1: Matrimonio arreglado

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Lisette

Hay sangre en todas partes, así que lloro, desconsolada. Escucho el sonido de la enorme puerta abrirse en la oscuridad. Cuando la luz me da en la cara, abro los ojos, pues era un sueño muy malo. Me refriego un ojo, cuando visualizo a mamá. Me observa con desprecio, miedo o desconcierto, no lo sé, siempre tiene ese gesto y no me dice por qué. A pesar de aquello, yo sonrío, bajo de la cama y corro a abrazarla, ella no me corresponde.

―Hola, mami, tuve un sueño horrible, pero me alegra verte hoy.

―Escucha, Lisette. ―Me aparta―. Ya eres una mujer, deja de comportarte como una niña.

―Lo siento. ―Bajo la vista, avergonzada―. Estaba feliz por verte.

―En unos días cumples dieciocho.

Alzo la vista y sonrío, emocionada.

―¡Sí! ¿Haremos fiesta? ¿Papi vendrá?

―Saldrás con él ―dice, seria.

―¿No vendrás? ―Hago un gesto triste, luego intento ser optimista cuando no me contesta―. Será genial, hace tiempo que no salgo, no recuerdo la última vez, pero debe ser igual de bonito.

―Lisette, concéntrate ―aclara, entonces mantengo mi vista en ella―. Cumplirás la mayoría de edad y estamos preocupados, así que decidimos comprometerte.

Quedo confundida.

―¿Comprometerme? ¿Cómo los cuentos?

Vivir encerrada me ha hecho leer mucho, sin embargo, hay poco en mi biblioteca, así que las historias se repiten, aunque al menos son todas románticas y felices.

―No, exactamente ―responde, cortante.

―¿Y me tengo que casar sí o sí?

―Sí, recuerda que estás maldita y nosotros no podemos lidiar más con esto. La familia Nikolav se ha ofrecido a cuidarte, así que te casarás con el hijo menor, Anthony. Tengo entendido que está de viaje ahora.

―¿No dijiste que esa gente es peligrosa?

―Claro, son unos mafiosos ―expresa, tranquila.

―Eso me da un poco de miedo ―murmuro.

―Lisette, por favor, tú eres peor que esa escoria, pero al menos esos nefastos tienen más herramientas que nosotros.

―¡¡Mamá!! ―chillo y me agarro de su ropa, desesperada―. ¡¡No me quiero ir!!

―No me toques, suéltame. ―Me empuja y caigo al suelo, luego continúa con el sermón―. ¿Acaso quieres lastimarme? ¿Deseas herir a la mujer que te dio la vida?

Lloriqueo y me quedo en el piso, refregándome los ojos.

―No, mami, pero...

―Olvídalo, está decidido, te irás con ellos, quieras o no. Será por las buenas o por las malas, pero debes entender que es lo mejor para todos.

―Pero, mami, si elimino la maldición, ¿puedo volver?

―Haz lo que se te venga en gana, pues eso debe ser imposible, yo que tú me aferro al tal Anthony, y me olvido de todo lo demás. Sé una buena esposa y compórtate, no queremos problemas. ―Suspira―. Más de los que ya tenemos.

Hipeo.

―Está bien.

No sigo insistiendo, pues ella no lo entendería, y aunque me cueste, intentaré encontrar la solución, incluso con todo este miedo que crece en mí.

Anthony

Apunto con mi fusil de francotirador y visualizo a la gente correr, son tan diminutos desde aquí. Son familias enteras, pero no me importa, solo es trabajo. Me preparo para disparar, pero mi celular suena, así que bufo. Saco el arma de la ventana del edificio y la apoyo en la pared.

Busco el móvil entre la ropa que dejé sobre la cama, hasta que lo encuentro. Me observo en el espejo de la pared lejana, antes de responder. Estoy a medio vestir, pues quería terminar rápido este asunto. El collar con el dije de cruz resalta en mi torso desnudo, lo tengo desde que casi muero en una balacera y fui el único que sobrevivió. Desde entonces, creo más en Dios que en nada. Ese día descubrí que algo allá arriba siempre me ha cuidado.

―¿Sí? ―Pongo un cigarro en mis labios cuando contesto.

―Te quiero en Norville ahora ―exige mi padre.

Saco el cigarrillo de mi boca.

―¿Por? ―Enarco una ceja―. Estoy terminando lo que me encargaste.

―Mandaré a alguien, solo ven aquí, infeliz.

Esa boquita.

―¿Te despertaste de malhumor? ―Me río―. ¿Y qué con el pueblito? Qué aburrido. ¿Ese no es el lugar de los locos?

―La familia Fortune, vendrá a entregarme a tu prometida. Tenemos una casa allí, ¿lo olvidaste?

―¿Qué quieres decir con prometida?

―¡¿ERES IMBECIL?! ―grita, entonces alejo el teléfono de mi oreja.

Cuando deja de chillar, lo vuelvo a acercar.

―Sé qué significa la palabra, ¿pero no pensabas consultarme?

―Yo no consulto nada, yo soy el líder de esto y se hará lo que yo digo. Además, no te quejes, es bonita. Te mandaré una foto.

Suena el mensaje y lo miro.

―¿Cuántos años tiene? ¿Por qué viste así? ―Tiene un camisón que le cubre todo―. ¿Me emparejaste con una jovencita para que deje de follar? ―Enarco una ceja.

―Deberías dejar de acostarte con cuanta chica se te cruce, así no me traes más problemas, pero no, esa no es la razón.

Vuelvo a poner el celular en mi oreja.

―Ah, ¿sí?, ¿y cuál es?

―Es el mejor armamento que podamos tener, si te ganas su confianza, lo demás ya no importará. Será fácil, no tiene experiencia en el mundo real, la tendrás comiendo de la palma de tu mano en menos de lo que canta un gallo.

―Da igual, pero de acuerdo.

Al fin le corto, pongo el cigarro en mi boca y ya puedo encenderlo. No sé en qué está pensando mi padre. ¿Llamar a una chica "armamento"? ¿Qué clase de chiste raro es ese? Mis hermanos debieron haberse encargado, no tengo tiempo para esto.

Vuelvo a agarrar mi arma, entonces apoyo el rifle en la ventana. Se escuchan los tiros, la gente cae, cobraron sus malditas deudas.

Dios no debe estar contento, pero si sigo con vida, tiene que ser por algo.

¡No sé por qué estoy nerviosa, pero acá estamos, primer capítulo! 💖

En el siguiente, ellos se conocen.

¿Cuál será la maldición? ¿Por qué él seguirá vivo? Acá nada es casualidad. 

Además, yo me preocuparía por el cumpleaños de Lisette 😂

Saludos, Vivi.

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