Capitulo 9

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Después de otorgar a su casa una aplastante victoria y de estar en una alegre fiesta, Lily hablo, al día siguiente, con Theo y Hermione. Este primero le confirmo que si estaban maldiciendo su escoba pero no sabía quien, pero que Snape, Draco y Blaise se habían unido a él para contrarrestarlo. Hermione, por otra parte, confesó apenada el haber creído que había sido Snape quien la atacaba. Lily, por otra parte, informó sobre la actitud de Quirrell, causando sospecha en los tres niños.

Ese mismo día, ignorando las rabiosas miradas de los Gryffindor, hicieron una visita a Hagrid a su cabaña, donde sin querer Hermione comento que sabían la existencia del perro de tres cabezas que custodiaba una trampilla en el pasillo prohibido del tercer piso.

—¿Qué saben de Fluffy?—dijo.

—¿Fluffy?—cuestionaron los tres.

—Ajá...Es mío...Se lo compre a un griego que conocí en el bar el año pasado...y se lo preste a Dumbledore para guardar...Bueno, no me pregunten más. Es un secreto.—dijo Hagrid con rudeza.

—Pues alguien quiere robarlo.—dijo Lily con tranquilidad.

—Tonterías.—dijo Hagrid.— Ahora, escúchenme los tres, se están metiendo en cosas que no les conciernen y eso es peligroso. Olvídense de ese perro y olviden lo que esta vigilando. En eso solo tienen un papel el profesor Dumbledore y Nicolás Flamel...

—Gracias por la información, Hagrid.—agradeció Lily y Hagrid se enfadó consigo mismo.

Al fin tenían un dato para investigar.

Una mañana a mediados de diciembre, Hogwarts se cubrió de dos metros de nieve. El lago estaba completamente congelado y todos estaban impacientes porque comenzaran las vacaciones.

—¿Te quedarás aquí en navidad?—pregunto Lily sorprendida durante el desayuno.— ¿No irás con tu familia?

—Mi padre esta en Azkaban, era seguidor de Quien-Tu-Sabes.—respondió Theo y ella empalideció.— Mi madre falleció en mi parto y fui criado por mi abuelo hasta los ocho, cuando falleció. A partir de ahí me hice cargo de mi mismo y fui atendido por mis sirvientes. Realmente no tengo ganas de volver a una mansión vacía.—confesó con tristeza.

—...Lo lamento, no lo sabía.—murmuró Lily y tomó su mano por encima de la mesa.

—No suelo comentar esas cosas, pero eres mi mejor amiga, tenías que saberlo. Solo no le digas a Hermione.—pidió y ella asintió.

—¿No te gustaría venir conmigo a pasar la navidad? Seguro mi tía Petunia no tiene ningún problema—ofreció Lily con suavidad.

—Lily...—suspiró pesadamente.— Escucha, se que no lo entiendes porque no creciste así, pero yo crecí creyendo en la supremacía de la sangre, ¿de acuerdo? A mi...no me agradan los muggles. Puedo tolerarlos y respetarlos como individuos, pero no me agradan.

—Pero eres amigo de Hermione.—replicó Lily confundida.

—Es distinto. A mi no me importa si eres nacida de muggles, mestiza o sangre pura, si eres bruja o mago, lo eres y ya. Cosa muy distinta con los muggles.—explicó Theo.

—Bien, lo respeto.—dijo Lily.— Entonces me quedare contigo.

—¿Qué? No, claro que no.

—Sí, claro que sí.—asintió Lily.— Y mejor acostúmbrate porque lo hare todos los años.—entrelazo su mano con la de el.— A partir de ahora, no pasarás ninguna festividad solo, Theo. No de nuevo.

Theo no dijo nada, pero la sonrisa tan radiante y los ojos rebosantes de alegría, fueron suficientes para Lily. Esa misma noche envío una carta a su tía para informarle que no iría esas navidades, ni las siguientes, se disculpo con ella y Dudley y les aseguró que estaría bien y que los extrañaría.

Para desgracia de ambos, todos los Weasley también se quedarían esa navidad, aunque Lily esperaba que simplemente los ignoraran. El día antes de que saliera el tren, Hermione, Lily y Theo se dedicaron a aumentar la ya exhaustiva investigación sobre Nicolás Flamel. No encontraban nada aún y el problema era que no sabían que podía haber hecho Flamel para figurar en un libro.

No estaba en Grandes magos del siglo XX, ni en Notables nombres de la magia de nuestro tiempo; tampoco figuraba en Importantes descubrimientos en la magia moderna ni en Un estudio del reciente desarrollo de la hechicería.

La biblioteca era grande y tenía miles y miles de libros...pero sin saber bien que era lo que buscaban, estaban más que perdidos. Habían pensado que quizá en la sección prohibida encontrarían algo, pero tampoco era seguro.

El día que Hermione se fue, se despidieron de ella con la promesa de que los tres seguirían investigando. Cuando comenzaron las vacaciones, Theo y Lily tuvieron la sala común solo para ellos, pues era muy raro que algún alumno de esa casa se quedara en Hogwarts, lo que era bastante conveniente para ambos.

Theo enseño a Lily a jugar ajedrez mágico, era igual al de los muggles pero las piezas estaban vivas. El juego de Theo era bastante lujoso pero lucía antiguo. Lily, por otra parte, le enseño sobre sus gustos musícales y pronto Theo fue fan de ACDC y Bon Jovi.

En la víspera de navidad, Lily se fue a la cama, deseosa de que llegara el día siguiente, pensando en toda la música que podría oír con Theo y la comida que les aguardaba. Se había mudado al cuarto de Theo, pues no valía la pena estar separados cuando solo eran ellos. Cuando despertó temprano al día siguiente, lo primero que vio fue unos cuantos paquetes a los pies de su cama.

—Feliz navidad.—la saludó Theo, despertando. Ambos saltaron de la cama y se pusieron la bata encima del pijama.

—Feliz navidad, Theo.—contestó Lily.

Lily cogió el paquete de más arriba. Estaba envuelto en papel de embalar y tenía escrito: Para Lily de Hagrid. Contenía una flauta de madera, toscamente trabajada. Era evidente que el mismo la había hecho. Ella sonrió enternecida y se felicito de haberle regalado un bonito y gran suéter café que le pidió a su tía Petunia mandar a hacer.

El segundo era una caja bastante grande, envuelto en papel plateado brillante con un listón azul oscuro. Al abrirlo, Lily descubrió varios casetes etiquetados con el artista al que pertenecían, un cardigán esmeralda y varias tabletas de chocolates Mars, sus favoritos. Todo venía con una nota.

Querida Lily:

Lamentamos no pasar la navidad contigo, pero entendemos la situación y esperamos que tengas una linda navidad con tu amigo. Dudley amo la caja de postres que le enviaste, dice que es sorprendente que comas cosas tan deliciosas siempre y que por favor le traigas más.

No lo hagas, lo voy a poner a dieta e ira al gimnasio.

Por mi parte, me encanto el dibujo que me hiciste del Gran Comedor, casi sentí como si yo misma estuviera ahí. Muchas gracias, mi niña.

Al fondo de la caja encontraras otro Cardigán esmeralda y uno rojo, para tu amigo Theo y tu amiga Hermione.

Te amamos y esperamos verte pronto.

Con amor,

Tia Petunia.

Lily le extendió su cardigán a Theo, quien lo recibió avergonzado y ambos continuaron abriendo sus regalos. Después tocó el regalo de Theo: unos bonitos pendientes de oro blanco.

El siguiente tenía golosinas, una gran caja de ranas de chocolate, mejor dicho, de parte de Hermione. Otro, estaba envuelto en papel caoba brillante y al abrirlo se encontró con unos bombones italianos con dieciséis tipos de chocolate diferentes. No tenía nota, pero a ninguno le quedo duda que era de Blaise.

El otro estaba envuelto en un opaco papel azul con listón dorado brillante. Al abrirlo, Lily observo encantada una bonita bufanda tejida de color gris platinado. Era larga, extremadamente suave y muy esponjosa. La nota decía:

Para La Reina de El Rey.

Claramente era de Draco.

Al tomar el último regalo, Lily notó que era muy ligero. Lo desenvolvió. Algo fluido y de color gris plateado se deslizo hacia el suelo y se quedo brillando. Theo abrio grande los ojos.

—Si es lo que pienso, es realmente raro y valioso.

—¿Qué es?—Lily la toco, se sentía como agua convertida en tejido.

—Una capa invisible.—dijo Theo con tono casi reverencial.— Pruébatela. —ella obedeció y el jadeó.— ¡Lo es! ¡Mira abajo!

Lily se miro los pies, pero ya no estaban. Al verse en el espejo, su reflejo la miraba pero solo su cabeza estaba invisible en el aire, porque el resto de su cuerpo no. Se puso la capa sobre la cabeza y la imagen desapareció del todo.

—Hay una nota.—dijo Theo.

Lily se quito la capa y la tomó. La caligrafía era fina y llena de curvas. No la reconocía.

"Tu padre dejó esto en mi poder antes de morir. Ya es tiempo de que te sea devuelto. Utilízalo bien. Una muy Feliz Navidad para ti"

Ante la incógnita del desconocido emisor del mensaje, Lily y Theo prefirieron cambiarse para ir a comer y después analizarlo con más detenimiento. Cuando estuvieron arreglados, vestidos con sus cárdigan esmeraldas y, en el caso de Lily, con sus nuevos pendientes y bufanda, salieron de la sala común mientras Theo le contaba sobre sus regalos.

Blaise le había dado una fotografía suya con un libro nuevo de artes oscuras, Draco una pequeña daga muy fina, Hermione una caja de ranas de chocolate, y la misma Lily, un reloj de mano no tan costoso pero si muy lindo.

El resto del día se la pasaron comiendo, jugando en la nieve, leyendo un poco y escuchando música en la sala común a través del Walkman de Lily. Cuando el día acabo, estaban tan cansados que no pudieron evitar dormir.

Pero para Lily fue distinto. En cuanto toco la cama se sintió muy despierta. No podía dejar de pensar en la capa y el hecho de que había sido de su padre, de quien nunca tuvo ni una foto y realmente no conocía de nada.

Se levanto de la cama y la tomó entre sus manos. Fue consciente del poder que ahora tenía. Con esa capa, todo Hogwarts estaba abierta para ella. Theo gruño un poco entre sueños. ¿Debía despertarlo?...No...Sintió que esa primera vez quería usarla sola.

Salió cautelosamente del cuarto y salió de la sala común, agradeciendo que sea una estatua y no un parlante retrato. Se dirigió a la Sección Prohibida de la biblioteca, ahí podría leer cuanto quisiera y quizá encontrar algo de Flamel. Se ajusto la capa y fue hasta allá.

La biblioteca estaba oscura y fantasmal, Lily encendió una lámpara para poder ver. Anduvo con cuidado, revisando títulos y asustándose un poco cuando algunos libros parecían murmurar, como si supieran que ella estaba ahí.

Dejó la lampara en el suelo, dispuesta a tomar un libro que llamaba su atención, pero al sacarlo, un grito desgarrador corto el silencio. El libro gritaba. Lily lo cerró de golpe, dio un paso atrás y choco con la lampara, que se apago en el acto. Aterrada, escucho pasos por el pasillo, regreso el libro y salió corriendo, pasando justo a lado de Filch, agachándose por debajo de su brazo y siguió por el pasillo.

Corrió hasta entrar en un aula en desuso. Había pupitres amontonados en las paredes y una papelera invertida...pero había algo que no parecía ser de allí. Era un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. La inscripción de la parte superior decía: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.

Se acercó al espejo para analizar mejor la inscripción, pero cuando vio su imagen reflejada, se detuvo abruptamente.

Allí estaba, reflejada y detrás de ella había al menos otros diez personajes. Miró por encima de su hombro, pero no había nadie ahí. Miro de nuevo el espejo. Una mujer, justo detrás de su reflejo, le sonreía y agitaba la mano.

Era muy guapa, tenía el cabello rojo oscuro, lacio, y sus ojos eran verde esmeraldas. Lily no necesito analizarlo mucho, mientras más se acercaba al espejo, sabía con certeza que era su madre. Estaba exactamente igual que la fotografía que su tía Petunia le dio de cuando cumplió 17 años.

Ambas eran idénticas. Madre e hija.

La mujer estaba sonriendo y llorando al mismo tiempo. El hombre alto, delgado, con gafas y de pelo negro que estaba a lado de ella le paso el brazo por los hombros. Tenía el cabello tan desordenado como ella.

—¿...Mamá? ¿Papá?—susurró con la voz quebrada.

La miraron sonriendo. Lentamente, Lily fue observando los rostros de las otras personas, identificando a sus abuelos maternos, quienes fallecieron mucho antes de que ella naciera. Los demás, posiblemente eran sus abuelos paternos y quizá otros antepasados.

Ella estaba mirando a su familia por primera vez en su vida. Los Potter sonrieron y agitaron las manos, mientras que Lily permaneció mirándolos anhelante, con las manos apretadas contra el espejo, como esperando pasar al otro lado y alcanzarlos.

En su interior sentía un poderoso dolor, mitad alegría y mitad terrible tristeza.

Si bien siempre tuvo a su tía Petunia y Dudley, Lily...siempre deseo tener a sus padres consigo.

No supo cuanto tiempo estuvo allí, los reflejos no se iban y ella miraba y miraba. No fue hasta que un ruido lejano la hizo volver a la realidad, que recordó que no podía quedarse allí, por lo que se colocó de nuevo la capa y salió del lugar, con la promesa latente de volver.

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