CAPÍTULO 4 El gozo de restablecer para reanudar

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Nombres de capítulos largos, ahora siento que son más interpretativos, osea dan más para sacar conclusiones.

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Narra Eduardo

(07:06 AM)

Debo admitir que es un gran espectáculo ver a Nueva Era desde la ventanilla del avión después de años y más aún poco después de despertar, los enormes edificios en el centro de la ciudad, sectores verdes por la controlada vegetación, montañas que podían observarse a lo lejos rodeadas por gigantescos y extensos bosques; la ciudad también se destaca por el respeto que le tienen al espacio natural sin contaminarlo ni invadirlo descontroladamente.

Como ya estábamos en la ciudad, el piloto empezó a darnos un mensaje desde su cabina que nos llegó mediante la megafonía.

Piloto:Buenos días queridos pasajeros, el personal espera que hayan degustado de su desayuno matutino traído a ustedes para comenzar el día de la manera más saludable, ahora mismo nos encontramos sobrevolando una ciudad que se destaca de entre otras.

Nueva Era es una gran ciudad pero a veces creo que la gente exagera un poco con sus cualidades, también tiene desventajas.

Piloto:Nos acercamos a la zona de aterrizaje, tripulación, preparados para el despegue.

El avión empezaba a descender hacia una pista de aterrizaje con líneas que obviamente les servían como guías a los pilotos.
Entonces sentí el movimiento de avión cuando sus ruedas chocaron con el suelo mientras frenaba su velocidad para detenerse en el lugar correcto, mientras tanto yo veía todo el proceso desde la ventanilla, intentando ver todo lo que podía de la ciudad.

El avión se detuvo totalmente y a la par de este, se iluminó el indicador para poder desabrocharse el cinturón de seguridad y también un último mensaje del piloto.

Piloto:Una última recomendación antes de bajar, asegúrense de hacerlo con cuidado, no queremos otro accidente que nos cueste nuestro salario, y bienvenidos a la ciudad majestuosa ciudad Nueva Era, la tierra de las mil y una oportunidades.

Es curioso que haya dicho eso con énfasis, especialmente el lema de la ciudad, el cual no cambió desde hace años y seguía manteniéndose exactamente igual.

Tomé mi par de maletas de la parte de arriba, me dirigí a la puerta del avión yendo detrás de otros pasajeros, haciendo una cortar fila detrás y delatante de algunas personas, fila que no tardaría en salir completamente porque avanzaba sin problemas.
Cuando estuve en la puerta pude ver el exterior y un aire indudablemente diferente al de Hidren Laitons, uno más característico y familiar; dejé de pensar en el aroma que percibía para continuar mi camino bajando por las escaleras y, a la vez, sosteniendo mi equipaje en ambas manos/patas con cuidado para no tropezar.

Una vez que estuve en el suelo de la pista y ver que a mi alrededor se encontraban otros aviones pero quietos, sin nadie en su interior, me dirigí al edificio del aeropuerto de la ciudad mientras trataba de recordar el nombre que poseía, aunque únicamente lo hacía para ver si recordaba algo agradable, cosa que no logré y me limité a caminar.
Dentro no era tan diferente que el aeropuerto de Hidren Laitons, era básicamente lo mismo, personas y Pokémons caminando sin prisa mientras que otras como si se les hiciera tarde, solo variaba la forma del interior pero no le di importancia y me encaminé hacia la salida para ir a algún lugar.

Al no faltar mucho para, por fin, salir del edificio empezaba a cuestionarme qué debía hacer estando una vez fuera, lo más sensato sería, primero, encontrar un hogar temporal, un lugar en el cual dormir, inmediatamente después de lograrlo buscar un empleo, más concretamente ofrecer mi trabajo como maestro de literatura en alguna secundaria y después de eso seguramente sabría que seguirá luego.
Suponía que ninguna de las dos cosas serían tediosas de conseguir por un par de razones.

Asumo que la ciudad no ha cambiado mucho y que, por ende, podría ver en viejos lugares, además es bastante probable que cualquier secundaria me acepte, nunca tuve ningún problema en mi desempeño como maestro, aunque antes casi pasó algo que pudo haberme traído problemas severos pero, por suerte o desgracia, no fue así.

Me parecía curioso haberme detenido inconscientemente justo en frente de la puerta, tal vez lo hice para tener más tiempo para pensar pero como ya había terminado en cierta forma, me dispuse a cruzar la puerta y ver en qué se había convertido mi ciudad natal, Nueva Era.

Lógicamente no esperaba grandes cambios como edificios tan descomunalmente enormes como montañas, avances tecnológicos inimaginables o alguna maravilla así, en su lugar, todo era casi como lo recordaba conforme caminaba y seguía el camino que mis recuerdos me dictaban.
Esos cambios eran pequeños como reparaciones en calles que hace años estaban en mal estado, no me sorprendía para nada, después de todo no había regresado a Nueva Era solo por la nostalgia.

Mis pasos me llevaron a recorrer viejas calles en las que antes caminé y lugares que visité, solo que ahora se veían más modernos.

(07:24 AM)

Antes de emprender mi búsqueda por un lugar en el cual hospedarme, primero caminé un poco por la ciudad, las maletas no eran una carga para mí, podía llevarlas por el resto del día y aún así olvidaría que las cargaba.
Pero en el camino, sentía que esa sensación extrañamente rara y familiar que me recorría el cuerpo se hacía cada vez más intensa con cada paso que daba y cada centímetro que avanzaba.

Lo que me llevó a acelerar el paso hacia donde esa sensación, literalmente, me llevaba, lo que, combinado con el silencio tan oportuno del lugar por estar alejado de la ciudad, me hacía preguntarme qué era lo que hacía y sí valía la pena.

Pero, contradictoriamente a lo que pensaba, empecé a detenerme poco a poco hasta terminar parado, viendo hacia la calle, hacia el lejano horizonte.
La razón fue que, mientras corría y pensaba, esas ideas me llevaron a cuestionarme sobre cual fue la razón por la que hice todo esto.

Por qué vine a Nueva Era, ni siquiera lo hice pensando en conocidos o amigos, en nadie, solo en mí y en lo que podría hacerme un bien más de lo que hacía en Hidren Laitons, debí pensarlo mejor antes de tomar esta decisión.
Pero ya no puedo hacer nada ahora, no puedo regresar a Hidren Laitons después de apenas llegar aquí.
Sabía que esto me sucedería, que lo dudaría al llegar, desgraciadamente no ideé algo para solucionarlo porque confié en que sabría que hacer en su momento; me equivoqué en eso... pero no en venir aquí, solo estoy algo estresado por este cambio relativamente repentino, voy a acostumbrarme eventualmente, espero.

Al tratar de recobrar los ánimos y luego de tener éxito noté algo que llamó poderosamente mi atención, vi a un lado y resultó ser lo que menos quería encontrar.

Mi antiguo hogar...
Abandonado, silencioso, sin vida y despojado de sus únicos propietarios, yo, Eduardo, mi difunta esposa, Lina, y mi desaparecido hijo, Arnold.
Siempre estuve al tanto de alguna noticia sobre algún Mudkip o Marshtomp perdido o algo minimamente parecido, o lo intenté desesperadamente, con el tiempo me rendí tras perder esa esperanza.
Pero no en su totalidad.

Me costó un poco dejar de pensar en aquello porque pensaba que no debía permanecer más tiempo ahí, lo necesitaba para organizar un gran número de cosas.

Entonces, con un suspiro y un último vistazo, empecé a caminar dirigiendo mis pasos hacia un lugar lugar que tenía en mente y recordaba su ubicación con algo de dificultad por el pasar del tiempo.

(07:48 AM)

Esta vez si me llevó tiempo recorrer el camino para llegar; fue un tramo bastante largo pero que pude concluir y estar frente a un pequeño y algo simple condominio con el nombre de "Buenas noches", el cual recordaba y me traía recuerdos a la mente, pero no de los bonitos.
Ignoré lo que vino a mi mente y entre para ver si aún seguía la misma persona de hace años.

Eduardo:Hola, ¿La dueña está aquí?

Un poco después de preguntar, oí que una puerta cercana se abrió, dirigí la mirada hacia esa dirección y vi que, de aquella puerta de madera marrón, salió la misma mujer, con un delantal encima de su ropa, que conocí hace años, cuando vine para hospedarme justo como ahora.

Lucila:Buenos días, ¿Qué desea?

Eduardo:Una habitación, ¿Tiene una disponible? Porque quisiera alquilarla.

No pensó ni un momento en su respuesta para dármela enseguida.

Lucila:Sí, la hay, déjeme buscar la llave.

Volvió a entrar a su habitación para lo que decía pero, como hace poco, tampoco se tomó mucho tiempo hasta que salió y me dijo que la siguiera.

Lucila:Es por aquí, sígame por favor.

Ambos comenzamos a subir las ganas del edificio, el cual solo tenía únicamente tres pisos; apenas estuvimos en el tercero y nos encontramos en un pasillo frente a la puerta que llevaba a las gradas por las que subimos nos dirigimos hacia el cuarto que Lucila tenía disponible para que yo lo ocupara y, por casualidad, era el primero del pasillo.
Ella puso la llave en el ojo de la cerradura de la puerta, la giró con algo de fuerza para que la puerta pudiera abrirse y eso fue lo que hizo; la empujó hacia dentro para que los dos pudiéramos pasar a la vez que yo miraba el interior de la habitación y me sentía familiarizado con ella.

Puse mis maletas a un lado para observar mejor y me dí cuenta de que esa era la habitación en la que me había hospedado hace años, casi todo seguía igual a como lo era la primera vez que vine.

La cama con un tamaño apropiado para mí pero con algo de polvo encima, esto debido a que nadie la usó en mucho tiempo, una televisión algo vieja y que, al igual que la cama, también se veía que no la prendieron desde hace mucho y al lado de este, un ropero de madera de tamaño mediano.
De hecho casi toda la habitación parecía no haber sido habitada por nadie en años y que yo fui el último quien la pisó para irse y regresar tras varios años con el objetivo de volver a estar ahí.

Otro detalle que llamó mi atención era que la ventana estaba rota, lo que me hacía preguntarme porque estaba en ese estado y quien fue el que lo provocó.

Lucila:Me disculpo por la polvareda que hay, no pensé que volvería a dar la llave de esta habitación pero se que ésta será la más apropiada para usted.

Me entregó la llave del cuarto, la tomé con una mano/pata mientras que le decía que no importaba.

Eduardo:Descuide, lo bueno es que tendré algo que hacer mientras ordeno todo, gracias por la habitación, no se adonde habría ido si no fuera por usted.

Creí que, después de lo que dije, ella se despediria pero en lugar de eso mencionó algo que me sorprendió levemente mientras ella sonreía simpáticamente

Lucila:Sigue siendo tan cortés como lo recordaba, señor Eduardo.

Tenía pensado decir su nombre primero, pensé que no me recordaría.

Ese detalle fue indudablemente alentador y no pude evitar alegrarme un poco por eso.

Eduardo:Señorita Lucila, estaba fingiendo para darme esta sorpresa, ¿Verdad?

Lucila:No se equivoca, estoy convencida de que esta habitación le traerá agradables recuerdos.

Recuerdos sí pero no del todo agradables.

Lucila:Podríamos charlar un rato mientras le ayudo a ordenar ésto.

Yo podría hacerlo solo y sin ayuda pero si la rechazaba seria descortés, por lo que terminé aceptándola.

Eduardo:Está bien, pero primero hacer algunas cosas, yo la llamaré.

Lucila:Como quiera, hasta pronto.

Salió por la puerta que ella misma abrió y oí que la cerró detrás de mí, entonces todo quedó en silencio dejándome oír el sonido del viento a veces interrumpido por los automóviles que transitaban las calles cerca de mi ubicación.
Esos sonidos me llevaron a mirar la ventana porque me provocaba curiosidad saber si la vista seguía siendo la misma a como la recordaba pero ya esperaba que no fuera así.
Caminé con dirección a la ventana para abrirla nada más llegar a ella y apoyar los brazos la parte inferior mientras sentía las débiles corrientes de aire.

Algunas cosas ya no son como lo eran antes, pero no es algo necesariamente malo, la mayoría mejoró, algunas se mantuvieron como siempre y otras parecían cosas nuevas.
Siento que sería una buena idea volver a conocer la ciudad, ver más de lo que hay y sentir algo de nostalgia no para entristecerme, sino para alegrarme por haberlo vivido.
Supongo que ahora solo falta conseguir trabajo pero no voy a preocuparme por eso, tengo la confianza en que ya sabré que hacer, por ahora solo quiero un poco de tiempo para mí.

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No pude hacer más largo el capítulo *emoji apenado* *emoji de puño visto de frente*.

Adiós.

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