Capitulo-4

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       En la region Especial un equipo de la Delta Forces y del GROM (Fuerzas Especiales Polonia), tenían rodeado al mago de los Perros Negros el cual ya se encontraba completamente herido como resultado del ataque a Arnus y de la lluvia de balas que acabaron con todos sus cómplices, dejándolo solo a él y mal herido.

Desde el centro de operaciones de la base Arnus las imágenes de las cámaras de los operadores llegaban en tiempo real y en donde tanto la Teniente General, como su segundo al mando estaban oyendo una revelación que el mismo mago de los bandidos, mercenarios le estaban revelando en aquel momento.

-Maldito Zorzal dijo que sería fácil atacar a las Fuerzas de la OTAN, que ustedes estando con la guardia baja sería fácil de acabarlos y obtener nuestros trofeos, hay-, decía el tal Kin mal herido, lo que sorprende a todos los presentes incluida a la Teniente General y su segundo al mando.

-No lo puedo creer-, decía Kazama algo molesto, quien no era el único molesto ya que O Neil pega un golpe en la mesa de la sala de conferencia del Centro de operaciones.

     -Sabía que por algo no me fiaba de ese malnacido, por favor díganme que están grabando esto-, les decía la Teniente General Sarah O Neil.

-Afirmativo Comandante, no dejaremos que salgan con la suya-, decía una de las Operadoras del Centro de Operaciones, quien ya mismo se ponía en marcha, recibiendo las ordenes de la Comandante de la OTAN.

-Comuníquenme con los líderes de equipo-, decía la Teniente General...


-Habla la Teniente General Sarah O Neil, manténganlo a raya y que diga lo que sabe-, les decía Sarah O Neil a sus hombres.

-Entendido Comandante-, le decía el líder de los Delta quien junto a su homologo le ordenaban a sus hombres rodearlo en círculo para evitar que se escape.

-Okey niño ya tienes nuestra atención, así que Zorzal estuvo metido en el ataque a Arnus-, decía el líder del equipo del GROM.

-No solo el, ah, tambien mi jefe que manipula a la reina Celestina Lucross, cuando es el quien también gobierna en realidad-, les confiesa un mal herido Kin.

En el centro de operaciones todos inclusive los dos líderes de las Fuerzas de la OTAN, se sorprenden ante tal increíble revelación.

-Ahora lo veo y lo creo O Neil rayos si hubiéramos tambien ayudado al reino de Kuroinu, de seguro nada de esto habría pasado-, le decía Kazama algo molesto al igual que su colega y líder estadounidense.

-Kazama entiendo cómo te sientes pero no podíamos hacer nada en ese momento, más que ayudar a nuestras aliadas de la Orden de la Rosa y bueno pudimos salvar también a cuatro de las princesas caballeros de Kuroinu-, le decía la Teniente General O Neil.

-Sí y una de las Princesas resulta ser ahora complices de los Perros Negros en el ataque a Arnus, mientras las cuatro que tenemos aquí todavía están en estado de coma-, le decía el Teniente General de las Fuerzas de Auto-Defensa de Japón, quien junto a su colega y comandante de las Fuerzas de la OTAN.

Sarah- En eso tienes razón lo que significa que en cualquier momento podrían a venir a por ellas, puesto por lo que nos contó la Uno, Cuatro, Uno y lo que vieron me da ganas de vomitar y matar esos infelices por el tratro que le daban esas mujeres, solo espero que ahora después de esto nos den luz verde para ir a Kuroinu y acabar con estos desgraciados-, decía la Teniente General Sarah O Neil mientras continuaban observando, a través de los monitores.

De vuelta en el campo de batalla...

-Y que carajos pretende Zorzal luego de que tomara el control del trono-, le preguntaba el líder de los Delta.

-Hay le iba a pedir ayuda a nuestro jefe después de todo ambos, además de ser amigos se ocuparon de acabar con gente inocente y de borrar el rastro de muchas tribus incluida la de las conejos guerreros, Zorzal junto a nuestro jefe fueron los que orquestaron, todo hay-, decía el tal Kin quien con sus fuerzas intentaba ponerse de pie aun estando mal heridos.

Mientras invocaba su báculo en aquel momento para hacerse de soporte mientras se pone de pie, mientras miraba de frente a los operadores de Fuerzas Especiales, los cuales los tenían aun en la mira.

-Atento se mueve señor-, le decía una de los Operadores Delta y quien junto a sus compañeros, no dejaban de apuntarlo al tal Kin.

Kin-Y mientras hablamos mi jefe junto a unos tres barcos se dirigen aca rumbo a la capital Imperial, en este preciso momento-, les decía el mago de los Perros Negros, revelando aún más otro detalle.

-Comandante oyó eso-, preguntaba el líder del equipo Delta.

-Afirmativo-, decía la Teniente General Sarah O Neil.

Pero entonces...

-Pero ustedes nunca lo van a saber por que me los llevare conmigo-, decía el tal Kin a manera desquiciada quien se preparaba para hacer un hechizo a los Operadores Especiales, pues aun estando herido pensaba en cumplir una última cosa y eso era que al ver que no se iba a salvar se iba a quitar la vida como el cobarde que es pero no sin antes llevarse a sus atacantes con él, pero él no contaba con qué.

En ese momento...

-Fuego-, decían los líderes de los Delta y del GROM siendo los primeros en disparar dándole a Kin un disparo en la cabeza y en el ojo para luego recibir múltiples disparos como resultado que aquel brazo mal herido saliera de su cuerpo desprendiéndose para luego quedarse completamente en el suelo.

-Ah perdóneme jefe Volt-, decía Kin en su último momento de agonía mientras escupía sangre de su boca para luego así morir finalmente.

-Oh rayos no se iba a dar por vencido-, decía el líder del GROM.

-Menos mal que no lo hizo no tenía ni ganas de dejarlo con vida no después del ataque a Arnus-, decía el líder del equipo Delta.

Quien en aquel momento se comunica con el centro de Operaciones...

-Mando aquí Lima cero-seis, todos los objetivos fueron eliminados captaron el resto de lo sucedido-, decía el líder de los Delta...

-Afirmativo Lima,Cero-Seis-, le respondía la Teniente General en aquel momento.

Y de vuelta en el centro de mando la Teniente General O Neil por fin podía darse un respiro, pues habían acabado con los responsables del ataque a la base Arnus, sin embargo las cosas aún no habían acabado, pues solo era el principio de lo que se avecinaba en aquel momento.



...Continuara...

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