Toda palabra suicida que sale por mis dedos
es igual de inútil que la vida de un reo.
El tiempo sigue avanzando en su camino
y yo sigo perdido en el mismo bucle sin sentido.

Cuando cierro mis ojos no logro dormir,
doy más vueltas en la cama que una idea vaga
dentro de mi desabrido cerebro que a duras penas trabaja.

No importa lo que haga, no importa lo que haga.
Sigo haciendo los mismo en los días grises
que se disipan en el incoloro horizonte.
Debería dormir, morir, soñar o fingir
que la vida tiene sentido aunque sea mentira.

II

Mis ojos han empezado a ser visitados por pesadillas.
Por culpa de eso, me he dado cuenta
que todo a lo que temo
es irrelevante. Si me pongo a pensar
son cosas demasiado minúsculas
las que me hacen llorar. Y quisiera
estar cada vez más profundo, dentro
de mi consciencia, quizás, navegar
y descubrir los secretos que nadie más sabrá.

Dentro de mi cerebro hay un universo
y este está empezando a
implosionar
pues se reúnen todas mis metáforas
dentro de mis efímeros sueños.
Ahora que sí puedo soñar,
todo lo que callo se ha puesto a divagar,
a avanzar, a evolucionar en algo
que aún no puedo controlar.
¿Cuántos discursos he redactado
dentro de mi cabeza? Ya
no puedo pensar en otra cosa que no sea
suicidio o martirio. De esta realidad
quisiera desaparecer o escapar

pero mis problemas parecen
minúsculos o transparentes.
No tiene sentido escapar,
no tiene sentido llorar
por cosas tan pero tan
pequeñas.

Los suspiros almacenados ya no alcanzan
dentro de mi diminuta caja. La madera
se está empezando a quebrar. Y quisiera
no volver a soñar con estas escenas,
quisiera inmunidad para todos esos pecados
que ellos me han visto realizar.

Y los oigo
y los escucho
y los lloro
porque me causaron heridas
que aún no logran sanar.

El amor es irrelevante,
el dolor es una ilusión
y todos mis pensamientos
desaparecerán
cuando los escriba.

(Así es como me miento a mi misma)
Así es como intento escapar de aquello que no me persigue
porque ya está dentro de mí.
Porque ya está dentro de mí,
ya está dentro de mí, de mí...
y siento que no puedo escapar.
Es un bucle que insiste en arrastrarme
al clímax de la tragedia
que aún no logro superar.

(¿Qué tragedia? Esto no tiene sentido.
Todo lo vivido es desechado
y dado de ofrenda al abismo.
Vive ahora porque luego morirás.
Vive ahora porque...¿Qué más te queda?)