Castigo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Mis manos están atadas a la cabecera de la cama, y mi cuerpo desnudo reposa sobre las sábanas frías. Con los ojos vendados, solo puedo percibir una fragancia dulce y envolvente que llena la habitación, mientras el frío de la noche se cuela a través de la ventana abierta, acariciando mi piel.

De repente, lo siento acercarse. Su aliento roza mi hombro antes de que sus dientes se hundan suavemente en mi piel. Un gemido se escapa de mis labios, y mis piernas se cierran instintivamente al sentir el contacto helado de sus manos sobre ellas.

—¿Sabes por qué estás aquí, nena? —susurra mientras muerde mi lóbulo.

Niego con la cabeza, aunque en el fondo lo sé. Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, despertando cada centímetro de mi piel. Su boca, hambrienta, captura la mía, ahogando mis gemidos en un beso feroz. Cuando se aparta, sin previo aviso, un calor intenso invade mis pezones, arrancándome un grito que no puedo contener.

—¡No mientas! —me reprende, y yo asiento en respuesta—. O seguiré derramando esta hermosa cera sobre ti.

A pesar de jadear, una sonrisa se dibuja en mis labios. Mordisqueo mi labio inferior, incitándolo a continuar. Una pluma comienza a deslizarse por mi abdomen, bajando lentamente hasta mi vientre, donde el ardor abrasador de la cera me quema nuevamente, pero esta vez, el dolor se mezcla con un placer exquisito.

—No merezco este castigo, amo —murmuro, provocándolo deliberadamente. Conozco el efecto de mis palabras y las consecuencias que desencadenan.

—Así que desafiante... —susurra cerca de mi oído—. Veamos cuánto puedes soportar.

De repente, abre mis piernas con firmeza, exponiendo mis labios vaginales, y deja caer toda la cera caliente directamente sobre mi clítoris. Gimo sorprendida, arqueando la espalda en busca de más. Él conoce bien mi deseo, y lo satisface al desabrochar su pantalón. Me encanta provocarlo, llenarlo al límite, porque sus castigos me fascinan, lejos de molestarme.

Sin demora, vuelvo a sentir el calor de la cera recorriendo desde mi pecho hasta mi vientre. Su lengua juega con mis pezones, haciéndome perder la respiración.

—Voy a fingir que no te gusta lo que está pasando —dice mientras muerde mi clítoris, arrancándome un grito ahogado.

—No, no me gusta. Me encanta —respondo, desafiante.

—Además descara. —Suspira—. ¿Sabes lo que eso significa?

—Sí, amo —contesto, saboreando cada palabra.

Sin decir más, desata mis manos. Me gira y me pone a cuatro patas, azotándome con fuerza, lo que solo logra excitarme más. No puedo evitarlo; mis piernas se cierran, y muerdo mis labios mientras respiro agitada.

Siento cómo mis fluidos humedecen mi zona íntima, clamando por su atención.

—Ruega —ordena con seriedad.

—Por favor...

—¿Eso es todo lo que tienes? —pregunta, azotándome con más fuerza.

—Fóllame, por favor. Fóllame duro y no pares. —Suplico desesperada—. Vamos, hazlo ya por...

Ni siquiera termino la frase cuando se hunde en mí de un solo golpe, robándome el aliento. Sus embestidas son lentas, pero profundas, prolongando el tormento.

—Más... Quiero que sea más duro —pido, anhelante.

Y él, sin dudarlo, incrementa la intensidad, arrancándome gemidos más fuertes. Por mi parte, contraigo mis paredes vaginales, sabiendo cuánto le gusta.

Cuando sus movimientos se vuelven frenéticos, sé que he logrado mi cometido. Una de sus manos estimula mi clítoris, llevándome al borde del abismo. Mis piernas se tensan, y comienzan a temblar por la intensidad.

Justo cuando creo que no puedo seguir, un violento orgasmo me atraviesa, apretando su miembro con fuerza. Con la respiración agitada y el corazón latiendo desbocado, él sigue moviéndose, alargando mi placer hasta que siento que me deshago en sus manos.

De repente, se aparta bruscamente y me gira, abriendo mi boca antes de derramar su esencia en ella. Me quita el antifaz, y nuestras miradas se encuentran en un intercambio intenso. Dejo que el líquido se deslice por mis pechos, mientras él se muerde los labios con deseo.

—¿Sabes? Creo que todavía tengo dudas sobre cómo debo portarme —confieso, tragando lo que queda y sonriendo con picardía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro