en la fría noche de Londres, lloró por el agua que mojó su ropa y su piel, por el viento que sopló haciéndolo temblar.

Lloró.

Lloró.

Lloró.

Hasta que no pudo más.

[●●●]

Ciel frunció el ceño y su ojo brilló en color rojo.

Su magia le alertó de una magia desconocida dentro de sus tierras.

La magia desconocida, no se sentía... peligrosa, no era grande, no era demoniaca.

Su ceño solo se profundizó.

- Mey-rin - Ciel esperó.

- ¿Si, lord? - la voz plana de su fiel sirvienta le contestó desde el otro lado de la puerta de su habitación.

- Quiero que revises la mansión, el bosque que la rodea y el camino de piedra junto a la pared en la ciudad, hay... algo - se quitó el anillo de su dedo y deslizó las mantas por su cuerpo - avisa a los demás si es demasiado para ti sola.

- Enseguida lord - los tacones de la pelirosa resonaron tres veces por el pasillo.

Después, simplemente se desvanecieron.

Ciel suspiró cuando la calidez y la suavidad de su cama lo llenó.

Su mente comenzó a trabajar y el sentimiento de curiosidad lo llenó.

[ No es magia adulta, no es poderosa, no es fuerte, es como... si desapareciera poco a poco, es magia triste, magia caída ]

Las posibilidades de que fuera peligroso eran escasas y, aún si lo fuera, cualquiera de sus sirvientes podrían deshacerse del peligro.

Era la mansión Phantomhive después de todo. ¿Cómo podrían ser sirvientes de esa casa si no pudieran hacer algo tan simple como eso?

[●●●]

Mey-rin deambuló por el bosque de la gran mansión, los terrenos que rodeaban la casa del conde, eran extensos, aún si ella quería hacerlo sola, no podría terminar antes del amanecer.

Tanaka, Baldroy y Finnian buscaron también, siguiendo rastros de pisadas, magia vieja y olores.

Siguieron buscando por el gran bosque.

[●●●]

Sebastian caminaba por las calles vacías de la calle principal a la mansión donde servía.

Recaudar información precisa, era difícil.

Necesitaba buscar entre los archivos de la policía sin ser atrapado, hacer copias de los archivos, visitar a Undertaker por más información, preguntar al clan chino, reunirse con los que manejaban el bajo mundo y matar algunas cucarachas en el camino.

No era fácil. O, bueno, no para alguien que no fuera él.

En pocas horas tenía la información necesaria.

Caminó despacio, sin querer aparecer, sin querer correr, sintiendo el viento helado y el frío de la lluvia mojar su traje.

No era inusual que la lluvia azotara Londres, no era inusual que las calles estuvieran llenas de niebla y sombras corriendo de un lado a otro.

Nada era nuevo para él.

Oh.

Sí había algo.

Su magia vibró a su alrededor y su poder se escurrió ligeramente de su control adueñándose de las sombras en la noche cuando sintió una forma mágica desvaneciéndose lentamente cerca de la casa de su lord.

Sebastian siguió caminando, con la carpeta en la mano y los ojos rojos brillando.

La curiosidad lo llenó cuando, frente a él, una bola de carne con pelo negro, ojos verdes opacos y labios terriblemente azules se iluminó.

[ Oh, esto es interesante ]

Con una sonrisa entre los labios, recogió lo que quedaba del niño del frío esfalto y siguió caminando hacia la mansión.

[ ¿Quién pensaría que Harry Potter aparecería aquí? ]

El portón negro se cerró a su espalda y las sombras se fucionaron con su persona.

Al mismo tiempo, Mey-rin detuvo el paso.

[ Volver a la mansión, Sebastian lo encontró ]

Tres voces distintas contestaron en su vínculo.

[ Entendido ]

Mey-rin desapareció del bosque.

[●●●]

Harry aspiró el dulce olor a caramelo que lo rodeó y mantuvo los ojos cerrados cuando la calidez del sol bañó su rostro y una suavidad desconocida envolvió su cuerpo.

Ah... lo recordó.

[ Mantas... ]

Mantas que nunca tuvo.

Los sucesos de la noche anterior llenaron su pequeño cerebro y sintió que su cuerpi se estremecía.

[ Me dejaron. Donde hacía frío y tenía miedo, me dejaron, solo viendo sus espaldas mientras me congelaba y mi cuerpo se entumecía ]

El niño de seis años sintió que el aire se atascada en su garganta.

[ Yo... ¿Qué hice mal? ¿Por qué? ¿Soy un mal chico? ]

Dudas que nunca serían contestadas llenaron su pequeña existencia.

- Veo que despertaste - una voz firme y fría caló en sus oídos.

Sus ojos se abrieron al instante y dos gotas saladas cayeron de cada uno por sus mejillas rosadas.

Ciel lo miró sin inmutarse.

Harry sintió confusión.

- Estás en la mansión Phantomhive, mi mayordomo te encontró afuera de mi portón en medio de la lluvia y te trajo dentro - Harry no parpadeó - ¿Cómo te llamas, niño? - Harry se estremeció ante la última palabra y bajó la cabeza.

Sumiso, sin mirar a los ojos.

Si miraba a los ojos, seria mal educado y no un buen chico.

Si no era un buen chico podría ser arrojado a la calle.

Iba a ser un buen chico.
Tenía que ser un buen chico.

[ - Si eres un buen chico hoy, te daré ese vaso de agua que tanto quieres - Vernon se burló]

- Yo... no lo sé, señor - la voz de Harry fue insegura.

Tan insegura como la voz de un niño puede ser ante un adulto y en estado de nerviosismo.

Ciel tarareó.

- ¿Dónde están tus padres? -

- Yo- yo no tengo padres, señor - las manos de Harry temblaron.

- ¿Tu familia? ¿dónde está?

Harry mordió su labio inferior.

- Yo... Mi-mis-

- Mírame a los ojos, levanta la cabeza cuando hables.

Harry obedeció al instante.

- Yo... mis-mis tíos, se fueron, llegué con ellos, pero- ellos solo se fueron, no tengo más.

Ciel asintió y sus ojos brillaron con comprensión.

- Entiendo...

De hecho, lo esperó.

Cuando Sebastian arribó a la mansión, Tanaka y Mey-rin se encargaron de tratar las heridas del niño, su ropa fue cambiada a ropa de dormir vieja de Ciel que le quedó bien.

Los moretones del niño fueron tratados, sus cortes, raspones y demás fueron vendados y curas se pusieron sobre ellos.

- ¿Qué vas a hacer?

Ciel preguntó y se preguntó a si mismo si tal vez, no estaba hablando demasiado serio para un niño pequeño.

- No-no lo sé - su voz salió ahogada - no tengo un lugar a donde ir, no sé llegar donde mis tíos.

Los ojos verdes se llenaron de lágrimas y Ciel recordó los ojos de una joven rubia y su corazón se apretó solo un poco.

Todos sabían que la marquesa Elizabeth Midford era su perdisión.

- Uhm... vuelve a dormir - Ciel se levantó - alguien vendrá a buscarte cuando despiertes - salió de la habitación.

Harry parpadeó sin entender.

Una risa hizo que volteara su rostro y se encontró con un hombre viejo, cabello canoso y ropa blanca y negra con guantes en un rincón de la habitación cercana a la cama.

Harry no se inmutó cuando el desconocido sonrió.

- Eso significa, Bienvenido a la mansión Phantomhive.

Los ojos del niño se aguaron.

[ ah... tal vez ]

Tal vez, encontró un lugar.

[●●●]

Aw~

Si soy sincera, me gustó mucho como me quedó este especial, no sé, pero tiene ese -algo- que me encantó porque me pareció suprr soft.

Ah, es hermoso cuando algo así pasa.

¿Qué les pareció?

Todavía queda un especial más, pero ese lo publicaré dentro de un tiempo aún.

~

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