omega avispona, todos los días ocupada para ti

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Es miércoles por la mañana y ya han entregado su trabajo de física, Jennie intentó hablar con la omega ayer durante el almuerzo, pero no la encontró en el comedor y por un momento creyó que no había asistido a clases hasta que la vio en el último receso de clases. La omega llevaba unos joggers sueltos y un suéter con mangas tan largas que apenas dejaban ver sus dedos.

Sin embargo, cuando intentó saludarla y ser cordial para acercarse más, la omega se encerró en el salón de química junto a sus amigas y la ignoró olímpicamente. Y solo por eso, ayer había escuchado la risa odiosa de Nayeon durante el resto de las clases y su revolotear de palabras diciendo que perderá la apuesta y ella se acostará con Shuhua.

Hoy la omega llevaba un pantalón negro junto a un gran suéter que tapaba gran parte de sus muslos, casi llegaba a sus rodillas. Podía adivinar por el leve olor que emanaba que era del padre alfa -Jiun- de la omega. Aún no logra entender cómo es que la omega tapaba todos sus atributos en esos horribles trapos.

De todas formas, esquiva a sus compañeros de física y camina rápidamente para llegar hacia la tailandesa, quien al parecer sabe hacer buen uso de sus largas piernas, porque ya se encuentra a mitad de camino de su casillero. Se instala a su lado y puede escuchar el suspiro de fastidio que suelta la menor al sentir su presencia.

―Dije que no te ayudaría con ninguna materia, no conseguiré puntos extra por eso, Kim ―la omega sigue caminando mientras esquiva ágilmente a otros alumnos―. No es mi problema que no sepas manejar tu culo.

―No es eso, quería... ―¿por qué le cuesta tanto decirlo?―. ¿Estás ocupada el viernes por la noche?

―Estoy ocupada todos los días para ti —abre su casillero y comienza a sacar y tirar libros allí dentro―. Sobre todo los viernes, es mi día de pizza, helado, películas y mimos de alfa —las mejillas de la omega se sonrojan por lo último y sus ojitos brillan.

―¿Mimos de alfa? ―su ceño se frunce, ¿acaso todos esos alfas la tenían como una bebé a la omega?―. ¿Aún no sabes hacer las cosas por ti misma, omega? ―el tono burlón choca contra la tensa pelinegra junto con el nombre por el que a sido llamada.

―No tienes permitido decirme de esa forma —habla entre dientes.

Bien, Jennie tocó un nervio y tendrá que o correr para escapar ahora mismo o hacer un simple juego sucio para avanzar en esto y ganar la maldita apuesta. Por supuesto, Jennie siempre a sido una joven muy ambiciosa.

―Discúlpame aceptando una cita en el parque el sábado por la tarde —un chasquido de dedo junto a sus dedos en una pistola "coqueta" y un guiño de ojo salen con la propuesta.

―No —el sedoso y largo cabello de Lisa se sacude en el aire cuando niega con esta y Jennie quiere gruñir por ser rechazada―. Ocupado también.

―¿Y por qué? ―se cruza de brazos, sus miradas no se apartan desde hace unos segundos y la loba de Jennie está feliz por eso, aunque ella lo ignora porque es estúpido.

―Tal vez porque acabo de, literalmente, decir que estaría ocupada cualquier día que quieras invitarme —cierra su casillero y comienza a caminar hacia su siguiente clase.

Jennie la sigue como un perrito callejero buscando nuevo dueño y suplicando por atención. Camina a su lado y Lisa sigue en su fácil trabajo de ignorarla, lo que es imposible según la mayor, ya que es la capitana del equipo de fútbol, tiene unos hermosos ojos afilados, y su aroma imponente a alfa.

―¿Entonces no vienes el viernes a hacerme porras? ―la oye suspirar y soltar un quejido desde sus delicados labios.

Esperen. Alto. ¿Debería besarla para cumplir con algo de la apuesta o para ganarse a la chica más rápido? En realidad ella sabe que si quiera llegase a pensar en acercarse a Lisa de alguna forma tal vez tenga a uno de sus hermanos alfas detrás de ella durante todo el año acechándola para golpearla por pasarse con su hermanita omega.

No puede imaginarse todo lo que le harán luego de que se enteren de sus verdaderas intenciones una vez cumplida la apuesta. Ni siquiera sabe por qué está pensando en besar esos pomposos y rosados labios. ¿Sabrán a chocolate o cerezas? ¿Tendrán el sabor combinado de...?

―No pienso venir a un juego estúpido a alentarte a ti. Solo vengo por Seulgi ―Lisa sigue su paso y para en la estrada del salón de química.

―¿Quién? ―esperen... ¿quién carajos es Seulgi?―. Oh espera... ¿Kang? ¿Seuhi? ―escucha un ruido parecido a un gato siento aplastado por una almohada.

―¿Ni siquiera conoces a tus propias compañeras de equipo? ―tiene el ceño fruncido y aunque no se sienta su aroma, se siente un agrio olor en el ambiente―. Estás tan encerrada en tu estúpido mundo de fantasía donde eres la maldita reina que ni siquiera te paras a conocer a los demás.

―Tal vez no la conozco porque nunca congeniamos mucho ―se encoge de hombros e ignora ese molestar en su estómago que le pide a gritos disculparse con y complacerla―. Además, la tipa tiene nombre raro y casi siempre está con...

Se detiene ahí, nunca antes había notado la presencia de Lisa en la escuela más que en ocasiones en las que sus amigas bromeaban diciendo que un día terminaría con una muchacha tan espantosa y odiosa como la omega avispona, que recibe ese nombre por siempre ser tan condescendiente y muy temeraria ante los demás alfas, incluso frente a alguna alfa mujer que se sobrepase con ella. Pica y no muere.

La omega ha estado ahí durante sus clases de física, artes, matemáticas entre muchas otras; incluso durante sus partidos y en los vestidores visitando a una de sus compañeras de equipo para darle un abrazo y desearle suerte con una sonrisa sincera. Todo este tiempo sus amigas se burlaron de aquello.

Decían que la omega no era más que una regalada por entrar al vestuario de alfas en horarios de partido y le pusieron apodos como rarita u omega avispona. La beta, Kang, siempre evitó los comentarios y se apartaba un poco del grupo y los chistes -un poco absurdos ahora que lo piensa-, y se juntaba en una esquina a tener una pequeña charla con Joohyun o Yuqi. Tal vez por eso nunca había aprendido a pronunciar bien su nombre.

―¿La omega avispona? ―la omega dice y la alfa siente sus mejillas un poco calientes por la vergüenza―. Sabes, Jennie...

Hace esto de empujarse los lentes con sus dedos y poner su cara retadora -una cara que Jennie ha aprendido que provoca nervios-, sostiene su libro de química con una sola mano al costado de su cuerpo y toma el hombro de la pelinaranja con su otra mano. Jennie siente electricidad donde toca y su alfa lloriquea por eso, se siente avergonzada y regañada.

—Siempre supe que eras estúpida, pero no sabía que podrías sobrepasar los límites —un suspiro de decepción, falsa por supuesto, y arrogancia pura sale de sus fosas nasales―. Descubriste la octava maravilla del mundo Kim, aún no me he hecho sorda. Ni mucho menos, tan estúpida como tú.

***

Ellas no han cruzado miradas desde el segundo receso de clases, el miércoles por la mañana, y ya es viernes y el juego está a nada de comenzar, faltan veinte minutos para que el juego inicie y tenga su casco sobre su cabeza y sudor cayendo por su cabellera naranja.

Como todos los partidos importantes, Lisa está ahí alentando a la beta junto con la alfa azabache, a diferencia de que esta vez Jennie nota su presencia y sabe exactamente quién es la omega. Una parte de ella está aún un poco avergonzada y enojada por lo del miércoles, y otra parte un poco -mucho- más grande que la otra parte, está muy celosa y enfurecida por no recibir atención. Jen sabe que está provocando eso, su loba.

―Y no te olvides de chocar contra tus oponentes, pero hazlo con cuidado Gi, porque no llevaré flores a tu velorio. Son demasiado caras.

La voz cálida y sarcástica de Lisa llega a sus oídos. Jennie está de espaldas a ellas a menos de unos tres metros mientras ata las agujetas de sus zapatos de juego, es algo incómodo hacerlo con todo el equipo puesto, pero lo que es aún más incómodo en sentir a su loba llorando como una niña por atención de alguien muy particular.

―Solo si prometes alzar con orgullo tu cartel para mí ―Seulgi habla entre risas y Jennie escucha el momento exacto en el que la mano de Lisa choca contra el equipo de la beta―. Auch, Lis.

―No seas dura con ella, Lis. Tu perdiste la apuesta, su papá sí sabe jugar al Mario Kart —Jisoo habla y la nombrada hace un ruido de pedo para esquivar el golpe bajo.

―No importa. Lo que sí importa es... ―hay una pequeña pizca de vergüenza en el tono de la pelinegra y su voz baja un poco, casi imperceptible―. ¿Dónde está Yuqi?

Hay un pequeño ruido de uh y otros sonidos juguetones junto a choques de pieles y del equipo de la beta luego de esa pregunta, Jennie frunce su ceño por eso y aún no encuentra el motivo de porqué su alfa está tan molesta y atenta a todo lo que salga de la boca de esa omega.

―No, yo solo... ―el tono de Lisa es casi inseguro y tan imperceptible―. Ella me invitó al baile de primavera e iba a decirle que...

―¡Jennie! ―Nayeon golpea sus hombreras con su casco rojo y la trae de vuelta, perdiéndose de la conversación y de pronto todos los otros sonidos y voces del lugar vuelven a inundar su oídos―. ¿Escuchabas lo que te decía?

―¿Qué? ―frunce su ceño molesta por la interrupción y termina de atar sus cordones de una forma agresiva al ajustarlos―. No... estaba pensando en el juego.

―Sí, como sea... ―Nayeon tiene una sonrisa venenosa y fastidiosa―. ¿Ya viste? ―señala con su vista y un movimiento de cabeza por detrás de su espalda y Kim no necesita voltear para saber lo que le está mostrando―. Tu boleto a la cita con Shuhua está justo detrás de ti con otra alfa y una beta, muéstrales quién manda.

Jennie está siendo literalmente salvada por la campana, su entrenador llega soplando el silbato haciendo que se voltee en el momento exacto en el que el trío se está dando un cálido abrazo. Los profundos ojos de la omega la recorren por un instante y se queda sin respirar ante la mirada tan abrumante que le dio. Desagrado y odio. Tal vez tenga más posibilidades de perder la apuesta que de ganarla.

***

Los gritos y las luces del estadio hacen que se desconcentre por unos minutos mientras su entrenador da una charla de compañerismo a una de esas mierdas, algo alentador debe ser, pero está muy concentrada mirando a Lisa que sostiene un gran cártel que dice "La diva soy yo y Seulgi es mi salvadora". Puede escuchar a lo lejos la risa escandalosa de la beta y si mira de reojo, esta misma le está haciendo señas y hablando con Song Yuqi.

Los hermanos Manoban llevan la remera del equipo con sus nombres por detrás junto a un número, pero la remera que lleva Lisa tiene el número y el nombre de la beta. Kang Seulgi. Todo el estómago de Jennie hace un vuelco y su alfa quiere gruñir por eso, se traga el gruñido y se obliga a calmarse, todo esto es ridículo. Debe ser el estrés del juego o una de esas mierdas.

Sin embargo, cuando el juego termina y ganan como siempre lo han hecho desde que Jennie tiene memoria, pierde a Lisa de vista por un momento hasta que la ve correr hacia el campo y Nayeon la empuja para que se acerque y le hable.

Mientras, Rosé está con su ceño fruncido mirando en dirección a la alfa azabache, quien habla con una omega alto y tonificado.

―Eres una tonta, Gi, no pienso usar nunca más tus asquerosas remeras de juego. Prefiero mi clásico veintisiete —escucha eso mientras se acerca.

Cuando está detrás de la omega, su compañera de equipo, Yuqi, la toma por el brazo y la aleja unos metros de Lisa, evitando que siquiera pueda saludarla adecuadamente. Song es más alta que ella, de cabellos rubios y mandíbula marcada. Ahora mismo la observa con el ceño fuertemente fruncido y desprende un olor ácido a celos y odio.

―Sé lo que estás haciendo, Jennie, estoy muy segura que todo esto es otro de tus juegos y de las idiotas de tus amigas ―escupe y suelta su brazo con odio, como si Jennie tuviera la peste―. No estés lastimando a Lisa y si lo haces, juro que te mataré —gruñe y se da la vuelta, dispuesta a caminar hacia la nombrada.

Pero antes, Jen habla.

―No tengo otras intenciones más que acercarme amistosamente a Lisa —Jennie sabe que está mintiendo, pero de alguna forma también está diciendo la verdad. En parte porque su loba habla un poco por ella―. Quiero demostrarle que no soy como todos piensan, no soy tan ma-

―¿Mala? ―dice entre un gruñido y se gira abruptamente, están paradas entre medio del alboroto de gente. Kim está segura que su familia la debe estar buscando―. Jamás detuviste a tus estúpidas amigas cuando hablaron mierdas de Lisa o de otros omegas. No sé por qué estás haciendo esto, Jennie, pero será mejor que no sea con malas intenciones o no te salvarás.

Yuqi se va dando pisadas fuertes y desprendiendo un agrio olor a hojas de otoño marchitas. Jennie mira desde donde está parada en medio de la cancha como el padre de la omega la lleva cargado en su espalda y como uno de los hermanos alfa de esta la mira de reojo. Después de todo, Yuqi tiene razón, hay muchas cosas en juego además de su cita con Shuhua.

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