Taehyung beso aquel pequeño pie con dedicación, pasando su lengua por la base y chupando el talón, Jimin seguía siendo tan perfecto como el día en que lo conoció y aunque Park solía recalcar lo viejo que se estaba volviendo, Taehyung creía que sólo exageraba.

Tal vez fue amor a primera vista, tal vez fue simple necesidad, pero Taehyung adoraba a Jimin más que a nada en este mundo, se podría decir que lo deseaba todo el tiempo, besarlo o acariciarlo era un placer incontrolable, sólo quería estar en la cama amándolo como merecía. Hizo un recorrido con su lengua desde el tobillo hasta la entrepierna de Park, Jimin gimiódfe sin vergüenza y estiró las piernas indicando que estaba listo para recibirlo.

—Taehyung, házmelo, házmelo ya, no me hagas esperar.

Aquellos pequeños gemidos eran música para Taehyung, él estaba dispuesto a darle todo lo que quisiera a Jimin, hasta su propia vida. De todos modos, su vida no tenía ningún sentido hasta que conoció a Park. Sus noches eran de cualquiera, pero en el día sólo era propiedad de Park Jimin. Solo y exclusivo para su ángel.

Taehyung se enterró entre aquellas estrechas paredes no hizo más que gemir por cada embestida, sus caderas se movían incontrolables, deseando poder estar así más tiempo. Deseando que el orgasmo nunca llegará y seguir apreciando a Jimin, su perfecto cuerpo de porcelana, tan cuidado como un muñeco, con un rostro angelical y una sonrisa encantadora. Estaba locamente enamorado.

Cuando el orgasmo los golpeo, Jimin lo abrazo como la primera noche que durmieron juntos, después de recogerlo de las calles, bañarlo y hacerle una deliciosa sopa de pollo, Jimin le presto su pijama, la cual le quedaba un poco grande y después lo hizo subir a la cama.

Taehyung recordaba lo incómodo que se sintió en ese momento, pero lo cálido que fue, el momento en el que Jimin lo abrazo con ternura y acarició su cabello como si fuera lo más preciado de ese mundo. Ambos recostados en una suave cama, algo que el pobre chico nunca antes había experimentado y siendo reconfortado por primera vez desde que tiene memoria por el calor humano del hombre que lo había recogido.

Después de que su respiración se controló y los espasmos de su cuerpo terminaron Taehyung cubrió su desnudes con las sabanas. Jimin se pudo de piel, su pálida espalda estaba marcada con rojas cicatrices, tenía algunas manchas moradas de moretones pasados que él no había hecho, el jamás lastimaría a Jimin porque para él era lo más preciado en su vida.

—Es hora de ir a almorzar —declaro Jimin sonriendo y golpeando suavemente la cama para avisar a Taehyung—. Ve a cambiarte y avisa a los demás, corazón— finalmente inclino su cuerpo sobre el del moreno y dio un beso en los labios, después de eso, camino hasta perderse en el baño. Dejando al joven con una sensación de vacío. Una vez que la calentura pasaba siempre se sentía como que nada le pertenecía.

Taehyung un poco cansado y con algo de sueño, también se levantó de la cama y se puso su bata, salió y tocó a la puerta de los demás chicos y chicas de la casa, y los hizo salir para que se dirigieran a la cocina. Pero había una chica renuente a salir de la cómoda y suave cama.

—He tenido una noche muy pesada Taehyung, eres un desconsiderado, al menos deberías dejarnos dormir una hora más, tuve siete clientes —Minji se quejó mientras trataba de acomodar sus rizos y se apresura a vestir.

Taehyung sonrió burlón.

—Ese debe ser un nuevo récord. Ahora dime cuáles son tus trucos, no puedo quedarme atrás —bromeó.

—No hay trucos Taehyung, simplemente no tengo límites, ni pudor.

Minji sonrió escandalosamente y luego se detuvo para mirar seriamente a Taehyung. No dijo nada y salió de la habitación lista y hermosa como todos los días.

—¿Qué le pasa? —cuestionó el moreno para sí mismo. Luego salió y fue hasta la cocina, entre más rápido almorzar e hiciera su ejercicio, más tiempo de calidad, tendría con Jimin, eso lo hacía más especial entre los chicos y chicas de Jimin. Taehyung se sabía el favorito, Jimin sólo lo amaba a él y él sólo amaba a Jimin.