Capitulo 27

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A lo largo de su vida, Rose Potter siempre supo lo que pasaba a su alrededor. Incluso cuando era una niña, siempre fue fácil para ella el saber que le ocultaban o porque actuaban de cierta manera algunas personas. Siempre se enorgulleció de ese don suyo...

Pero ahora ella simplemente no entendía nada.

De por si el simple hecho de haber perdido la memoria de hace casi año y medio ya era bastante malo, era todavía peor no entender que era lo que estaba ocurriendo en su vida, o mejor dicho, lo que estaba ocurriendo con las personas que se supone son cercanas en su vida. 

Las hermanas Narcisa y Bellatrix iban a verla cada fin de semana y pronto Rose noto porque se había hecho amiga de ellas, eran amantes de la moda las tres. Lucius Malfoy fungía un papel de hermano mayor que en un principio la incomodo, pero pronto su propio cuerpo y corazón se sintieron tranquilos, incluso cuando su cerebro amnésico seguía algo alerta. Rodolphus Lestrange y Severus Snape eran algo así como sus buenos mejores amigos con los cuales podía bromear cuando venían con Lucius. Los cinco Slytherin eran realmente perfectos para ella y le dejaban saber cuanto la adoraban...

...y despues estaban Jane Yaxley y Regulus Black.

En general, Regulus Black, su aparente prometido, era bastante atento con ella, muchísimo más de lo que lo eran los demás, sin embargo, Rose notaba aquella invisible línea que él trazaba entre ambos. Actuaba bastante serio y frío, pese a sus atenciones. Como si tuvieran una cuenta pendiente que había sido ignorada solo por su amnesia, pero que no podía decirle por alguna extraña razón.

Sin embargo, eso no era lo más extraño, sino el hecho de que cada que su querida Jane la visitaba, siempre en compañía de Severus, Regulus la fulminaba con la mirada y no les permitían estar a solas. 

Rose no estaba comprendiendo nada y eso la mataba, su prometido parecía amarla genuinamente, pero su forma de comportarse con ella dejaba mucho que desear. Había estado de ese humor especialmente desde la primer noche que paso ahí, donde le confesó la promesa que había hecho con su madre. 

Desde entonces todo era extraño.

Por alguna razón, Rose sabía que eso había conmovido profundamente el corazón del Black, pero al parecer no lo suficiente como para dejar atrás lo que sea que hacía que siguiera siendo algo frío y distante con ella.

Tres meses habían pasado ya desde que vivía con Regulus y desde hace casi dos meses, Jane había dejado de visitarla. Por más que Rose preguntará por ella, Regulus solo le decía que la vería pronto...

...Pero Rose sabía que si por Regulus Black fuera, nunca volvería a ver a su amiga.

Sintiéndose sola y abandonada en aquel apartamento, Rose tomó una decisión. Se levanto de la cama, dio una corta ducha, se colocó una ropa sencilla y cómoda, sacó una bolsita de satín con algunos galeones que guardaba desde que dejo su apartamento y salió de la habitación.

Estaba harta.

Ella era Rose Potter y absolutamente nadie, ni siquiera su prometido Regulus Black, podía tratarla de esa manera durante tanto tiempo.

—Usted no puede salir, el amo Regulus ordeno que se quedara en casa hasta que culminará su recuperación.—dijo Kreacher, mirando mal a Rose. 

Otro que al parecer tenía algo contra ella y no sabía que.

—A mi nadie me da ordenes, mucho menos un hombre.—replicó Rose con fríaldad.

—¡Usted no puede salir! ¡Kreacher no lo permitirá!—el elfo se lanzó contra su pierna.

—¡Quítate, carajo!—grito Rose quitándoselo de encima bruscamente. 

Sin importarle nada, una vez se libero del fuerte agarre del elfo, Rose salió del apartamento y se apareció lejos. Salió del callejón donde se apareció y sintió el aire fresco en su rostro, haciéndola sonreír ligeramente mientras contemplaba la bella torre Eiffel frente a ella.

No sabía que sentir por su prometido, por su hermano, sus amigos e incluso por Jane...en realidad, ni siquiera sabía que sentir por ella misma. 

Pero eso no importaba ahora, pues pasara lo que pasara, París siempre sería su lugar de escape.

(...)

La chimenea del apartamento ardió en llamas verdes cuando Regulus Black llegó, notablemente cansado y desanudándose la corbata, se detuvo abruptamente al ver a su amado elfo maldiciendo por lo bajo mientras daba vueltas por la sala.

Silencio incomodo.

Ambos, elfo y mago, se miraron fijamente durante unos largos segundos hasta que Kreacher soltó un agudo grito, se sujeto la cabeza y comenzó a golpearse contra uno de los muebles.

—¡Kreacher, malo! ¡Kreacher, malo! 

—¡Kreacher, detente!—ordenó Regulus acercandose a el.— ¿Qué ocurre?

—Kreacher es un mal elfo...Kreacher no pudo cumplir las ordenes del amo Regulus...—dijo el elfo nerviosamente y Regulus frunció el ceño.

—¿A que te...?—abrió grande los ojos y tomó de los hombros al elfo, causando que este soltara una exclamación de susto.— ¿Dónde esta Rose?

Los ojos del elfo se llenaron de lagrimas. Regulus lo soltó y corrió hacia la habitación, sintió su alma caer al notar que su amada no estaba por ningún lado. 

—¡Kreacher!—llamó bruscamente y el elfo apareció, cabizbajo.—¿Dónde esta Rose?

—Esa Potter...—masculló el elfo con rabia.

—¡Cállate!—ordenó Regulus y Kreacher bajo las orejas.— ¡Sabes perfectamente que debes tratarla bien y con respeto! ¡Rose es la mujer que amo y lo que sucedió fue un simple error! ¡No la culpes por ello!

—Perdón amo...

—Kreacher...—llamó Regulus intentando tranquilizarse.— ¿Dónde carajos esta Rose?

(...)

Cuando llegó la media noche, Rose contemplo la bella luna llena desde lo alto de la torre parisina. Había pasado todo el día ahí, no sin antes haber pasado a comprar sus macarons favoritos. 

Se quito los zapatos y camino hasta el filo de la torre, donde no había ningún barandal que la detuviera. Miro el cielo y a la ciudad llena de luces en la oscuridad. Inhalo profundamente, sintiendo el aire fresco golpear su cara y llenar sus pulmones, haciéndole pensar lo bonito que era ese momento pese a sus sentimientos.

—¡Rose!—llamó una voz a sus espaldas.

Sin inmutarse, la joven giro el rostro, contemplando como Regulus Black estaba ahí. No puedo evitar que su rostro reflejara la sorpresa que sentía, pues jamás había visto al hombre tan desesperado y desalineado. Tenía el cabello revuelto y la ropa mal acomodada, como si se hubiera cambiado de ropa a prisa.

—Oh, santo Merlín.—dijo Regulus soltando un suspiro de alivio.— ¿Porqué escapaste de esa forma?—pregunto suavemente.

Ella no respondió. En su lugar, giro el rostro levemente y volvió a mirar el cielo estrellado. Regulus frunció el ceño, confundido y de pronto pareció notar lo apagados que estaban los ojos de su amada y la inconfundible mueca de tristeza que tenía en la cara. 

En ese momento, un panico lo invadio. Miró como Rose estaba al filo de la torre, un paso en falso y tendría una fea caída de 300 metros que la dejaría muerta. Rapidamente dio un paso al frente, pero Rose de inmediato alzo su mano y dijo:

—No.

—Rosie...

—Deja de tratarme dulcemente si despues vas a estar ignorándome o tratándome con frialdad.—pidió firmemente y lo miro con lagrimas en los ojos.— Nunca has sido malo conmigo, siempre has sido esplendido, pero tu frialdad esta matándome. 

—Yo...

—Ya no se quien soy, me siento tan perdida...—musito con la voz quebrada.— No quiero sentirme así nunca más.

—Es mi culpa.—dijo Regulus mientras las lagrimas se agolpaban en sus ojos.— He sido un imbécil y jamás debí tratarte así. En verdad te amo pero...tenía tantas cosas que pensar que intentando no dañarte, te aleje más...Lo siento.

—Ni siquiera se como es que somos pareja. En realidad, si no fuera porque mi cuerpo y corazón parecen amarte, no creo que hubiera aguantado tanto. —admitió.— Yo nunca podría estar con alguien que odia a mi mejor amiga.

—Yo no...

—No mientas.—pidió Rose.— He visto como la miras, como frunces el ceño cuando la vez y como te tensas cuando hablo con ella. 

—No te mentiré, es verdad, la detesto.—afirmó Regulus pesadamente. — Pero se que ella es importante para ti y para Severus, nunca los alejaría de ella. Tanto Yaxley como yo, solo buscamos tu felicidad y la de el. 

»Se que no me recuerdas y que no me conoces, pero por favor, créeme cuando te digo que te amo y que lo único que deseo en esta vida es poder formar una familia contigo. He cometido errores, tú cometiste errores, ambos lo hicimos y casi te pierdo en ese derrumbe, no pienso volver a pasar por eso, así que...¿podemos...volver a empezar?

—No me conoces, ni siquiera yo se quien soy.—replicó Rose.

—Pero yo si se quien eres.—dijo Regulus caminando hacia ella con una pequeña sonrisa.— Eres Rose Potter, amante de la moda, princesa de Slytherin, excelente medimaga y amiga...—la tomó de la cintura, mirándola a los ojos y acercándola a él.

»Te gustan las fresas con chocolate, luchas por los hombres lobos y elfos, te encantan las películas muggles de casa blanca y desayuno en tiffany's—acarició su cintura y ella se sonrojo.

»Te gusta dormir abrazada a un peluche e ir a la peluquería con Lucius, te gustan los niños aunque solo algunos, eres una excelente cocinera y tu comida favorita es la pasta. Odias el amarillo y amas el rosa aunque dices que es mentira y que amas el azul.—acuno el rostro de la chica entre sus manos.

»Los besos apasionados son tus favoritos.—musito antes de darle un apasionado beso en los labios y luego separarse. Era el primer beso que se daban desde el accidente. — pero te gustan más cuando te abrazo fuerte. 

—Regulus...—susurró sonrojada.

—Amas a tu perro Tico y a tu bebe tigre achatado Crookshanks.—ella soltó una carcajada y el sonrió.— adoras las peonías y los macarons son tu postre favorito, pero sobre todo, tu Rose Potter...—la miro profundamente.

—¿Y...yo...?—musito sonrojada.

—Tú eres el amor de mi vida.

Aquella noche, bajo el cielo estrellado parisino, en lo alto de la torre Eiffel, Regulus Black dejaba atrás todos sus rencores y Rose Potter se permitía aceptar aquel sentimiento llamado amor que sentía por su desconocido prometido. 

Y aunque esos dos corazones parecían al fin volver a entrelazarse preciosamente, en Inglaterra aún había otros tres que pronto estaban por estallar.














¿Qué les pareció el capitulo? Los amo!




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