Capítulo 17

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La suave vibración de su teléfono dentro de su bolsillo lo regresó al presente, consultó la hora en su reloj y, al ver lo tarde que ya era, negó suavemente antes de limpiar de su mejilla una solitaria lágrima.

—Si seré asno —susurró pese a estar solo esbozando una sonrisa mientras se levantaba de la silla, había desperdiciando gran parte del día en amargos recuerdos cuando simplemente podría haberse retirado una vez terminada la discusión con Sally y volver a casa junto a su azabache.

Salió de la oficina caminando a prisa hacia el elevador cuando su celular comenzó a vibrar de nuevo, lo sacó y después de dar un rápido vistazo a la pantalla contestó:
   
  
  

—¿Si? —preguntó el azul al mismo tiempo en que se abrían las puertas del elevador y entraba en él.

—Sólo llamaba para reportarme —explicó una voz masculina ligeramente rasposa— y confirmar que todo esté en orden.
   
     

—Todo en orden Vector —respondió alegre el azul— es más, tú y Espio se han ganado un descanso, cualquier novedad yo te aviso.
  
      

—Ok. Estaremos en contacto, Blue.
   
 
  

Colgó y apenas se abrieron las puertas del elevador, Sonic entusiasmado con la idea de que Shadow le esperaba en casa corrió hacia la salida. Subió a su auto y rechinando los neumáticos en el solitario estacionamiento arrancó e ignorando todo límite de velocidad comenzó a recorrer las calles de la ciudad en una imaginaria carrera contrarreloj, tan absorto por volver a su hogar como para notar a una patrulla de tránsito estacionada en cuyo interior un agente se entretenía viendo una película en su celular y que se sobresaltó cuando aquel bólido pasó junto a su unidad más al reconocerlo sonrió maliciosamente retomando su cómoda postura en el asiento, ¿Para qué perseguirlo? Después arreglaría el asunto con el conductor.

De vuelta en su casa, Rafael ya lo esperaba para recibirlo con su habitual bienvenida pero antes de que el pobre búho pudiera decir una palabra Sonic, impaciente por saber del azabache, le preguntó— ¿Y Shadow?

—En la mañana —informó el búho— siguiendo sus indicaciones, lo desperté para avisarle que le había llevado el desayuno a la habitación y me retiré, sin embargo al volver para recoger la bandeja, el joven Shadow seguía durmiendo y los alimentos estaba prácticamente intactos.

—Entonces —dijo el azul desalentado ante las palabras del ave— ¿Él no ha comido nada en todo el día?

—Solo algunas rebanadas de pan tostado con un poco de café ya que hasta el momento no ha salido de la habitación.

—Gracias Rafa —respondió al tiempo que se dirigía a las escaleras resoplando— iré a ver cómo se encuentra y sí logro hacer que coma algo.

Caminando por el pasillo la recriminación no se hizo esperar por su falta de empatía. ¿Qué demonios le pasaba? Créer que Shadow lo recibiría con los brazos abiertos cuando él, mejor que nadie sabía lo dolorosa y devastadora que una pérdida podía ser.

Entró en la habitación procurando no hacer ruido, se acercó a la cama donde yacía el azabache hecho ovillo y sentándose en el borde de la cama contempló al erizo dormido. Era evidente que el pobre había estado llorando dado por los ligeros rastros de sal en sus morenas mejillas y la tristeza reflejada en su rostro.

—Shad, amor, despierta —musitó por fin moviéndolo con suavidad— ya regresé.

Lentamente los ojos rubí del azabache fueron abriéndose a la par que éste se incorporaba bostezando.

—Sonic, yo, ¿Qué hora es? —preguntó aún adormilado frotando el puño sobre su párpado— debo regresar al departamento para...

Un sorpresivo beso por parte del azul lo interrumpió— Hey, tranquilo —habló una vez que se separó de los labios del moreno— ya es un poco tarde y no has comido bien. ¡Te propongo algo! —exclamó chasqueando los dedos— Le digo a Rafa que nos sirva la comida en la terraza, descansas otra noche aquí y mañana te llevo temprano a tu departamento. ¿Qué opinas?

Observándolo por un breve momento con sus melancólicos ojos, Shadow dejó salir un suspiro de resignación— tú ganas —respondió retirando las sábanas y levantándose de la cama—
Sólo deja y me visto.

Ni siquiera había dado un paso hacia donde había dejado su ropa cuando el azul se adelantó corriendo para tomarla primero y dársela sin embargo alguna idea debió tener de repente que le hizo retraer los brazos:

—Y... ¿Qué te parece si mando esto a lavar? Puedo prestarte algo de ropa que creo te quedará bien —propuso el azul.

—Gracias Sonic, pero no es necesario —rechazó educado el azabache tomando las prendas de las manos de su pareja— quería volver a acostarme después de comer si no te molesta.

—Ok —cedió fingiendo un puchero— pero mañana esto —señaló tomando entre sus dedos durazno la punta de camisa doblada— no se salva de una buena lavada.
   
    

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Desde la terraza y gracias a la luz del atardecer, Shadow podía apreciar con mayor detalle todo a su alrededor y vaya que Sonic no había exagerado al decir que vivía rodeado por la naturaleza ya que lo único que separaba a la propiedad del bosque era una gruesa reja de hierro además de que la construcción más “cercana” se veía a varios kilómetros de distancia de ahí.

Incluso la casa era pequeña en comparación con la gran extensión del jardín que contaba con una gran variedad de árboles, arbustos floridos, senderos y ¿hasta un estanque?!!

Sip, un estanque con puente de madera incluído se encontraba dentro de aquel hermoso Edén privado que observaba fascinado el azabache desde donde se encontraba comiendo en compañía del azul hasta que al ver un par de peces romper de un salto la cristalina superficie del estanque hizo que un lejano suceso de cuando su hermana era pequeña viniera a su memoria.

—Shadow ¿Hay algún problema con la comida? —preguntó Sonic al verlo dejar de comer.

—No, ví el estanque y pensé en María es todo.

—¿A ella le gustaba la natación o algo así?

—No, pero créeme que este lugar le habría encantado —contestó Shadow y al ver que Sonic esperaba a que siguiera hablando— lo que pasa es que recordé cuando mamá tenía poco de haber fallecido y mi padre —ante la mención de su progenitor, suspiró apesadumbrado y continuó— él le había prometido a María llevarla a pasear a su parque favorito, pero como siempre, un día antes trabajó hasta tarde y esa mañana seguía durmiendo así que al verla tan triste tomé un poco del dinero que sabía que guardaba mi padre en un cajón y decidí llevarla por mi cuenta. Cuando llegamos y ella vió que en el lago del parque había una pareja de cisnes con sus polluelos se emocionó tanto que se soltó de mi mano y comenzó a correr hacia ellos.

—Caray, me imagino el susto que te dió ¿O no?

—Sentí que el corazón se me encogía de solo imaginar que podía caer dentro del lago así que corrí trás ella y cuando la atrapé la abracé con tanta fuerza que la asusté, cuando por fin pude soltarla lo único que logré decirle fue que si corría iba a espantar a los cisnes.

—Wow, no hay duda Shadow que al hacerte responsable y cuidar de ella, a pesar de que todavía eras un niño, más que un hermano fuiste un padre para María.

—¿En serio crees eso? —susurró cabizbajo el azabache— lo he estado pensando y creo que fue una estupidez de mi parte empeñarme en llevarla tan lejos para que al final nos dijeran lo mismo que aquí... no sé quizá el viaje fue demasiado para María en su estado tan delicado.

—No digas eso Shad —replicó Sonic tomándolo de la mano y bajando las orejas arrepentido— sí ese fuera el caso yo sería el culpable de que…

—Sonic —interrumpió el azabache— tú no sabías que tan grave se encontraba y a final de cuentas si no fuera tan necio hubiera aceptado el diagnóstico del Doctor no habría dejado el departamento solo dándote la oportunidad de entrar furtivamente o si hubiera pensado en cambiar…

El azabache enmudeció cubriendo su rostro con ambas manos, negándose a dejar que sus lágrimas fluyeran de nuevo y menos frente a el azul y hacer que se preocupara por él.

—Shadow, tú la amabas y no debes culparte por mantener la esperanza de que hubiera alguna cura para ella, ¡Por favor! asumiste el peso de su enfermedad tú solo, ¿O acaso crees que no llegué a notar la fatiga en tu rostro cuando nos veíamos?

—Es que… —sollozó y levantándose precipitadamente con la intención de retirarse dió un par de pasos antes de que el azul pudiera atraparlo entre sus brazos para consolarlo, desvaneciendo toda resistencia del azabache de mostrar su dolor. Lloró una vez más en ese día, lloró ocultando el rostro en el pecho del azul mientras él acariciaba su espalda en pequeños círculos y la luz del día desaparecía en el horizonte.
       
       

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Un nuevo día llegó y en cuanto Sonic abrió los ojos lo primero que vió fue el rostro del azabache que dormía sereno entre sus brazos, sonrió con ternura y le dió un beso en la frente. ¡Sí tan solo pudiera ser así cada mañana! Se quejaba tristemente viendo a su novio luego de que anoche hubiera intentado en vano convencerlo de quedarse con él más tiempo.

Vivir solo era lo que menos necesitaba Shadow en ese momento, no obstante y muy a su pesar tendría que aceptar la decisión del azabache y llevarlo de vuelta a su hogar. O que otra opción tenía ¿Encadenarlo a la cama e impedírselo?

Antes de que la imagen de Shadow con grilletes en las muñecas y amordazado tomara fuerza como alguna fantasía bondage, acarició suavemente la mejilla de su moreno para despertarlo— buenos días —saludó en cuanto él abrió los ojos.

—Buenos días —contestó el azabache después de bostezar.

—¿Quieres desayunar en la cama o bajamos al comedor? —ofreció Sonic.

—Bajemos, pero primero ¿Puedo darme una ducha?

—Claro, adelante —concedió el azul y agregó— ¿Quieres que te haga compañía? —insinuó coqueto alzando la ceja.

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Trás una cariñosa pero firme negativa y luego de haberse bañado después del azul, Shadow se encontraba con una toalla alrededor de su cadera sentado en el banquillo dentro del vestidor observando al azul afanarse en buscar entre todas prendas y las repisas para que luego de esperar algunos minutos por fin le diera una camisa tipo polo verde oscuro, unos jeans deslavados, una trusa y calcetines.

—¡Upps! —exclamó de repente el inquieto erizo— Olvidé darte unos zapatos.

—Sonic, en serio no es necesario —replicó el azabache levantándose viendo que buscaba de nuevo.

El azul volteó sonriendo a la vez que jalaba una caja de zapatos que estaba en una de las repisas, sin embargo gracias al brusco movimiento también hizo que cayera al piso una bolsa de papel arrugada y manchada que mostró parte de su contenido al caer.

De inmediato Shadow reconoció los objetos, la cartera y uno de los zapatos que usaba aquella terrible noche, volteo a ver al azul y este estaba tan rojo que podría competir con el pelaje de Knuckles.

—Shad, yo..... —carraspeó— el servicio de limpieza que se encarga del departamento envío todo eso a la mañana siguiente, yo quería devolvértelos, pero con todo lo que ha pasado decidí esperar un poco más… Perdón.

El moreno observó los objetos por un momento hasta que finalmente se acercó a levantar los zapatos e incorporándose puso su mano en la mejilla melocotón del azul— te dije que empezaríamos desde cero —le recordó dándole un beso.
     
   

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Dejando atrás el paisaje natural conforme se acercaban a la ciudad, Shadow disfrutaba la brisa matinal que entraba por la ventanilla abierta. Si bien la tristeza y el luto seguían presentes en su corazón también era justo admitir que esa mañana gracias a Sonic era capaz de esbozar una ligera sonrisa.

Y hablando del Rey de Roma, al moreno le extrañó que éste no hubiera dicho ni una palabra desde que subieron al auto— ¿Pasa algo? —le preguntó al percatarse del semblante serio que tenía el azul.

—Nada —contestó neutral sin despegar la vista del camino.

—“Ah, ya” —pensó Shadow intuyendo el porqué del comportamiento de Sonic, ya en otras ocasiones había actuado así y siempre por el mismo tema— Estaba pensando —habló esperanzado en animarlo— en volver a quedarme el próximo fin de semana o incluso tú podrías quedarte conmigo.

—Suena bien, gracias —contestó el azul volteando y sonriendo brevemente.

Renunciando a seguir con la conversación, Shadow regresó a mirar por la ventanilla dejando a Sonic con su berrinche, lo amaba y agradecía el gesto, sin embargo ya se había ausentado bastante tiempo de su departamento.

Cuando por fin llegaron, permanecieron dentro del auto en silencio hasta que el azabache se decidió por abrir la portezuela, Sonic estaba por imitarlo de no ser porque su teléfono comenzó a vibrar. Reprimiendo una blasfemia revisó quién era y para su sorpresa el nombre de Sally apareció en la pantalla.

—Adelante Shad —pidió amablemente— tengo que atender esta llamada.

El azabache asintió con la cabeza antes de salir del auto y en cuanto el azul vio que entraba en el edificio contestó:

     

—Sally… —gruñó esperando una secuela de la pelea del día anterior.
  
 

—Sonic, no te he llamado para discutir —aclaró reprochando la aspereza del otro— acabo de llegar a tu casa pero Rafael me dijo que tenían poco tiempo de haber salido.
 

   
    

—Si, vine a traer a Shadow a su departamento.
     
          

—¿Tardarás mucho en volver?
 

  
           

—Pensaba quedarme, ya sabes, hacerle compañía, ayudarlo en lo que se ofrezca.
         
          
 

Escuchó resoplar a Sally al otro lado de la línea antes de que siguiera hablando:
    
   

—Quería decirte esto en persona ya que es un tema delicado pero en vista de que no vas a volver pronto tendré que decírtelo por teléfono...
 

    
      

El tiempo pasaba y ella permanecía callada, ¿De qué podía tratarse que la hacía vacilar en continuar? No obstante terminó por exasperar al azul:
         
          

—Sally déjate de rodeos y habla de una vez.
         
              

—Encontraron a Mephiles —soltó sin más— o mejor dicho sus restos.
 

         
                 

Una sensación helada recorrió la espalda de Sonic apenas escuchó eso e incapaz de procesar la información enmudeció apretando nerviosamente el dispositivo en su mano.
               
             

—Según mi contacto en la policía —continuó la explicación Sally— lo encontraron la semana pasada enterrado en el patio trasero de una casa en remodelación y que fue hasta ayer que lograron identificarlo… Sonic, la familia de Silver ya ha sido notificada y ten por seguro que van a presionar a las autoridades para que vuelva a interrogarte.
 

      
             

—Pero... yo no... —logro balbucear aún impactado por la noticia.
             
              

—Yo sé que pese a lo que sucedió entre ustedes dos jamás hubieras hecho algo así, pero después del incidente con el idiota de su hijo están aferrados a la idea de que tú eres el responsable. Por favor Sonic, si te estoy avisando es para que no te estreses cuando te visite el Detective y evites un posible “ataque”.

Un ligero dolor, que amenazaba con volverse migraña, atacó a su cabeza, todo lo que acababa de decirle Sally era demasiado para procesar y sobándose la sien respondió:
      
     

—Gracias Sally, de verdad, aún cuando me porté como un culero mal agradecido contigo te sigues preocupando por mí.
          
       

—Después arreglaremos ese otro asunto, pero por ahora ten mucho cuidado Sonic, ellos buscan a un culpable y quieren que seas tú.
 

   
         

Susurró un “bye” y colgó, torturado por el ya martilleante dolor de cabeza dejó el celular sobre el tablero para inclinarse hacia el asiento del copiloto y abrir la guantera de la que sacó un frasco con pastillas. Con cuidado abrió el frasco, tomó una pastilla y la tragó sin agua.

Cerró los ojos respirando profundamente y apretó el volante con ambas manos esperando que el medicamento hiciera efecto. Los minutos pasaron y  justo cuando comenzaba a sentirse mejor fue que escuchó un portazo a sus espaldas.
Abrió los ojos y sorprendido, descubrió una voluminosa bolsa para basura en el asiento trasero. Apenas su torturado cerebro estaba por preguntarse qué hacía eso ahí cuando la puerta del copiloto se abrió y un azorado azabache subió dando otro portazo.

—Sonic —susurró entre dientes el azabache después de agachar la cabeza y cerrar los ojos— Vámonos por favor.

—¡Pero Shad! —replicó el azúl alarmado con el respirar agitado, el sonrojo y las lágrimas en el pómulo visible del azabache además de que estaba apretándose las rodillas furiosamente— ¿Qué sucedió?!

—¡ARRANCA! —exigió gritando sin cambiar de postura— Después te explico ¿Ok?

La llamada de Sally, el desconocer qué carajos había puesto así al azabache y los gritos de este, todo eso en tan poco tiempo, desencadenó en él la sensación de querer huir y pisando el acelerador a fondo partieron como una exhalación de ahí.





   


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