VEINTINUEVE

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TYSON CUSIC.

Cuándo llegué a casa y abrí mi mochila para sacar un libro y checar unos apuntes encontré un pedazo de papel arrugado, en el cual traía unas letras con una escritura peculiar que no tardé en reconocer, agarré el papel y traté de estirarlo, me recosté sobre la pared y arrugué mi entrecejo al prestarle más atención a aquellas palabras.

"¿Me crees cuándo te digo que realmente te necesito? Sé que piensas que no estoy sola pero lo estoy, todos a mi alrededor son fríos. Siento que no valgo nada, solías decir que yo valía mucho para ti, mierda, y me lo demostrabas. Cada vez que salgo de mi casa siento que me juzgan, tú solías ser él único que no me juzgaba. Por favor, SÁLVAME."

Mi pecho se oprimió, el remordimiento me dio una cachetada al recordar que el día que me citó en el callejón no fui. Levanté la mirada para asegurarme de que mi madre no estuviese viéndome, guardé el pedazo de papel en el bolsillo de mi pantalón y tomé mi mochila para luego caminar hacía las escaleras, mirada se perdió en el piso, sentí una presión en el pecho, algo dentro de mi se sacudió, haciéndome recordar las veces que le lloré, las cachetadas y las humillaciones por no ser lo que ella quería.

Subí los escalones, apretando el papel en mi puño, entré a mi habitación y tiré mi mochila al suelo, respiré hondo y metí el papel en el bolsillo de mi pantalón, pasé mi mano por mi cara para despejarme un poco, me acerqué a mi cama y me dejé caer de espaldas sobre ella.

—¡Tyson—Una voz masculina me alarmó.

Me senté de golpe sobre la cama y miré hacía la puerta, Derek estaba ahí, mirándome con los ojos húmedos, sus mejillas rojas y el cabello hecho un caos. Algo grave tuvo que pasar para que el perdiera el orgullo y ponerse frente a mí en ese estado.

—¿Qué... ¿qué pasó?—Cuestioné caminando hacía él, mi mirada bajó al teléfono en su mano derecha— ¿Porqué tú teléfono está roto?

—Se me cayó.—Replicó sorbiendo su nariz, me acercó el teléfono y indicó con la mirada que lo tomará.

—No lo entiendo.

—Míralo.

Agarré el teléfono y lo encendí, había una imagen que mi cerebro no lograba entender, arrugué mi entrecejo y acerqué el teléfono a mi rostro.

—¿Qué mierda es esto, Derek?—Por más que mirará no lograba identificar lo que era.

Lo miré a los ojos, colocó su mano encima de mi hombro y agachó la cabeza.

—Es... Jyle.

Abrí mis ojos en sorpresa, observé la pantalla nuevamente hasta que mi cerebro le dio forma a lo que veía. Sentí como algo se detuvo dentro de mi, como si un cuchillo atravesara mi pecho, miré a Derek y negué con la cabeza, tragué grueso y volví a mirar, retrocedí hasta chocar contra mi cama, me senté sobre ésta sin dejar de mirar la pantalla del teléfono.

—Pero lo que veo no es una persona, es una bolsa de la cuál sale sangre, no lo entiendo.

Derek se sentó a mi lado y me quitó el teléfono de las manos.

—La encontraron hace unos horas... Se sospecha que es un feminicidio.—Susurró mirando hacía el suelo.

Me quedé en completo silencio, observando el piso, giré mi cabeza hacia Derek y lo miré de arriba abajo luego miré al frente, sentí como una lágrima bajaba por mi mejilla despertando una tormenta en mi interior, cerré fuerte mis ojos y tomé mi cabeza entre mis manos, frustrado.

—¡Cómo fue esto posible?

Derek pasó sus manos por su cabello y se puso de pie.

—Ella... Debía mucho dinero, se juntó con personas que solo la llevaron a la perdición.—se colocó frente a mi y puso ambas manos sobre mis hombros— Estoy seguro que ellos lo hicieron.—Afirmó mirándome con el entrecejo fruncido.

—Ella me había dejado una especie de nota—Saqué el papel de mi bolsillo y lo acerque a él—, pero nunca mencionó nada de que se sentía en peligro.

Derek leyó el papel y abrió sus ojos en sorpresa, dobló el papel y con una mirada de lástima me lo entregó.

—Debía mucho dinero, es que... Pero lo del dinero lleva mucho tiempo, si le hubieran querido hacer daño ya lo habrían hecho, ese tipo de personas no esperan tanto por una deuda menos de esa cantidad de dinero.—Caminó de un lado a otro, murmurando cosas que no logre entender.

—No sé que decir.—Susurre limpiandome las lágrimas con mi camisa.

—Debemos...—El sonido de una llamada lo interrumpió, levantó su teléfono, me miró luego miró la pantalla— Alondra.—murmuró incómodo.

Me levanté y caminé hacía el baño, observé mi reflejo en el espejo, recuerdos comenzaron a llegar a mi mente, me sentí ahogado, quería gritar, destruir todo a mi alrededor pero ni siquiera tenía la fuerza para mirar mi reflejo por más de 4 segundos en el espejo.

"Salvame"

Esas siete letras rebotaban en mi mente, ahogándome internamente, sentía la necesidad de romper en llanto pero tampoco tenía la fuerza para hacerlo, ese vacío me estaba apagando.

—Tyson, debemos irnos.

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