Capitulo 4

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Uno a uno, la profesora McGonagall fue llamando a los estudiantes para que se colocaran el sombrero y fueran seleccionados a su casa. A veces gritaba el nombre de la casa de inmediato, en otras tardaba un poco más. 3 Hufflepuffs, 2 Ravenclaw, 2 Gryffindor, 1 Slytherin, fue el turno de Hermione.

—¡Granger, Hermione!

Lily le dio un apretón a su mano y Hermione le sonrió nerviosa. Casi corrió al sombrero y un minuto después de ponérselo, este grito:

—¡GRYFFINDOR!

La mesa rojo y dorado rompió en aplausos y Hermione fue bien recibida. Desde su mesa, la niña sonrió en apoyo a Lily, quien le sonrió ligeramente. Otros diez niños pasaron antes de que fuera nombrada.

—¡Potter, Lily!

Camino hacia el taburete con la espalda recta, demostrando una seguridad que definitivamente no sentía, al mismo tiempo que los murmullos se extendían por el Gran Comedor.

—¿Ha dicho Potter?

—¿Esa Lily Potter?

En cuanto le colocaron el sombrero, una voz sonó dentro de la cabeza de Lily.

—Mm.—dijo el sombrero.— Difícil. Muy difícil. Llena de valor, lo veo. También tu mente esta bastante bien. Hay demasiado talento, oh vaya, sí, y una buena disposición para probarse a sí misma, esto es muy interesante...Años sin ver una mente como la tuya, tan llena de poder, inteligencia y talento. Entonces, ¿Alguna sugerencia?

—Realmente no, simplemente envíame a donde pueda desarrollarme mejor y lograr ser grande.—dijo Lily en su cabeza. El sombrero soltó una carcajada que se escucho en todo el comedor, causando intriga.

—Podrás ser muy grande, te ayudará en el camino hacia la grandeza, de eso no hay dudas. Entonces, lo mejor es que seas...¡SLYTHERIN!

Durante unos segundos el lugar quedo en completo silencio. Muchos la miraban con sorpresa y otros tanto con horror. La mesa de Slytherin estaba sorprendida, pero rápidamente se recompusieron y aplaudieron fuertemente.

Bajo del banquito y Lily contemplo como la profesora McGonagall parecía verla con incredulidad. Continuando su fachada de falsa seguridad, Lily camino hasta la esquina de la mesa de Slytherin, donde se sentó, se puso sus audífonos y dio play a su Walkman.

I want it that way de Backstreet Boys resonó en sus oídos a un volumen medio. No era tan fan, pero servía para distraerse de toda la situación. Una punzada en la frente la hizo fruncir el ceño. Miro a la mesa de profesores, encontrándose con la fija mirada de un hombre de cabello negro y ojos fríos. A su lado estaba el profesor Quirrell.

La Ceremonia de Selección termino cuando Blaise Zabini fue seleccionado a Slytherin. Lily miro al frente, encontrándose con la mirada de Hermione, quien la veía preocupada. En ese momento, el director se puso de pie.

Lily había leído mucho sobre Albus Dumbledore y si bien todo lo que la profesora McGonagall le dijo era cierto, eso significaba que el hombre estuvo con sus padres apoyándolos en todo momento.

Ignorando las miradas que parecían ser dagas hacia su persona, Lily se dedico a prestar atención.

—¡Bienvenidos!— dijo— ¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero decirles unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!...¡Muchas gracias!

—Esta loco.—murmuró Lily con indiferencia al mismo tiempo que en la mesa aparecía grandes cantidades de deliciosa comida.

El chico sentado a su lado (era el único a parte de ella que estaba sentado hasta la esquina) dijo algo y la miro. Ella se quito los audífonos.

—Disculpa, ¿podrías repetirlo?

—Dije que es curioso que precisamente tú, la chica Potter, digas que esta loco.—repitió el chico con tranquilidad.

—Bueno, al final del día no ha existido ninguna gran mente sin que tenga aunque sea un poco de locura.

—Es un buen punto.—afirmó el chico y le extendió su mano.— Theodore Nott.

—Lily Potter.—le estrecho la mano.—pero supongo que es demasiado obvio.

—No tanto, siempre se pensó que tenías el cabello negro, es por eso que nadie en el tren te reconoció.—admitió Theodore.

—Al menos tuve algo de suerte en eso.—dijo Lily y tomó una copa de agua.—¿Porqué me hablas? Todos los de esta mesa parecen mirarme con odio.

—No puedes culparlos, la mayoría tiene a sus padres en Azkaban desde que derrotaste a Quien-Tu-Sabes, así que necesitan alguien a quien culpar.—explicó Theodore.— En cuanto a lo otro...simplemente creo que eres la menos idiota de nuestra generación.

—Gran observación.—masculló Lily con sorna y ambos hicieron una sonrisa de lado.—Oye, ¿Quién es el profesor que esta allá?—señaló con la cabeza al de cabello negro.

—Es el profesor Snape, el jefe de nuestra casa. Da la clase de pociones y siempre nos favorece, pero yo que tu tenía cuidado,—advirtió— no se como te vaya a tratar, por lo que tengo entendido, tu padre no fue su persona favorita.

—Gracias por el dato.—dijo Lily con seriedad.

Ambos cenaron en completa tranquilidad y silencio. No era un silencio incomodo, tanto Lily como Theodore parecían estar bastante bien el uno con el otro. A veces alguno soltaba algún comentario respecto a la comida o la decoración, pero en general estaban callados. Cuando la cena termino, Dumbledore volvió a pararse.

—Ejem...sólo unas pocas palabras más, ahora que hemos comido y bebido. Tengo unos pocos anuncios para este comienzo de año.

»Los de primer año deben tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.

»El señor Filch, el celador, me ha pedido que les recuerde que no deben hacer magia en los recreos ni en los pasillos.

»Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch.

»Y por último, quiero decirles que este año el pasillo del tercer piso, del lado derecho, esta fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa.

»¡Y ahora, antes de acostarnos, cantemos la canción del Colegio!

Con esas palabras, la mayoría, incluyendo todo el profesorado que mantenía sonrisas falsas, comenzaron a cantar mientras se levantaban de sus lugares.

—¿Lo que hizo fue advertencia o invitación?—cuestionó Lily cuando ella y Theodore se levantaron.— Cualquiera con la suficiente curiosidad puede saltarse esa advertencia e ir a ver.

—Cierto, pero es más algo que haría un Gryffindor. —dijo Theodore.— No es nuestro problema.

Lily y Theodore se juntaron con los demás de primer año y siguieron a sus prefectos, Adrian Pucey y Sophie Vanity. Salieron del Gran Comedor y se dirigieron a las mazmorras del castillo. Llegaron hasta una estatua de Salazar Slytherin.

—Siempre puros.—dijo Adrian y la estatua se movió.

Los dos prefectos entraron seguido de los niños, quienes observaron la sala común con asombro. En el lugar ya los esperaban el resto de la casa. Como estaban debajo del Lago Negro, las ventanas estaban cerradas y la luz del lugar era verde. Lily no estaba segura, pero podía casi afirmar que los muebles y toda la decoración del lugar era mucho más lujosa que la de cualquier otra sala común.

—Bienvenidos a Slytherin, deben tener en cuenta que somos la mejor casa que existe.— hablo Adrian Pucey, al frente de todos.— Somos Slytherin y siempre nos vamos a comportar como tal. Los problemas de nosotros se resuelven entre nosotros y pase lo que pase nos apoyamos entre sí. Ahora, hay unas reglas que deben seguir:

»El desayuno es a las siete de la mañana y si no llegan a tiempo, mejor no aparezcan.

»No se puede traer nunca, bajo ninguna circunstancia, a un alumno de otra casa. Esta completamente prohibido.

»La contraseña se cambiara cada quince días y la nueva contraseña será anunciada en el tablón de anuncios.

»Al igual que las demás casas, las habitaciones se compartirán con cinco alumnos, pero tenemos la ventaja de que son mucho más grandes y tenemos baños con tinas.

»Los varones no pueden entrar a las habitaciones de las chicas a menos que quieran ser castigados.

»Si pierden puntos para nuestra casa, eso también les ganara un castigo, así que mejor dedíquense a únicamente ganarlos.

»El jefe de nuestra casa es Severus Snape, el profesor de pociones. Si tienen algún asunto o problema, deberán hablarlo conmigo, nuestro profesor detesta ser molestado.

»Los de primer año no pueden estar solos en ningún momento fuera de la sala común, siempre deben ir acompañados ya sea por otro compañero o por alguien mayor de nuestra casa.

»Las mujeres, no importa el año, siempre deberán ir acompañadas, ya sea entre ellas mismas o nuevamente con un hombre.

Todos guardaron silencio mientras escuchaban las reglas. Lily no pudo evitar fruncir el ceño, ¿porqué las chicas no podían caminar solas? Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Adrian carraspeo.

—Bien, ahora, como podrán notar tenemos un nuevo miembro...peculiar. Lily Potter ha sido seleccionada a nuestra casa.— dijo y las miradas de todos recayeron sobre ella, quien simplemente los ignoro con indiferencia.— espero se demuestre pronto el porque acabaste aquí, Potter. No quiero pensar que el sombrero, después de tantos años, se ha equivocado.

»Ahora, las habitaciones de los chicos son a la izquierda y las chicas a la derecha. A fuera de cada puerta verán los nombres de sus compañeros de cuarto. Buenas noches.

Los miembros de la casa se dispersaron y los niños caminaron hacia las escaleras. Lily llegó hasta casi el final del pasillo, donde estaba una puerta con una placa que decía:


Lily Potter

Daphne Greengrass

Pansy Parkinson

Flora Carrow

Hestia Carrow


Abrió la puerta, encontrándose con que sus demás compañeras ya estaban dentro. La miraron con desdén y una de ellas, con cabello negro y porte altivo, sonrió altanera.

—Vaya, vaya. Potter es nuestra compañera, veamos cuanto aguantas.—se burló la chica y todas rieron.— Esa es tu cama, Potter. Más te vale no meterte en nuestro camino.

Las cuatro niñas salieron de la habitación, empujando a Lily en el proceso. En cuanto estuvo sola, Lily maldijo en voz baja a las cuatro niñas. Camino hasta la única cama libre, que estaba pegada a la ventana y por ende era la más fría (cosa horrible porque de por sí las mazmorras ya eran frías). Corrió las cortinas de su cama y se dejo caer sobre esta con pesadez.

Realmente ella pensó que iba a quedar en Gryffindor.

No.

Podía haber apostado toda su fortuna a que iba a ser Gryffindor.

Ella en verdad que no tenía ningún problema con la casa de Slytherin. El prejuicio no era uno de sus rasgos más dominantes, sin embargo, sabía que por el hecho de ser quien era, quedar en la casa de Slytherin significaba grandes problemas para ella.

Toda su casa la odiaba, exceptuando quizá a Theodore, quien parecía ser indiferente a todo el asunto. Lily sabía perfectamente que sus problemas solo estaban comenzando. Soltó un largo suspiro y después recordó una frase que su tía le había dicho hace tiempo:

"Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas"

Frunció sus labios y pensó. No le gustaría tener que tomar medidas drásticas con sus compañeras de cuarto como lo había tenido que hacer en cuarto de primaria cuando las chicas de sexto la molestaban. No. Lily le había prometido a su tía Petunia ser una chica buena y nunca volver a hacer algo como aquello.

Pero, —pensó Lily con astucia.— ella no dijo nada de no hacerlo si era en defensa propia. Más aparte, tengo entendido que es muy difícil en Hogwarts que el profesorado mande a llamar a los padres de los alumnos por algún problema, pues usualmente aquí mismo se les castiga, así que en cualquier caso tía Petunia no se enteraría.

Con ese pensamiento en mente, Lily se coloco la pijama y se acostó a dormir, deseando que mañana fuera un mejor día y que no tendría porque pelearse con nadie. No le gustaría tener problemas en cuanto va ingresando a Hogwarts, pero si no hay más opciones, ella no se quedaría quieta.

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