Por necesidad
te sepulté a mi lado
en bares de Nadie,
establecimientos de Algo.

Suavemente te mecía
entre agradecimiento
de óbito.

En completo cero
desenfrenado,
tranquilo y frenético.

Eran cartas de óxido,
parte de la baraja
que me había tocado.

Bajo precios a la altura
de las huellas permanentes
que dejaste.

Bajo curvas
que se mecían a mi lado
cuya electricidad se repelía.

Me batía
con Eso que no debe ser nombrado.
El Miedo.

A mi manera cobarde.
Falsa osadía.

La cambié
por un ramo de naipes
de triste policromía.

Las féminas
provocan suspiros
con el meneo lento
de sus caderas.

Sollozo
sobre una mesa
con la fortuna en fuga,
inmerso en mi
fracaso innato.

Pienso en ella
junto a la concluyente pieza
rectangular de cartón delgado.

Dedicado a ladynala11