Capitulo 46

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Lily no era tan ilusa como para creer que todo mejoraría cuando se hicieran a la idea de que era una campeona y lo comprobó al día siguiente. Cuando las clases se reanudaron, todos la miraban de forma no tan favorable.

Los de Hufflepuff se mostraban más antipáticos de lo normal con los Slytherin. En clase de Herbología eso quedo patente. Ellos pensaban que Lily quería robarle la gloria a su campeón, sentimiento incrementado porque de hecho esa casa no estaba acostumbrada a dicha gloria y Cedric era uno de los pocos que alguna vez le habían conferido alguna, cuando ganó a Slytherin al quidditch. Incluso la profesora Sprout la trataba distante.

—Son Hufflepuff, habrá que tener cuidado.—había dicho Draco.— Todos los subestiman, pero pueden ser más malditos y rencorosos que nosotros los Slytherin.

Los Gryffindor, quienes siempre habían detestado a los Slytherin, ahora se portaban aún más violentos con ellos. Hermione, dejando un poco de lado su nueva amistad con Ron Weasley, se había mantenido a lado de ella, firme.

Los Ravenclaw parecían pensar que ella se desesperaba por conseguir un poco más de fama y que por eso había engañado al cáliz de fuego para que aceptara su nombre. Si bien, Cedric había confesado el juramento mágico que hizo, todos pensaban que era una treta.

Además, estaba el hecho de que Cedric quedaba mucho mejor que ella como campeona, principalmente por ser hombre y más mayor. Porque, si bien el era extraordinariamente guapo y aquellos días no se sabía quien era más admirado, si él o Viktor Krum, Lily tampoco estaba mal.

No. Todos concordaban en que Lily Potter era hermosa, con su largo cabello rojo alborotado siempre sujetado con sus horquillas en un moño desordenado, su piel blanca como la leche y sus ojos verde esmeraldas, aunado a el bonito y curvilíneo cuerpo que se le estaba formando, hacía que ella fuera una fuerte competencia en belleza contra Fleur Delacour, ganando Lily un poco más de puntos porque su belleza era natural y no algo por descendencia Veela.

Debido a todo este ataque de odio, Lily se vio obligada a ir siempre acompañada. Draco no se despegaba de ella y junto a ellos iban ambas cortes, dispuestos a hechizar a quien tocara a sus reyes. Los de sexto y séptimo también se las habían arreglado para estar en el corredor al mismo tiempo que ellos y así apoyarlos.

Una tarde después de comer, Lily y sus amigos, incluyendo Hermione, llegaron a la puerta de la mazmorra de Snape, encontrándose con los demás Gryffindor que esperaban afuera, cada uno con una insignia bien grande en la pechera de la túnica. Estas mostraban el mismo mensaje en caracteres luminosos rojos, que brillaban.


Apoyo a CEDRIC DIGGORY:

¡el AUTÉNTICO campeón de Hogwarts!


—¿Te gustan, Potter?—pregunto Ron en voz alta.— Y eso no es todo, ¡mira!

Apretó la insignia contra el pecho y el mensaje desapareció para ser reemplazado por otro que emitía un resplandor verde:


POTTER APESTA


Los Gryffindor se destornillaron de la risa mientras los Slytherin los fulminaban con la mirada. Hermione miró a Ron molesta, pero no dijo nada.

—Weasley, realmente no puedes superarme, ¿cierto?—dijo Lily con una sonrisa de lado.— Hagan toda la propaganda de odio que quieran, al final el resultado será el mismo que todos los años. Yo ganó.

Los Gryffindor dejaron de reír y en el rostro de cada Slytherin aparecieron sonrisas petulantes. La puerta se abrió abruptamente, revelando a Snape, quien miro a todos.

—50 puntos menos para Gryffindor por molestar a sus compañeros. Weasley, detención. Ahora entren.—ordenó Snape.

Si era posible, la sonrisa de los Slytherin creció mientras entraban al aula.

—¡Antídotos!—dijo Snape.—Ahora deben preparar sus recetas. Quiero que las elaboren con mucho cuidado, y luego elegiremos a alguien en quien probarlas.

Los ojos de Snape se posaron en Ron Weasley, quien empalideció. Entonces llamaron a la puerta, era Colin Creevey. Entro al aula, sonrió a Lily y fue hacia la mesa de Snape.

—¿Sí?—pregunto escuetamente.

—Disculpe, señor. Tengo que llevar a Lily Potter arriba.

—A Potter le queda otra hora de pociones.—contestó con fríaldad.— Subirá cuando la clase haya acabado.

—Señor..., el señor Bagman quiere que vaya.—dijo muy nervioso.— Tienen que ir todos los campeones. Creo que les quieren hacer unas fotos...

—Muy bien.—replicó y miro a Lily, suavizando la mirada y la voz.—Potter, toma tus cosas y vete. Igual se que hubieras hecho perfecto el antídoto.

—Gracias, profesor Snape.—sonrió Lily y tomó su mochila.— Permiso.

—Es alucinante, ¿no, Lily?—comentó Colin en cuanto Lily cerró tras ella la puerta.— ¿No te parece? ¿Tú, campeona?

—Sí...¿Para que quieren las fotos?

—¡Creo que para El Profeta!

—Genial. Más publicidad.—masculló.

—¡Buena suerte!—deseó Colin cuando llegaron.

Lily llamó a la puerta y entró. Era un aula bastante pequeña. Habían retirado al fondo los pupitres para dejar un amplio espacio en medio, pero juntaron tres de ellos delante de la pizarra y los habían cubierto con terciopelo. Detrás de los pupitres habían colocado cinco sillas y Ludo Bagman se hallaba sentado en una de ellas hablando con una bruja que Lily no conocía.

Como de costumbre, Viktor Krum estaba de pie en un rincón, sin hablar con nadie. Cedric y Fleur conversaban. La chica parecía muy contenta. Un hombre barrigudo con una enorme cámara de fotos negra que echaba un poco de humo observaba a Fleur por el rabillo del ojo. Bagman vio de pronto a Lily, se levantó rápidamente y avanzó como a saltos.

—¡Ah, aquí esta! ¡La campeona número cuatro! Entra, Lily, entra...No hay de que preocuparse: no es más que la ceremonia de comprobación de la varita. Los demás miembros del tribunal llegaran enseguida. Tenemos que comprobar que sus varitas están en perfectas condiciones. Como sabes, son las herramientas más importantes con que van a contar en las pruebas que tienen por delante. El experto esta arriba en estos momentos con Dumbledore. Luego habrá una pequeña sesión fotográfica. Esta es Rita Skeeter. Va a escribir para El Profeta un pequeño artículo sobre el Torneo.

—A lo mejor no tan pequeño, Ludo.—apuntó Rita mirando a Lily.— Me pregunto si podría hablar un ratito con Lily antes de que empiece la ceremonia. La más joven de los campeones, ya sabes...Por darle un poco de gracia a la cosa...

—¡Por supuesto!— aceptó Bagman.— Es decir, si Lily no tiene inconveniente...

—No.—dijo Lily de inmediato con seriedad y toda la educación posible.— Si va a hacer entrevistas privadas a todos los campeones, de acuerdo, pero en ese caso inicie con otro. Si solo va a entrevistarme a mí, lo lamento, no estoy interesada.

Rita frunció los labios y Bagman la miró pálido. Dumbledore apareció en ese momento.

—¡Dumbledore!—exclamo Skeeter aparentemente encantada.— ¿Cómo estas? Supongo que verías mi artículo del verano sobre el Congreso de la Confederación Internacional de Magos, ¿no?

—Francamente repugnante. Disfruté en especial la descripción que hiciste de mi como un imbécil obsoleto.

—Solo me refería a que algunas de tus ideas son un poco anticuadas, Dumbledore, y que muchos magos de la calle...

—Me encantaría oír los razonamientos que justifican tus modales, Rita, pero me temo que tendremos que dejarlo para más tarde. Esta a punto de empezar la comprobación de varitas.

Lily se sentó en una silla, alejada, junto a Krum. Ya estaban ahí los otros dos directores y el señor Crouch. Dumbledore presentó a todos a Ollivander, Lily se sorprendió, pues no lo había vuelto a ver desde que compro su varita. Mientras empezaban a revisar la de Fleur, Lily se maldijo internamente por no llevar su Walkman. Había dejado de traerlo a todas partes porque, debido a que siempre estaba en problemas, temía romperlo. Eran costosos y no quería que su tía siguiera gastando.

Ollivander revisó todas las varitas, tardando mucho más con la de Lily, para finalmente dársela y declarar que todas estaban en perfectas condiciones.

—Gracias a todos.—dijo Dumbledore.—Ya pueden regresar a clase. O talvez sería más práctico ir directamente a cenar, porque falta poco para que terminen...

—¡Las fotos, Dumbledore, las fotos!—grito Bagman.— Todos los campeones y los miembros del tribunal. ¿Qué te parece, Rita?

—Eh...sí, esas primero.—dijo Rita mirando de nuevo a Lily.—Y luego podríamos sacar unas individuales.

Las fotografías llevaron bastante tiempo. Principalmente por Madame Maxime, quien al final tuvo que sentarse mientras los demás se quedaban de pie a su alrededor. Krum se escondió al fondo para quedar medio oculto. El fotógrafo parecía querer que Fleur se pusiera delante, pero Rita tomó a Lily y la acercó para destacarla.

Para cuando Rita pidió unas fotos individuales de los campeones, para su desgracia, Lily ya se había ido.

Camino hasta el Gran Comedor, donde muchos ya estaban entrando y se acomodó en su mesa, sentándose entre Draco y Theo, frente a Blaise, Daphne y Pansy.

—¿Qué tal te fue?—pregunto Theo.

—Una tal Rita Skeeter quería entrevistarme en privado, pero me negué. Fuera de eso, todo bien. Solo comprobaron que las varitas estuvieran bien y tomaron unas fotos.—explicó Lily y todos en la mesa la miraron preocupados.—¿Ahora qué?

—Nada.—dijo Draco, tranquilo. La miro y acarició su cabello.— Rita Skeeter, ¿cierto?—Lily asintió.—Bien, yo me encargo. No te preocupes.

—¿A que te refieres?—pregunto Lily viendo como Draco sacaba pluma, tinta y pergamino y comenzaba a escribir. Entonces, Hedwig llegó con una carta.

—¿De quién es?—pregunto Blaise.

—No seas chismoso.—regaño Pansy.

—Es de mi padrino.—dijo Lily y abrió la carta:

Querida Lily-flor

Primero que nada, perdón por no haberte contestado antes. No estoy seguro de que hice pero active una de las protecciones de mi familia (es que me estoy quedando en casa de mis padres, luego te cuento) y no me llegaba nada de correo así que apenas estoy leyendo tu carta. Ahora sí...

¡¿CÓMO QUE ESTAS METIDA EN EL TORNEO DE LOS TRES MAGOS?!

Bien, mantén la calma, saldremos de esta. Remus empezará a enviarte una lista de hechizos que sabemos perfectamente que lograrás aprender muy bien. Por otra parte, si necesitas cualquier tipo de ayuda, solo debes pedírmela. El cielo es el limite, recuerda que soy el mago más rico del mundo, cachorrita.

Ahora, ¿Podrías estar sola a la una de la madrugada del 22 de noviembre? Así podre comunicarme a través de la chimenea contigo, si te preguntas porque hasta ese día...

...es que en serio no se que hice y ahora no abre la chimenea, pero prometo arreglarlo para antes de ese día.

Te amo mucho, Lily-flor. Recuerda que eres lo más valioso de mi vida.

Con amor,

Sirius.

—¿Lily-flor?—cuestionó Draco enarcando una ceja.

—Siempre me dice así.—respondió Lily encogiéndose de hombros y el asintió.

—Lily-flor...me gusta.

Ante la perspectiva de hablar con Sirius y quizá también con Remus, Lily se alegró un poco. Sin embargo, la vida en el castillo se hizo menos llevadera al día siguiente porque Rita Skeeter había publicado su artículo sobre el Torneo de los tres magos, que si bien, según palabras de Theo, pudo haber sido mucho peor si Draco no hubiera intervenido.

La mujer, más que un reportaje, hizo que Lily resaltará lo más posible. Si bien, no tenía una foto solo de ella para publicar y por ello tuvo que poner la foto de todos los campeones. Skeeter había escrito mal los nombres de todos los campeones, poniendo solo al final a Fleur y Viktor, mientras que a Cedric se le menciono solo ocasionalmente.

Pero eso no había sido lo peor. Lo que hizo que hasta Draco se enfadara, fue el final de su escrito:


Finalmente, Lily ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey, su íntimo amigo, asegura que a Lily raramente se la ve sin la compañía de Theodore Nott, un muchacho de sorprendente belleza, sangre pura y futuro heredero de la noble casa Nott, y que, como Lily, está entre los mejores estudiantes del colegio.


—Te juro que no me interesa.—había dicho Theo de inmediato, alzando las manos.—Me gustan rubias.

—Tranquilo.—dijo Draco dando un sorbo a su bebida.— Si supiera que es lo contrario ya me hubiera desecho de ti.

—Que consuelo, ¿no, Theo?—se burló Blaise.

El sábado, día en que también era la salida a Hogsmeade, Hagrid había interceptado a Lily y le había pedido que lo visitara esa misma noche con su capa puesta. Al parecer, tenía algo que contarle.

Y vaya que sí.

Esa misma noche, Lily supo que su primer prueba sería competir con un dragón.































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