Capitulo 48

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Resulto que el huevo estaba hueco y vacío y que en cuanto lo abrías soltaba un horrible sonido que podía dejar sordo a alguien, sin embargo, Lily posiblemente rompió el récord al descubrir pronto el enigma del huevo, esto porque después de la fiesta de celebración, cuando todos se habían ido a dormir, Blaise, extremadamente borracho, había abierto una de las ventanas de la sala común para que se refrescara el lugar.

Estaba de más recalcar que sus dormitorios estaban bajo el agua.

—¡BLAISE! ¡MIRA LA PENDEJADA QUE HICISTE!—grito Draco furioso.

—¡BLAISE ES UN ELFO LIBRE!—grito Blaise, saltando al agua y nadando entre los muebles.

El lugar se inundo rápidamente, el huevo cayó al agua, cubriéndose por completo y abriéndose y al ver que no sonaba el ruido, Lily metió la cabeza, escuchando un canto:


Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se escuchan nuestros cantos.


Y estas palabras medita mientras tanto, pues son importantes, ¡no sabes cuánto!:


Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora.


Pasado este tiempo ¡negras perspectivas! demasiado tarde, ya no habrá salida.


Ya ha pasado media hora, así que mas vale que te apresures porque lo que se queda aquí siempre se pudre.


Debido a que gracias a la tontería de Blaise había descifrado el enigma, ni Snape ni Draco mataron al mencionado por inundar la sala común. Una semana más tarde, un día, después de la cena, Hermione corrió, tomó a Theo y Lily de los brazos y se los llevó corriendo a rastras.

—¡¿A dónde vamos?!—preguntaron ambos, escuchando como Blaise gritaba a lo lejos: «¡Llévame a mi también, leona!»

—Tienen que venir, es lo más sorprendente que puedan imaginar.—dijo ella.

Caminaron hasta empezar a bajar la escalinata de mármol que daba al vestíbulo. Al final de esta, doblo a la izquierda y fue aprisa hacia la única puerta. La siguieron por otro tramo de escaleras que desembocaba un amplio corredor.

—¿Vamos a las cocinas?—pregunto Lily reconociendo el lugar de cuando se escapaba a media noche con Crabbe y Goyle por un bocadillo nocturno durante su primer año.

—Hermione, no quiero hacer una huelga.—suspiró Theo.

—¡Cállense! ¡Lily, tienes que ver esto!

Llegaron hasta la pintura de un frutero gigante y Hermione hizo cosquillas a la pera. La puerta se abrió y los tres entraron a las cocinas. De pronto, algo pequeño se acercó a Lily corriendo desde el medio de la sala.

—¡Lily Potter, señorita! ¡Lily Potter!

Un segundo después el elfo le dio un gran abrazo.

—¿Do...Dobby?

—¡Es Dobby, señorita, es Dobby!—chilló aún sin soltarla.— ¡Dobby ha esperado y esperado para ver a Lily Potter, señorita, hasta que Lily Potter ha venido a verla, señorita!

Dobby la soltó, retrocediendo un paso. Tenía los ojos llenos de lagrimas y estaba igual que siempre, solo que su ropa ahora era...extraña. Llevaba una cubretetera como sombrero a la que le puso un montón de insignias y sobre el pecho desnudo una corbata con dibujos de herraduras, unos pantalones de futbol de niños y unos extraños calcetines.

—¿Qué haces aquí, Dobby?—pregunto sorprendida.

—¡Dobby ha venido para trabajar en Hogwarts, señorita! El profesor Dumbledore les ha dado trabajo a Winky y Dobby, señor.

—¿Winky?—se asombraron Theo y ella.

—¡Si, señorita, si!

Dobby la agarró de la mano y la guío hasta una chimenea de ladrillo.

—¡Winky, señorita!

Winky estaba sentada en un taburete al lado del fuego. Llevaba una faldita elegante y una blusa con un sombrero azul a juego que tenía agujeros para sus orejas. Tenía la ropa sucia.

—Hola, Winky.—saludó Lily y esta rompió a llorar.

—¡Ah, por Dios!—dijo Hermione.—Winky, no llores, por favor, no...

Pero Winky lloro aún más fuerte y Dobby le sonrió a Lily.

—¿Le apetecería a Lily Potter una taza de té?—chilló Winky.

—Eh...bueno.

Al instante, seis elfos llegaron al trote llevando una bandeja grande cargada con una tetera, lecherita, un plato lleno de pastas y tazas para todos.

—Que buen servicio.—dijo Theo. Hermione lo miró mal y los elgos parecían encantados.

—¿Cuánto llevas aquí, Dobby?—pregunto Lily.

—¡Solo una semana, Lily Potter, señorita! Dobby vino para ver al profesor Dumbledore, señorita. ¿Sabe, señorita? a un elfo doméstico que ha sido despedido le resulta muy difícil conseguir un nuevo puesto de trabajo. ¡Dobby ha viajado por todo el país durante dos años intentando encontrar trabajo, señorita! ¡Pero Dobby no ha encontrado trabajo, porque Dobby quiere que le paguen!

Los demás elfos apartaron la mirada como si Dobby dijera algo grosero y vergonzoso.

—¡Me parece muy bien, Dobby!—exclamo Hermione.

—¡Gracias, señorita! Pero la mayor parte de los magos no quieren un elfo que exige que le paguen, señorita. «¡Pues vaya elfo doméstico!» dicen y me dan un portazo. A Dobby le gusta trabajar, pero quiere llevar ropa y quiere que le paguen, Lily Potter...¡A Dobby le gusta ser libre!

Los demás elfos lo miraron como si estuviera loco y Winky lloro con más fuerza.

—¡Y después, Lily Potter, Dobby va a ver a Winky y se entera de que Winky también ha sido liberada!

Al oír esto, Winky se levantó de golpe, echándose boca abajo sobre el suelo, golpeándolo con sus diminutos puños mientras lloraba con verdadero dolor. Hermione corrió a consolarla y Dobby continuó como si nada.

—¡Y entonces se le ocurrió a Dobby, Lily Potter, señorita! «¿Porqué Dobby y Winky no buscan trabajo juntos», dice Dobby. «¿Dónde hay bastante trabajo para dos elfos domésticos?», pregunta Winky. Y Dobby piensa, ¡y cae en la cuenta, señorita! ¡Hogwarts! Así que Dobby y Winky vinieron a ver al profesor Dumbledore, señorita, ¡y el profesor Dumbledore los contrato! ¡Y el profesor Dumbledore dice que pagará a Dobby, señorita, si Dobby quiere que se le pague! ¡Y así Dobby es un elfo libre, señorita, y Dobby recibe un galeón a la semana y libra un día al mes!

—¡Eso no es mucho!—se quejó Hermione.

—El profesor Dumbledore le ofreció a Dobby diez galeones a la semana y librar los fines de semana.—explicó Dobby estremeciéndose, como si la idea lo aterrorizara. — pero Dobby regateó hacia abajo, señorita...A Dobby le gusta la libertad, pero no quiere demasiada, señorita. Prefiere trabajar.

—¿Y cuánto te paga a ti el profesor Dumbledore, Winky?—pregunto Hermione con suavidad.

Winky dejó de llorar y la miro con la cara empapada y expresión de furia.

—¡Winky puede ser una elfina desgraciada, pero todavía no recibe paga! ¡Winky no ha caído tan bajo! ¡Winky se siente avergonzada de ser libre! ¡Como debe ser!

—¿Avergonzada? ¡Pero vamos, Winky! ¡El señor Crouch es quien debería avergonzarse, no tú! Tú no hiciste nada incorrecto. ¡Es él el que se porto contigo horriblemente!

—¡Usted no puede insultar a mi amo, señorita! ¡Usted no puede insultar al señor Crouch! ¡El señor Crouch es un buen mago, señorita! ¡El señor Crouch hizo bien en despedir a Winky, que es mala!

—A Winky le esta costando adaptarse, Lily Potter.—confesó Dobby.—Winky se olvida de que ya no esta ligada al señor Crouch. Ahora podría decir lo que piensa, pero no lo hará.

—Entonces, ¿los elfos no pueden decir lo que piensan de sus amos?

—¡Oh, no, señorita, no!—dijo Dobby, serio.— Es parte de la esclavitud del elfo, señorita. Guardamos sus secretos con nuestro silencio. Nosotros sostenemos el honor familiar y nunca hablamos mal de ellos. Aunque el profesor Dumbledore le dijo a Dobby que a el no le importaba eso. El profesor Dumbledore dijo que somos libres para...para...—bajo la voz y susurró— para llamarlo...vejete chiflado, si queremos. —rió nervioso.— Pero Dobby no quiere llamarlo así, Lily Potter. Dobby aprecia muchísimo al profesor Dumbledore y estará orgulloso de guardarle sus secretos.

—¿Y ahora puedes decir tu opinión de los Malfoy?—cuestionó Theo, burlón.

—Dobby...podría decirle a Lily Potter que el amo Draco era frío pero tranquilo...pero...sus padres... los antiguos amos de Dobby eran...eran...¡magos tenebrosos!

Se quedó quieto y al momento siguiente estaba dándose cabezazos contra la mesa mas cercana. Lily tiró de su corbata y lo alejó.

—Gracias, Lily Potter, gracias. —dijo Dobby sin aliento, frotándose la cabeza.

—¡Deberías avergonzarte de ti mismo, Dobby, decir eso de tus amos!—replicó Winky, furiosa.

—¡Ellos ya no son mis amos, Winky! ¡A Dobby ya no le preocupa lo que piensen!

—¡Eres un mal elfo, Dobby! ¡Pobre señor Crouch! ¿Cómo se las apañará sin Winky? ¡Me necesita, necesita mis cuidados! He cuidado de los Crouch toda mi vida y mi madre lo hizo antes de mí, y mi abuela antes de ella...¿Qué dirían si supieran que me han liberado? ¡Ah, la verguenza!

—Winky, estoy completamente segura de que el señor Crouch se las apaña bien sin ti. Lo hemos visto, ¿sabes?—dijo Hermione.

—¿Han visto a mi amo? ¿Lo ha visto usted aquí en Hogwarts?

—Sí. El y el señor Bagman son jueces en el Torneo.

—¿También viene el señor Bagman?—chilló indignada.— ¡El señor Bagman es un mago malo! ¡Un mago muy malo! ¡A mi amo no le gusta, no, nada en absoluto!

—¿Bagman malo?—pregunto Theo.

—¡Ay sí!—asintió enérgicamente— ¡Mi amo le contó a Winky algunas cosas! Pero Winky no lo dice...Winky guarda los secretos de su amo...¡Pobre amo, pobre amo! ¡Ya no tiene a Winky para que lo ayude!

Ante la situación de la elfina, prefirieron dejarla y acabaron el té, mientras Dobby les hablaba alegremente sobre su vida como elfo libre y los planes que tenía para su dinero. Un rato más tarde, partieron, no sin que antes los elfos les dieran muchos postres y Lily le asegurara a Dobby que podía visitarla cuando quisiera.

El jueves, durante la clase de Transformaciones, la profesora McGonagall se colocó frente a la clase.

—Tengo algo que decirles a todos ustedes. Se acerca el baile de Navidad: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile solo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo desean, pueden invitar a un estudiante más joven. Será obligatorio vestir de gala y tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzando a las ocho en punto el día de Navidad y terminará a la media noche. Ahora bien...

»El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire, pero eso no quiere decir que vayamos a exigir menos del comportamiento que se espera de los alumnos de Hogwarts.

Sonó la campana y todos tomaron sus mochilas comenzando a salir. McGonagall llamó por encima del alboroto a Lily, quien se acercó a la mesa.

—Potter, los campeones y sus parejas...

—¿Qué pareja?

—Su pareja para el baile de Navidad, Potter.—dijo con frialdad, pensando que bromeaba.—

—¿Pa-Pareja de baile?—empalideció— Yo no bailo.

—Sí, claro que bailas. Eso era lo que quería decirte. Es tradición que los campeones y sus parejas abran el baile.

—Yo no bailo.—insistió.

—Es la tradición.—declaró con firmeza McGonagall.—Tú eres campeón de Hogwarts y harás lo que se espera de ti como representante del colegio. Así que encárgate de encontrar pareja, Potter.

—Pero...yo no...

—Ya me has oído, Potter.









































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