O5 : segunda semana.

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Es lunes por la mañana y la alfa aún sigue algo confusa por lo que pasó el sábado en la noche, su loba le repite una y otra vez que hizo lo correcto, diciendo tonterías como que reclamó lo suyo. Rosé cree que eso es estúpido.

Camina por el corredor del colegio y todas los omega sueltan sus olores dulzones para obtener un poco de su atención y a diferencia de otras veces, esta vez le disgusta en demasía, de alguna forma todos los olores se le hacen asquerosos menos el de cierta omega con ojos almendrados.

―No nos contaste lo que pasó el sábado en esos siete minutos Rosé ―SooYoung llega a su lado y pasa uno de sus brazos por sus hombros―. ¿Ya se te tiró encima esa omega regalada? ―un gruñido se escapa de la garganta de la alfa rubia, sorprendiendo a su amiga y a ella en el proceso.

―No le digas así, no es correcto. ―ella frunce su ceño al hablar y se profundiza cuando SooYoung ríe.

―¿Correcto? ―el brazo de la alfa desapareció de los hombros de la contraria y ahora están parados frente a frente―. No seas idiota Rosé, como si meter en una apuesta a una omega sea lo correcto. No te pongas moralista ahora.

Y aunque le cueste admitirlo, la alfa rubia sabe que la otra de alguna forma tiene la razón, pero antes de que se la pueda dar o incluso comience a insultarla, su amiga Jennie llega y frunce el ceño ante ambas alfas que parecen estar a nada de agarrarse a los golpes.

―¿Qué pasa aquí? ―ella pregunta y los empieza a empujar a ambas hacia sus casilleros―. ¿No la pasaron bien el sábado?

―¿Rosé no te contó? ―SooYoung se cruza de brazos y pone una mirada pícara―. Ella junto a la avispona se encerraron juntas en el armario, pero aún no nos quiere decir si hubo besos o no.

―Bueno, creo que no importa mucho de todas formas. Estoy comenzando a pensar que todo esto de la apuesta ya es un poco absurdo. ―Jennie se encoge de hombros al hablar y ambas alfas se sorprenden por eso.

―¿Qué te pasa, entonces no me conseguirás la cita con tu primo? ―aunque si lo piensa, la idea ya no le está gustando mucho. Se golpea mentalmente por eso. No. Tae es el omega que quiere.

―¿De qué mierda estás hablando Jennie? Hicimos una apuesta y este bastarda tiene que completarla. ―sin embargo, SooYoung se queja más que ella. Siempre a sido mucho más dramática.

―No sean dramáticas chicas, le preguntaré yo cuando lo vea o incluso pueden preguntarle ustedes mismas en la reunión estudiantil mas tarde.

Sí, de alguna forma a Rosé se le olvidó mencionar esto. TaeHyung asiste al mismo colegio que ellas, solo que él va en último año y a Rosé y sus amigas, junto con la omega, les queda aún un año más para terminar. La reunión estudiantil se encarga de juntar a los alumnos más importantes, alumnos como los que representan grupo de estudios para mejorar notas, representantes de clubes, capitanes de equipo o capitanes de porristas.

―No, se lo preguntaras tú y eso si Rosé gana la apuesta. Fin de la discusión. ―SooYoung se marcha con el viento y las deja ahí paradas junto a sus casilleros.

―Como sea, ¿Dónde estabas el sábado? ―la alfa mas alta pregunta cautelosamente y puede ver de reojo como su amiga se tensa―. No te encontré el resto de la noche.

―Estaba... Yo... ―hace esto de rascarse la nuca y rebuscar algo inexistente en su casillero―. ¿Qué opinas de las relaciones entre... Entre...?

―¿Entre quiénes? ―Jennie se acerca un poco más a ella y puede notar el sonrojo de vergüenza sobre sus mejillas.

―Entre alfas... ―ella baja su tono al hablar y su mirada se dispara al piso. Como si evitara la reacción de su amiga.

Oh... No pensé que tu... ―se aclara la garganta, no se esperaba que a Jennie le gustaran las alfas, pero Rosé de alguna forma siempre fue muy abierta de mente y al ver la relación de los padres de Lisa, no cree que sea algo tan difícil de llevar―. Creo que si esa alfa te hace sentir mal, le voy a romper la cara.

Jennie levanta su cabeza y sus ojos están algo vidriosos y muy brillantes, se tira sobre sus brazos y Rosé acepta el abrazo gustosa. No le importa si a su amiga le gustan las de su misma casta, pero espera que no sean malo con ella o tendrá que romper unas cuantas caras alfa. Jennie, a diferencia de SooYoung, siempre está para escucharla y suele ser muy comprensiva. No se merece menos en esta vida, se merece lo mejor.

―Gracias Rosé, y no pienses que nuestra relación va a cambiar por esto, yo... ―ella se separa del abrazo y comienza a rascarse su brazo, incómoda por algo.

―Lo sé Jen, sé que el hecho de que te gusta tu casta no implica que todos los alfas te gustan ―Jennie tiene una sonrisa de alivio por eso y Rosé ríe suavemente―. Sin embargo... ¿Quién es la pobre desafortunada?

¡Hey! ―se gana un golpe en su hombro y ambas se permiten reír por eso―. No te diré hasta el baile y por favor, no le digas a SooYoung. Dudo mucho que ella tenga la misma reacción que tu.

―Lo prometo. ―Rosé entiende el porqué sin si quiera preguntar. Ella sabe que aveces suele ser una idiota de primera, pero SooYoung suele ser mucho menos comprensiva que ella.

***

Las clases acaban de terminar y cómo es costumbre para las reuniones estudiantiles, los alumnos requeridos deben quedarse hasta lo último para asistir a la misma. Algunos alumnos requeridos ya se encuentran en el aula 18-A y otros, cómo Rosé, tienen que ir ahora. No la culpen por ser una holgazana y dejar todo para último minuto.

Es difícil explicarlo, pero la sensación que emana caminar en los pasillos vacíos de la escuela es extraña, solo escuchar sus propios pasos y los pasos de algunos de los otros alumnos que se quedaron detrás también. Gira en la esquina, hacia la izquierda y camina hacia la puerta 18-A. Abre las puertas y estas hacen un sonido de eco en el gran aula, todos los de allí se giran.

La Australiana queda estancada en su lugar con sus manos débiles a sus costados mientras todos los otros alumnos se adentran por sus costados al aula. El cuerpo de la alfa sigue algo inmóvil en su lugar y su respiración disminuye en cantidad para luego elevarse y sentir un ardor en sus mejillas. La omega se encuentra allí.

Ella está sentada en la ronda de sillas que está creada en el centro del lugar, sentado junto a su amiga alfa, como todos los demás la omega desvió su vista de ella hace segundos, incluso podría decirse minutos. Pero Rosé está siendo demasiado tonta y demasiado vergonzosa ahora mismo como para notar exactamente como transcurre el tiempo, todas las imágenes del sábado pasado transcurren por su mente y en un sonido sordo, traga saliva.

―Rosé, solo faltas tú ―la capitana del equipo de porristas dice, su fina y chillona voz desconcierta un poco a la alfa―. Toma asiento. ―ella tiene una sonrisa suave, ajena a toda la tormenta de emociones que está teniendo internamente la alfa.

―Sí, lo siento. ―sus pasos son algo lentos y cautelosos, dentro suyo su alfa se sacude con cada paso.

―Siéntate junto a la representante del club de química y junto a mí co-capitán, por favor. ―su tono sigue calmo y pacífico, Rosé solo asiente y procede a tomar el asiento.

Ni siquiera sabe cómo es que todavía no se murió, tal vez dentro de poco toda esta mierda la mate. Sí, está sentada entre medio de TaeHyung y de Lisa, pero de alguna forma extraña su alfa solo quiere estar atenta a Lisa. Ve el momento exacto en el que la omega sube la capucha de su sudadera para tapar su cuello. Sintió como el cuerpo de la omega se tensó desde que se acercó a la silla y ahora mismo la siente mucho más tensa.

―Muy bien, ¡Comencemos chicos! ―YongSun, la capitana de porristas dice y aplaude para despertar un poco a todos en el lugar―. El delegado del colegio no ha podido asistir hoy porque está enfermo, así que por eso mismo tomaré anotaciones de sus pedidos y comentarios acerca de lo que necesiten.

Rosé intenta poner su atención máxima en lo que dice la chica, pero de alguna forma su vista se clavó en la omega que está junto a ella. Su alfa le está suplicando para que se gire completamente y le desgarre la sudadera a la Tailandesa, su alfa quiere ver si dejó marcas en su cuello la noche del sábado.

―Bien, ¿Lalisa? ―TaeHyung tiene una libreta en su mano que parece tener preguntas de rutina, Rosé intenta concentrarse en el omega y no en Lisa―. ¿Cómo ha estado todo con el club de química desde que te convertiste en su representante? ―él golpea la lapicera contra la libreta y mastica un chicle mientras habla.

Rosé siente algo raro en su pecho, ¿Qué mierda es esta? ¿Orgullosa por la omega? ¿Qué carajo le está pasando a todo su sistema nervioso? Escucha a la omega tomar aire y aclarar su garganta mientras se remueve en la silla metálica, sus piernas que estaban estiradas ahora están cruzadas y sus manos que estaban guardadas en los bolsillos de la sudadera ahora están fuera. Rosé a notado que la omega suele gesticular mucho con sus manos.

―Muy bien, en realidad. ―ella sonríe amablemente y Rosé se obliga a desviar la mirada―. Pero me gustaría pedirle al delegado o más bien que le informen, por favor, que no hay suficientes tubos de ensayo y necesitamos algunas batas más y protectores para los ojos.

―Muy bien, anotado Lis. ¿Hay algo más que el club necesite? ―YongSun pregunta con su voz chillona y su sonrisa amable y resplandeciente.

Hmm ―la omega toca su barbilla en forma pensativa y la capucha de alguna forma se baja un poco por esa acción. Rosé le da un vistazo al cuello de la omega y de repente siente que todo su cuerpo se congela―. creo que no, pero gracias por escuchar.

Ahora todo el cuerpo de Rosé está en llamas, el cuello de Lisa está repleto de marcas, de chupetones. Todas y cada una hechas por Rosé. Esta mierda de alguna forma se está volviendo muy complicada.

¡Gracias por leer!

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