Capítulo uno

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"No te acerques" era el aura de aquel chico encapuchado de la última mesa de la clase. El profesor se cansaba de mandar ejercicios de Química y mi atención solo estaba en ese misterioso joven. Por su postura puedo notar que es alto pero oculta completamente su rostro.

—¿Qué sabes de aquel chico Romina?—le pregunté a la única amiga que he hecho en este lugar desde que llegué.

—No sé nada Cami, nadie sabe—contestó restando importancia.

¿Quién es él? Esa pregunta comenzó a rondar mi mente.

El timbre sonó desviando completamente mi atención del chico al maestro.

—Bueno queridos alumnos es hora de irse, salgan organizados por favor y recuerden hacer las tareas correspondientes.

Por fin.

—Romi ¿Podrías prestarme tus apuntes?

—Claro—me tendió su libreta y le tiré una foto con mi móvil.

—¡Listo! gracias.

—Nos vemos en la próxima clase.

Caminé entretenida hasta la clase de lengua que era la siguiente. En esta no conocía a nadie puesto que Romina no iba a la misma que yo.

Choqué con algo o más bien alguien y caí de espaldas.

—Mira por donde caminas idiota—me insultó un chico de cabello alborotado y extremadamente rizado.

Madre mía quiero su cabello, el mío tiene crisis de identidad.

—Lo siento—me disculpé.

—No lo sientas, mejor no te cruces de nuevo en mi vista porque tendrás graves problemas—amenazó.

¿Pero a este qué le pasa?

Seguí mi trayectoria hasta el salón.

—Llega tarde señorita—me informó el profesor.

—Lo siento profesor, no se volverá a repetir—me disculpé sonando arrepentida.

—Claro que no volverá a suceder porque quedas expulsada de mi turno para que aprenda a ser puntual.

Bajo la mirada divertida de mis supuestos compañeros salí hasta la cancha de fútbol.

Observé distraída el cielo, al parecer va a llover

Esperé sentada en las gradas observando a los perfectos y muscolosos futbolistas mientras actualizaba mi página web. Creo que no me he presentado, soy Camila Parkinson, una chica delgada, con ojos azules y cabello negro. La nerd de la clase, a pesar de que ya estoy en segundo curso no conozco a casi nadie, la socialización no está entre mis cualidades. Mis padres, bueno la verdad no sé mucho de ellos. Siempre he estado bajo el cuidado de mi hermana mayor que en estos momentos se encuentra de viaje a Los Angeles. Amo leer, de hecho la mayoría de las veces que me expulsan por llegar tarde a los turnos voy a la biblioteca y sí es lo que estás pensando esta no es la priemra vez que llego tarde, de hecho es algo que sucede muy a menudo.

El timbre sonó indicando que ya era hora de un nuevo turno por lo que salí de mi página y con un bufido me encaminé a las matemáticas de la señorita Geily.

¡Vivan las matemáticas! ¿A quién le miento? Ojalá desaparecieran.

Llegué y me senté junto a Romina en una de las ultimas mesas. Curiosamente cerca del chico misterioso.

—Deja de mirarlo ya, pareces una acosadora—me regañó mi amiga.

Romina es la típica amiga que siempre está cuidando de que no te metas en líos, tiene el cabello castallo claro y es muy liso.

—Vale pero no lo miraba—bufé acomodándome.

(...)

La profesora Geily lleva una hora y media hablando de las figuras y sus respectivas propiedades. Saben lo que es estar una hora y media hablando de la matemática, eso es desesperante.

Estaba cerrando mis ojos cuando salté alarmada al escuchar las palabras de la directora trasmitidas por las vocinas que hay en el aula.

—Anuncio importante para todos los estudiantes. Queda prohibido salir de la institución hasta nueva información.

Todos se comenzaron a desesperar y a pedir explicaciones, yo solo me limité a hundir mi rostro en mis manos y evitar que malos sentimientos acudieran mi sistema.

—No se alarmen por favor, mantengan la diciplina— pidió la profesora.

—Necesitamos una explicación—recalcó una de las chicas cuyo nombre desconozco.

—Y se les dará vuestra explicación solo deben esperar a que la directora informe.

Pasaron unos minutos en los que no nos dejarom salir a ninguno del aula.

—Tenemos una posible epidemia dentro de la institución por lo que serán llevados a la cafetería todos los estudiantes que no tegan ningún síntoma o irritación en la piel. Se les tomarán análisis de sangre y una revisión por la doctora encargada. Por favor traten de mantener la calma.

Las profesora suspiró cansada.

—Vale iremos de forma ordenada. Crearemos grupos de a cuatro para organizarnos por números así será más sencillo a la hora de repartir los alimentos o tomar las prubas necesarias.

Como dijo en menos de cinco minutos ya había creado un pequeño listado.

—Alara, Patrick, Camila y tú— señaló al chico misterioso—Serán el décimo grupo.

¿Por qué no dijo su nombre?

Vale, literalmente estaré distanciada con cuatro chicos que no conozco de nada.

Nos trasladaron hasta la cafetería. Me senté al lado del chico misterioso puesto que el tal Patrick y Alara son novios y se sentaron juntos.

En la mesa del frente que queda un poco alejada está sentada Romi con otros tres chicos.

—Camila ¿De dónde vienes?—preguntó Alara tratando de romper el incómodo silencio.

Me hundí en mi silla para responder un poco dudosa.

—Londres—dije bajando mi mirada a la mesa de madera.

—Mira Ala, Scroll publicó nueva frase—llamó Patrick a su novia.

Abrí mis ojos horrorizada. Scroll es la página web que creé hace unos años en donde subo mis poemas y algunas notas divertidas así como enseñansas y frases. Solo Romi y mi hermana saben de la verdadera identidad de la creadora de Scroll.

—¿En serio?—preguntó Alara entusiasmada.

Esta mañana en la clase de química publiqué un pequeño fragmento.

"Una de las grandes lecciones que puedes aprender en la vida, es el arte de mantener la calma"

—Creo que en estos momentos es lo mejor que podemos hacer—comentó Alara cuando lo terminó de leer en alta voz.

—¿Tú sigues esa página también Cami?

La pregunta de Patrick me tomó desprevenida.

—No, nunca he escuchado hablar de esa página—mentí lo mejor que pude.

—Los integrantes del décimo grupo—nos llamaron por las vocinas.

Me levanté junto a mis compañeros y caminé hasta el laboratorio de química que era donde estaban tomando las pruebas de sangre.

Piensa en cosas positivas, las agujas no dan miedo, es algo mumentáneo que no duele.

Desde pequeña nunca me han gustado las inyecciones ni hacerme análisis.

—Lista—comunicó la doctora retirando la jeringuilla.

El último en sentarse en la camilla fue el chico misterioso, así decidí ponerle ya que aún no sé su nombre, giró el rostro en dirección opuesta a nosotros ocultándose.

—Este tío siempre trae una intriga—enfatizó Patrick.

—Siempre hay alguien así en los institutos amor, a lo mejor solo es reselvado.

—Yo solo sé que los que se les acercan huyen y se van de instituto—afirmó.

—Listo Harper—le sonrió la doctora.

Harper, ese apellido se repitió en mi mente varias veces.

—Y ahora sé que se apellida Harper—agregó Patrick en un tono de burla.

Pues ese chico que se apellida Harper acaba de instalar una sensación interesante en mi interior...la curiosidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro