Capítulo22

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo22
Narra YoonGi

Miré bien a HoSeok, para luego llevar la mirada hacia JiMin.

Eso no podía ser verdad, JiMin no podía... él es un chico, era imposible. Solo estaba jugando conmigo, jugando con mis emociones. Emociones que jamás pensé sentir, pensé tener. ¿Un hijo?

Maldita sea, no juegues conmigo.

- ¿Qué? - Solté luego de unos segundos.

HoSeok caminó hasta mí, colocándose a mi lado para mirar hacia el cuerpo recostado. Giré mi cabeza para observarlo dormir tan tranquilamente.

- No te estoy mintiendo, si estás pensando eso. - Despegué mi mirada de JiMin para posarla en él - Tú sabes que yo no miento, no puedo hacerlo. Además eres el diablo, no un simple ser humano. ¿Eso te aclara un poco las dudas?

- ¿Qué quieres de él? - Pregunté apretando los dientes.

- Park JiMin me dio su vida a cambio de tu eternidad.

No podía creerlo.

¿Qué mierda era lo que estaba pensando este chico para hacer una cosa así?

- Ya te lo dije, lo dejas ir o vamos a estar en serios problemas. - Él rio por lo bajo ante mi amenaza.

- ¿Quieres saber que será tu bebe? - No dije nada, solo me quedé quieto en mi lugar. Esto... él... - Va a ser mujer.

- ¡NO JUEGUES MÁS CONMIGO!

- Ya te dije que no te estoy mintiendo, YoonGi.

- Entonces déjalo. - Dije y quise acercarme de nuevo a JiMin.

Pero para mi desgracia, su lacayo Gabriel se metió en mi camino. Lo miré con extrema furia, pero el maldito albino ni siquiera parpadeó.

- ¡Quítate de mi camino, lame botas! - le exigí.

- No puedes acercarte a él, YoonGi. No puedes tocarlo, no puedes hablarle. E intenta no mirarlo.

- No estoy para tus juegos de ángel perfecto. - Intenté acercarme de nuevo, pero otra vez él no me dejó.

- Si solo hubieras cumplido tu pacto este pobre muchacho ahora no cargaría en su vientre al hijo del pecado.

- ¡No hables así de mi hija! - Gruñí cuando lo escuché.

- Ya Gabriel, déjale en paz - HoSeok habló con tono divertido.

- Tú lo quisiste así, barba. Ahora vamos a ver quién es más débil.

Comencé a buscar a Gwiboon. Maldita sea, ella tiene toda la culpa. ¿Por qué diablos no me dijo antes lo que él quería? Ahora mi hijo no tiene derecho a nacer, porque es mi hijo. Eso no es justo.

La encontré sentada en una vereda, esperando seguramente lo que sería otra muerte.

- Ahora mismo me das tu agenda - Me miró bien estupefacta.

- ¿Qué? - Se puso de pie.

- Aquí va a correr sangre, Gwiboon. Así que prepara una bolsa nueva para las almas que vas a llevarle al todopoderoso.

- YoonGi, tú no puedes hacer eso.

- ¿Ah, no? ¿Y quién va a impedírmelo? ¿Tú? No lo creo

Tomé con algo de furia lo que estaba buscando y sin seguir dando vueltas desaparecí de allí.

Abajo todos dormían, siempre lo hacían cuando yo no estaba ahí. Y ellos iban a hacer todo lo que yo tenía pensado que hicieran. Siempre fueron mis compañeros, y ahora sé que de algún modo ellos me quieren.

- ¡Todos, arriba! - Dije elevando mi voz.

Todos abrieron sus ojos y rápidamente quisieron atacarme. Pero colocando mi mano frente a ellos no lo hicieron.

- Hoy no estoy para juegos, muchachos. - les dije.

Uno de ellos abrio sus gigantescas y negras alas para lanzar un horrible chillido. Esperé a que terminara.

- Ya, ya deja de quejarte Isma. Tengo algo para ustedes. - Sonreí levemente.

***

Comencé a escuchar lo que tanto me gustaba escuchar. Gritos, desesperación, desgracia, miedo, dolor, sufrimiento. Todo eso que alimentaba mi oscura alma.

Pero, extrañamente, eso no causó nada en mí. Nada. Lo único que yo quería era que JiMin estuviera bien, que lo dejaran vivir. A él y a mi hija.

De repente Gwiboon se apareció frente a mí. La miré bien.

- Tú no quieres esto, YoonGi. Lo único que quieres es que JiMin esté bien. Pero sé que no quieres destruir el mundo. - Reí irónicamente.

- Tú no sabes nada, Gwiboon. Nada. - Se acercó más a mí y se sentó a mi lado. Me miró compasivamente.

- Sé que lo amas.

- Yo no puedo sentir eso, no soy humano. - Solté enojado.

- Solo debes escuchar a tu corazón, y verás que algo se te ocurrirá. - Concluyó y desapareció.

Tal vez ella tenga razón. Tal vez solo deba ir y rogárselo, ir y negociar.

¡Eso es! Tengo que negociar con él.

Llegué al lugar donde JiMin estaba acostado y, como tantas veces, esa maldita luz lastimó mis ojos. La puerta estaba abierta y allí lo vi a él, acostado en la cama. Los ojos cerrados y las manos sobre su vientre. No había nadie en la habitación, comencé a acercarme a él. Cuando estuve lo bastante cerca, estiré mi mano y toque la suya. Estaba fría.

- Tú no tienes la culpa YoonGi, él quiso esto. - Escuché la voz de HoSeok.

- Por lo que más quieras, déjalo ir.- Susurré.

- Me temo que eso no es posible.

- Si quieres te doy mi eternidad por él.

- ¿Qué? - Su voz transmitía sorpresa.

- Eso, que dejó de ser el diablo por la vida de Park JiMin.

Sus ojos se abrieron bien, para mirarme fijo. Se quedó callado por un largo rato. Y eso ya me estaba poniendo nervioso, más nervioso de lo que ya estaba. Volví mi mirada a JiMin, necesitaba abrasarlo, besarlo. Saber que él iba a estar bien. Que ambos lo estarían.

- ¡Eso es, YoonGi! - Soltó de repente y se acercó a abrasarme. ¿Qué carajos era lo que estaba haciendo? Lo alejé de mí - ¡Eso era lo que quería escuchar! ¡Eso!

- ¿De qué mierda estás hablando?

- Que por primera vez piensas en alguien más que en ti, y no digas esa palabra delante de mí - Me dijo y se acercó a JiMin - Yo no iba a quedarme con él, no puedo hacer eso. - ¿Qué? - YoonGi, JiMin no es mi hermano de sangre, pero crecí con él mientras creaba una segura imagen en la tierra. Lo quiero como uno, cuido de él como uno.

- Entonces...

- Solo hice todo esto para que reaccionaras y te dieras cuenta de las cosas. - Sonrió como si nada.

- ¡¿DE QUÉ COSAS ME ESTAS HABLANDO?! - Grité totalmente sacado de mí, por no entender nada de lo que estaba pasando.

- Te estoy hablando de amor, de entrega, de todo eso que creías que no podías sentir por ser el diablo. - Su sonrisa se opacó un poco - Sabes, las cosas no pasan porque sí, todo tiene su motivo, su finalidad. - Miró a JiMin - El hecho de que la familia Park fuese escogida como mi refugio en la tierra no fue porque sí. Ya lo había dispuesto el destino. ¿O no te parece muy curioso que justamente JiMin, que es parte de esta familia, fuese el escogido para ti? - Eso... él... tenía razón.

Maldito Destino, lo sabías todo.

- ¿Estuviste bromeando conmigo?

- Solo un poco. Y Gwiboon fue de mucha ayuda.- Dijo divertido, no me lo podía creer. - Jamás podría quedarme con tu eternidad y ya sabes por qué. Aunque no quieras aceptarlo, te estim...

- No, no. - Interrumpí, mientras movía mi mano de un lado a otro.- No hace falta que me lo recuerdes. - HoSeok sonrió abiertamente.

- Ahora eres libre, puedes hacer lo que mejor creas para él y para tu hija. Eres el señor diablo, así que piénsalo. - Se giró, pero antes de desaparecer ladeó el rostro.- Y YoonGi...

-... ¿qué?

- Solo recuerda que JiMin aún es mi preciado hermanito, o lo cuidas, o lo cuidas. - Sonrió y así sin más desapareció.

De repente solo estábamos JiMin y yo en la habitación de su departamento. Él estaba acostado en la cama, durmiendo profundamente. Lo miré fijo ¿Qué era lo que debía hacer ahora? ¿Dejarlo y que críe solo a nuestra hija?... Aunque suene cruel... eso va a ser lo mejor, para él y para la bebé.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro