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El baile de graduación era uno de los acontecimientos más importantes del año, una elegante y mágica noche de invierno en el gran salón se anunciaba en los afiches que se repartían por los pasillos del instituto.

—Las votaciones se harán durante el baile y a medianoche se anunciarán los ganadores —habló Jeonghan mientras sacaba de su casillero los libros para la siguiente clase. A muchos estudiantes les emocionaba la tradición de los reyes y él no era la excepción.

—¿Bailaremos música clásica? —preguntó Seungkwan y Jeonghan asintió con una sonrisa dejándolo sorprendido.

—Las clases comienzan a las cuatro —informó el chico de rostro angelical antes de darse la media vuelta y alejarse por el pasillo, Seungkwan miró a Jimin y éste se encogió de hombros al estar tan confundido como él.

Elegir la temática para el baile fue tan complicado como mantener el secreto con sus amigos, quería transportarlos a otra época y hacerlos vivir una inolvidable noche, así que el instituto había contratado a un profesional que los ayudaría con la danza.

Y a las cuatro de la tarde estudiantes de último año se encontraban en un amplio salón, frente a un enorme y antiguo gramófono.

—¿Y Yoongi? —preguntó el pequeño pelirosa.

—Pensábamos que ya estaba aquí —respondió Mingyu, tomando las manos de Wonwoo.

—No —musitó Jimin, mirando hacia la puerta con la esperanza de verlo llegar—. ¿No vendrá? —habló en voz baja.

—Si quieres, puedes practicar conmigo. —Joshua guiñó un ojo a Jeonghan y Jimin asintió en silencio.

Jun, el maestro de baile, se presentó con los estudiantes al llegar, los pasos eran sencillos y fáciles de realizar, al menos así lo fue para Jimin, quien no presentó dificultades al bailar con Joshua y Hansol.

Yoongi observó la clase desde la puerta, pensando en que no podría ser capaz de hacerlo, sin embargo, intentó recordar cada uno de los pasos y al llegar a casa comenzó a practicar.

—No puede ser tan difícil. —Desordenó su cabello por milésima vez y levantó los brazos imaginando a Jimin frente a él—. ¿Cómo era?

Giró con torpeza en medio de la sala y estuvo a punto de botar la lámpara de la mesa junto al sofá, al volver a girar vio a Ailee en la puerta principal, llegando del hospital.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó la mujer.

—No —respondió rápidamente, iba a detener la suave música, pero se volteó mirándola a los ojos—. Sí.

—Bien. —Dejó su bolso en el sofá y se acercó a Yoongi—. Primero debes aprender a contar la música. Y un, dos, tres, un, dos, tres, ahora levanta el brazo ofreciendo tu mano. —El adolescente la obedeció—. Yo la aceptaré e inmediatamente debes colocar tu mano libre en mi espalda mientras que yo la pondré en tu hombro. —Yoongi la escuchó con atención, siguiendo cada movimiento—. Darás un paso hacia la derecha, yo lo daré hacia la izquierda, te quedarás sólo un segundo y luego darás un paso hacia la izquierda y yo lo daré hacia la derecha, ¿bien?

Ailee contó en voz alta mientras Yoongi lo hizo en voz baja, mirando sus pies. Al pisarla levantó la cabeza, asustado, pero Ailee sólo sonrió y continuó bailando.

—Ahora hacia adelante y hacia atrás —indicó la mujer—. Tú lo harás hacia adelante primero con tu pie izquierdo.

Un segundo error lo hizo chasquear la lengua y otros más durante la noche lo hicieron caer en la cama sin esperanzas. No lo hacía mal, pero comparado a Jimin era un desastre.

Al día siguiente se armó de valor y entró a la segunda clase para bailar con Jimin, pero sus temerosos ojos lo delataron al tomar su mano.

—Perdón —murmuró al pisar un pie del pelirosa, sintiéndose como un idiota ya que los estaba viendo, Jimin sonrió y dejó un beso fugaz su mejilla para tranquilizarlo, pero las manos de Yoongi seguían temblando.

Además de poder escucharlo contar en voz baja.

—Lo estoy haciendo mal —susurró el mayor.

—Podrías comenzar por mirarme a los ojos —habló el pequeño con voz suave y Yoongi levantó la cabeza sin soltar su mano—. Ahora da un paso hacia atrás y luego hacia adelante, no te apresures, seguiré tu ritmo.

—¿Mi ritmo? —preguntó alzando las cejas. No tenía ritmo.

—Sí, tu ritmo.

Fueron avanzando poco a poco y en la cuarta y última clase de baile Yoongi parecía tener más confianza, por lo que Jimin quiso utilizarla.

—Ahora podemos girar. —Rió al ver la expresión de espanto de Yoongi.

—No, no podemos.

—Sí, sí podemos. —Jimin comenzó a girar junto a Yoongi, asustándolo. Unos pocos giros lo hicieron cerrar los ojos y volver a abrirlos al escuchar la contagiosa risa del menor.

—Hey, chiquito. —Su voz se escuchó como un adorable ruego entre risas para detenerse—. Te detesto. —Sus pestañas se agitaron, haciendo sonreír ampliamente a Jimin.

—No mientas o te crecerá la nariz. —Dio un paso hacia adelante y sus manos descansaron en los hombros del mayor, apoyó el mentón en el pecho de Yoongi y lo miró a los ojos, sintiendo unos brazos rodeando su cintura—. Lo hiciste muy bien.

—Mejoraré para el día del baile —aseguró Yoongi—. Y probablemente estés tan sorprendido que volverás a enamorarte de mí.

Nota:

Pregunta del capítulo: ¿Son buenos bailando música clásica o aprenderían a bailar ese tipo de música por la persona que les gusta en caso de si no saben?

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