El teatro de las sombras// Parte 1

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Teatro de las sombras, Estados Unidos, 1924.

Se escuchaban los cuchicheos del público, mientras Adrien observaba por una hendija de la cortina la audiencia. Regresó al camerino y contempló su reflejo por última vez en el espejo, luego suspiró profundamente para finalmente salir a dar el gran, inigualable y maravilloso espectáculo, o al menos para él sería uno, no era la primera vez que lo hacía después de todo, aunque sí la primera en territorio estadounidense.

Las luces se apagaron de repente, quedando el público en completo silencio, aquella esperada obra teatral estaba a punto de comenzar. Adrien se fijó nuevamente por la hendija y les guiñó el ojo a sus adoradas muñecas, las que él seleccionaba siempre debían estar en primera fila.

Pero lo que la audiencia no sabía, es precisamente que Adrien casi todo lo hacía, sus sentidos eran agudos y para la época tenía una increíble habilidad para la indagación. Él rigurosamente eligió a cada persona y les envió una invitación, siendo todavía un evento más distinguido, porque en él se encontraban las personas que el señor Adrien consideraba como "malas", podía perdonar el pasado de algunos, pero no el presente, ellos merecían un castigo.

¿Cómo había comenzado todo? Cuando las arrugas comenzaron a poblar su masculino rostro, sintió una increíble angustia dentro de su ser, no quería envejecer y mucho menos morir. El teatro tenía antiguamente el nombre de Explosión de la risa, pero con suerte llegaban unas treinta personas, era un total fracaso, hasta que un día un buen caballero se hizo presente en una de sus obras, fue en realidad el único en llegar, pero le aplaudió y felicitó, calmando su decepción.

El buen hombre ese día le hizo la mejor de las propuestas, la vida eterna en cambio de miserables vidas, de todas formas no era tan malo matar a los malos, o al menos eso Adrien pensaba, cegado por la ambición y vanidad.

El hombre se hizo llamar como el Ángel de la muerte, según él, satanás lo enviaba para llevarse las almas de miserables y llenar el infierno, porque se divertía viendo a los que se creían hombres "valientes" siendo torturados y quemados por las ardientes llamas, un fuego eterno, pero todo eso no le importaba a Adrien, le daba igual, él solamente quería vivir y ya, eso era todo.

En pocas palabras, Adrien había estrechado manos con el mismísimo diablo.

El telón se abrió, apareciendo en el escenario un sonriente Adrien, el cual contemplaba con suma atención aquellos horribles rostros, porque todos ellos eran malvados y le resultaban abominables seres, repletos de maldad, por eso su sonrisa era falsa, pero le alegraba que eso le sumaría varios años más, tenía 45, pero parecía de 30, incluso su piel había rejuvenecido.

Antes de iniciar, observó a todos los pequeños del lugar, ellos no tenían la culpa de nada.

—Damas, caballeros y niños, sean bienvenidos al increíble e inigualable Teatro de las sombras, en donde presenciarán la obra "Muñecas", pero antes de iniciar, quiero pedirle a los niños que sigan a mi joven ayudante, tenemos una obra muy especial para ellos —dijo el hombre con un marcado acento británico. Rayos, debió ser más específico, en la siguiente invitación escribiría que no era apto para niños.

Según Adrien, sus presentaciones también tenían "magia", pero era más que eso, su ayuda era del más allá, un ser oscuro con la capacidad de hacer lo que el hombre creía imposible algo posible, de todas formas él era el principal beneficiado.

Adrien hizo que las muñecas se movieran con un "truco", algo muy simple, según él. Decía que las sombras que se paseaban por el lugar era un simple "efecto especial" por la iluminación, pero eran los demonios haciendo una fiesta y una especie de ritual, para darle la "bienvenida" a los desaventurados que en poco tiempo llegarían.

Los minutos pasaban y la risa de Adrien era cada vez más sonora, además su sonrisa se iba ensachando, mientras el hijo de Adrien distraía a quienes en poco tiempo serían huérfanos.

Las muñecas caminaban por el escenario, también sonreían y algunas cotorreaban como loras, sacando risas de la audiencia por sus ocurrencias.

—¿Qué hora es Maddie? —le preguntó una a la otra.

—Apenas las 8: 33 —le respondió la otra.

—No, no, tontilla.

—El mejor momento ha llegado, así que prepárense damas y caballeros —Adrien agregó.

La mujer que se había prestado como voluntaria en el escenario, de un momento a otro fue decapitada por Adrien, aunque este había sido salpicado por su sangre, permaneció alegre. Las personas permanecieron en silencio, y él solo dijo que era un truco, que la mujer solo era una muñeca.

Las puertas del lugar se cerraron, pero nadie prestó suficiente atención como para darse cuenta de ello.

Adrien sacó un arma y comenzó a dispararles a personas al azar, pero las muñecas permanecieron en silencio, observando ellos y ellas finalmente del buen espectáculo.

Los gritos desesperados no tardaron mucho en ser escuchado, pero ya a él no le molestaba, se había acostumbrado a ellos. Sin que se dieran cuenta, minutos antes las muñecas habían vaciado petróleo, pero cuando una persona le preguntó por el olor, había dicho que era parte de la obra, en la que el automóvil de las muñecas se descomponía.

Encendió un cerillo y lo lanzó, observando al público arder, de todas formas lo harían para siempre.

En cuanto sus gritos se acabaron, sus pieles casi que habían desaparecido y resultaban seres irreconocibles, él apagaba un poco el fuego, recogiendo algunos cadáveres con su hijo, su hermano y un ayudante, que al igual que él, como obsequio vivirían una eternidad.

Con cuidado, aunque el olor a carne invadía sus fosas nasales, ellos colocaban los cuerpos en una carreta, la cubrían y desaparecían entre las sombras de la noche, sin dejar rastro alguno, porque en eso se parecía Adrien al nombre de su teatro, podía escabullirse tan fácil como una sombra.

Las sombras y el buen hombre lo felicitaban después de cada obra, preparando para él un gran banquete, porque de todas formas la esposa de Adrien había muerto tiempo atrás y generalmente él tenía que preparar su propia comida.

Tal vez las sombras, el ángel de la muerte y el diablo no eran tan malos, sino como él, quienes debía combatir el mal en la sociedad.

*****

Hola, la mayoría comentaron que era mejor que publicara esta pequeña historia aquí, así que lo hice. Sé que la parte está corta, pero no quería dejarlas sin nada, pronto subiré el resto y retomaré la historia, pero eso en realidad es muy importante, ya al menos saben mejor quién es Adrien.

Espero que hayan tenido o tengan un año nuevo (en mi país todavía no es primero de enero, jajaja).

Por cierto, subí un nuevo fanfic Namjin, se llama "Prince Jin: Don't play with me, de hecho en parte está un poco inspirada en esta historia. Aquí Jimin juega de ser un príncipe, pero en el otro Jin realmente lo es y demuestra que en realidad ser uno no es fácil.

Gracias por todo el apoyo que me brindaron durante todo este año.  

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