🔥💜Capítulo Único 💜🔥

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Los días siempre eran soleados con él, las tardes cálidas y las noches más amenas con solo saber que su presencia estaba ahí o en la cofradía. Sin embargo, para Kocho Shinobu, tener que lidiar con las heridas sangrantes del rubio era un asunto un poco más complejo de lo que parece. Para empezar, la conversación no iba más allá de simples regaños y sonrisas falsas dirigidas al hombre quien no dejaba de verla intensamente con esos llamativos ojos ámbar, los cuales, trataba lo mejor posible de ignorar y lo habría conseguido de no ser...

— Lamento venir tan seguido para esto, Kocho —le dijo Rengoku con un tono moderado a su tan alzado hablar.

— Ara Ara, Rengoku-San — suspira con pasimornia— somos pilares y previamente hace algún tiempo, eramos cazadores de demonios comunes dentro de la organización. Ambos asumimos los riesgos, los sacrificios que conllevaba serlo

— Es verdad —él sonríe ante la respuesta firme y sin vacilación de la mujer— aún así, me parece desconsiderado de mi parte simplemente venir y quitarte tu tiempo de esta manera. Tienes otras ocupaciones, descuida, ¡seré más precavido!

La pilar sonrió levemente de forma sincera, causando una fijación peregne por parte del Hashira, decidieron disfrutar del silencio que la habitación de ese consultorio les ofrecía, Kocho tomó un poco de agua oxigenada y prosiguió a vertir un poco en algodón, con la intención de dirigirse hacia la fresca herida del brazo derecho, Kyojuro no perdió ni un segundo para contemplar la belleza púrpura. Ya ni si quiera sentía malestar alguno, la verdad es que la presencia de Kocho le traía inquietud y a la vez frescura, sus manos eran frías pero muy suaves, ligeras y sus uñas finas y limpias. Cómo lo era propio de una mujer tan hermosa como ella, pero no era tonto, tampoco estaba ciego. Así como podría parecer indefensa, Shinobu podría fácilmente aplicarte algún veneno letal llevándote hacia la misma muerte, con ella en el campo de batalla, sentía lo que de verdad significaba una sonrisa disfrazada. Tampoco negaría que le resultaba muy llamativo este hecho y que por ende sus pies se movían por si solos, pensando en que luego de cada batalla contra algún demonio, él la vería de nuevo.

— Kocho, tengo algo que preguntarte —dijo el pilar del fuego, con una mirada intensa y su típica sonrisa amable. Shinobu se detiene un segundo.

— Por su puesto.

— Eres una gran pilar, no negaré ese hecho por qué sería irrespetuoso de mi parte —alega con decisión— pero no puedo evitar pensar que mereces sentirte plena de vez en cuando —Shinobu abre los ojos ampliamente— ¿Te llevarías en el corazón algún momento dentro de la organización que te hizo feliz?

— Algún momento... —repite lo penúltimo, quedó en jaque y ambos lo sabían. Lo que la mujer no comprendía, es por qué era a ella quién le hacía este tipo de preguntas— ser feliz, creo que ninguno de nosotros lo es realmente. Si, pasamos buenos momentos, hay altos y bajos; pero como compararlos con algo realmente inolvidable para el alma para atesorar... Realmente creo que no hay nada que valga la pena —admite sin reparos, con un semblante apacible y metódico.

Rengoku admiró un instante ese rostro níveo y tan terso. Era increíble como una mujer tan radiante, hermosa y de presencia celestial. Supiera esconder la frialdad y la sentencia de una muerte en vida de forma tan pulcra, casi como si acariciara las palabras para que su veneno doliera menos. Por que así es como la verdadera forma de ser de Kocho alcanzaba a confundirlo, pero también, lograba sorprenderlo.

— ¿Qué me dices de ti, Rengoku-San?

— ¿Hm?

Esta vez, la pilar del insecto lo mira fugazmente antes de continuar limpiando la herida.

— ¿Eres feliz?

Kyojuro cerró sus labios, atónito ante la interrogante. Por un segundo, se sintió desprotegido, desprendido de su gran capacidad para abordar el tema como mejor sabia hacerlo. Sonriendo.

— Si — Shinobu quedó pasmada, el rubio ríe por lo bajo— soy feliz, por que mi hermano y mi padre continúan con vida. No obstante, eso no impide que sienta lo que siento; siempre va a ser difícil enfrentar los obstáculos que la vida te pone en medio. Tú lideas con tu dolor con una sonrisa, y yo igual, pese a que la forma en la que se expresa es distinta

Ella sonríe sin creerlo, pero realmente sintiéndose expuesta en cierta manera.

— Tenía razón la primera vez que te vi llegar a la organización —dice la pelo morada, cerrando sus párpados para volverlos a abrir— eres increíble. Pocas personas son capaces de aceptar sus desniveles de cada día de existencia sin quejas algunas

— Todos tenemos la capacidad de elegir si afligirnos o continuar. Ambos continuamos. También nuestros compañeros —sus labios se curvan de nuevo, el espíritu llameante hace a Shinobu estremecerse ante la ráfaga de calidez— No es necesario que guardemos las apariencias Kocho, somos humanos —se acerca a ella, colocando su mano en su hombro. La muchacha, no percibe cuando sus mejillas se tiñen de rojo— puedes enojarte si eso quieres, puedes gritar. Puedes estallar y aun así... Continuarías siendo una gran mujer

— Je. ¿Quien diría que Rengoku-San, fuera tan caballero con sus palabras?, no esperaba menos siendo honesta. De verdad, la mujer que te escoja como esposo sería muy afortunada —los dos jóvenes se miraron fijamente ante lo dicho, Rengoku toma la mano que lo curaba y se encarga de visualizar el tamaño de esta con la suya.

Suaves, ahora templadas.

Las suyas más grandes y rasposas.

— Yo... Honestamente dudo llegar a algún día a poder casarme —confiesa el hombre de cabellos rubios y rojos. Kocho perdida en sus orbes ámbar, lo escucha— tengo un deber que cumplir, no lo abandonaré y se que... aunque me enamore, no quiero que la mujer con quien comparta mi vida llore por mi y se lance al abandono. Quiero que continúe adelante, si yo caigo, ella continuará en la batalla

— Rengoku-San....

Este sonríe sin dejar aquella mano, para llevarla a su mejilla, el rostro de la pilar se enrojece a tal punto de parecer un pequeña fresa. Así continuaron un segundo más, hasta que Kyojuro inconscientemente empieza a acortar la distancia.

— Una mujer que sea ella misma y que a pesar del peligro. Continúe luchando para proteger a los que ama

— ¿Cree... Que soy como ese tipo de mujer? —pregunta con fina voz, este se acerca más a tal punto de rozar sus narices.

— Mejor de lo que pensé —murmura antes juntar sus labios en un suave beso.

La noche se hace más fría y el cuerpo más pequeño empieza a tiritar levemente, aunque para ese momento, ya no tenía noción de la realidad, pues la piel masculina era lo único que le daba calor lo suficiente como para mantener sus manos tibias. El torzo del hombre estaba desnudo para poder darle mayor acceso a la cura de sus hematomas; la vergüenza se apoderó de ellos inmediatamente, ella quiso apartarse, él no pudo evitar negarse a la separación tan abrupta y las flamas envuelven a la mariposa en una fogosa flor que solo resplandece como el sol con cada intercambio de besos, una caricia brindaba millones de corrientes eléctricas, toques en su cuello, suspiros entre cortados. Kocho se dejó hacer encima en la cama mientras el broche de mariposa era sostenido en su mano izquierda, cuando Kyojuro besa su escote, ella gime y aprieta el artilugio antes de soltarlo despacio hasta hacerlo caer al suelo. Sus grandes dedos hacen ligera presión en la estrecha cintura, mientras ella jadea, un rastro húmedo la recorre por completo. Ella era suya y él de ella, no había más para decir; Rengoku era un hombre ardiente, le pareció gracioso el término, pero realmente lo era, cada movimiento, cada gesto pasional... Cada gruñido de placer lleva a Kocho al borde de la locura, por que solo eso explicaba el por que clamaba tanto su nombre a sabiendas que era de noche y deberían estar descansando. El por que sus uñas finas se clavaban y se arrastraban por la dermis de la espalda del pilar del fuego.

La ropa sobraba, el perdón, las pesadillas y los tormentos quedaban en segundo plano, pues parece que si podían ser felices después de todo. ¿Que importa si la ocasión era empujada por los instintos y la empatian que compartían dos corazones rotos y sonrisas afligidas?. Shinobu quería estar así siempre, sentirse deseada, amada, anhelada por ese hombre encima suyo que la poseía sin pudor. Su corazón late rápidamente, abre sus labios, Kyojuro ve esto como una señal de sed, la besa profundamente.

— Re-Rengoku-San...~ —arquea la espalda con cada embestida, el nombrado acariba una de sus piernas y la otra sujeta su cintura.

— Kocho~ —muerde y lame sus hombros.

Quizá ninguno de los dos se ame o puede que si y simplemente no se habían dado cuenta de ello. No obstante, nunca olvidarían el momento más puro en sus vidas y el como la plenitud se albergó en sus corazones, aun si Kyojuro ya no volvía a brillar, aun si Kocho caía en pleno vuelo. Las flores son hermosas y se necesita vida para apreciarlas, vida que a ambos se les fue arrebatadas tiempo después en el campo de batalla. Pero sus alientos resguardan el mismo sentimiento de plenitud que una vez, sus dedos entrelazados firmaron como una promesa para este y la otra existencia.

Hoy en día, ese encuentro celestial solo queda como uno de los escasos recuerdos más felices en la vida de la pilar. Quien con una mirada vacía en el Haori blanco con flamas, posaba su mano de un lado a otro con suma cautela, tanteando un terreno frío de la tela en donde las llamas se apagan hasta convertirse en cenizas junto a la fotografía del único hombre quien reavivó su corazón.

Fin.

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Hey, mi primer One Shot hetero después de tiempo y más siendo de un Rengoku x Shinobu. Lo sé, un ship salido de la nada, pero algunos cuantos (a mi incluyéndome) nos parece atractivos, así que... No hay mucho más para añadir excepto, amo el RenShino xD espero que les guste.

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