Nosotros le rezábamos a Mhys,
diosa de la venganza.
Deseábamos paz.
El fin del abismo que controlaba el enemigo.
La extinción de los monstruos que a veces escapaban,
que devoraban a los guerreros de la muralla.
Y una noche nos concedió el deseo,
arrebatándome a mi hermana,
despertándome a mí.
...
Desgraciadamente,
ninguno de ellos
estaba listo
para eso.
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