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En mi segundo día en el campus, me embarco en mi propia misión:

Operación Lo Creerás Cuando Lo Veas.

Porque está claro que la única manera en la que puedo convencer a Jin de que pare es demostrarle que estoy en el proceso de seguir con mi vida, y eso significa que necesito encontrar un chico con el que salir en una cita.

Ya mismo.

La primera oportunidad surge cuando entro en el Coffee Hut para tomarme un
chocolate caliente. Fuera está nevando como si no hubiera un mañana. Me sacudo la nieve de las botas en el felpudo de la puerta antes de dirigirme a la parte de atrás de la cola para pedir. Entonces me doy cuenta de que el chico delante de mí me resulta familiar. Cuando hace su pedido y se mueve hacia la barra de recogida, veo su perfil
un instante y caigo en que es Jimmy. Jimmy... ¿cuál era su apellido? ¿Pauley? No, Paulson. Jimmy Paulson de la clase de Literatura el chico de intercambio y de la fiesta en la casa Sigma. Perfecto. Nos conocemos. Estamos prácticamente en una relación.

-Jimmy, hola -le saludo después de pedir mi bebida y me uno a él en la barra.

Se tensa visiblemente ante el sonido de mi voz.

-Oh. Hola. -Su mirada se dispara hacia todos los rincones de la cafetería, como si no quisiese que nadie nos viera hablando.

-Oye -empiezo-, estaba pensando que la verdad es que tú y yo no hemos
hablado desde la fiesta de octubre...

El camarero planta un vaso de papel delante de Jimmy y lo coge tan rápido que ni siquiera veo el movimiento de la mano.

Sigo hablando, ahora más rápido.

-Pensé que estaría bien ponernos al día y...

Ya está alejándose de mí. Dios, ¿por qué parece tan aterrorizado? ¿Cree que le voy apuñalar o algo?

-...me preguntaba si tal vez te apetecería tomar un café en algún momento - termino.

-Oh. -Se va alejando poco a poco-. Eh. Gracias por el ofrecimiento, pero...
eh, bueno, no bebo café.

Me quedo mirando el vaso de café que lleva en la mano.

Sigue mi mirada y traga saliva.

-Lo siento, me tengo que ir. He... quedado con alguien... justo al otro lado del campus y es... eh, lejos, así que llevo un poco de prisa.

Bueno, al menos no está mintiendo sobre lo de llevar prisa, porque sale volando por la puerta como un velocista olímpico.

Vaya, eso ha sido... raro.

Con el ceño fruncido, cojo mi chocolate caliente y salgo a la calle, en dirección a
la Residencia Bristol. Voy despacio, porque la nieve está cayendo más rápido de lo que el equipo de mantenimiento del campus puede retirar con las palas, y mis botas se
hunden medio metro cada vez que doy un paso. Pero el forzado ritmo pausado me permite encontrarme con otro elemento también de lo más extraño.

Cuando Jin y estábamos saliendo, la gente me decía «hola», o me saludaba con la mano todo el tiempo. Hoy, toda la gente con la que me cruzo parece hacer todo lo posible para evitarme, en particular los chicos.

¿Se sentirán así los Amish deshonrados cuando les rechazan? Porque todo el mundo hace como si yo no existiera, y no me mola nada.

Y tampoco lo entiendo.

Cuando estoy llegando a la zona de residencias, decido pegarle un toque a Dexter para ver si quiere dar una vuelta esta noche. Quizá ir al Malone's; ah, no, Jin podría estar allí... Bueno, pues a otro bar del pueblo. O a la sala de entretenimiento de la universidad. Cualquier lugar en el que yo pueda conocer a algún chico.

Me acerco a la Bristol y mi opción número dos sale del edificio de al lado. Es Namjoon, y a diferencia del resto del mundo, levanta la mano como saludo.

Le devuelvo el gesto, sobre todo por el alivio de que alguien parezca contento de verme.

-Ey. Cuánto tiempo -dice, caminando hacia mí.

Lleva ese pelo «me acabo de levantar de la cama» y, por lo que sea, ya no me
resulta tan guay. Simplemente le hace tener el aspecto de un pordiosero. O quizá de un poser, porque estoy bastante seguro de estar viendo gel en su pelo, lo que significa que se ha tomado su tiempo para crear ese estilo «me importa un bledo». Bien, eso le
convierte en un mentiroso de mierda.
Me encuentro con él a mitad de camino.

-Ey. ¿Qué tal las vacaciones?

-Bien. No llueve mucho en Incheon en esta época del año, así que me tuve que
conformar con un montón nieve en su lugar. Fui a hacer snowboard, esquí, baños calientes. Divertido. -Los hoyuelos de Justin aparecen y no me afectan lo más mínimo.

Pero... a la porra. Es el único chico que me ha mirado hoy y a falta de pan... ¿no?

-Sí, suena divertido. Eh..., y...No.

No, no y no.

No puedo hacer eso. No con este chico. Jin me ayudó a poner celoso a Namjoon
octubre. Cancelé una cita con él cuando me di cuenta de que quería estar con Jin.

Y sé lo mal que le cae Namjoon a Jin.

No hay manera de que le pueda abrir esa puerta a Namjoon; y no solo porque mis sentimientos hacia él sean inexistentes, sino porque sería como clavar un cuchillo en el pecho de Jin.

-Y... hola -termino-. Sí..., me he acercado a decirte hola. -Sostengo mi taza de chocolate caliente como si fuese una parte de esta conversación-. Voy a beberme esto dentro. Me alegro de verte.

Su voz cabreada hiela mi espalda.

-¿Qué coño acaba de pasar? -pregunta.

La culpa que pincha mi estómago me impulsa a darme la vuelta otra vez.

-Lo siento -le digo con un suspiro-. Soy un idiota.

Una sonrisa irónica aparece en sus labios.

-Bueno, yo no quería decirlo, pero...

Vuelvo a donde está Namjoon, con mis manos, protegidas con los guantes, todavía alrededor del vaso.

-Nunca tuve la intención de darte falsas esperanzas -admito-. Cuando te dije que quería tomar algo contigo, es porque realmente quería hacerlo en ese momento.Lo digo en serio. -El dolor se instala en mi garganta-. Yo no esperaba enamorarme de él, Namjoon.

Ahora solo parece resignado.

-¿Acaso la gente alguna vez «espera» enamorarse de alguien? Creo que eso
simplemente sucede.

-Sí, supongo. Él... apareció de forma inesperada. -Me encuentro con sus ojos, con la esperanza de que pueda ver el genuino arrepentimiento que estoy sintiendo-.Pero yo estaba interesado en ti. Nunca mentí en eso.

-Estabas, ¿eh? -Su tono es triste.

-Lo siento -le digo otra vez-. Soy... joder, soy un desastre; y todavía estoy
enamorado de Jin, pero si alguna vez quieres volver a empezar, como amigos,
estoy a favor al cien por cien. Podríamos hablar de Hemingway algún día.

Los labios de Namjoon se contraen un instante.

-¿Cómo sabes que me gusta Hemingway?

Le ofrezco una leve sonrisa.

-Eh... Bueno, puede que hiciera alguna averiguación cuando me molabas. ¿Ves?
No estaba mintiendo sobre eso.

En vez de hacer una cruz con sus manos y gritar : «¡acosador!», se ríe en voz baja.

-Eh. Supongo que no. Me alegra saber eso, por lo menos...

Después de un silencio incómodo, Namjoon mete las manos en los bolsillos de su cazadora.

-De acuerdo. Estoy a favor de darle una oportunidad a lo de ser amigos.
Mándame un mensaje alguna vez si quieres tomarte un café.

Se aleja y un peso abandona mi pecho.

Arriba en mi residencia, me felicito a mí mismo por evitar un potencial desastre, y le vuelvo a dar vueltas a mi misión. Jimin no regresa hasta mañana.

Hwasa también sigue con su familia. Cuando le mando el mensaje a Dex, dice pasar de ir a tomar algo porque tiene que estudiar para su último examen.

Cuando le mando un
mensaje a Solar, dice que tiene planes.

Suspirando, miro mis contactos del móvil hasta que un nombre despierta mi interés.

Lo cierto es que cuanto más lo pienso, más me gusta la idea de hacer esta llamada.

El novio de Jimin lo coge después de varias señales.

-¡Hola! ¿Qué tal?

-Hola. Soy Jungkook.

-No me digas -suelta Sean-. Tengo tu número en el móvil.

-Oh, claro. -Dudo si continuar-. Escucha. Eh... sé que Jimin aún no ha vuelto de casa de su padre, pero me preguntaba si...-paro un instante y a continuación suelto-: ¿Qué haces esta noche? ¿Quieres dar una vuelta?

El novio de mi mejor amigo se queda en silencio. No le culpo. Nunca hasta ahora le he llamado para ir por ahí sin Jimin. En realidad, nunca le he llamado para nada.

Punto.

-Sabes que esto es un poco raro, ¿no? -dice Sean con franqueza.

Suspiro.

-Sí.

-¿Que está pasando? ¿Estás aburridísimo o algo así? ¿O es el rollo superchungo «éntrale al novio de tu mejor amigo»? Espera un momento, ¿está Jimin escuchando? - Sean levanta la voz-.Jimin, si estás ahí, te quiero. Yo nunca, nunca te engañaría con
tu mejor amigo.

Resoplo en el teléfono.

-Jimin no está aquí, idiota, pero es bueno saber lo que acabas de decir. Y créeme, no te estoy entrando. Yo... bueno... yo pensaba que quizá podríamos ir a dar una vuelta con algunos de tus compañeros de fraternidad esta noche. Tal vez tú podrías, ya sabes, eh..., presentarme a alguno de ellos.

-¿Hablas en serio? -exclama-. Ni de coña. Eres demasiado bueno para
cualquiera de esos idiotas, y estoy bastante seguro de que Jimin me mataría si sabe que te he «presentado» a alguno. Además... -se calla de forma abrupta.

-Además, ¿qué? -le exijo.

Él no contesta.

-Acaba la frase, Sean.

-Preferiría no hacerlo.

-Preferiría que lo hicieras. -Mi sospecha mete la sexta marcha-. Oh, Dios mío.-Suelto un grito ahogado-. ¿No sabrás por qué todos los chicos de la universidad de repente me tratan como si tuviera una enfermedad de transmisión sexual?

-Puede ser -dice.

-¿Puede ser? -Cuando no contesta, gruño de la frustración-. Juro por Dios que si no me dices lo que sabes, yo...

-Vale, vale -interrumpe-. Te lo diré.

Y entonces lo hace.

Y mi respuesta es un fuerte grito de indignación.

-¡¿Que él ha hecho qué?!

***

Veinte minutos más tarde, estoy entrando de golpe por las puertas del estadio de hockey de NSU. El aire frío golpea de inmediato mis mejillas, pero no logra enfriar el fuego que arde dentro de mí. Son las cinco y media, lo que significa que Jin y el
equipo acaban de terminar el entrenamiento; paso de largo las puertas que llevan a la pista y voy a zancadas directamente a los vestuarios, en la parte trasera del edificio.

Estoy tan cabreado que todo mi cuerpo tiembla por la fuerza de mi ira.

Oficialmente, Jin ha traspasado la línea. No, ha ido TAN más allá de la línea
que ni siquiera puedo ver la puta línea. Y ni de casualidad voy a permitir que se salga con la suya en esta mierda absurda e infantil.

Llego a la puerta del vestuario cuando uno de los jugadores sale fuera de él.

-¿Está Jin ahí dentro? -ladro.

Él parece sorprendido de verme.

-Sí, pero...

Me abro paso con un empujón y cojo la manivela de la puerta.

El chico protesta por detrás.

-No creo que debas entr...

Entro de golpe en el vestuario y...

¡Penes!

Ay. Dios. Mío.

¡Penes POR TODAS PARTES!

El terror me da una bofetada en toda la cara cuando me doy cuenta de lo que estoy viendo. Oh, Dios, me he dado de bruces con una convención de penes. Penes grandes y penes pequeños, penes gordos y penes con forma de pene. No importa en qué dirección mueva mi cabeza; donde quiera que mire, VEO PENES.

Mi grito ahogado de espanto llama la atención de todos los penes... digo, chicos de la sala. En un abrir y cerrar de ojos, las toallas vuelan, las manos cubren genitales y los cuerpos se mueven mientras yo estoy en el medio de la sala poniéndome roja
como un tomate. Nunca había visto tantos penes en mi vida.

Aunque me da sierta gracia ver como se cubren siendo yo un chico que también tengo un pene.

-¿Jeonny? -Un Tae con el torso desnudo me sonríe con un hombro apoyado contra su taquilla. Parece estar haciendo un gran esfuerzo para no reírse.

-Pen... ¡Tae! -suelto-. Hola. -Hago todo lo que puedo para evitar el
contacto visual con los chicos medio desnudos que deambulan por la habitación; unos chicos que, o bien sonríen abiertamente, o bien palidecen del susto, ¿que soy un fantasma o que?-. Estoy buscando a Jin.

Con una sonrisa apenas contenida, Tae apunta con su dedo pulgar a una puerta
que hay en la parte de atrás, que deduzco lleva a las duchas por el vapor que sale hacia fuera.

-Gracias. -Le lanzo una mirada de agradecimiento y me dirijo en esa dirección,a la vez que alguien sale de la sala llena de vapor.

Yoongi aparece y veo su pene.

-Ey, Jeonny -dice arrastrando las palabras. No se inmuta ni lo más mínimo por mi presencia; se pasea desnudo hacia su taquilla como si encontrarme aquí fuese un
hecho cotidiano para él. ¡Por fin alguien normal!

Continúo hacia adelante, debatiendo si debería cerrar los ojos o no, pero por suerte todas las duchas tienen puertas tipo bar del oeste y están divididas por tabiques.

Mientras camino por el suelo de azulejo, las cabezas giran en mi dirección. Una de las cabezas pertenece a Birdie, cuyos ojos se abren como platos cuando camino por delante de su ducha.

-¿Jungkook? -dice con voz más aguda de lo normal.

Le ignoro y sigo caminando hasta que veo una espalda familiar. Miro dos veces rápidamente y sí, piel dorada, tatuajes, pelo oscuro. Es Jin.

Ante el sonido de mis pasos, se gira y abre la boca en cuanto me ve.

-¿Jeonny?

Me acerco a la puerta, le miro desde la parte de arriba con mi mirada más borde y le grito:

-¡¿A ti qué narices te pasa?!

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