2/3

Ryujin llegó a casa de Beomgyu con el cabello teñido de rosa, tal cuál había prometido. Lo primero que hizo su novio fue abrazarla para darle un beso porque se veía preciosa y hermosa. También le dijo todo el día que estaba de 10 y que se casara con él.

Ryujin aprovechó esa oportunidad para decir algo muy espontáneo.

—Algún día iremos a un río con Lia y Yeonjun, haremos coronas y anillos de flores, y nos casaremos simbólicamente ¿qué dices?

—Demonios —Beomgyu exhaló— ¿por qué se te ocurren ideas tan buenas?

—Porque soy Shin Ryujin y me amas.

Beomgyu la besó mil veces más, hasta que su madre los interrumpió llamándolos para que bajaran a cenar.

—Mamá, Ryujin y yo vamos a casarnos de una manera no tradicional —dijo Beomgyu en cuanto entró en la cocina, la mujer mayor se quedó de piedra, luego estalló en risas.

—Me imagino a Ryujin de traje y a ti de vestido, por alguna razón.

—Lo apruebo señora Choi —concordó la pelirosa.

—¡Mamá no le des ideas!

Mientras comían Ryujin explicó el verdadero plan y en un momento se le salió el nombre de Lia y de Yeonjun.

La madre de Beomgyu comentó—: Los he escuchado hablando de ellos y aún no los traen a casa para que los conozca.

Los dos entraron un poco en pánico y tartamudearon al mismo tiempo tratando de responder. El teléfono de la casa sonó y los salvó antes de regarla.

La señora Choi no sabía nada de su relación poliamorosa. O eso pensaban ellos.

—Debe ser tu hermano —se levantó la mayor— cuando vuelva quiero que me sigan hablando de su boda, quiero saber a cuantas novias tendré que vestir ese día.

Y se retiró, ellos siguieron comiendo, pero de repente escupieron todo.

—¿E-ella dijo...?

—¡¿Qué significa eso?!

La señora Choi conocía muy bien a su hijo, y le gustaba mucho cómo llegaba a casa con su carita llena de pegatinas.

Nada más que agregar.