35: El apellido de Uxío

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisette

Doy unos golpecitos en el despacho de mi suegro. Me deja pasar, entonces abro la puerta, despacio. Visualizo a Uxío sentado en una silla al costado, aunque es evidente que yo solo lo veo. Anthony tiene razón, él elige a quién mostrarse. El señor Gaudel sigue mirando unos documentos y cuando alza la vista me sobresalto. Camino, rápido, para sentarme en la silla que está delante de su escritorio. El hombre mayor espera a que hable.

―Quería consultarle sobre El Carroñero ―digo, bajito.

Suelta los papeles, entonces me observa fijo.

―¿De dónde has sacado esa información?

―Uxío... ―Miro al fantasma, luego vuelvo a observar al señor Gaudel―. Él me lo dijo.

―El nombre en tu torta de cumpleaños ―afirma.

―Sí. ―Asiento―. Es el demonio que asesinaron para que yo pueda nacer, es un espíritu.

―Ya veo, ese es su nombre. ―Hace una pausa―. ¿Y está aquí con nosotros?

―Puedo hasta matarlo ―sugiere el fantasma.

―¡¡No!! ―chillo ante su acotación.

El hombre canoso se ríe y consulta:

―Eso quiere decir que está aquí, ¿verdad? ―Forma un silencio―. ¿Qué tan sincero será?, ¿confías en él? Pregúntale sobre su apellido.

―¿Para qué? ―Uxío enarca una ceja―. No van a saber quién los está cazando, no es mi padre el obsesionado con traerme de regreso.

―Tu amigo ―afirmo.

Se ríe.

―Amiga ―me corrige.

―Oh, es una demonia.

―Intégrenme en la conversación ―sugiere Gaudel―. Me encantaría saber.

Vuelvo a mirar al suegro.

―Creo que Uxío no confía en usted, yo tampoco lo haría ―comento.

―¿Por poner en duda su palabra? Lisette, tú viniste a mí porque no quieres creer lo que ese fantasma te está diciendo, ¿verdad?

Asiento.

―No puedo aceptar que Anthony sea una criatura que tiene por naturaleza encargarse de los demonios. Acabo de admitir mi raza hace poco, ¿y ahora tengo que preocuparme por esto? No es justo ―digo, angustiada.

―No se lo has contado, ¿cierto? ―Sonríe.

Niego, moviendo la cabeza.

―No puedo.

―Lamento informarte que ese fantasma no te está mintiendo. Al menos no en esa parte. Por otro lado, que sea ese tipo de ser sobrenatural no tiene por qué ser un reconocimiento para tu ejecución. Ambos conocemos a Anthony, no te haría daño.

―Ay, qué lindo ―Uxío expresa con sarcasmo.

―No es gracioso. ―Refunfuño.

―Mi nombre completo es Uxío Denver ―confiesa de repente―. Puedes ir a averiguar, estoy siendo muy franco, puedes confiar en mí.

Lo observo de manera intensa, luego vuelvo a mirar a mi suegro.

―Uxío Denver ―aclaro y repito―. Dice que se llama Uxío Denver.

―Veamos. ―Gaudel abre su laptop y se pone a teclear―. "Niño de siete años desaparecido en Norville" ―lee en voz alta.

―¿Niño? ―murmuro, luego observo a Uxío, tiene la apariencia de unos veintes o un poco más―. No puede ser.

―Casi podríamos decir que crecimos juntos ―responde el fantasma―. Mi apariencia envejece contigo. Tienes mi vida, recuérdalo.

―Mis padres torturaron a un niño ―me repito.

Qué crueles.

―Sí, lo que sea, ¿ya confías en mí? ―consulta.

Me levanto de mi asiento y miro a Gaudel.

―Debo hablar con su padre ―comento.

―Es un demonio, no le intereso.

―Averiguaré su dirección ―responde el suegro.

Me dirijo fuera del despacho.

―Pierdes tu tiempo ―aclara Uxío mientras me sigue detrás―. A los demonios no les interesan sus hijos.

―Pero si tú no me dices quién es tu amiga, quizás él sí.

―Entiendes que mi amiga quiere torturarte o matarte, ¿cierto? Recuerda a todos los demonios que te ha enviado a secuestrarte y atacarte. Está media loca, no la busques, es peligrosa.

Me detengo y me giro a verlo.

―Me siento confundida ―exclamo, tímida―. ¿Estás preocupado por mí?

―Lisette... ―Se aproxima y me toma de los hombros, así que me sonrojo―. Tienes mi vida.

Trago saliva.

―Lo... lo sé.

―¿Qué estás haciendo con mi esposa? ―Llega Anthony y él sí lo ve―. ¿Y tú por qué te sonrojas? ―me recrimina.

Uxío sonríe y mantiene una de sus manos en mi hombro.

―Ya te lo dije, es mía ―aclara, el fantasma.

A mi esposo le titila el ojo y se queja:

―No la toques. ―Me aparta de Uxío―. Vete a flotar o algo.

Mi corazón se acelera y mis mejillas arden, me pongo toda tímida, entonces me cubro la cara de la vergüenza.

―Ay, Anthony me está celando ―chillo, emocionada.

―¡¡Todo tienes que aclarar!! ―Se sonroja el mencionado.

Uxío mantiene el aspecto sombrío y nos observa, tranquilo.

―Lo que sea, hagan lo que quieran, yo ya advertí. ―Desaparece.

―¿De qué hablaba ese? ―Refunfuña mi marido.

Continúo espiando a través de mis dedos que cubren mi cara.

―Ya sé el apellido de Uxío, el suegro me conseguirá la dirección de su padre, le preguntaremos quién es la amiga que quiere atraparme. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro