Reconciliación y tragedia

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Gray caminaba por la ciudad buscando a Carmín por todos lados. Comenzó buscando en la fiesta pero no había rastro de ella, así que trató de ver si se encontraba en los alrededores, pero sus esfuerzos parecían ser en vano, no había rastro de la muchacha ¿Qué había pasado con ella? ¿Acaso se la había tragado la tierra? Pero no pensaba darse por vencido, debía encontrarla, era muy importante.

El peligris continuaba caminando entre calles vacías, cuando le pareció oír un sonido muy extraño, aguzó su oído y se dio cuenta de que era un llanto, eso le pareció raro, alguien llorando en un día de fiesta, cuando todos debían estar felices y celebrando. Aunque eso tampoco era algo tan imposible, no porque sea un día de fiesta se debe estar feliz, tal vez aquella persona se alejó a un lugar solitario para no amargarles el momento a los demás, de todos modos decidió ir a ver de dónde provenía el sonido.

Sus orejas lo guiaron hacia una pequeña plaza con juegos para niños, la cual estaba desierta salvo por una muchacha que estaba sentada en uno de los columpios llorando, en cuanto Gray se acercó pudo percatarse que se trataba de Carmín, se preocupó bastante ¿Qué le habría pasado? Tal vez alguien le había hecho daño, en circunstancias normales simplemente la hubiera dejado sola, pero esta vez sintió la necesidad de consolarla, aunque aún sentía miedo de la reacción que ella tendría al verlo. Intentó ignorar aquello y se acercó.

-¿Qué te pasa? –Preguntó Gray con una voz más fría de lo que le hubiera gustado. Carmín levantó la mirada y en cuanto lo vio trató de secarse las lágrimas.

-Nada...

-Eso no es verdad, estás llorando.

-No estoy llorando...  Tengo alergia, creo que la vegetación de aquí no me sienta bien...

-Crees que soy idiota para creer semejante excusa.

-Es tu problema si me crees o no... -le gritó Carmín tratando de disimular su tristeza.

"Me odia" se decía Gray a sí mismo "Me detesta, debería largarme de aquí antes de que me tire piedras o algo, pero no puedo hacerlo todavía, debo entregarle el colgante, tengo que completar la leyenda". El muchacho trató de tomar una actitud más conciliadora antes de hablarle de nuevo, o al menos más educada, debería disculparse por haberle gritado y tratado mal aquella vez.

-Ejem... Pues... Bueno, si estoy aquí es para em... Disculparme por lo de la otra vez, creo que me excedí contigo, no debí tratarte de esa manera y... -la castaña lo miraba con los ojos bien abiertos, muda de la impresión. Gray comenzó a ponerse nervioso, ahora no sabía cómo continuar por lo que decidió acabar con aquella discusión rápido y escapar –Bueno eso.. Lamento lo que hice y quería disculparme, ahora me voy y no te molesto más, te dejaré a solas con... Tu alergia, que estés bien –Gray comenzaba a alejarse a paso rápido pero Carmín lo detuvo.

-¡Espera! –Gray se volteó a verla esperando alguna respuesta, pero Carmín no sabía qué decir, no quería que se fuera, era la primera vez en varios días que le dirigía la palabra –Yo... Yo... ¡Yo también quiero disculparme! ¡Lo siento Gray! ¡Dije cosas horribles de ti sin saber nada! Fui muy injusta contigo, de verdad lo siento ¿Podrías perdonarme?

Gray estaba sorprendido, las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba, se habían perdonado mutuamente, podría recuperar la amistad que tenía con ella, para él eso significaba mucho. No tenía esperanzas de que lo amara, supuso que su corazón estaría demasiado dañado como para ello, pero se conformaba con tenerla de amiga, las heridas parecía que pronto sanarían, por eso decidió que no iba a hablar ni de su relación, ni de nada que tuviera que ver con el colgante.

-Te perdono Carmín, de verdad quiero que volvamos a ser amigos.

"Quiero que volvamos a ser amigos", aquellas palabras retumbaron dolorosamente en la mente de Carmín, Gray había estado enamorado de ella pero ese sentimiento se había esfumado y ahora la quería sólo como amiga, seguro que era por Sivir. Le dieron ganas de llorar de nuevo pero se mantuvo firme, se había reconciliado con Gray, eso era lo más importante y no quería arruinar el momento.

-Creo que estoy feliz –dijo con un nudo en la gargantea –Luego de estar tanto tiempo sin hablarnos, podemos volver a ser amigos.

-Sí, es algo muy bueno –dijo algo incómodo sin saber que más decir –Eh... Bueno... ¿Y qué te parece si regresamos a la fiesta? Vamos, estar aquí sentada en un columpio sola y con alergia no tiene mucha gracia la verdad.

El rostro de Carmín se ensombreció, regresar a la fiesta significaba encontrase con Sivir, con la enamorada de Gray y aún no se sentía preparada para eso, si los veía juntos estallaría en llanto, por eso no quería ir.

-Ve tú, yo estoy perfectamente aquí, no te preocupes.

-Pero Carmín... Me sentiré mal dejándote sola.

-Te digo que estoy bien, anda a la fiesta, ve a divertirte, baila con... Sivir, al parecer les va muy bien a los dos juntos.

-¡AH Sivir! Se me había olvidado contártelo, Sivir y yo...

-Basta –Carmín apartó la vista intentando contener las lágrimas –No hace falta que me digas nada, ya lo sé todo.

-¿En serio? Pero como si yo...

-Era demasiado obvio, cualquiera que los viera se daría cuenta de lo que hay entre ustedes.

-¿En serio? Pero nadie más parece haberlo notado, creo que eres muy sagaz Carmín, ni yo mismo me había dado cuenta, aunque tal vez tienes razón en que es notorio, ambos somos delgados y con la piel muy pálida...

-¿Eh?

-Aunque no todos los hermanos se parecen y también hay gente que se parece aún sin compartir ningún lazo sanguíneo.

-¿De qué estás hablando?

-De lo mismo que tú supongo, tú sabes, que Sivir y yo somos hermanos y que tú te diste cuenta antes que nadie...

-¿Hermanos?.... –Carmín estaba incrédula, Sivir y Gray eran hermanos y ella pensaba que eran amantes, vaya malentendido, pero no quería perder la compostura frente al muchacho así que trató de disimular –Por supuesto, yo lo sabía antes que nadie, es obvio que son hermanos, nunca he visto a dos personas más... Hermanables que ustedes.

-Eh... Carmín, no sé porqué tengo la idea de que en realidad tú no tenías idea y estábamos hablando de dos temas distintos.

-No, por supuesto que no, yo lo sabía todo.

-Como digas –dijo poniendo los ojos en blanco.

Parecía que todo había vuelto a la normalidad, Gray y Carmín se hablaban normalmente y todo estaba en paz, sobre todo Carmín no cabía en sí de alegría. Gray y Sivir no estaban enamorados, eran hermanos, eso significaba que podía estar con él, aunque luego se calmó al recordar que Gray ya había establecido claramente que ellos eran y serían sólo amigos, pero en el fondo aún tenía esperanzas. Lanzó un sentido suspiro y decidió que lo mejor era regresar a la fiesta con él, al menos ahora sí podría disfrutar y divertirse.

-Bueno Gray, regresemos a la fiesta.

-¿Ya se te pasó la alergia?

-No tenía alergia, estaba llorando.

-Ajá, lo reconoces, entonces ahora si me dirás porqué estabas llorando.

-Porque tenía pena.

-¿Qué pasó pequeña?

-¡No me digas pequeña! Estaba triste porque estábamos peleados, eso es todo, pero ahora que nos reconciliamos todo está bien.

-¿Estabas triste por eso?

-Sí, me dolía mucho que no me hablaras y que me evitaras.

-¡Pero si eras tú la que me evitaba!

-¡No! ¡Eras tú! Te comportabas frío y distante, entonces yo pensaba que estabas enojado conmigo y por eso me daba miedo acercarme.

-Pero si yo me comportaba así porque no te acercabas y pensaba que me odiabas.

-¿Cómo se te ocurre que te voy a odiar? ¡Jamás podría hacerlo! Es más, durante todo ese tiempo sufría mucho porque yo te am...  -Se quedó callada.

-Tú me a... Vamos, no dejes la frase inconclusa por favor –decía Gray expectante,

-Yo te a... Amigueo mucho, eso, te respeto como amigo

-Carmín –dijo cruzándose de brazos –Esa palabra ni siquiera existe, lo que tú querías decir era otra cosa, a mi no me engañas.

-Bueno... Pues yo...

-¡Vamos Carmín dilo de un vez!

-¡Pues te amaba! ¡YA!

-Amaba, eso es en pasado ¿O sea que ya no?

-Por favor Gray... No me preguntas esas cosas –dijo volteando el rostro –Por favor No... -Gray se acercó y le tomó la cara obligándola a verlo.

-¿Ya no me amas?

-Gray por favor –Los ojos de Carmín se llenaron de lágrimas.

-Esa cara me da a pensar que aún me amas ¿Sabes?

-¡Ya basta Gray! Deja de torturarme, quieres que te diga que te amo aún cuando no puedo ser  para ti nada más que una amiga.

-¿Y quién dijo que no puedes ser para mí más que una amiga?

-Tú lo dijiste "Te perdono Carmín, de verdad quiero que volvamos a ser amigos", con eso me dejas en claro mi lugar.

-Yo lo dije porque pensé que tú ya no me querías, que te había dañado demasiado como para que me amaras.

-Como que otra vez entramos en un malentendido, ay Dios mío ¿Cuántas veces nos ha pasado esto ya?

-Desde que nos conocemos... Muchas... De hecho nos conocimos por culpa de un malentendido.

-Bueno, pues cortemos eso ahora, pongámonos de acuerdo ¿Tú me amas?

-Sí, te amo mucho ¿Y tú?

-También te amo.

-Bien, entonces estamos de acuerdo en que nos amamos.

-Si... -Hubo un silencio incómodo –Y ahora ¿Qué?

-Pues... No se... ¿Quieres ser mi novia?

-¡Claro!... –Siguió otro silencio aún más incómodo - .... ¿Sabes? Creo que esta es la declaración menos romántica de la historia.

-Tienes razón –dijo el muchacho cabizbajo –Oye, pero creo que aún podemos arreglarlo –sacó de entre sus ropas el colgante con la esmeralda que aún le quedaba –Carmín, quiero que aceptes esto como muestra de mi afecto.

-Je je, creo que eso sí que lo arregla bastante, claro que lo acepto –Carmín se paró del columpio y se colocó frente a Gray para que este le pusiera el colgante, la joya calló por su cuello y quedó reposando sobre su pecho, entonces miró al muchacho y le dio una sincera sonrisa –Gracias Gray, te amo –Lo abrazó cariñosamente, acto que su novio correspondió, entonces lo miró hacia arriba –Gray... Podrías... Agacharte un poco, es que me gustaría... Tú sabes...

-¿Quieres un beso? –arrugó un poco el seño –Cielos, eres bajita, cada vez que quiera besarte voy a tener que agacharme, que latoso –Carmín le agarró una mejilla y comenzó a apretarla con fuerza -¡Ay! ¡Ay! ¡ya ya! ¡Suéltame lo siento, lo siento! ¡Era broma!

Sólo con esto la muchacha quedó conforme. Gray sobándose el cachete adolorido la tomó de la mano y la llevó a sentarse con él a una de las bancas de la plaza, allí mucho más cómodos que antes se besaron. Fue un beso tímido al principio, tan sólo sus labios húmedos se rozaban con una delicadeza y dulzura únicas. Aunque para Gray ese ya era su sexto beso (Sí, estaba llevando la cuenta), para él se sintió como si fuera el primero, todo era nuevo, la sensación de su boca, el aroma de sus cabellos, el cariño infinito que sentía por la criatura que reposaba entre sus brazos y que lo abrazaba como si temiera que en cualquier momento se fuera  a escapar, acarició los cabellos de su novia en aquel momento sujetos por su usual coleta y deslizó su mano hasta tomar el elástico con el que Carmín lo tenía atado y se lo quitó.

-Gray que haces.

-Nunca te lo dije pero me gusta cómo te vez con el cabello suelto.

-¿En serio? A veces es algo incómodo pero si a ti te gusta, creo que podría variar de peinado de vez en cuando.

Luego de esta pequeña intervención continuaron con su beso, era una muestra de afecto más tierna que apasionada, llena de la inocencia de dos jóvenes que por primera vez conocen el amor y aunque ellos no lo sabían, había alguien que miraba la escena desde la distancia. El individuo estaba algo molesto, o quizás más bien incómodo por lo que veía, no le gustaba mucho, pero sabía que no debía intervenir, no tenía derecho, pero eso no evitaba aquella desagradable sensación que lo embargaba, decidió dejar a los dos tórtolos solos disfrutando de su momento, debía hablar con ellos pero ¿Que costaba esperar un poquito? Así que se alejó y se colocó en una calle lateral por la que supuso que pasarían cuando terminaran.

Gray comenzó a acariciar los cabellos de Carmín que ahora estaban sueltos, les gustaba estirar sus ondas que se volvían a recoger como resortes, le gustaban sus ojos verdes, su talle delgado, le gustaba todo de ella, incluso aquel dulce beso que le regalaba. Entonces sintió algo suave y blando que entraba en su boca, se sorprendió por esto, no esperaba que Carmín fuera tan atrevida, pero tampoco le molestó y correspondió a su acto, aquel beso inocente comenzó a adquirir tintes más apasionados, estaba en esto cuando fue interrumpido por un quejido de su novia.

-¿Qué pasa Carmín? ¿Estás bien?

-Mi dengua, casi me da zacas.

-Ah... ¡Lo siento lo siento! –dijo Gray con la cara roja.

-Esto traerá consecuencias.

-¿Cómo cuales? –preguntó entre divertido y preocupado.

-Ya veremos.

-¿Cuándo se te ocurra algo?

-Eh... Pues... Sí –dijo algo molesta, Gray siempre adivinaba lo que pasaba por su cabeza.

-Creo que ahora sí deberíamos regresar con los demás, es algo tarde, se preocuparán, además debemos contarles las buenas nuevas.

-Sí, tienes razón, además, ahora tendrás que presentarme formalmente a mi cu-ña-da.

-Pero si no estamos casados... Uf, ahora que lo pienso tú y ella se llevarán de maravilla.

-¿Por qué lo dices?

-De ahí te cuento.

Ambos muchachos se pusieron de pie y comenzaron a caminar felices tomados de la mano, todo parecía maravilloso, sus corazones rebosaban de alegría, avanzaban metidos en su mundo de ensoñaciones cuando de pronto algo apareció frente a ellos, algo que hizo que a Gray se le helara la sangre, era un hypno, ahí estaba de pie frente a ellos, mirándolos de forma siniestra. El muchacho comenzó a tiritar de miedo, Carmín apretó su mano tratando de tranquilizarlo, aquel hypno no era Amadeus, sus ojos no reflejaban tanta maldad, pero aún así tampoco tenía un rostro agradable. Gray retrocedió algunos pasos intimidado, la verdad estaba a punto de colapsar, aquel pokémon era terrorífico, aún más que cualquier espectro que hubieran enfrentado.

Para Carmín en cambio, hypno sólo era un pokémon más. Muchos de los niños de la aldea recibían un drowzee como pokémon inicial y eventualmente este terminaba evolucionando, así que eran comunes, hasta la maestra Clover tenía uno, por eso para ella el único hypno que representaba una amenaza era Amadeus, pero en esta ocasión estaba muy equivocada. Decidió acercarse al pokémon para pedirle que se fuera y así pudiera calmar a su novio. La muchacha caminó hacia él confiadamente, a pesar de las súplicas de Gray porque no se acercara y comenzó a hablarle amablemente.

Pero este hypno no era como los que Carmín conocía, era un hipno entrenado para detectar el nivel de energía espiritual de la gente, era un pokémon que secuestraba personas, en particular niños, debido a que siempre su energía vital era mayor que la de los adultos, Gray sabía lo que iba  a pasar, ya lo había vivido en su infancia, ahora comprendía cosas que antes no podía. Carmín estaba en peligro, debía salvarla, pero su cuerpo tiritaba sin control y el miedo le impedía siquiera articular palabra, intentaba advertir a Carmín del peligro pero no podía, entonces vio con horror como aquel pokémon agarraba a su novia por la muñeca y la tiraba al piso, entonces Gray por fin reaccionó y corrió para salvarla, pero hypno con sus poderes psíquicos lo arrojó al suelo, luego desprendió uno de los columpios de las cadenas que lo sujetaban y con eso golpeó a Gray salvajemente hasta el punto de hacerlo sangrar.

-¡Gray no! ¡GRAY! ¡AUXILIO! ¡AYUDA! –gritaba Carmín desesperada.

El pokémon salvaje la hizo callar dándole una bofetada y luego de eso la tomó en brazos y escapó con ella rápidamente, pues sintió la presencia de alguien acercándose a la escena. La vista de Gray comenzó a nublarse, lo único que podía percibir eran los gritos desesperados de Carmín que sonaban cada vez más lejos, a su mente vino aquella imagen de cuando era niño y un hypno intentaba secuestrar a su hermana, sintió desesperación y en su mente comenzaron a filtrarse las escenas del sueño que se le repetía constantemente, este fue el último pensamiento que tuvo antes de caer inconsciente.

La oscuridad y la niebla parecían cubrirlo todo, pero en las penumbras se distinguía la silueta de un hombre alto y delgado corriendo con desesperación, a su lado la única fuente de luz, un flareon le seguía el paso, emitiendo un tenue y fantasmagórico resplandor. Esta pareja corría a toda velocidad, persiguiendo a un enorme hypno que estaba a escasos metros de ellos, debían apresurarse, no podían perderlo, debían recuperar el precioso cargamento que llevaba en sus brazos. De pronto el pokémon lanzó una tétrica mirada hacia atrás, utilizando sus poderes psíquicos desprendió una rama de un árbol y la arrojó contra ellos, el madero atravesó el pecho del hombre deteniendo su marcha en el acto, la sangre tibia comenzó a fluir y se desplomó en el piso cayendo estrepitosamente. El flareon se acercó rápidamente hacia su entrenador, comenzó a gritar desesperado, no sabía qué hacer, la vida de su mejor amigo se escapaba frente a sus ojos. Dos lágrimas se escaparon de sus ojos, y lloró, lloró con la más profunda tristeza que puede expresar un Pokémon....  Mientras que en las lejanías se escuchaban los gritos de la niña que hypno llevaba entre sus brazos, la niña lloraba mientras veía que su padre se desangraba y que ella era llevada hacia su perdición.

Gray estaba tendido en el piso inmóvil, mientras se sentían los pasos de alguien que se acercaba  rápidamente, era Kein quien al escuchar el grito de Carmín salió de la calle donde los estaba esperando para ver qué pasaba, pero al salir no vio rastro de la muchacha y además su novio estaba tendido en el piso cubierto de sangre, se le encogió el corazón de la angustia y se apresuró a ver como estaba el muchacho.

-Gray ¡Gray! ¡Despierta! ¡Vamos abre los ojos! ¡Reacciona! –El muchacho emitió un quejido ronco -¡Responde! ¡Vamos! ¡Donde está Carmín! ¡Responde! ¡Que pasó con Carmín! ¡Reacciona por favor! ¡HABLA! ¡DIME DONDE ESTÁ CARMÍN! ¡DIME QUE PASÓ CON MI HERMANA!

-¿¡Hermana!? –dijo una voz a sus espaldas.

Kein se volteó y se encontró con Shell que lo observaba estupefacta incapaz de creer lo que acababa de oír.

-Hermana... Pero si Carmín sólo tenía un hermano, Bridan y él murió, desapareció hace años atrás y... A menos que... No hubiera muerto y... ¿Eres tú Bridan? –El joven peli naranja bajó la mirada y contestó

-Lo siento Shell, creo que tú y yo debemos tener una seria conversación.

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