Parte 10

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ethan está sentado a mi lado terminando su hamburguesa, con Mía a su otro lado. Frente a nosotros Elliot, Kate y Christian. Los señores Kavanagh en otra mesa a nuestra espalda.

— Estoy molesta contigo – le susurro al oído.

— ¿Por qué? – imita el tono de mi voz.

— Has pasado más tiempo con Mía que conmigo, soy tu novia – Ethan sonríe.

— Creo que Kate quiere quedar bien con ellos.

— Eso no me importa, vine a pasar el fin de semana contigo, no con ellos.

— ¿Y qué quieres hacer?

— ¡Eh! ¡Ustedes! Dejen de cuchichear en la mesa, es de mala educación – Kate me mira molesta.

— Quiero besarte – vuelvo a susurrarle y me levanto de la banca.

A Ethan le toma cerca de dos segundos reaccionar y se levanta para seguirme a la parte trasera de la cabaña. El olor fresco de los pinos y la humedad del lago se combinan en un delicioso aroma mientras me alejo.

— Ana – Ethan sujeta mi brazo para girarme hacia él – ¿Mi beso?

Tomo su rostro con mis manos para acercarlo a mis labios. Él pasa un brazo por mi cintura y con el otro se apoya en un árbol detrás de mí.

Primero besos cortos y suaves, la intensidad de los besos aumenta agitando nuestra respiración. Muerde mi labio inferior y luego pasa su lengua por la zona adolorida. Antes de que pueda deslizar mi lengua en su boca, él aparta su cabeza.

— ¿Que pasó? – digo agitada.

— ¿Escuchaste eso? – voltea hacia mi izquierda, a la profundidad del bosque.

— No, ¿que era?

— Un crujido, una rama o algo así.

— ¿Y eso debería preocuparnos?

— Escuché que en esta zona hay osos, tal ves debería echar un vistazo.

— ¡No! ¿Qué no sabes que así empiezan las películas de terror?

— No seas miedosa Ana – se burla.

— Si, ¡ríete! Cuando el oso te destripe no te vas a reír – me río.

— Buscaré una vara o algo para golpearlo.

— Quédate conmigo, regresemos a la cabaña.

— Un vistazo rápido – vuelve a darme un beso y se aleja.

Permanezco recargada en el árbol atenta a los sonidos de mi alrededor: pisadas, ruidos extraños, gruñidos, gritos de dolor de mi novio...

— ¡Buuu! – gritan en mi oído.

— ¡Ahh!

— ¡No grites!

Se acerca para tapar mi boca con su mano pero me alejo manoteándolo.

— ¿Qué mierdas te pasa Christian?!

— Era una broma.

— ¿Una broma? ¡Idiota! ¡Me matas del susto!

— Eso te pasa por estar aquí sola – mete las manos a los bolsillos – ¿donde está tu novio?

— Él está por aquí cerca – lo miro con el ceño fruncido.

— ¿Segura?

Arquea la ceja y sonríe de una forma que hace temblar mis piernas. Doy dos pasos atrás para escapar de su mirada gris profunda.

— ¿Dónde está Ethan?

— Creí ver a Mía llevarlo hacia allá – señala a mi espalda, a la derecha de la cabaña.

— ¡¿Por qué?!

— Estamos jugando a las escondidas, creo que quiso ayudarlo a esconderse de Elliot.

— ¿Qué conveniente, no? – Las tripas me arden de furia – ¿Y tú qué haces aquí?

— Yo vine a salvarte – sonríe.

— No necesito que me salves de nada.

Me doy la vuelta para alejarme de él y regresar a la cabaña pero escucho sus pasos detrás de mí. Tengo que esforzarme por mantener el enojo en mi sistema para evitar la gran sonrisa que Christian me provoca.

— ¿A dónde vas?

— Lo más lejos que pueda de ti.

— ¿Por qué?

— ¡Porque eres odioso, un idiota, te crees muy listo y me haces enojar!

— ¿Todo eso te provoco? – arquea ambas cejas.

— ¡Si! ¡No! Agh... ¡Idiota! Aléjate de mí.

— No lo dices en serio Ana.

— ¿Por qué no?

- No parecía molestarte mi compañía el día que fuimos a cenar.

— ¡Shhh! – volteo a los lados rápidamente – Cierra la boca.

— ¿Qué? ¿Era un secreto? ¿Tu novio no lo sabe?

— ¡Por supuesto que no! ¿Tu novia lo sabe? – frunce el ceño – ¡Claro que no lo sabe! ¿Te imaginas su cara si lo supiera?

— No se lo dirías.

— ¿Por qué no? Tú me buscaste, ¿cómo te deja eso? – Sonrío divertida – no ganarás el premio del novio del año.

— Tampoco tú – su ceño sigue fruncido de modo amenazante – Sin mencionar que el trato con Lincoln estaría en problemas.

— ¡Ja! – agito mis brazos por su osadía
– ¡Problemas que tú provocaste!

— ¿Yo? ¡Eras tú quien no dejaba de mirarme!

— Yo no te miraba, grandísimo idiota.

— ¿Ahh no? Todo el tiempo sentí tu mirada, no te importó que la sala de juntas estuviera llena.

— Qué egocéntrico eres Christian, el mundo no gira a tu alrededor.

— No, pero tú si –sonríe mientras se acerca – ¿Te gusta como suena mi nombre saliendo de tu boca?

Niego con la cabeza confundida. ¿Qué le ocurre? ¿Por qué cuando estamos solos se vuelve tan fastidioso y cuando hay más personas al rededor parece quedarse mudo?

— Eres un idiota arrogante Christian.

— ¿Lo ves? Ahí está de nuevo... No puedes evitar decir mi nombre.

— Te llamaré idiota de ahora en adelante si eso te hace sentir mejor.

Se acerca con las manos en los bolsillos hasta detenerse frente a mi. Sus ojos grises tienen una expresión divertida que me hace enojar más, sin duda está jugando conmigo.

Exhala ruidosamente antes de levantar sus manos hacia mi rostro para sujetarme. Apoyo mis manos sobre las suyas para apartarlas, pero la presión de sus labios sobre los míos me toma por sorpresa.

Me regaño a mi misma por cerrar los ojos y dejarlo que me bese. Cuando logro reaccionar, lo empujo por el pecho para que se aleje y contengo el suspiro que estaba por soltar.

— Deja de jugar conmigo.

Él frunce el ceño de nuevo, pero sus ojos mantienen la expresión juguetona de hace un momento. El sonido de hojas aplastadas nos hace mirar hacia el resto de nuestros compañeros de viaje.

— ¿Qué pasa contigo Christian? – grita Mía – ¡Tenías que buscarnos!

— Se me acalambraron las piernas por estar escondido en ese árbol – gruñe Elliot.

— ¡Creo que tengo una araña el cabello! – se queja Kate.

— Los estuve buscando – levanta los hombros restándole importancia – encontré a Ana.

Me señala con la cabeza y yo lo miro con los labios fruncidos. ¿Es una estúpida broma? Agh, ¡este chico es imposible!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro