✦ - Visita inesperada 🎨

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Capítulo 16.

Al día siguiente, Jimin se vistió con cuidado para su encuentro con Jungkook. Optó por una camiseta blanca básica y una chaqueta de mezclilla azul clara, que le daba un aire casual pero estilizado. Se puso unos jeans ajustados que acentuaban su figura sin sacrificar la comodidad. Para darle un toque especial a su atuendo, añadió una boina negra que le daba un aire sofisticado. El conjunto estaba completo con unas zapatillas blancas, que equilibraban la elegancia y la informalidad del atuendo.

Cuando se miró en el espejo, Jimin se sintió satisfecho con su apariencia, seguro y preparado para el día.

El alfa Jeon le había ofrecido recogerlo, así que el omega aceptó con timidez. A diferencia de otras veces que el alfa había ido hasta la puerta de su casa en su Mercedes blanco, en esta ocasión ninguno de sus padres estaba presente. Sin embargo, su padre y su madre estaban en el jardín, regando las plantas.

—Mierda —murmuró Jimin al escuchar el sonido del motor del coche afuera, mientras aún se estaba terminando de aplicar brillo labial.

Si Jihoon era peligroso, sus padres lo eran aún más, especialmente su madre alfa.

El omega intentó evitar un encuentro entre su madre y el alfa, pero cuando salió, ya era demasiado tarde. Jungkook se encontraba en la sala de entrada, visiblemente incómodo. La madre de Jimin lo miraba de arriba abajo con una ceja levantada y los brazos cruzados, mientras que su padre estaba a su lado, sonriendo con un plato lleno de galletas que ofreció al invitado con una sonrisa amable.

La madre del omega resopló con desdén al ver cómo el alfa tomaba una galleta del plato y la comía lentamente. Su actitud evaluativa era casi tan intensa como la de Jihoon, y Jimin podía ver el parecido en su actitud crítica.

Jungkook, con la galleta en la mano, intentó mantener una actitud relajada, aunque no podía evitar sentirse incómodo bajo el escrutinio de la madre del omega. Se forzó a sonreír mientras masticaba lentamente, tratando de no dejarse llevar por la presión del momento.

En ese instante, Jihoon bajó las escaleras sin camiseta, mostrando su torso definido. La aparición repentina hizo que Jimin se tapara el rostro con las manos, sintiendo una ola de vergüenza. No podía creer que su hermano eligiera justo ese momento para aparecer en sus fachas.

—Mal momento —murmuró el omega a través de sus manos, sintiendo la incomodidad a su alrededor.

Jihoon, al darse cuenta de la situación, se detuvo al pie de las escaleras y miró a Jungkook con sorpresa. Luego, al notar la tensión en el ambiente, se apresuró a colocar una mano en su cintura y le lanzó una mirada de desprecio.

—Oh, Jiminnie, no dijiste que venía tu amiguito.

La madre de Jimin, aún con una ceja levantada, observó la interacción con un leve toque de aprobación, aunque no dijo nada. Su padre Omega, por otro lado, intentó romper el hielo con una sonrisa amistosa.

—Bueno, parece que ya están listos para irse —dijo el padre, extendiendo la mano hacia Jungkook en un gesto de despedida—. Un gusto en conocerte, Jeon Jungkook. Que tengan un buen día.

El alfa se despidió cortésmente y asintió con la cabeza hacia el padre del omega.

—Gracias, señor Park. Nos vemos pronto.

Con un último vistazo hacia el grupo en la sala, Jimin se apresuró a salir por la puerta, seguido de Jungkook. Una vez en el coche, el omega dejó escapar un suspiro de alivio y se deslizó hacia el asiento del copiloto.

—Lo siento por todo eso —dijo Jimin, sintiéndose aún un poco incómodo—. Mis padres pueden ser un poco... intensos. Y más aún Jihoon, pero es buen hermano, lo prometo.

Jungkook sonrió levemente, tratando de aligerar el ambiente.

—No te preocupes, Jims. Estoy acostumbrado a lidiar con familias estrictas.

Jimin asintió, sonrojándose por el apodo pero sintiéndose más relajado mientras el coche comenzaba a moverse. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse si Jungkook tenía una familia estricta o si la familia de su novia era así. El omega había visto una foto con una chica pelirroja y se preguntaba si tal vez era su novia, ya que no encontraba otra razón obvia para que alguien publicara algo así si no eran nada.

Al llegar al departamento de Jungkook, Jimin se agachó para saludar a Bam, el doberman del alfa. El perro movía la cola con entusiasmo y se ponía de panza, buscando más cariños del omega. Jimin le dio besitos en la cabeza y acarició a Bam con ternura, sonriendo ante la evidente alegría del can. El alfa observaba la escena con una sonrisa divertida y un brillo especial en los ojos, claramente entretenido por el afecto que Jimin le estaba dando a su mascota.

Después de un rato, el omega rubio se levantó, sintiéndose un poco avergonzado por el momento de cariño con Bam. Se dirigió hacia Jungkook y le pidió prestado el baño para cambiarse a su traje de hada, como habían acordado. Sin embargo, el tatuado lo detuvo con una sonrisa enigmática.

—Hoy no será necesario, me enfocaré en los detalles de tu rostro —dijo el alfa.

El comentario dejó a Jimin perplejo. No sabía qué esperar, pero siguió al alfa mientras el alfa lo dirigía hacia su estudio, en lugar de la sala de estar donde habían comenzado. El estudio estaba lleno de materiales de pintura y lienzos, todo organizado meticulosamente. Jungkook comenzó a preparar sus cosas, sacando pinceles y tubos de pintura de una caja.

Con su cabello negro atado en una coleta baja y su camiseta sin mangas, Jungkook mostraba sus fuertes brazos tatuados mientras movía las cosas. La visión de sus músculos flexionando al realizar cada movimiento hizo que el corazón de Jimin latiera más rápido.

—¿Cómo quieres que pose? —preguntó Jimin, algo inseguro y sin saber muy bien que hacer.

El alfa se encogió de hombros y luego agregó: —Hazlo como te sientas cómodo, cualquier expresión de tu rostro se verá bien en la pintura.

El omega se sonrojó fuertemente e intentó posar de una forma natural.

—¿Lo estoy haciendo bien? —preguntó el rubio mientras se mordía los labios con nerviosismo.

—Lo haces perfecto —dijo el alfa con una sonrisa.

El lobo dentro de Jimin se sintió inquieto, una mezcla de nerviosismo y anticipación burbujeaba bajo su piel. Sabía que el enfoque de Jungkook en los detalles de su rostro significaba que iba a recibir una atención minuciosa y personalizada, y eso lo llenaba de una sensación de emoción y vulnerabilidad.

—¿Podrías mover un poco el mentón hacia arriba? —pidió el alfa con voz suave.

Jimin tembló levemente y asintió, haciendo lo que el pelinegro le pedía.

—¿A-así? —tartamudeó mientras removía sus pies nervioso.

Jungkook lo tomó por el mentón con suavidad y le giró un poco el rostro hacia la derecha.

—Sí —dijo en un susurro casi inaudible mientras soltaba el mentón del omega en una caricia suave.

Por otro lado, el alfa comenzó a sentir una creciente agitación mientras se enfocaba en Jimin. Cada vez que sus ojos se encontraban con los del omega, su corazón latía más rápido. Cuando su mano tocó la piel de Jimin, sintió una corriente eléctrica completamente nueva. Jungkook trató de mantener su vista en otras partes del rostro de Jimin para no desconcentrarse, pero su mirada cayó involuntariamente en los labios rosados del omega, que brillaban jugosos y suaves. El alfa tragó saliva, sus mejillas se sonrojaron suavemente en un tono rosa y su lobo, que había estado en calma durante mucho tiempo, comenzó a moverse levemente, como queriendo despertar de un sueño largo.

El momento fue interrumpido abruptamente por el timbre del departamento. Jungkook, visiblemente aliviado, se disculpó y se apresuró a abrir la puerta. Al hacerlo, se encontró con una chica pelirroja que entró con una familiaridad sorprendente.

—¡Hola Kookie! ¿Por qué no me contestabas los mensajes? —dijo la intrusa mientras se colgaba del cuello del alfa, quien intentó quitarla con delicadeza, sin ser demasiado brusco.

Jimin, mientras tanto, sintió un repentino impulso de ir al baño. Salió del estudio para preguntar al alfa si podía usarlo y se encontró con una escena comprometida: la chica pelirroja estaba colgando del cuello del alfa, y el ambiente se volvió incómodo de inmediato.

—¿Quién es él? —preguntó la pelirroja con una mirada de sorpresa mientras se negaba a soltar al alfa.

El pelinegro la apartó rápidamente, ahora sin importar ser demasiado brusco, sintiendo que la situación era incómoda.

—Lo siento, si estás ocupado puedo venir otro día —dijo Jimin, tragando saliva mientras trataba de buscar su bolso con sus cosas. El alfa lo detuvo.

—¡No! —los tres se sumieron en un silencio sorprendido por el grito del alfa—. Digo, Kyujin, él es Jimin, Jimin ella es Kyujin —presentó a los dos con nerviosismo.

La pelirroja lo observó de arriba a abajo, y el omega se sintió amenazado, aunque no intimidado.

—Un placer, Jimin —dijo Kyujin con un tono poco amable y una mueca en el rostro, como si no quisiera que el omega estuviera allí. —Soy Kyujin, la mejor amiga de Kookie. Y su exnovia, claro, pero es un dato poco relevante.

—Oh, qué interesante —dijo Jimin con una sonrisa forzada, tratando de mantener la compostura—. Encantado de conocerte, Kyujin.

El alfa, notando la creciente tensión, intervino para suavizar la situación.

—¿Qué edad tiene este niño, Kookie? Parece un bebé aún —la pelirroja dijo con una cara que intentaba ser tierna, pero irradiaba maldad.

Su lobo interior gruñó, amenazado.

—Kyujin, Jimin y yo estamos ocupados, así que, por favor, avísame antes de venir —dijo el alfa, ignorando lo que había dicho la intrusa.

La pelirroja hizo un puchero, claramente molesta por la interrupción, pero se encogió de hombros y se dirigió hacia la cocina con un aire de desdén.

—Está bien, está bien. Solo venía a ver qué hacías y a asegurarme de que no te olvidaras de mí —dijo la omega, lanzando una última mirada crítica al rubio antes de entrar en la cocina.

El alfa, sintiendo la presión de la situación, se volvió hacia Jimin con una expresión de disculpa en el rostro.

—Lo siento por eso. Kyujin a veces puede ser... intensa. Vamos a volver al estudio.

El rubio asintió, aunque el peso de la situación aún lo afectaba. Regresaron al estudio, y el alfa trató de retomar el trabajo.

—No te preocupes, Jims. Me aseguraré de acabar rápido —dijo el pelinegro mientras se preparaba para continuar con la pintura.

Pero el omega rubio no podía controlar su expresión de desilusión.

—Si quieres que me vaya, puedo hacerlo... No quisiera molestar —dijo Jimin en un murmullo. El omega se sentía incómodo con el aroma de esa omega en el departamento.

El alfa negó con rapidez.

—¡No es eso! No quisiera que te sintieras incómodo. Solo es que ella y yo no somos nada, ni siquiera somos amigos, pero por alguna razón ella no lo entiende.

El omega se sorprendió y su lobo pegó un salto.

—Ayer vino, tomó mi celular y subió una imagen a mi Instagram. Me molestó mucho porque oculto mi identidad en las redes, y ella casi echa todo a perder —el alfa relataba la situación con el ceño fruncido.

—¿Y por qué sigue viniendo? —preguntó el rubio, sin comprender del todo.

—Es por culpa de mis padres, más que nada de mi padre. Hizo un trato con su abuelo, un trato de dinero. Ella cree que si volvemos, nos casaremos y eso le asegurará un futuro. Sin embargo, yo no quiero eso.

Un ladrido fuerte y un gruñido interrumpieron la conversación entre Jimin y Jungkook. La voz desesperada de Kyujin resonó por todo el departamento, seguida de un grito agudo.

—¡Ayuda! ¡Kookie, ven aquí!

El alfa se levantó de un salto, su rostro pálido. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia la cocina, seguido por el omega, que lo miraba con inquietud.

Al llegar a la cocina, Jimin vio a Kyujin de pie sobre una silla, con una expresión de terror mientras Bam, el doberman, parecía alborotado, ladrando y saltando alrededor de ella. El perro había sido claramente perturbado por la presencia de Kyujin, y su comportamiento era errático.

—¡Kook, este perro está loco! —exclamó Kyujin, aferrándose al respaldo de la silla mientras Bam intentaba alcanzar su mano con la pata—. ¡No lo puedo controlar!

El alfa se acercó rápidamente a Bam, hablando con una voz calmada pero firme.

—Bam, ¡basta! Ven aquí, tranquilo.

El alfa extendió una mano hacia el perro, que se detuvo momentáneamente, aunque todavía se veía agitado. El omega, sintiendo la necesidad de ayudar, se acercó con cautela.

—Déjame intentar —dijo el rubio, acercándose lentamente a Bam con una actitud tranquila—. Ven aquí, cachorrito, cálmate.

Jimin se agachó a la altura del perro y extendió su mano, hablándole con suavidad. El doberman, reconociendo la calma en la voz del omega y su dulce aroma tranquilizador, comenzó a calmarse poco a poco mientras se acercaba a él. Jimin continuó hablándole con ternura, y pronto, Bam se sentó a su lado y dejó de ladrar, aunque aún estaba algo nervioso.

Kyujin, aún en la silla, respiraba con dificultad mientras observaba la escena. Jungkook se acercó al omega con una expresión de alivio.

—Gracias, Jims. Normalmente, Bam es muy tranquilo, pero Kyujin siempre parece ponerlo nervioso.

El omega asintió, comprendiendo que la situación había sido un poco abrumadora.

—No hay problema. A veces los perros reaccionan así ante personas que no les agradan.

El ambiente en la cocina seguía tenso, pero Jungkook intentó suavizar la situación.

—¿Quieres algo de beber o algo que pueda hacer por ti, Jimin? —preguntó el alfa, tratando de desviar la atención de la reciente escena.

—Un poco de agua estaría bien —respondió el omega, agradecido por el gesto.

Mientras Jungkook se dirigía hacia la nevera para buscar agua, Kyujin se acercó al omega con una expresión de desagrado.

—¿Qué haces aquí? ¿No entiendes que deberías irte? Estás interrumpiendo un momento entre Kookie y yo, niño.

El omega no pudo responder, ya que Jungkook regresó con el agua y se la entregó a Jimin, quien lo aceptó con una expresión de confusión.

—Kyujin, creo que es mejor que te vayas. Sabes que no debes venir sin avisar y ya te dije que estaba ocupado. Además, pusiste nervioso a Bam.

La pelirroja, claramente ofendida, abrió mucho los ojos y su rostro se enrojeció por la ira.

—¿Así que esto es lo que eres, Jungkook? ¡Un miserable! —dijo, su voz cargada de resentimiento—. ¡Siempre he sido una idiota por intentar ser parte de tu vida!

Se giró bruscamente y salió de la cocina, pisando fuerte, mientras Jungkook y Jimin la observaban en silencio. La puerta del departamento se cerró con un estruendo.

El ambiente en la cocina quedó cargado de una tensión palpable. El omega, aunque aliviado de que la situación se hubiera calmado, no pudo evitar sentir que la presencia de Kyujin había dejado una marca incómoda en la tarde.

El alfa se volvió hacia el rubio con una expresión de disculpa.

—Lo siento mucho por esto. No es habitual que las cosas salgan así. Gracias por tu paciencia.

Jimin asintió, tratando de mantener la calma.

—No hay problema.

El alfa se dirigió hacia la nevera y se sirvió un vaso de agua, mientras el silencio entre ellos comenzaba a volver a la normalidad.

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