—Yoongi —habló Jimin al detenerse frente a su casa, el mayor lo había acompañado después de la celebración de su cumpleaños, pero durante el camino habían permanecido en silencio.

—¿Sí?

—¿Lo podemos hacer de nuevo? Darnos un besito... —Hizo una pausa para llevar el dedo índice hacia sus labios—. Aquí.

Yoongi asintió antes de bajar la cabeza, ocultando el lindo sonrojo de sus mejillas y su tímida sonrisa, pero no tardó demasiado en levantar la mirada al sentir que Jimin tomaba sus manos a la vez que daba un paso hacia él. Se miraron a los ojos y los cerraron al acercarse, sus labios encajaron a la perfección y con delicados movimientos se volvieron a besar con un poquito más de experiencia.

Y un poquito más de amor.

Al tomar distancia, Jimin levantó sus talones alcanzando a dejar un corto beso en la barbilla de Yoongi, haciéndolo reír.

—Nos vemos en clases —habló Jimin, soltando las manos del mayor.

Caminó por el césped, hacia atrás, mirándolo, el pelinegro agitó su mano y él lanzó un beso por el aire viéndolo negar con la cabeza, pero manteniendo una linda sonrisa en su rostro.

—La próxima vez les patearé el trasero.

Yoongi sonrió al escuchar la escandalosa carcajada de Mingyu, el fin de semana los chicos habían ido a su casa y Hansol seguía molesto por haber perdido en el videojuego.

—Fueron más de veinte partidas —le recordó Joshua, sacando los libros de su casillero para la primera clase del día.

—Me dolían las muñecas —se excusó Hansol.

—Claro. —Mingyu rodó los ojos y Yoongi se despidió de ellos al escuchar el timbre, apresuró el paso por el pasillo a la vez que se colocaba el delantal blanco para el laboratorio de biología.

El señor Hong comenzó la clase hablando de diferentes tipos de anfibios, presentándolos disecados sobre los blancos mesones del laboratorio mientras los estudiantes realizaban anotaciones, Jimin apretó la libreta contra su pecho y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando sus compañeros siguieron al profesor hacia el siguiente mesón.

—¿Qué ocurre? —preguntó Yoongi mirando al pelirosa.

—Pobrecita —sollozó Jimin, mirando la rana.

—¿Qué? —Miró el anfibio y luego a Jimin—. Está muerta.

—Lo sé, pero ¿y si tenía ranitas bebés? —Limpió la lágrima que se deslizó por su mejilla y Yoongi lo giró hacia él—. ¿Dónde estarán?

—No lo sé —respondió y vio el puchero de Jimin—. Seguramente se quedaron en la selva, libres y felices. —Sus pestañas se agitaron.

—Te va a crecer la nariz.

—No estoy mintiendo. —Sus pestañas lo delataron y Jimin frunció el ceño—. Oh, esto, no, intento coquetearte. —Parpadeó rápidamente—. ¿Lo ves? —Jimin golpeó suavemente el pecho de Yoongi antes de darse la media vuelta e integrarse a sus compañeros, sintió las manos del pelinegro sobre sus hombros y sonrió.

El año escolar estaba acabando y pronto las universidades visitarían el instituto buscando a sus próximos estudiantes, Yoongi no lo decía, pero estaba nervioso por presentar su proyecto de investigación, Jimin podía verlo en su mirada mientras caminaba a su lado.

—Descans...-

Jimin colocó sus manos en las mejillas de Yoongi, obligándolo a encorvarse para mirarlo a los ojos—. Mañana da lo mejor de ti —le dijo sonriente, apretó suavemente las mejillas del pelinegro y dejó un sonoro beso en sus labios.

Pero inevitablemente el cuerpo de Yoongi se volvió rígido al ver frente a él a las tres personas que evaluarían su trabajo, a sus padres y a diferentes estudiantes que no conocía, no debía buscar a su pequeño porque sabía que a esa hora estaría dando la entrevista para ingresar a la universidad, colocó las manos sobre el podio de madera y tomó el bolígrafo rosa.

Jimin le había dicho que era de la suerte.

No se equivocaba.

Lo había conocido a él.

Nota:

Todos los capítulos faltantes serán publicados hoy, así que revisen bien que sí están leyendo los capítulos por orden y que no se saltan ninguno. Me ha pasado cuando hacen maratón en historias que leo, así que lo menciono. También, ¡no olviden votar en lo capítulos!

Pregunta del capítulo: 1) ¿Se colocan nerviosos al exponer? 2) ¿Creen en los objetos de la suerte?